Monday, September 21, 2009

A Time for Choosing

Es el Momento de Decidir


Voy a hablar de cosas controversiales. No me disculpo por ello. Es hora de que nos preguntemos si aún sabemos cuáles fueron las libertades que destinaron para nosotros los Padres Fundadores. James Madison dijo: "Basamos todos nuestros experimentos en la capacidad de la humanidad de autogobernarse".

Esta idea, que el gobierno estaba escondiendo de la gente, que no conocía otra fuente de poder, sigue siendo la más reciente, la más singular idea en toda la larga historia de la relación del hombre con el hombre. Este es el tema de estas elecciones: si creemos en nuestra capacidad de autogobierno o si abandonamos la Revolución Americana y confiamos a una pequeña élite intelectual en una capital distante el poder de decidir nuestras vidas mejor que lo que podemos hacer nosotros mismos.

A ti y a mí nos dicen que debemos escoger entre izquierda o derecha, pero sugieren que no hay tal cosa como la izquierda o la derecha. Sólo hay un arriba o un abajo. Hasta el viejo sueño del hombre - el máximo de libertad individual compatible con el orden - o hacia abajo hasta el montón de hormigas del totalitarismo.

Los Padres Fundadores sabían que un gobierno no puede controlar la economía sin controlar a la gente. Y sabían que cuando un gobierno se propone hacer eso, debe usar la fuerza y la coacción para lograr su propósito. Así hemos llegado a un tiempo para elegir. ... En alguna parte ha tenido lugar una perversión. Nuestros inalienables derechos naturales, son considerados como una concesión del gobierno, y la libertad nunca ha sido tan frágil, nunca tan cerca de deslizarse de nuestras manos, como en este momento. Usted y yo tenemos la valentía de decir a nuestros enemigos, "Hay un precio que no vamos a pagar." Hay un punto más allá del cual no deben avanzar. ... Usted y yo tenemos una cita con el destino. Vamos a preservar para nuestros hijos ésta, la última y mejor esperanza del hombre en la Tierra, o los condenaremos a dar el último paso a mil años de oscuridad.

- Ronald Reagan, 1964

Friday, September 18, 2009

Democracia puta - Diario ABC Color / Paraguay

ABC Color, es el diario más importante de Paraguay y éste fue su editorial de ayer, publicado en toda su portada!!, nada menos y con el titular en amarillo.

En estos días actuales las democracias latinoamericanas pasan por una dura prueba, pues con los mismos mecanismos de competencia electoral libre y plural algunos líderes izquierdistas que ganan elecciones se hacen del poder legítimo y desde el día siguiente de su triunfo comienzan a ejecutar sus proyectos de acabar con el sistema político mediante los cuales accedieron su mando. La eliminación de las normas que limitan el período presidencial es su primera meta a conquistar. Tienen la intención de eternizarse en el poder y, con ello, reventar la democracia entendida como la rotación permanente de proyectos políticos y de personas. Pretenden excluir para siempre a todo el que no esté adherido a su partido. Construyen dictaduras con fórmulas 'democráticas' y, cuando se sienten fuertes y disponen de los medios, inician el segundo plan: la exportación de su 'revolución'.

Internamente, su primera víctima son las Fuerzas Armadas, de la cual se excluye a todo militar q ue no merezca la completa confianza del nuevo único líder. Una purga general despoja a las Fuerzas Armadas de los jefes y oficiales institucionalistas, dejándola a cargo de 'los leales'. Después arremete contra el Poder Judicial, realizando las mismas tareas depuratorias para luego, ya con los principales resortes controlados, iniciar el proceso de desmantelamiento de la prensa no alineada y la supresión progresiva de la libertad de expresión.

El resultado final de este procedimiento es la anulación completa, si no la supresión definitiva de toda idea, doctrina, orientación partidaria o movimiento contrario a la ideología oficial de la nueva dictadura. Sucumbe la libertad en todas sus formas tradicionales y lo que resta es un pueblo indefenso sometido a sus nuevas cadenas. Se confía en que el transcurso del tiempo borrará pronto el recuerdo de la democracia anterior y el beneficio del goce de sus libertades y, entonces, un pueblo atontado, obligado a trabajar para sobrevivir y para alimentar al Partido, a reprimir sus dudas, inquietudes y oposiciones, acabará convertido en un dócil rebaño de borregos, como bien recordamos los paraguayos que vivimos la era stronista.

Este es el proceso en marcha que vemos actualmente en el panorama político de Venezuela, Bolivia y Ecuador. En particular y más claramente en la primera, donde Hugo Chávez, con ya una década de gobierno, se apresta a dar el golpe final haciéndose coronar gobernante vitalicio imponiendo en el país una nefasta dictadura de corte marxista al estilo del que triunfara y se impusiera en Rusia en 1917, desconociendo el triste final que esos sangrientos regímenes tuvieron después de seis décadas de explotar y oprimir a sus pueblos, asesinar a sus adversarios y poner en grave riesgo la paz mundial. Hugo Chávez, un dinosaurio que surgió de las cavernas más oscuras de la historia, está a punto de convertirse en amo y señor definitivo de la suerte de su pueblo y de los cuantiosos recursos económicos de su país, excluyéndose de toda competencia real y suprimiendo todo obstáculo que pueda interponerse entre él y su proyecto de vitaliciado. Tiene, además, el dinero necesario para comprar voluntades y pagar el precio de 'lealtades', dentro y fuera de su país.

Chávez es un dictador, pero UN DICTADOR MUY RICO; dispone hoy del poder absoluto de hacer con el dinero producido por el petróleo lo que se le antoje; ya no tiene encima ninguna contraloría, nadie a quien deba rendir cuentas. Con su gruesa petrobilletera recorre ahora América Latina y financia partidos, movimientos, organizaciones sociales y campañas electorales. Lo que no puede comprar, lo alquila o neutraliza. Al gobierno argentino le compra bonos del tesoro de Kirchner que nadie quiere y así puede exhibir sus sonrisas de complicidad, aplausos y abrazos, pasear libremente por ese país pronunciando encendidos discursos llamando a la 'revolución popular' y haciendo otros teatros para exportar su dictadura. Entre los cuales figura en lugar prioritario su desesperada intención de introducirse en el Mercosur para, una vez dentro de él, agilizar su intervencionismo en la política interna de los países miembros, con los cuales ya no tiene ninguna afinidad, porque mal que bien, en Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay continúan rigiendo principios básicos del estado de derecho, del régimen democrático y de libertades públicas. Chávez va a pagar en efectivo por su ingreso y tiene billetes a patadas. Quiere comprarles a Brasil y Argentina lo más barato posible la legitimidad internacional que su pertenencia del Mercosur cree le va a proporcionar. La pregunta que continuaremos formulando una y otra vez es ¿para qué sirve el Protocolo deUshuaia que pretendió establecer un compromiso para todos sus estados miembros de conservar intactas las instituciones democráticas?

