Thursday, October 15, 2009

Entrevista al Dr Jorge Carvajal

Médico Cirujano de la U. de A.
Pionero de la Medicina Bioenergética

¿Qué es la enfermedad?
Es un maestro, una oportunidad para organizar una armonía superior en nuestra propia vida, a nivel físico, emocional, mental y espiritual.

¿Qué enferma primero, el cuerpo o el alma?
El alma no puede enfermar, porque es lo que hay perfecto en ti, el alma evoluciona, aprende
En realidad, buena parte de las enfermedades son todo lo contrario: son la resistencia del cuerpo emocional y mental al alma.
Cuando nuestra personalidad se resiste al designio del alma es cuando enfermamos.

La Salud y Las Emociones

¿Hay emociones perjudiciales para la salud? ¿Cuáles son las que más nos perjudican?
Un 70 por ciento de las enfermedades del ser humano vienen del campo de conciencia emocional.
Las enfermedades muchas veces proceden de emociones no procesadas, no expresadas, reprimidas.
El temor, que es la ausencia de amor, es la gran enfermedad, el común denominador de buena parte de las enfermedades que hoy tenemos.
Cuando el temor se queda congelado afecta al riñón, a las glándulas suprarrenales, a los huesos, a la energía vital, y puede convertirse en pánico.

¿Nos hacemos los fuertes y descuidamos nuestra salud?
De héroes están llenos los cementerios. Te tienes que cuidar.
Tienes tus límites, no vayas más allá. Tienes que reconocer cuáles son tus límites y superarlos porque si no los reconoces, vas a destruir tu cuerpo.

¿Cómo nos afecta la ira?
La ira es santa, es sagrada, es una emoción positiva porque te lleva a la autoafirmación, a la búsqueda de tu territorio, a defender lo que es tuyo, lo que es justo. Pero cuando la ira se vuelve irritabilidad, agresividad, resentimiento, odio, se vuelve contra ti, y afecta al hígado, la digestión, el sistema inmunológico…

¿La alegría por el contrario nos ayuda a estar sanos?
La alegría es la más bella de las emociones porque es la emoción de la inocencia, del corazón, y es la más sanadora de todas, porque no es contraria a ninguna otra.
Un poquito de tristeza con alegría escribe poemas.
La alegría con miedo nos lleva a contextualizar el miedo y a no darle tanta importancia.

¿La alegría suaviza el ánimo?
Sí, la alegría suaviza todas las otras emociones porque nos permite procesarlas desde la inocencia. La alegría pone al resto de las emociones en contacto con el corazón y les da un sentido ascendente. Las canaliza para que lleguen al mundo de la mente.

¿Y la tristeza?
La tristeza es un sentimiento que puede llevarte a la depresión cuando te envuelves en ella y no la expresas, pero también puede ayudarte.
La tristeza te lleva a contactar contigo mismo y a restaurar el control interno. Todas las emociones negativas tienen su propio aspecto positivo, las hacemos negativas cuando las reprimimos.

¿Es mejor aceptar esas emociones que consideramos negativas como parte de uno mismo?
Como parte para transformarlas, es decir, cuando se aceptan fluyen, y ya no se estancan, y se pueden transmutar. Tenemos que canalizarlas para que lleguen desde el corazón hasta la cabeza.

¡Qué difícil!
Sí, es muy difícil. Realmente las emociones básicas son el amor y el temor (que es ausencia de amor), así que todo lo que existe es amor, por exceso o defecto. Constructivo o destructivo. Porque también existe el amor que se aferra, el amor que sobreprotege, el amor tóxico, destructivo.

¿Cómo prevenir la enfermedad?
Somos creadores, así que yo creo que la mejor forma es creando salud. Y si creamos salud no tendremos ni que prevenir la enfermedad ni que atacarla,porque seremos salud.

