Thursday, October 18, 2018

EDUCACIÓN

En Latinoamérica la educación presenta una marcada politización, lo cual perjudica muy seriamente lcalidad de la enseñanza. La educación primaria y secundaria se encuentra dirigida por sindicatos izquierdistas más interesados en el adoctrinamiento político que en la enseñanza, esto ha sido especialmente notorio en países tales como México y Colombia. A esto se agrega una corrupción generalizada en aspectos tales como la alimentación escolar y los nombramientos de los educadores.


En Colombia, la principal institución para la formación de educadores, ha sido tradicionalmente un centro de agitación política de izquierda, llegando a convertirse en un verdadero foco subversivo. Esto naturalmente ha llevado que un gran número de maestros sean unos verdaderos agentes políticos. Recuerdo a un profesor de secundaria  predicando que hay una literatura social y otra de evasión y esto ocurrió hace bastantes años. 


En los países de América Latina, al educación escolar ha sido tradicionalmente muy mediocre,  el maestro de escuela primaria en general es muy mal pago y su estatus social es muy bajo. Da dolor de cabeza comparar el nivel de un pobre educador de primaria criollo, con el relato de esa magnífica novela de Heinrich Mann acerca del profesor Unrath, el escándalo que se presentó porque dicho personaje fue seducido por una bailarina de vodevil. ¡El profesor Unrath era un maestro de escuela!


El estudiante pasa de humildes maestros de primaria, a un profesorado de secundaria profundamente ideologizado que le va a impartir una enseñanza sesgada y tendenciosa, la mejor forma de fomentar resentimientoEn esta clase de educación las ciencias naturales, la física, la química y las matemáticas están en un segundo plano. El mayor énfasis está en las ciencias sociales muy condimentadas con ideologías de izquierda. No se forman artesanos ni técnicos ni investigadores científicos, sino agitadores y charlatanes, ajenos todo lo que sea positivo.


El siguiente paso en la educación es la Universidad, allí pulula el activismo político. En ambiente muy dado a la verborrea, se forman verdaderas dictaduras ideológicas. El estudiante se torna un defensor de una cantidad de causas que no tienen que ver con él. Se siente el redentor de los  indígenas de Bolivia, de los Palestinos, de los Esquimales, de los Rohingas de Birmania, de los refugiados africanos, de los Curdos, de los Kosovares, de los Nepaleses y últimamente de los homosexuales. 


Con la desaparición de la Unión Soviética se volvieron activistas de lo que se presente, la defensa del aire, la defensa del agua, la contaminación, el CO2, el calentamiento global, la marihuana medicinal, la contaminación visual, el odio a los hidrocarburos, la satanización de la minería, la fobia contra los plásticos y el papel, el veto a los alimentos transgénicos, no a las hidroeléctricas y a las termoeléctricas y mil disparates más. Todo parece una añoranza del guayuco y la chicha.


Pero en medio de ese sartal de boberías, algo que pasa a segundo plano es la ciencia, la tecnología y todo lo que pueda llevar a estos países a un verdadero desarrollo económico y social. Los países iberoamericanos cumplen doscientos años de ser independientes, pero se quedaron atrás de países asiáticos y aún, de algunos africanos que no tiene cien años de existencia. Los títulos universitarios, las maestrías y los doctorados solo están sirviendo para halagar vanidades. Los medios académicos y universitarios son simples escenarios de ceremonias, condecoraciones y pomposidades pero donde escasean los méritos. Hay mucha verborrea, demasiada arrogancia  pero muy poco conocimiento. En este medio se popularizaron los autos de lujo, los aviones a reacción, los teléfonos celulares y toda la parafernalia de la informática, pero aquí no se producen  ni siquiera micrófonos.


Jaime Galvis V