En este documento Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay declaran que 'La plena vigen cia de las instituciones democráticas es esencial para el desarrollo de los procesos de integración entre los Estados Partes del presente Protocolo' (Art. 1) y se comprometen formalmente a que 'toda ruptura del orden democrático en uno de los Estados Partes del presente Protocolo dará lugar a la aplicación de los procedimientos previstos en los artículos siguientes' (Art. 3). ¿Van a admitir a Venezuela, cuyo dictador por anticipado ya se excluyó de dichas cláusulas? ¿O lo van a admitir primero para luego aplicarle la 'Cláusula Democrática'? El absurdo y el ridículo rodean a esta intención de prostituir al Mercosur, pero está en marcha y solamente los parlamentarios brasileños y paraguayos tienen en sus manos la posibilidad de impedir esta vergonzosa deserción de los principios fundamentales declarados en nuestras cartas fundamentales y tratados de integración.

A los gobernantes actuales de nuestros países, que tanto cacarean su apego a la democracia y a las libertades fundamentales, y que ciertamente gracias a ellas alcanzaron el poder, ahora les tiemblan las rodillas y se les afilan los dientes a la vista de la deslumbrante petrobilletera abierta de un rústico dictador inescrupuloso, dispuesto a todo, incluyendo el soborno de los 'demócratas'. Si nuestros presidentes del Mercosur, aun sabiendo cuál es su obligación histórica con la defensa de los principios y valores políticos que iluminan nuestros pueblos, son capaces de venderse o de liarse en una relación adúltera con un dictador megalómano surgido de las catacumbas de un pasado siniestro, tendremos que convenir que nuestras democracias se venden como auténticas putas. No cabe ya una calificación más dura para describirlas.

Monday, September 14, 2009

¿Llegó la hora de despenalizarla?

11/marzo/2009 - Alvaro Vargas Llosa
Washington, DC—Hace once años, la Asambla General de Naciones Unidas se fijó como objetivo “eliminar o reducir de manera significativa” los cultivos y el comercio de droga “para el año 2008”. Según los datos de la Oficina de la ONU contra las Drogas y el Delito, el empeño ha sido un perfecto fracaso. La producción de opio y cannabis se ha duplicado; la de cocaína ha aumentado ligeramente. La misma proporción de adultos —cinco por ciento— consume drogas hoy, en especial el cannabis, que en 1998.
Ahora que se están reuniendo en Viena funcionarios de todas partes para trazar la política antidrogas de los próximos diez años, es hora de dar un verdadero bandazo.
Como en tiempos de la Ley Seca en los Estados Unidos, la ilegalidad ha dado pie al surgimiento de imperios del crimen organizado que para mantener el suministro de narcóticos socavan la paz y las instituciones de muchos países. El ejemplo más reciente es México, donde el Presidente Felipe Calderón ha lanzado la ira del Estado contra los barones de la droga. La guerra entre el Estado y los carteles, y entre las propias mafias, ocurre principalmente en Ciudad Juárez, Tijuana y Culiacán. Diez mil personas han sido asesinadas y ha quedado al descubierto una corrupción vinculada a las drogas en las más altas esferas, incluida la Procuraduría General.
El presupuesto mundial antidrogas es descomunal: sólo en los Estados Unidos se destina a este barril sin fondo más de 40 mil millones de dólares al año. Cuando los esfuerzos por limitar la oferta logran encarecer algo el precio en determinado país, el precio baja en otras partes: en Europa, el precio de la cocaína se ha reducido a la mitad desde 1990. Las políticas persecutorias han reducido la pureza de la cocaína, perjudicando la salud de los consumidores. Según la policía, en Gran Bretaña la pureza ha caído del 60 al 30 por ciento en una década.
Y qué decir de los perjuicios para la libertad individual. Quienes prohibieron el alcohol en los Estados Unidos en 1920 se vieron obligados a enmendar la Constitución. Ninguna enmienda constitucional fue presentada jamás para legitimar lo que Richard Nixon llamó “guerra contra las drogas” por pimera vez en 1971. Los excesos cometidos en su nombre han creado toda clase de estigmas sociales, incluido el hecho de que el 30 por ciento de los adultos de raza negra en los Estados Unidos pasan algún tiempo en la cárcel debido en gran medida a delitos relacionados con las drogas.
Tres ex presidentes latinoamericanos —el brasileño Fernando Henrique Cardoso, el mexicano Ernesto Zedillo y el colombiano César Gaviria— publicaron hace poco un informe condenando la guerra contra las drogas por ser un fracaso contraproducente, proponiendo un enfoque basado en la salud pública en vez de la represión. La última edición de la revista The Economist, la biblia de muchas autoridades actuales y aspirantes a serlo, dedicó su tapa, una encuesta y un editorial a defender la causa de la legalización en vísperas del encuentro de Viena. Durante años, publicaciones conservadoras como The Wall Street Journal han publicado artículos expresando la misma opinión, incluidos los de su experta en América Latina, Mary O´Grady. Líderes de derecha (Henry Kissinger) y organizaciones de centro-izquierda (el Open Society Institute de George Soros) se han expresado en el mismo sentido.
Nadie sabe exactamente qué efecto tendría la despenalización sobre el consumo de drogas. En países donde es severamente castigado, el consumo es más alto que en otros, lo que podría significar que con la legalización se estabilizaría e incluso caería, como sucedió en Holanda, país en el cual el número de consumidores frecuentes disminuyó. Machos países europeos —España, Portugal, Italia y varios cantones suizos— aplican políticas extremadamente benignas; el consumo en esos países (excepto España) no es muy elevado. Pero aun asumiendo que hubiera un aumento moderado del consumo, la despenalización eliminaría o disminuiría de manera sustancial los horripilantes efectos secundarios de esta guerra inútil.
En los Estados Unidos existe desde hace muchos años un movimiento a favor de la legalización. Por estar asociado, en el imaginario de ciertas generaciones, a los conflictos culturales y la estética de los años 60, su impacto ha sido pequeño. Pero el debate continúa. En muchos estados, la policía no persigue la posesión de cannabis para el consumo personal y California está evaluando un proyecto de ley que legalizaría la marihuana. Pero el puritanismo dogmático —que el genial H. L. Mencken describió como el “el odio del hombre inferior hacia el hombre que la está pasando mejor”— ha dificultado la apertura de un debate serio en todo el país.
Hoy día consideramos un disparate las Guerras del Opio del siglo 19, mediante las cuales los británicos castigaron a China por restringir las importaciones de opio. Dentro de un siglo y medio, la gente leerá con auténtico pasmo cuánta sangre y tesoro fueron desperdiciados en la fallida persecución de un vicio privado que un porcentaje relativamente pequeño de la población no estaba dispuesto a abandonar.

(c) 2009, The Washington Post Writers Group
Alvaro Vargas Llosa es Académico Asociado Senior del Centro Para la Prosperidad Global en The Independent Institute y editor de Lessons from the Poor.

Sunday, September 13, 2009

No es lo mismo: IZQUIERDA, DERECHA Y CENTRO

Fecha: 08/08/2009 - Autor: Alberto Mansueti
No tenga miedo a las palabras “capitalismo” ni “Derecha”! Si a la economía libre la llaman “capitalismo liberal”, pues asumamos su defensa, ¿y qué? Y si los propulsores del socialismo se llaman de Izquierda, entonces los del capitalismo somos de “Derecha”, ¿y qué?