¿Y si aparece la enfermedad?
Pues tendremos que aceptarla porque somos humanos. También enfermó Krishnamurti de un cáncer de páncreas y no era nadie que llevara una vida desordenada.
Mucha gente muy valiosa espiritualmente ha enfermado.
Debemos explicarlo para aquellos que creen que enfermar es fracasar. El fracaso y el éxito son dos maestros, pero nada más.
Y cuando tú eres el aprendiz, tienes que aceptar e incorporar la lección de la enfermedad en tu vida.
Cada vez más personas sufren ansiedad…
La ansiedad es un sentimiento de vacío, que a veces se vuelve un hueco en el estómago, una sensación de falta de aire…
Es un vacío existencial que surge cuando buscamos fuera en lugar de buscar dentro. Surge cuando buscamos en los acontecimientos externos, cuando buscamos muletas, apoyos externos, cuando no tenemos la solidez de la búsqueda interior. Si no aceptamos la soledad y no nos convertimos en nuestra propia compañía, vamos a experimentar ese vacío y vamos a intentar llenarlo con cosas y posesiones.
Pero como no se puede llenar con cosas, cada vez el vacío aumenta.

¿Y qué podemos hacer para liberarnos de esa angustia?
La angustia no se puede pasar comiendo chocolate, o con más calorías, o buscando un príncipe azul afuera.
La angustia se pasa cuando entras en tu interior, te aceptas como eres y te reconcilias contigo mismo. La angustia viene de que no somos lo que queremos ser, pero tampoco lo que somos, entonces estamos en el “debería ser”, y no somos ni lo uno ni lo otro.
El estrés es otro de los males de nuestra época…
El estrés viene de la competitividad, de que quiero ser perfecto, quiero ser mejor, de que quiero dar una nota que no es la mía, de que quiero imitar.
Y realmente sólo se puede competir cuando decides ser tu propia competencia, es decir, cuando quieres ser único, original, auténtico, no una fotocopia de nadie.
El estrés destructivo perjudica el sistema inmunológico.
Pero un buen estrés es una maravilla, porque te permite estar alerta y despierto en las crisis, y poder aprovecharlas como una oportunidad para emerger a un nuevo nivel de conciencia.

¿Qué nos recomendaría para sentirnos mejor con nosotros mismos?
La soledad. Estar con uno mismo cada día es maravilloso. Estar 20 minutos con uno mismo es el comienzo de la meditación; es tender un puente hacia la verdadera salud; es acceder al altar interior, al ser interior.
Mi recomendación es que la gente ponga su despertador 20 minutos antes para no robarle tiempo a sus ocupaciones.
Si dedicas, no el tiempo que te sobra, sino esos primeros minutos de la mañana, cuando estás fresco y descansado, a meditar, esa pausa te va a recargar, porque en la pausa habita el potencial del alma.

¿Qué es para usted la felicidad?
Es la esencia de la vida. Es el sentido mismo de la vida, encarnamos para ser felices, no para otra cosa. Pero la felicidad no es placer, es integridad.
Cuando todos los sentidos se consagran al ser, podemos ser felices. Somos felices cuando creemos en nosotros, cuando confiamos en nosotros, cuando nos encomendamos transpersonalmente a un nivel que trasciende el pequeño yo o el pequeño ego.
Somos felices cuando tenemos un sentido que va más allá de la vida cotidiana, cuando no aplazamos la vida, cuando no nos desplazamos a nosotros mismos, cuando estamos en paz y a salvo con la vida y con nuestra conciencia.

Vivir el Presente

¿Es importante vivir en el presente? ¿Cómo lograrlo?
Dejamos ir el pasado y no hipotecamos la vida a las expectativas de futuro cuando nos volcamos en el ser y no en el tener.
Yo me digo que la felicidad tiene que ver con la realización, y ésta con la capacidad de habitar la realidad.
Y vivir en realidad es salir del mundo de la confusión.

¿Tan confundidos estamos, en su opinión?
Tenemos tres ilusiones enormes que nos confunden. Primero creemos que somos un cuerpo y no un alma, cuando el cuerpo es el instrumento de la vida y se acaba con la muerte.
Segundo, creemos que el sentido de la vida es el placer; pero a más placer no hay más felicidad, sino más dependencia.
Placer y felicidad no es lo mismo. Hay que consagrar el placer a la vida y no la vida al placer.
La tercera ilusión es el poder; creemos tener el poder infinito de vivir.

