Friday, June 08, 2018

RESABIOS

Hay algo que ha caracterizado al Gobierno en estos 8 años, es la costumbre de levantarle acusaciones sobre hechos falsos o verdaderos a sus adversarios políticos, esto con la complicidad de un poder judicial cuyas actuaciones son bastante retorcidas. Criticar la administración de Juan Manuel Santos es algo peligroso, porque puede se puede ver acusado de cualquier cosa, de la muerte de Gaitán, del asesinato de Uribe Uribe, de ser paramilitar , de tener algún pariente delincuente, de ser enemigo de la paz, de evadir impuestos o de crear carteles y monopolios. Es un sistema muy socorrido para no dar respuesta a las críticas y objeciones, al formar el escándalo, con buena resonancia periodística, se evita tener que responder por las tropelías del Gobierno.


Los adversarios políticos se ven cercados por toda una alambrada de acusaciones y cargos que nadie se preocupa por investigar, solamente se trata de difundir el oprobio y la calumnia. Esto no es una maña descubierta por el señor Santos, en el diario familiar, El Tiempo se ejerció durante muchos años esa clase de sicariato moral.  La unidad investigativa de ese periódico, fue durante años una especie de patíbulo moral, donde el chisme y la contumelia arruinaron a muchos ciudadanos que no se merecían ese oprobio. Esto produjo hasta un suicidio. El señor que encabezó esa unidad de insidiosos, posteriormente, cuando su propio hermano llenó al País de vergüenza, por la forma en que trepó a la primera magistratura, hizo un silencio sepulcral ante  toda esa ignominia. Prefirió dedicarse a ser chistoso.


Pero esta costumbre del periódico familiar, luego creó metástasis en otros medios periodísticos, escritos, hablados y televisados, muchos periodistas se arrogaron la potestad de juzgar y difamar a todo aquel que por una u otra razón no fuera de sus afectos. Esa facultad de insinuar, juzgar y hasta insultar se popularizó en varios medios de difusión. En algunos casos por malquerencias personales, en otras por intereses oscuros, pero en la mayor parte para mostrar una obsecuencia al Gobierno que produce dividendos publicitarios. Muchos medios se convirtieron en verdaderos perros de presa al servicio del Ejecutivo o del Poder Judicial.  Este periodismo sesgado también ha estado al servicio de intereses dinásticos, inflando prestigios falsos y creando estadistas de pacotilla. 


Al observar desprevenidamente el devenir del País, se puede notar que después de más de doscientos años empiezan a imponerse en Colombia los principios de la Revolución Francesa. Esas dinastías criollas atrincheradas en poderosos medios capitalinos, comienzan a perder su poder ante una guillotina publicitaria, el Internet. Ahora el ciudadano común y corriente puede expresarse y divulgar lo que piensa sin tener que someterse a la censura humillante de las cartas a la redacción de los periódicos. Ya los colombianos no creen en la excelencia de esas “egregias” e “insignes” mediocridades de la aristocracia criolla. Ya le llegó el turno a los “lobos”, los “calentanos”, los “corronchos” de poder cuestionar el manejo del Estado y de poder llegar a altas posiciones oficiales sin el patrocinio de las “buenas familias” del Altiplano. 


Las marrullas y patrañas de linajudos mentirosos ya son conocidas por la ciudadanía, no importa si se disfrazan de revolucionarios e Izquierdistas, cuando lo único que les ha importado es mantener los privilegios de determinados apellidos y con esto, el rápido acceso a las mejores sinecuras y a los contratos mejor remunerados. Hay parcelas del estado, tales como el Ministerio de Relaciones Exteriores que han sido monopolio casi absoluto de la “buenas familias” y  no casualmente las  relaciones internacionales se han manejado con los pies. ¡En general. Los Borbones de Colombia han sido un desastre!