En eso los socialistas no son acomplejados, y una de las razones de su amplio predominio es que nos endilgan a nosotros los calificativos de “capitalistas” y “derechistas” como epítetos infamantes, y no los reivindicamos: por eso nos tiran a la lona en el primer round. Pero otro gallo cantara si asumimos nosotros esos términos. Y los clarificamos y matizamos: así como hay muchas clases de izquierdas, democráticas y revolucionarias, así también hay muchos tipos de derechas, mercantilistas y liberales.

Los socialistas ahora no tienen exactamente las mismas ideas que antes -ni sus oponentes- pero no es cierto que los términos Izquierda y Derecha hayan perdido vigencia, o esos conceptos se hayan desactualizado. Aunque para comprender bien sus significados conviene rastrearlos desde su origen, a fines del s. XVIII, en la revolución industrial inglesa, y en la revolución democrática francesa.

#) “Capitalismo” es el sistema de economía libre y Gobierno limitado (“gendarme nocturno”), que en el pasado hizo ricos a países muy pobres hace 300 o 200 años: Suiza, Holanda, Escocia, Inglaterra. Se basa en la libre y abierta competencia, con igualdad de oportunidades jurídicas. Sin ser perfecto -nada humano lo es- es muy superior a cualquier otro en orden a permitir la creación de riqueza para todos.

#) Estatismo es el sistema contrario, el de siempre en Latinoamérica, excepto en parte entre 1880 y 1930. El estatismo viene en dos variedades: mercantilismo y socialismo; el primero es malo, y el segundo es peor. Mercantilismo es un sistema de privilegios para oligarquías económicas, que permite crear riqueza sólo para unos pocos, y el resto sigue en la pobreza. Y la pobreza se junta con la ignorancia, y engendran el socialismo, sistema de privilegios para oligarquías políticas, que no crean riqueza para nadie sino que destruyen la poca que hay.

#) El socialismo debe ser analizado y juzgado por sus resultados reales, y no por aquellos supuestos logros ideales que sus partidarios dicen perseguir, de palabra y en el papel, en sus discursos, sermones, clases y charlas.Hay dos subespecies de socialismo: el reformista, democrático o girondino (menchevique), que se impone mediante la propaganda engañosa; y el revolucionario o jacobino (nazi o comunista: bolchevique), que usa la presión y las armas: stalinista, mussolinista, hitlerista o maoísta.

Mediante el proceso político -el toma y dame del estatismo- las izquierdas blandas y las derechas antiliberales combinan socialismo democrático con mercantilismo, creando y repartiendo privilegios para oligarquías políticas y económicas a la vez. Siempre fracasan. Y tras los inevitables fracasos de estas combinaciones irrumpe siempre el ala más dura, comunista y radical. Así es p. ej. otra vez en Venezuela, Bolivia, Ecuador o Paraguay, con Presidentes que ahora la clase media repudia, pero que como candidatos contaron con buena parte de sus votos.

#) “Izquierda” se llamó durante las sangrientas revoluciones europeas de 1789, 1820, 1830, 1848, 1871 y 1917-18, a la fuerza ideológica y política que en nombre del socialismo atacó violentamente el Gobierno limitado, el capitalismo y la propiedad, la ética socialmente aceptada (“victoriana”) y las instituciones tradicionales: matrimonio, familia y religión. En estas trágicas masacres asesinaron aldeas completas de gentes, y diezmaron pueblos y villas, y barrios o sectores enteros en muchas ciudades.

#) “Derecha” se llamó desde entonces a la muy heterogénea alianza de factores sociales, económicos, religiosos, militares y políticos que reaccionaron (“reaccionarios”) resistiendo con determinación y vigor a las izquierdas: elites urbanas, clase media de las villas o burgos (“burguesía”), Iglesias, ejército, los monárquicos (constitucionales y absolutistas) y los tradicionalistas y conservadores. Y liberales. Pero también mercantilistas. Sin embargo, ya en el s. XX -desde las revoluciones mexicana (1911) y rusa (1917)- las derechas se perdieron en nostalgias románticas y defensas de privilegios, y fueron incapaces siquiera de poner contención a las izquierdas.

#) Y emergieron dos facciones ultrasocialistas: las del fascismo y socialismo nacional, y las del comunismo o socialismo internacionalista (“proletario”). Las segundas acusaron falsamente de “derecha” (¡extrema!) a las primeras. Pero no hubo grandes diferencias; sólo lucha por el poder. Sean camisas rojas, negras o pardas, sus “logros” fueron hambre, miseria, opresión, guerras sin fin, campos de concentración, torturas, muerte y sufrimientos. Balas y sangre. Pol Pot.
#) Aunque después de 1945 se fue imponiendo el demosocialismo de camisa blanca, en sus ediciones escandinavas, anglosajonas -laborismo o new deal- o a la francesa, y árabe, sionista, iberoamericana, negras, tercermundistas, etc. Tampoco hubo muchas diferencias, y no mucho mejores fueron los frutos observables:

-- estatismo: Estado intervencionista, ineficiente y parásito;
-- gasto público desbordado, con impuestos exorbitados, y en muchos casos astronómicas deudas estatales;
-- degradación de la moneda e inflación de precios, y con alto desempleo;
-- regulaciones paralizantes y anticompetitivas, con improductividad e ineficiencia en las empresas privadas;
-- inseguridad en las calles, injusticia en los tribunales, y corrupción galopante;
-- y por último, pero no menos destacable: medicina y educación políticamente subordinadas a los Gobiernos y de calidad muy pobre, y jubilaciones y pensiones indignas y miserables.

Es cierto que la derecha mercantilista favorece los privilegios, injustos y por ende inmorales.

Pero la derecha cristiana y liberal, defiende la propiedad privada contra las expropiaciones, invasiones, robos y secuestros; la ley y el orden contra la criminalidad y la anarquía; el trabajo, el ahorro, la inversión y la producción contra el populismo y el distribucionismo; la creación de riqueza contra la pobreza; y la familia contra su depauperación y desaparición. Nada de malo.

#) ¿El “centro”? Es el intento de esconderse en una fórmula de compromiso, en la práctica siempre estatista, mucho menos que óptima, e intrínsecamente inestable. O es un subterfugio para evitar la definición.

alberman02@hotmail.com

Saturday, September 12, 2009

Nacido el 4 de julio, como Tom Cruise, pero en 1963

Les mando este texto homorístico leido hoy en CARACOL RADIO. Adivine de quién estamos hablando...