¿Y qué necesitamos realmente para vivir?, ¿acaso el amor?
El amor, tan traído y tan llevado, y tan calumniado, es una fuerza renovadora.
El amor es magnífico porque crea cohesión. En el amor todo está vivo, como un río que se renueva a sí mismo.
En el amor siempre uno puede renovarse, porque todo lo ordena.
En el amor no hay usurpación, no hay desplazamiento, no hay miedo, no hay resentimiento, porque cuando tú te ordenas porque vives el amor, cada cosa ocupa su lugar, y entonces se restaura la armonía.
Ahora, desde la perspectiva humana, lo asimilamos con la debilidad, pero el amor no es débil.
Nos debilita cuando entendemos que alguien a quien amamos no nos ama…
Hay una gran confusión en nuestra cultura. Creemos que sufrimos por amor, que nuestras catástrofes son por amor… pero no es por amor, es por enamoramiento, que es una variedad del apego.
Eso que llamamos habitualmente amor es una droga. Igual que se depende de la cocaína, la marihuana o la morfina, también se depende del enamoramiento.
Es una muleta para apoyarse, en vez de llevar a alguien en mi corazón para liberarlo y liberarme.
El verdadero amor tiene una esencia fundamental que es la libertad, y siempre conduce a la libertad.
Pero a veces nos sentimos atados a un amor…
Si el amor conduce a la dependencia es eros. Eros es un fósforo, y cuando lo enciendes se te consume rápidamente, en dos minutos ya te quemas el dedo.
Hay muchos amores que son así, pura chispa. Aunque esa chispa puede servir para encender el leño del verdadero amor.
Cuando el leño está encendido produce el fuego, Ese es el amor impersonal, que produce luz y calor.

¿Puede darnos algún consejo para alcanzar el amor verdadero?
Solamente la verdad. Confía en la verdad; no tienes que ser como la princesa de los sueños del otro, no tienes que ser ni más ni menos de lo que eres.
Tienes un derecho sagrado, que es el derecho a equivocarte; tienes otro, que es el derecho a perdonar, porque el error es tu maestro.
Ámate, sincérate y considérate.. Si tú no te quieres, no vas a encontrar a nadie que te pueda querer. El amor produce amor.
Si te amas, vas a encontrar el amor. Si no, vacío. Pero nunca busques una migaja; eso es indigno de ti.
La clave entonces es amarse a sí mismo…Y al prójimo como a ti mismo. Si no te amas a ti, no amas a Dios, ni a tu hijo, porque te estás apegando, estás condicionando al otro.
Acéptate como eres; lo que no aceptamos no lo podemos transformar, y la vida es una corriente de transformación permanente

Tuesday, October 06, 2009

Las drogas de John Gray

Por Lawrence M. Vance. (Publicado el 6 de octubre de 2009)

Traducido del inglés por EUribe. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/story/3736.

La Guerra contra las Drogas del gobierno, como su Guerra contra la Pobreza o su Guerra contra el Terrorismo, es un fracaso. Ha colapsado el sistema judicial, enviado innecesariamente a la cárcel a mucha gente, promovido la violencia, corrompido a las fuerzas del orden, erosionado las libertades civiles y destruido la privacidad financiera. Ha impulsado búsquedas e incautaciones ilegales, arruinado incontables vidas, desperdiciado cientos de miles de millones de dólares de los contribuyentes y no ha tenido ningún impacto en el uso y la disponibilidad de la mayoría de las drogas en Estados Unidos.

Como consecuencia de esta fallida guerra contra las drogas, ahora gente de todo el espectro político, más que nunca, pide algún tipo de descriminalización o legalización de las drogas.

