Wednesday, September 26, 2018

FALACIAS Y FANATISMO

Por Jaime Galvis Vergara

En esta época en la que los medios de comunicación pululan, cualquier mente lógica creería que el conocimiento científico estaría imperando en las mentes humanas. Pero no es así, las consejas y falacias están recibiendo una amplia divulgación y prolifera  el fanatismo de las supercherías y las mentiras pseudocientíficas, lo cual no solamente se ha tornado un freno al progreso, sino un peligro para la vida humana. 


En Colombia la charlatanería está imponiendo toda una serie de conceptos falsos en temas tales como el ambientalismo, la salud, el tratamiento de minorías étnicas y sociales etc. Esto está creando un ambiente  agresivo einquisitorial que se está tornado insoportable. La satanización de actividades tales como la minería y la explotación petrolera ha creado una hostilidad manifiesta contra los técnicos y empleados de esta clase de trabajos en muchas comunidades rurales. Han propalado la falacia que las actividades del subsuelo van a agotar el agua en el País, algo absolutamente falso. La explotación minera nunca agotó las reservas de agua del Norte de Antioquia, de El Chocó y el resto de la vertiente del Pacífico. La explotación de hidrocarburos en el Magdalena Medio, el Putumayo, el Catatumbo y los Llanos de la Orinoquia no ha afectado la intensa pluviosidad que presentan esas regiones. Pero esos conceptos falsos han producido hostilidad y agresiones a quienes llevan a cabo la actividad exploratoria, hasta el extremo de culminar en homicidios tales como los que perpetraron hace pocos días en el Norte de Antioquia. Tres jóvenes geólogos víctimas de un fundamentalismo ecológico absolutamente estúpido. 


Otra mistificación absurda se refiere a la riqueza hídrica de los páramos, para los ambientalistas de oficina,  los páramos son la fuente que abastece los ríos de EPaís, Naturalmente esos “científicos” desconocen que el mayor aporte de agua en este trópico proviene de lluvias cenitales y en segundo lugar de las precipitaciones en el bosque de niebla, el cual se encuentra a una altura promedio de 2.000  metros sobre el nivel del mar. Sin embargo ese falso concepto ha llevado a la persecución de los cultivadores de papa y cebolla y  de quienes realizan labores mineras en alturas superiores a 2.900 metros sobre el nivel del mar.  En algunos lugares como Santurbán, esto ha generado agresiones y conflictos. 


En medio del sartal de disparates que ha difundido el fundamentalismo ambientalista se destaca la fábula del Pulmón del Mundo, según la cual la Selva Amazónica es el mayor liberador de Oxígeno en la Tierra, las últimas investigaciones internacionales han demostrado que las selvas tropicales húmedas del Amazonas y el Congo son los mayores generadores de gases de efecto invernadero tales como el CO2 y el metano. Pero aquella mentira sostenida por años ha impedido que Colombia aproveche los recursos minerales de la Amazonia y trate como delincuentes a los que intentan explotarlos. Esa región gradualmente se ha venido convirtiendo en un refugio del narcotráfico y la subversión


Es absolutamente ridículo que en País asediado por problemas inmediatos tales como la miseria, el estancamiento industrial, el desempleo, la delincuencia, la corrupción y el desgobierno, los medios de comunicación dediquen tanto énfasis a temas tales como el calentamiento global, el hueco en la capa de ozono d tierra, los gases de efecto invernadero u otros, que muy poco tienen que ver con la realidad nacional. Esto aderezado con una cantidad de fobias absurdas tales como el rechazo al uso de papel porque este se produce derribando árboles, a los plásticos, los peligros que implica el consumo de azúcar, pan blanco, carnes rojas, grasas, tabaco y mil fruslerías más que solamente producen hostilidad y persecuciones absurdas. 


NOTA de L.C.: El contenido de las paginas de La-Carambola es responsabilidad de su respectivo autor. En La-Carambola generalmente coincidimos en, o aceptamos, los conceptos expresados por cada uno de los articulistas. El consumo exagerado de azúcar, de pan de trigo, etc., produce efectos dañinos en el cuerpo humano. La modificación de las semillas del trigo significa agregar al ADN la molécula del Glifosato con el fin de defender la planta de los insectos. El consumidor del trigo así modificado necesariamente tiene que ingerir el Glifosato. El azúcar, especialmente el de la fructosa, y el trigo modificado producen inflamación en el organismo.