Andrés Hoyos, director de El Malpensante, envió a sus abonados una verdadera delicia humorística. Se trata de un irresistible texto del humorista venezolano Laureano Márquez, quien en su página oficial aventura así unas líneas biográficas: “Nacido el 4 de julio, como Tom Cruise, pero en 1963. Apenas con cuatro añitos, hace su primera incursión cómica parodiando a su padre por lo que recibe su primera paliza. En otras palabras, descubre en un mismo día su vocación humorística y la represión que ella conlleva”. El escrito no hace otra cosa que invitarnos a entrar a la trasescena de las revoluciones bananeras para revelarnos lo que sabíamos todos: que suelen ser de utilería. Diríamos más cosas, pero las dice aquí Laureano, en unas líneas que, con la ayuda de Gabriel de las Casas, de La Luciérnaga, fueron presentadas en su versión radial el sábado 12 de septiembre de 2009 en Hoy x Hoy. Sin más preámbulos, ¡por piedad!, adivine usted de quién habla Márquez:

“Yo, por mí, viviría en un rancho... ¡sabroooso!, sin agua potable, cargando mi latica desde la pata del cerro y subiendo en jeep, con mi despacho bajo unas láminas de zinc bien calientes y piso ‘e tierra y alpargatas. Pero como me quieren matar, me veo obligado a protegerme, a permanecer en este repugnante palacio caminando sobre alfombras carísimas y durmiendo en cuartos con aire acondicionado... Yo no sé cómo lo soporto. Baño con cerámica, agua caliente y caras porcelanas. Es que si no me vomito cada vez que tomo una ducha es de vaina.

Tengo que moverme en un carro como con 500 guardaespaldas, sacrificando el sueño de mi vida: andar en un Volkswagen escarabajo escoñetado y sin frenos; pero, por culpa de los conspiradores, debo ir como me ven. ¿Ustedes creen que a mí me gusta esta limosina blindada en la que uno puede estirar las piernas y hasta recostarse un ratico y hacer siesta, con neverita de agua fría para refrescarse después de un caluroso contacto con ustedes, mi pueblo, y botellitas de agua oxigenada Evian para lavarme las manos, no vaya a ser que el imperialismo haya contratado a alguna viejita para pegarme una magni-infección? Pues no, yo detesto esta vaina, pero debo andar así por seguridad.

Cada vez que renuncio a un chicharrón con pelos, no pienso en el colesterol malo, sino en qué sería de este pueblo si a mí me da un infarto, porque me imagino que sabrán que los chicharrones son una estrategia de la CIA para joder a nuestros pueblos.

Qué más quisiera yo que poder llevar un Cassio de pulsera plástica en mi muñeca, de ésos cuyas pilas venden los buhoneros de El Silencio. Pero desde que comenzaron los intentos de magnicidio, me veo obligado a cargar un Vacheron Constantin cuya precisión me permite conocer la hora exacta de un posible atentado. Su mecanismo, sensible al pulso, ayuda a mis escoltas a saber, en ciertos momentos de duda, si sigo vivo. Tiene una miniesfera en uno de los cuadrantes que me permite, además, conocer la hora exacta en Washington D.C., donde vive nuestro mayor enemigo, y una correa de cuero puro que evita alergias y envenenamientos vía epidermis.

¿Ustedes creen que a mí me gustan estos paltós de alta costura francesa? ¿La verdad?: ¡me repugnan!... lo que me dan es asco, esos trajes cuya línea se mantiene en una caída impecable, el ajuste perfecto a los hombros, el talle ceñido que estiliza la figura y esa solapa gruesa y atacona. Dígame las corbatas italianas de seda, suavecitas... ¡Qué ladilla, mano! Mi sueño es andar con pantalón de kaki y franelita blanca. Pero claro, desde que quieren atentar contra mi vida, me veo obligado a llevar estos costosos trajes, porque es exigencia de la compañía que fabrica los chalecos antibalas, que me dijo: “con Monte Cristo se le va a notar”.

Eso es como las yuntas de oro: “Coño, ¿no me pueden amarrar esa vaina con pabilo?, les digo yo”.
No, me dicen mis asesores de seguridad, porque esos y que son GPS para conocer mi ubicación en caso de eventual secuestro.

Dígame la comida. Eso sí es un verdadero sacrificio. A mí no hay nada que me encante más que un plato de pasta con Ketchup y una Pepsi mojada en casabe y una arepa de aguacate a las dos de la mañana. Pero hubo que contratar cocineros de máxima confianza y esos carajos no saben preparar nada de esa vaina, sino platos musiúes: que si salmón fumé, que si entrecot, que si escargots. Cómo añoro mis ensaladas con vinagre Corona y aceite Vatel, no esta vaina que lo que sabe es a aceituna y un acetto balsámico de Módena, para evitar posibles envenenamientos.

Todos estos sufrimientos, y muchos otros que no quiero contar, sino que prefiero que permanezcan en el olvido, con la humildad que me es propia, los hago por ustedes. Y yo cuido mi vida no por mí, que soy una paja que arrastra el viento, ¿qué importo yo y el sacrificio que hago de soportar las incomodidades que he descrito? ¡Nada!, absolutamente nada. Todos estos padecimientos los resisto estoicamente por ustedes, mi pueblo, para que ustedes mantengan ese nivel de vida revolucionario que yo, tristemente, no puedo llevar”.

Wednesday, September 09, 2009

Leyes del salario mínimo

por Henry Hazlitt
Hemos examinado anteriormente algunos de los perniciosos resultados que producen los arbitrarios esfuerzos realizados por el Estado para elevar el precio de aquellas mercancías que desea favorecer. La misma especie de daños se derivan cuando se trata de incrementar los sueldos mediante las leyes del salario mínimo. Esto no debe sorprendernos, pues un salario es en realidad un precio. En nada favorece la claridad del pensamiento económico que el precio de los servicios laborales haya recibido un nombre enteramente diferente al de los otros precios. Esto ha impedido a mucha gente percatarse de que ambos son gobernados por los mismos principios.

Las opiniones acerca de los salarios se formulan con tal apasionamiento y quedan tan influidas por la política, que en la mayoría de las discusiones sobre el tema se olvidan los más elementales principios. Gentes que serían las primeras en negar que la prosperidad pueda ser producida mediante un alza artificial de los precios y no vacilarían en afirmar que las leyes del precio mínimo, en vez de proteger, perjudican las industrias que tratan de favorecer, abogarán, no obstante, por la promulgación de leyes de salario mínimo e increparán con la máxima acritud a sus oponentes.

No obstante, debería quedar bien sentado que una ley de salario mínimo, en el mejor de los casos, constituye arma poco eficaz para combatir el daño derivado de los bajos salarios y que el posible beneficio a conseguir, mediante tales leyes, sólo superará el posible mal en proporción a la modestia de los objetivos a alcanzar. Cuanto más ambiciosa sea la ley, cuantos más obreros pretenda proteger y en mayor proporción aspire al incremento de los salarios, tanto más probable será que el perjuicio supere los efectos beneficiosos.