Un reciente ejemplo es el filósofo político John Gray. En un artículo titulado “The Case for Legalising All Drugs Is Unanswerable” [“La defensa de la legalización de todas las drogas es incuestionable”], Gray hace una feroz defensa de la legalización de las drogas. La guerra mundial contra las drogas debe cesar porque

La guerra de las drogas ha mutilado, traumatizado o desplazado a una cantidad innumerable de gente.
A pesar de ella, el uso de drogas ha permanecido en nuestra forma de vida.
Los costes de la prohibición ahora mismo exceden los posibles beneficios.
Penalizar el uso de la droga lleva a gente que de otro modo cumpliría la ley a la economía criminal.
La prohibición de las drogas expone a sus consumidores a grandes riesgos para su salud.
No se puede probar fácilmente la calidad y toxicidad de las drogas ilegales.
Una gran cantidad de drogadictos en el pasado llevaron vidas productivas antes de la prohibición.
Los drogadictos afrontan precios altos, riesgos de salud y la amenaza de la cárcel.
Los políticos que han usado drogas no han sufrido ningún deterioro político significativo.
El enorme beneficio de vender drogas ilegales corrompe instituciones y destroza vidas.
La cruzada antidrogas en México ha aumentado hasta algo parecido a una guerra de baja intensidad.
Algunos estados han sido más o menos comprados con dinero procedente de las drogas.

También podría haber apuntado, como muchos otros, que ciertas drogas ilegales se han probado eficaces en aliviar dolores, que la gente que fuma marihuana tiene un menor riesgo de otras enfermedades o que el abuso en la prescripción de fármacos mata a gente (Elvis, Heath Ledger, Michael Jackson), igual que las sobredosis de drogas ilegales. Podría haber apuntado que el alcoholismo es un problema mayor que la drogadicción o que hubo 1.702.537 arrestos pro drogas el pasado año sólo en Estados Unidos, casi la mitad por simple posesión de marihuana.

El problema con el argumento “incuestionable” de Gray es que es utilitarista. No es un argumento basado en la libertad de tomar drogas libremente. Si la guerra de las drogas dejara de mutilar, traumatizar o desplazar gente, si los costes de la prohibición superaran a los beneficios, si se pudiera probar fácilmente la calidad y toxicidad de las drogas ilegales, si la guerra de baja intensidad en México terminara, entonces, de acuerdo con Gray, la guerra contra las drogas sería algo bueno.

El único argumento incuestionable es el argumento basado en la libertad frente a la intrusión del gobierno en nuestra vida privada. En ninguna parte de su artículo Gray llega a considerar que no es asunto del gobierno ni de ningún individuo prohibir, regular, restringir o controlar en modo alguno lo que un hombre desea comer, beber, fumar, inyectarse, absorber, esnifar, inhalar, tragar o introducir de alguna manera en su cuerpo.

No importa si las drogas se usan para uso médico o recreacional. Y tampoco importa si el uso de las drogas aumenta o disminuye. Un gobierno con el poder de prohibir sustancias dañinas o prácticas inmorales es un gobierno con el poder de prohibir cualquier sustancia o práctica. No habría nada que fuera una sustancia controlada.

Los conservadores que adoran la Constitución deberían apoyar tanto el libre uso de drogas para cualquier fin y un mercado de drogas libre. En ninguna parte de la constitución se autoriza al gobierno federal a entrometerse en los hábitos de comer, beber o fumar de los estadounidenses. De hecho, antes de la Harrison Narcotics Tax Act de 1914 no había leyes federales sobre drogas en Estados Unidos.

John Gray advierte contra un “utopía libertaria en la que el estado niega cualquier incumbencia acerca de la conducta personal”. Pero no es eso lo que nos debe preocupar. Son los puritanos, entrometidos, niñeras y otros estatistas buenistas (fuera y dentro del gobierno) los que son el problema.

Las drogas de John Gray están reguladas, con licencias, con impuestos y controladas. Pero sin un mercado de drogas realmente libre, la legalización de las drogas no es realmente nada más que el control estatal del mercado de las drogas, como ha apuntado Thomas Szasz.

La defensa de John Gray para legalizar todas las drogas es cuestionable; la defensa de la libertad es incuestionable.

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Lawrence M. Vance es un escritor free-lance y profesor adjunto de contabilidad en el Pensacola Junior Collage, en Pensacola, Florida.