Thursday, January 17, 2008

Deschavetado

La Crónica

Autor: Rafael Uribe Uribe – No. 0310 – Medellín, 18 de enero de 2008

El paracaidista coronel vecino ha perdido definitivamente la chaveta, sigue insultando a Colombia y a nuestro gobierno desde dondequiera que se encuentre. La intervención en Nicaragua con el beneplácito de su homólogo Daniel Ortega fue ridícula. Peor la actitud de Piedad Córdoba aplaudiendo los insultos de Chávez a nuestra patria y su tácito asentimiento con su movimiento de aceptación con la cabeza y el comentario que lamentablemente no se escuchó, pero que dejaba ver su satisfacción y aprobación a los improperios del paracaidista. Menos mal la oposición colombiana, El Polo y el partido Liberal, rechazaron la intromisión del Chavo.

Ahora las cosas pueden ser más graves. Ya circula la especie de que las Farc le entregarán a Chávez, y solo al paracaidista, los tres enfermos graves que la guerrilla tiene dentro del grupo de los canjeables: el coronel Mendieta, el ex gobernador Alan Jara, al ex senador Gechem. También a uno de los gringos y un sargento.

Después de escuchar la lectura de las cartas de los posibles liberados, que conmovieron al país y al mundo entero por las condiciones infrahumanas en que los mantienen, no hay duda de que sería una jugada política de altísimo turmequé. A Uribe le quedaría imposible, así vaya contra su dignidad, no autorizar otra operación de rescate de alta promoción propagandística para el Chavo. Sería un golpe contundente y, para Chávez, un resucitar que le da nuevos argumentos para lo que la guerrilla quiere, y forma parte del tinglado: lograr el estatus de beligerancia, que ya los venezolanos aprobaron en su asamblea, aunque que en la práctica esto nada implica.

Para los colombianos de la diáspora que son la mayoría de mis lectores y que usualmente disponen de poco tiempo para estar buscando noticias de nuestro país en internet, vale la pena hacer algunas distinciones:

Estatuto de beligerancia. Aunque no está muy claro en los protocolos de Ginebra, significa ni más ni menos reconocer que un ejército insurgente domina parte del territorio nacional donde libremente impone sus criterios. En otras palabras podrían designar un gobierno de facto que lograría ser reconocido por otros países y asistir a la ONU como observador. Creo que es un asunto del pasado, que se previó para Centroamérica en su momento; pero no podemos dejarlo de lado.

No les quepa duda amigos, si eso sucediese, lo reconocerían de inmediato. Venezuela, ya lo hizo, Nicaragua, Irán y quien sabe que otros países, dentro de los mas probables Bolivia, Ecuador y otros influenciados por el paracaidista que con su poderosa chequera de petrodólares no dudaría en extender el chantaje para lograr lo mismo.

La verdad es que ni las Farc ni el Eln, tienen en este momento dominio sobre territorio alguno de Colombia que llene los requisitos como para recibir el estatus de beligerancia. No obstante, de ninguna manera se puede bajar la guardia, aunque pese a todos los esfuerzos que hagan y la ayuda del paracaidista, es bien improbable que logren este objetivo.

La denominación de terroristas no es un calificativo exclusivo de nuestro Presidente, lo es de los Estados Unidos y de la Unión Europea. Y esa designación e inclusión es las listas de terroristas del mundo no fue promovida por Uribe, fue una de las tareas que se impuso el ex presidente Pastrana ante la frustración del acuerdo de paz con las Farc y los innumerables actos terroristas por este grupo ejecutados, entre otros, los secuestros de las personas cuyas pruebas de supervivencia ahora pudimos apreciar.

Uno de los problemas es que en nuestra patria pertenecer a un grupo terrorista de por sí, no tiene implicaciones jurídicas penales. La legislación siempre se ha acomodado a dejar salidas para posibles acuerdos de paz.

El reconocimiento simplemente político es otro cuento: No implica el estatus de beligerancia, solo reconocer que cualesquiera grupos tienen fines políticos. Para no tener que llegar allá, nuestra legislación también abrió las puertas para negociar con grupos ilegales o terroristas sin necesidad de reconocerles su condición política. De esa manera se llevaron a cabo las negociaciones con la Auc o paramilitares y el desmonte de sus estructuras, auque ellos hubiesen preferido hacerlo dentro de un proyecto político. Las implicaciones en este caso son pocas.

Claro que un problema de fondo es que los grupos armados ilegales hace rato perdieron el norte político, así traten, para parecerse al paracaidista y darle entrada, denominarse bolivarianos. Y lo perdieron porque lo cambiaron por el negocio de la coca, no solo como fuente de financiación sino convirtiéndose en el mayor cartel del mundo en este momento.

Recalcar en este escrito que las Farc y el Eln son terroristas, es irrelevante, por sus hechos los conoceréis. No necesitan destacarse sus actos, de sobra los colombianos los conocemos.
El Presidente tiene dos arduas labores por delante: Manejar con inteligencia, prudencia e imaginación el asunto del intercambio humanitario porque, después de ver las pruebas de supervivencia y el estado lamentable de los secuestrados, la presión crecerá como bola de nieve. Posiblemente tendrá que ceder más y buscar con mayor ahínco la liberación de estos seres humanos sobre muchas de sus convicciones y razones.

La otra, es la conducción de las relaciones diplomáticas con Venezuela que hoy atraviesa el peor de los escenarios del último siglo. Nunca antes las relaciones se habían visto tan deterioradas y nunca antes nuestra nación ha estado en mayor peligro por la ingerencia del paracaidista con las Farc. ¿Cómo detenerla sin afectar de tacada las relaciones comerciales? Acá vale la pena que se asesore de sus mejores amigos y hasta de sus enemigos, que afortunadamente empezaron a darle la mano. Tenemos que prepararnos con urgencia, relaciones con un enemigo así son poco probables de mantener.

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