Lo primero que ocurre cuando, por ejemplo, se promulga una ley en virtud de la cual no se pagará a nadie menos de treinta dólares por una semana laboral de cuarenta y ocho horas, es que nadie cuyo trabajo no sea valorado en esa cifra por un empresario volverá a encontrar empleo. No se puede sobrevalorar en una cantidad determinada el trabajo de un obrero en el mercado laboral por el mero hecho de haber convertido en ilegal su colocación por cantidad inferior. Lo único que se consigue es privarle del derecho a ganar lo que su capacidad y empleo le permitirían, mientras se impide a la comunidad beneficiarse de los modestos servicios que aquél es capaz de rendir. En una palabra, se sustituye el salario bajo por el paro. Se causa un mal general, sin compensación equivalente.

La única excepción se registra cuando un grupo de obreros recibe un salario efectivamente por debajo de su valor en el mercado. Esto puede ocurrir sólo en circunstancias o lugares especiales donde las fuerzas de la competencia no funcionen libre o adecuadamente; pero casi todos estos casos especiales podrían remediarse con igual efectividad, más flexiblemente y con menor daño potencial, a través del actuar de los sindicatos.

Cabe pensar que si la ley obliga a pagar mayores salarios en una industria dada, pueda ésta elevar sus precios de tal suerte que el incremento pase a gravitar sobre los consumidores. Sin embargo, tal desviación no es tan hacedera ni se escapa con tanta sencillez a las consecuencias de una artificiosa elevación de sueldos. Muchas veces no es posible aumentar el precio de sus productos, pues quizá se induzca al consumidor a la búsqueda de un sustitutivo. O bien, si continúan adquiriéndolo, los nuevos precios les obliguen a comprar menos cantidad. En su consecuencia, aunque algunos obreros de la industria en cuestión se han beneficiado del alza de salarios, otros por ello perderán sus empleos. Por otra parte, si no se aumenta el precio del producto, los fabricantes marginales son desplazados del negocio. En realidad se habrá provocado una reducción en la producción y el consiguiente paro, recorriendo camino distinto.

Cuando se mencionan estas consecuencias, siempre hay alguien que replica: «Perfectamente; si para conservar la industria X es ineludible pagar salarios ínfimos, justo es que los salarios mínimos obliguen a su cierre.» Ahora bien, tan audaz afirmación prescinde de ciertas realidades. En primer lugar, no advierte que los consumidores han de soportar la pérdida del producto. Olvida también que los obreros que trabajaban en la industria en cuestión quedan condenados al paro. Finalmente, ignora que por bajos que fueran los emolumentos abonados, eran los mejores entre todas las posibilidades que se ofrecían a los obreros de la tantas veces aludida industria X, pues de lo contrario habrían acudido a otra. Por lo tanto, si la industria X es suprimida por una ley de salarios mínimos, quienes en ella trabajaban se verán constreñidos a aceptar empleos que reputaron menos interesantes que los que por fuerza han de abandonar. Su demanda de trabajo hará descender todavía más los salarios de las ocupaciones alternativas que ahora les son ofrecidas. No cabe eludir la consecuencia: siempre que se imponen salarios mínimos se provoca un incremento del paro.

Además, los programas de asistencia destinados a aliviar el paro originado por la ley del salario mínimo crean un serio problema. Mediante un salario mínimo de 75 centavos por hora, verbigracia, se prohíbe a cualquiera trabajar cuarenta horas semanales por menos de treinta dólares. Supongamos ahora que se ofrece una asistencia de sólo dieciocho dólares semanales. Ello equivale a haber prohibido que una persona emplee su tiempo eficazmente ganando, por ejemplo, veinticinco dólares semanales, manteniéndole en cambio inactivo percibiendo un subsidio de dieciocho dólares a la semana. Hemos privado a la sociedad del valor de sus servicios; al hombre, de la independencia y dignidad que se derivan de la autosuficiencia económica, incluso a bajo nivel, separándole de la tarea más de su agrado, y, al propio tiempo, recibe una remuneración menor a la que podía haber ganado por su propio esfuerzo.

Estas consecuencias se producirán siempre que el socorro sea inferior en un centavo a los treinta dólares. Sin embargo, cuanto más elevado sea el mismo, tanto peor será la situación en otros aspectos. Si se ofrece un subsidio de treinta dólares, se facilita a muchos igual cantidad sin trabajar que trabajando. En fin, cualquiera que sea la cantidad a que ascienda el subsidio, provoca una situación en la que cada cual trabaja sólo por la diferencia entre su salario y el importe del socorro. Si éste, por ejemplo, es de treinta dólares semanales, los obreros a quienes se ofrece un salario de un dólar por hora o cuarenta dólares a la semana, ven que de hecho se les pide que trabajen por diez dólares a la semana tan sólo, puesto que el resto pueden obtenerlo sin hacer nada.

Cabría pensar en la posibilidad de escapar a estas consecuencias ofreciendo ese socorro en forma de trabajo remunerado, en lugar de hacerlo a cambio de nada; pero esto es tan sólo cambiar la naturaleza de las repercusiones. La asistencia en forma de trabajo significa pagar a los beneficiarios más de lo que el mercado hubiera ofrecido libremente. Por tanto, sólo una parte del salario de ayuda proviene de su actividad (ejercida, por lo general, en trabajos de dudosa utilidad), mientras que el resto es una limosna disfrazada.

Probablemente hubiera sido mejor, en todo evento que el Estado, inicialmente, hubiera subvencionado francamente el sueldo percibido en las tareas privadas que ya venían realizando. No queremos alargar más este asunto, pues nos llevaría al examen de cuestiones que de momento no interesan. Ahora bien, conviene tener presentes las dificultades y consecuencias de los subsidios al considerar la promulgación de leyes del salario mínimo o el incremento de los mínimos ya fijados.

De cuanto antecede no se pretende deducir la imposibilidad de elevar los salarios. Lo único que se desea es señalar que el método aparentemente sencillo de incrementarlo mediante disposiciones del poder público es el camino peor y más equivocado.

Parece oportuno advertir ahora que lo que distingue a muchos reformadores de quienes rechazan sus sugerencias no es la mayor filantropía de los primeros, sino su mayor impaciencia. No se trata de si deseamos o no el mayor bienestar económico posible para todos. Entre hombres de buena voluntad tal objetivo ha de darse por descontado. La verdadera cuestión se refiere a los medios adecuados para conseguirlo, y al tratar de dar una respuesta a tal cuestión, no el lícito olvidar unas cuantas verdades elementales; no cabe distribuir más riqueza que la creada; no es posible, a la larga, pagar al conjunto de la mano de obra más de lo que produce.

La mejor manera de elevar, por lo tanto, los salarios es incrementando la productividad del trabajo. Tal finalidad puede alcanzarse acudiendo a distintos métodos: por una mayor acumulación de capital, es decir, mediante un aumento de las máquinas que ayudan al obrero en su tarea; por nuevos inventos y mejoras técnicas; por una dirección más eficaz por parte de los empresarios; por mayor aplicación y eficiencia por parte de los obreros; por una mejor formación y adiestramiento profesional. Cuanto más produce el individuo, tanto más acrecienta la riqueza de toda la comunidad. Cuanto más produce, tanto más valiosos son sus servicios para los consumidores y, por lo tanto, para los empresarios. Y cuanto mayor es su valor para el empresario, mejor le pagarán. Los salarios reales tienen su origen en la producción, no en los decretos y órdenes ministeriales.

Tuesday, September 08, 2009

Discurso de Alvaro Uribe Vélez en Calamar en Diciembre de 2007

“Permítanme, compatriotas de Calamar, alterar un poco la agenda del tema que nos ocupa, para dar unas reflexiones sobre esta declaración del presidente Chávez.
Presidente Chávez: la verdad, con testigos, es que a usted se le permitió mediar con las FARC, como lo pidió.
A usted se le permitió reunirse con las FARC, como lo pidió.
A usted se le permitió reunirse con el ELN. A usted se le permitió que Rodrigo Granda se trasladara, de Cuba a Venezuela.
Y como en tantas ocasiones anteriores, las FARC volvieron a mentir, volvieron a incumplir.
La verdad, Presidente Chávez, y la verdad con testigos, es que cuando no hay argumentos y se apela a los insultos, como usted lo hace, se afectan no solamente las relaciones internacionales, sino que, en este caso, usted con sus insultos y su falta de argumentos hiere la dignidad del propio pueblo de Venezuela que usted representa.
La verdad, Presidente Chávez, es que nosotros necesitamos una mediación contra el terrorismo y no legitimadores del terrorismo.
Sus palabras, sus actitudes, dan la impresión de que usted no está interesado en la paz de Colombia, sino en que Colombia sea víctima de un gobierno terrorista de las FARC.
La verdad, Presidente Chávez, la verdad con testigos, como la nuestra, es que nosotros necesitamos que nos ayuden a superar esta tragedia del terrorismo, pero que no se aprovechen de la necesidad del acuerdo humanitario para invocar la ayuda a Colombia y venir a Colombia simplemente a intervenir en ella, para fomentar un proyecto expansionista.
La verdad, Presidente Chávez, es que si usted está fomentando un proyecto expansionista en el Continente, en Colombia ese proyecto no tiene entrada.
La verdad, Presidente Chávez, la verdad con testigos, es que no se puede incendiar el Continente como usted lo hace, hablando un día contra España, al otro día con los Estados Unidos; maltratando un día a México, al siguiente al Perú, en la mañana después a Bolivia.
No se puede maltratar al Continente, incendiarlo, como usted lo hace, hablando de imperialismos, cuando usted, basado en su presupuesto, quiere montar un imperio.
La verdad, Presidente Chávez, es que no se puede maltratar la historia, no se puede manchar la memoria de los héroes, desfigurándolos en la demagogia popular, para desorientar a los pueblos.
El General Santander nos dio el ejemplo del apego a la ley.
La verdad, Presidente Chávez, es que no se puede burlar la ley, como usted lo hace, tratando de maltratar al General Santander, para sustituir la ley por el capricho personal.
La verdad, Presidente Chávez, la verdad con testigos, es que no se puede desorientar al pueblo interpretando mal el legado del Libertador Bolívar.
El Libertador fue integracionista, pero no expansionista.
El Libertador dio la independencia a nuestras naciones, pero no les trajo una nueva era de sometimiento.
El Libertador no andaba tratando de sacar del territorio americano la dominación europea, para imponer, como usted quiere hacerlo, su propia dominación, basada en el poderío de su presupuesto, al pueblo de Venezuela y al pueblo de Colombia.
La verdad, Presidente Chávez, es que el pueblo de Colombia tiene todo el derecho de derrotar el terrorismo, tiene todo el derecho a aceptar mediaciones, pero no mediaciones que busquen el protagonismo político, el enseñoramiento político del terrorismo.
Me preocupa mucho que usted, afanado por pretensiones electorales, ahora trate de apelar al viejo truco de estimular en Venezuela odio contra Colombia y contra el Gobierno de Colombia, para buscar su favorecimiento electoral.
La verdad, Presidente Chávez, es que los antecedentes de mi Gobierno muestran que en nuestra difícil lucha contra el terrorismo hemos sido respetuosos de todos los Gobiernos y de todos los países del mundo.
Apelo a la reflexión, a la conciencia del pueblo de Venezuela para examinar este tema.
Mientras un Gobierno no es capaz de censurar a las FARC, sí censura injustamente al Gobierno de Colombia y la contradicción es que el Gobierno de Colombia, enfrentado a los terroristas, jamás, jamás ha irrespetado al Gobierno de Venezuela ni al pueblo de Venezuela.
La verdad, Presidente Chávez, es que el comunicado de ayer es sustentado por nuestros antecedentes, por nuestros hechos y tiene testigos.
La verdad, Presidente Chávez, es que en cada momento se conocen nuevos elementos. Nuestro Cónsul en los Estados Unidos, que acompañó a la senadora Córdoba (Piedad) a la reunión con uno de los presos pertenecientes a las FARC que por narcotráfico están en cárceles de los Estados Unidos, nuestro Cónsul nos ha informado que la senadora Córdoba habló con el preso de las FARC de política, está bien; de la posibilidad de una constituyente en Colombia, está bien. Todo eso es respetable, así no estemos de acuerdo. Pero la senadora también habló de la necesidad de un Gobierno de transición en Colombia.
La verdad, Presidente Chávez, es que eso nos da el derecho a los colombianos a interpretar que en la mediación, a la cual lo invitó usted la senadora Piedad Córdoba, de acuerdo con las actitudes de la senadora y con estos comentarios, estaba más interesada, esa mediación, en posibilitar un Gobierno con influencia del terrorismo en Colombia, que en ayudarnos a superar la tragedia de los secuestrados y a conseguir la paz.
Desde Calamar (Bolívar), esta región de la Patria hoy tan azotada por las inundaciones, le digo al mundo que pedimos y recibimos ayuda, pero no aceptamos proyectos expansionistas.
Desde Calamar, esta región azotada hoy por las inundaciones, le digo al mundo que aquí hay pobreza y limitaciones, pero hay dignidad.
El dinero se consigue todos los días, así en unas naciones sea más escaso que en otras. Pero la dignidad, el respeto al ser social, el respeto a las libertades individuales, cuando se pierden esos valores es difícil volver a recuperarlos.
Nosotros seguiremos haciendo todos los esfuerzos por derrotar al terrorismo, por recuperar nuestros conciudadanos secuestrados, pero no admitimos que se abuse de nuestra tragedia para darle la razón al terrorismo. No admitimos que se abuse de nuestra tragedia para venir a incorporar a Colombia a un proyecto expansionista que poco a poco va negando las libertades que con tanta dificultad este Continente ha logrado conquistar”.

Tuesday, September 01, 2009

El verdadero miedo de Chávez - El Punto de G

Por: Gustavo Abello - Publicado: 8/26/2009 11:50:36 AM

Chávez no le tiene miedo ni a los estadounidenses, ni a Uribe, ni a un golpe de estado, ni a la prensa, ni a Vicky Dávila.
Si algo tengo algo claro es que Chávez es un cobarde.
Cada vez que alguien se le enfrenta pasa de león a gatito en un segundo. Cuándo el Rey de España lo enfrentó en Chile se calló la boca; cuándo el ex-presidente Saca de El Salvador lo enfrentó públicamente, se acobardó y no asistió a la cumbre iberoamericana del
2008; cuándo Uribe lo amenazó con denunciar en las cortes internacionales por apoyo a grupos terroristas, llegó dócil y conciliador a la famosa reunión de la OEA en Santo Domingo en el 2008.
Con Suecia no ha roto relaciones diplomáticas, a pesar que son ellos quiénes están pidiendo las explicaciones sobre las armas que le dio a las FARC, porque a los europeos los respeta.
Estoy seguro que Chávez no le tiene miedo a los Estados Unidos porque el sabe perfectamente que nunca lo van a invadir. En el imaginario escenario que Estados Unidos necesitara desesperadamente el petróleo venezolano, que no es el caso, ellos no necesitarían invadir Venezuela para obtenerlo. Chávez se los está vendiendo a un precio tan barato, que saldría diez veces más caro ir a tomarlo por la fuerza. No solo eso, Chávez no tiene a mas nadie a quién vendérselo. Créanme que ya lo hubiera hecho si pudiera. El petróleo de Venezuela es muy denso en azufre y solo puede ser procesado en refinerías acondicionadas especialmente para ese tipo de petróleo. Y en el único país dónde pueden procesar esos volúmenes es en Estados Unidos.
En el 2001 cuándo Chávez amenazó con no venderle mas petróleo a Estados Unidos, Condoleezza Rice se burló de el diciéndole que “entonces se lo tendrá que comer”. Es que no tiene a más nadie a quién le pueda vendar esas cantidades y Venezuela es una economía totalmente dependiente del petróleo. Si de verdad Estados Unidos quisiera acabar con Chávez y su revolución, solo tiene que dejar de comprarle petróleo y traerlo de Irak o sacarlo de sus propias costas.
Chávez sabe que no hay un solo motivo para una invasión americana, ese es un viejo argumento que Castro usó con éxito para comprar armas y usarlas contra su propio pueblo. Y Chávez está haciendo exactamente lo mismo.
Chávez no le tiene miedo a Uribe porque sabe que es un hombre correcto que jamás va a hacer las misma fechorías que el comete.
A su propio pueblo ya Chávez le perdió el miedo. La voluntad de la oposición venezolana está casi doblegada y los siento desesperanzados y sin fuerza. Y no los culpo, lo que esa gente está pasando es horrible.
Y no será del ejército venezolano de dónde saldrá un golpe de estado, ya que Chávez los tiene bien controlados. Los tres poderes de la democracia que deberían ser independientes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial, están bajo su dominio. El cuarto poder que es la prensa,está muy diezmado en Venezuela. La democracia en Venezuela es una simple farsa.
La prensa internacional, las ONG, los Estados Unidos, Europa y la comunidad internacional en general, ya se aburrieron de los abusos de Chávez y ni siquiera le ponen atención. Así que Chávez sabe que nada van a hacer contra de el. No les tiene miedo. Si no pudieron con Fidel Castro que era tan solo una isla pequeña, menos con él y sus barriles de petróleo.
¿Entonces a que le tiene miedo Chávez? ¿Porqué tanto escándalo?
A diferencia de lo que muchos creen, los petrodólares de Chávez no son suficientes para la famosa revolución bolivariana. PDVSA está en dificultades serias. Desde que nacionalizaron la explotación de petróleo, la capacidad extractora de Venezuela viene disminuyendo cada año. Los pagos de PDVSA están atrasados cómo 8 meses y muchas empresas que les proveen servicios les están apretando las tuercas para que pague sus deudas atrasadas.
Se han quedado sin inversión extranjera y el futuro del negocio del petróleo no está tan claro para Venezuela cómo muchos creen. Solo basta leer a algunos expertos en el tema para saber que aunque tengan las famosas reservas de las que Chávez habla, no tienen ni el dinero ni la tecnología para extraer ese petróleo.
Además, los dineros oficiales no pueden ser utilizados tan fácilmente para las actividades ilegales de Chávez. Para mandarle plata a Correa, a Zelaya, a Evo, a Ortega, a Ollanta, a Piedad Córdoba, etc.…, Chávez necesita de un efectivo muy grande que no pueda ser detectado por los sistemas bancarios tradicionales. El efectivo que Chávez necesita para la expansión de su movimiento comunista, lo obtiene de sus alianzas con los narcotraficantes.
Permítanme solidificar este punto. La famosa maleta con el millón de dólares que le dieron a la Presidenta de Argentina en su campaña, no vino de PDVSA. Era proveniente de operaciones de lavado de dólares, cómo quedó consignado en el juicio realizado en Miami al respecto.
El general venezolano Hugo Armando Carvajal (Director de la División de Inteligencia Militar) ha sido el único jefe de servicios de Inteligencia Militar de América Latina al cual Estados Unidos le ha aplicado la Ley de Designación de Cabecillas Extranjeros de la Droga (1999), conocida como Ley Kingpin.
Además el General Carvajal figura desde hace 11 meses en la famosa "lista Clinton" (la misma dónde encuentran los Rodríguez Orejuela) y por lo tanto tiene congeladas sus propiedades y cuenta en Estados Unidos y no puede celebrar negocios con entidades de ese país en ninguna parte del mundo. Estamos hablando de un general venezolano.
En este mes, el Washington Post Journal publicó un artículo con información al respecto de la relación de Chávez con el narcotráfico, el cual relaciono a continuación:

“Un informe de julio de la Oficina de Auditoría General de EE.UU.
(GAO, por sus siglas en inglés) halló que Venezuela se ha convertido
en una ruta de tránsito de cocaína colombiana, 60% de la cual es
exportada por las FARC. La GAO también encontró que altos miembros
del gobierno de Chávez y del ejército venezolano son cómplices.
‘Según los funcionarios de Estados Unidos, la corrupción dentro de la
Guardia Nacional de Venezuela representa la amenaza más
significativa porque la Guardia le reporta directamente al presidente
Chávez y controla los aeropuertos, fronteras y puertos de Venezuela’,
dice el documento de la GAO.”
[1]

En la misma lista Clinton aparecen otros dos ex funcionarios del gobierno de Chávez: Henry de Jesús Rangel, ex director de la Policía Política, Disip, y el capitán de navío (r) Ramón Emilio Rodríguez Chacín, ex ministro de Justicia y del Interior. Este último es conocido como el contacto de Chávez con las Farc.
Estos dos individuos se aliaron con un cartel de narcotraficantes en Arauca, conocido cómo el “Clan de los Hermanos Ríos” y con el frente décimo de la guerrilla.
Lo mas grave de todo esto, es que los delitos que se les imputan fueron cometidos cuándo eran miembros activos del gobierno de Chávez.
Todavía hay más…
José Ignacio Chauvín, quién es el ex subsecretario de Coordinación Política del presidente de Ecuador, está siendo juzgado por sus nexos con el clan de los hermanos Ostaiza, conocidos narcotraficantes.
Según las evidencias obtenidas en correos del computador de Reyes, estos señores le enviaron $400.000 dólares a la campaña de Correa a pedido de las Farc. Esa es exactamente la misma cifra que Correa nunca pudo explicar su origen, cuándo auditaron las cuentas de su campaña.[2]
Chauvín era la mano derecha del ex-ministro del interior de Ecuador, Gustavo Larrea. En los diarios de Chauvín se encontraron las famosas pruebas de las reuniones de Larrea con las Farc de las cuáles supuestamente Correa no sabía nada. Todo esto ocurrió mientras ambos eran miembros activos del gobierno del Ecuador.
Y más aún…
En las cartas de Reyes se encuentran detalles de la relación de las FARC con El Partido de Unificación Democrática (UD) de Honduras.
Este es el único partido de Honduras que apoya el regreso del presidente Zelaya. Recientemente el gobierno de facto de Honduras mostró pruebas de dineros enviados por las FARC a este grupo, para financiar las famosas demostraciones a favor de Zelaya (que por cierto son bien anémicas).
Honduras es el puente obligado para que los aviones cargados de droga se reabastezcan con gasolina, antes de llegar a México y Estados Unidos. En Honduras hay un convenio entre el gobierno y los Estados Unidos para operar la base Soto Cano. Al mismo estilo del convenio que tiene Colombia con Estados Unidos en el marco del Plan Colombia y que está próximo a ser ampliado.
La base de Soto Cano es la sede de la “Fuerza de Tarea Conjunta Bravo” (JTF-B) de Estados Unidos, compuesta por efectivos del ejército, las fuerzas aéreas, fuerzas de seguridad conjuntas y el primer batallón-regimiento número 228 de la aviación estadounidense. Son aproximadamente 600 personas y 18 aviones de combate, incluidos helicópteros UH-60 BlackHawk y CH-47 Chinook. Es también usada para operaciones anti-drogas.
Porque creen que Chávez está tan obsesionado con Honduras? Porque es ruta obligada del narcotráfico y esa base es otro dolor de cabeza. Y la única forma de sacarlos de ahí es con la llegada de la revolución bolivariana.
Si algo tienen en común Chávez, Correa, Evo, Ortega y Zelaya, es que odian a la DEA. Han hecho de todo para torpedear su trabajo. Estos cinco necesitan el dinero de la droga para financiar sus planes expansionistas, ahorrar para la vejez y mantenerse fuera de problemas judiciales y rastreos de cuentas.
Con ese dinero ilícito pueden comprar conciencias, financiar campañas políticas, armar a las FARC y desestabilizar gobiernos. Y nunca nadie en América Latina podrá probarles nada.
El mayor enemigo que tienen el narcotráfico y los aliados de Chávez, son los aviones del gobierno de los Estados Unidos. Esos aviones tienen una tecnología de espionaje tan avanzada, que supera la más febril de las imaginaciones.
Con esa tecnología han interceptado las comunicaciones de las FARC, hasta el punto que les toca utilizar correos humanos. Con esa tecnología engañaron a las FARC en la famosa operación Jaque dónde liberaron a Ingrid Betancourt. De ahí salen las pruebas para los casos judiciales de los funcionarios del gobierno venezolano y ecuatoriano.
El avión P-3 Orion [3] detecta los submarinos con los cuáles están llevando la droga a México. A los narcotraficantes les cuesta millones de dólares al año la presencia de esos aviones en la costa pacífica colombiana.
Mientras esos aviones estén sobre cielo colombiano, Chávez, Correa y las FARC, están expuestos a que les descubran todos sus planes diabólicos. Se imaginan todo lo que podrían hacer estos pillos sin la vigilancia americana sobre Colombia y Honduras?
A lo que le tiene miedo Chávez es a que termine en una cárcel de Estados Unidos, tal cómo terminó Manuel Noriega el ex-dictador de Panamá. Esos aviones están todo el día escuchando conversaciones, interceptando radios, monitoreando actividades. Y su radio de alcance no se detiene en la raya de la frontera de Colombia con Venezuela o Ecuador. De ahí saldrán todas las pruebas para que en el futuro Chávez sea procesado por narcotráfico, lavado de dólares, etc.….
Se pueden imaginar ustedes cuánto dinero pueden estarle ofreciendo los capos del narcotráfico a Chávez para que haga hasta lo imposible para sacar esos aviones de ahí? Con esa plata financiaría cómo tres revoluciones bolivarianas juntas.
Detrás de todo este show de Chávez están los grandes capos de la droga con su dinero maldito y corruptor. Aliados con Chávez y sus compinches, estos mafiosos están desestabilizando la paz de América Latina. Algo en menor escala ya lo vivimos en Colombia, solo que esto es una mega versión latinoamericana de nuestra guerra contra las drogas.
Ya sé que este artículo está muy largo, pero hay un punto más.
Mientras esos aviones americanos estén volando sobre Colombia, los famosos Sukhoi son tan peligrosos como los avioncitos de papel que tirábamos en el colegio en la clase de geografía. Los aviones de guerra tienen un radar con alcance limitado, básicamente vuelan a ciegas en misiones de largo rango. Necesitan de la ayuda de radares militares para identificar los aviones enemigos y Venezuela no tiene esos radares.
En el hipotético caso de que la Fuerza Aérea de Venezuela quisiera realizar una operación contra Colombia, los aviones serían derribados por un misil que ellos nunca sabrían de dónde salió. Aunque Colombia solo tiene 5 radares militares de corto alcance, los aviones E-3 americanos (los del radar enorme sobre el fuselaje) [4] pueden cubrir el territorio colombiano con gran facilidad. Ellos detectarían los Sukhoi con la anticipación necesaria para organizar una defensa apropiada.
De ser derribados los Sukhoi, nadie podría probar jamás si los mísiles usados venían de un K-Fir colombiano o de un F-22 americano (conocido como el avión invisible). Y Chávez lo sabe. Todos los millones que se gastó en esos aviones son inservibles para sus planes expansionistas mientras los aviones americanos estén en cielo colombiano.
Así que para Chávez esos aviones representan el mayor impedimento para sus planes malévolos. Y va a hacer hasta lo imposible por sacarlos de Colombia y de Honduras.
Pero esta vez se equivocó de país. En Colombia las cosas son a otro precio.

Gustavo Abello
ElPuntodeG@ymail.com


P.D. Respuesta al vicecanciller para América Latina y el Caribe, Francisco Arias Cárdenas, cuándo se preguntaba “Cómo una pulga puede parar a un elefante?”, al referirse a que Colombia no podría controlar al ejército de Estados Unidos cuándo estos se encuentren en las bases colombianas.
Esta es mi respuesta para usted, señor Cárdenas: Por que necesitaría un elefante de la ayuda de una pulga, para pisar otra pulga mas pequeña?

Bibliografía
[1]http://online.wsj.com/article/SB124985764703717903.html
[2]http://www.elpais.com/articulo/internacional/dinero/perdido/FARC/elpepuint/20090801elpepuint_10/Tes
[3]http://www.globalsecurity.org/military/systems/aircraft/p-3.htm
[4]http://www.globalsecurity.org/military/systems/aircraft/e-3.htm