Friday, December 30, 2016

MONARQUIA COLOMBIANA

Las experiencias monárquicas en Iberoamérica han sido escasas, pero muy caracterizadas. Han proliferado las dictaduras, pero los solios y coronas no han sido frecuentes. El imperio más duradero fue el de Brasil, pero debe considerarse que se presentó como una continuación de la Corona Portuguesa, cuando esta se trasladó a raíz de la invasión napoleónica al territorio metropolitano. México tuvo dos experiencias “imperiales”, la primera con Agustín I de Iturbide y la segunda con Maximiliano I de Habsburgo, no pudieron crear dinastías porque ambos murieron fusilados. Haití también llego a ser gobernado por un emperador de opereta, Jean Jacques Dessalines, el cual no dejo un linaje en el poder al ser derrocado. Por último cabe mencionar un pintoresco personaje que se declaró emperador de los Araucanos o Mapuches en Chile a mediados del Siglo XIX, Orelie Antoine de Tounens.


Aunque la monarquía no imperó por largos períodos en Iberoamerica, en algunos países se estableció un curioso dominio de dinastías civiles las cuales han usufructuado el poder y abusado de él,  enmascaradas en el ceremonial democrático. Él círculo de familias dominantes se turna en el ejercicio del gobierno, ejerciendo además los altos cargos del estado, en especial lo referente a relaciones exteriores. Todo en medio de un nepotismo descarado.


En Chile frecuentaron el solio presidencial apellidos tales como Alessandri, Montt, Frei , además de múltiples cargos en la alta burocracia. En Perú la familia Prado no solamente repitió presidencia, además el primer mandatario de dicho apellido desertó cuando la Armada Chilena se aproximaba a Lima. En este país los altos cargos diplomáticos fueron un monopolio de determinadas familias. 

Hay un país donde esos anacronismos dinásticos están absolutamente vigentes, en Colombia. La aristocracia capitalina de este País cree que figura en el Almanaque de Gotha, su vanidad es infinita, casi equiparable a su mediocridad. El manejo sesgado y mentiroso de los medios de comunicación, ha sido una de sus armas favoritas. Tradicionalmente la Prensa de Colombia se refería a semejantes personajes con apelativos palaciegos, tales como el Egregio, el Ilustre, el Insigne, el preclaro hombre de estado. El intercambio de elogios era consuetudinario y el servilismo periodístico ridículo. 


Ante su manifiesta incapacidad para el manejo del Estado y el rechazo de la ciudadanía han apelado a toda clase de marrullas para mantenerse en el poder, desde un fraude electoral muy recordado y  disfrazarse de líderes revolucionarios (“Movimiento Revolucionario Liberal”), hasta conseguir patrocinio económico de la mafia para financiar una campaña presidencial. Otros, para soslayar su absoluta incapacidad administrativa, se han ideado unos “procesos de paz”, los cuales les permiten dedicarse a ceremonias y protocolos sin tener que trabajar. En este aspecto el último mandatario resultó un absoluto maestro en el cabildeo internacional, intrigando el premio Nobel de Paz, pernoctadas en el palacio de Buckingham, condecoraciones y títulos honoris causa, todo alrededor de unas “conversaciones de paz” con un grupo minúsculo de guerrilleros izquierdistas (5765 hombres). Naturalmente el narcisismo lo ha llevado a adquirir costosísimas limousinas,  un lujoso avión presidencial, una serie de lujos versallescos y continuos viajes a codearse con el Jet Set internacional. 


Mientras tanto la administración pública anda al garete, la economía se desploma, la corrupción está desbordada y lo único que distrae al príncipe de sus galas y ceremonias es el ejercicio de una serie de odios y venganzas que lo obsesionan. Para rematar firmó unos acuerdos que implican unas erogaciones imposibles de sufragar.  Mientras tanto se prepara el campo para el relevo presidencial para un vástago de otra dinastía, el cual carente de dotes de estadista se revela como un capataz que maneja sus subalternos por medio de insultos y golpes.    


Jaime Galvis V.

Monday, December 19, 2016

DEMONIOCRACIA

Publicado por http://detrasdeloaparente.blogspot.com.co/2016/09/demoniocracia.htmldomingo, 25 de septiembre de 2016 - 11:25  

Una nueva forma de gobierno se ha implantado en el mundo, una forma tan macabra que nuestras runas no están preparadas para verlo. Todo empezó con una trampa que simulaba un formato de gobierno inventado por los griegos en Atenas en el siglo V a.c. La democracia ateniense era una forma de organización social que atribuía la titularidad del poder al conjunto de la ciudadanía, siendo una forma de organización del Estado en la cual las decisiones colectivas eran adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que conferirían legitimidad a sus representantes. También la democracia era una forma de convivencia social en la que los miembros eran libres e iguales y las relaciones sociales se establecían de acuerdo a mecanismos contractuales reales. Claro está que lo que ahora creemos que es democracia, es solo una burda trampa mejor llamada demoniocracia.

Este paradigma demoníaco donde los que nos gobiernan son demonios, tuvo un proceso para llegar a implantarse y ser socialmente aceptado, este proceso está compuesto por una triada compuesta por tres formas de gobierno que simulaban aquella primigenia democracia griega. Esta triada fue avanzando linealmente en el tiempo, sustituyendo un sistema por otro tan lentamente, que la sociedad no percibió el cambio ni el movimiento. Su desplazamiento podríamos considerarlo como mayor a una existencia, de este modo nadie puede ver el movimiento o cambio completo, sino partes de este, perdiendo el parámetro de comparación entre uno y otro, asegurándose así, que la copia remplace al original sin que el usuario lo perciba. 

La triada se compone de la siguiente manera (polijusticracia – dictatocracia – demoniocracia) El primer término de la triada, la polijusticracia, es el más similar al modelo original, haciéndole creer al pueblo que aún tiene el control de las decisiones y que el estado está para proteger ese control que el pueblo ejerce. El segundo término, la dictatocracia, ya es más evidente, pues termina siendo una dictadura encubierta disfrazada de democracia, como ahora está sucediendo en Brasil, con el gobierno de Temer, que llegó al poder por un golpe democrático, o el de Argentina con Macri, que llegó al poder por una manipulación social diseñada por el instituto Tavistock. Hay muchos más ejemplos de dictatocracia tanto en América como en Europa, pero cito solo estas por ser las más evidentes y notorias en este momento. Una vez implantada la dictatocracia, donde se gobierna de forma dictatorial con el consentimiento del pueblo, solo es cuestión de tiempo para pasar a la fase final, la demoniocracia, donde ellos gobiernan por y para ellos, y nosotros acatamos, trabajamos y existimos por y para ellos, convirtiéndonos en esclavos a voluntad, verdaderos profesionales de la servidumbre, miseria y degradación.

Mientras tanto, ellos siguen adelante con su macabra agenda del escenario unocumpliéndose la peor de las pesadillas, y nosotros por aquí y por allá discutiendo las formas de accionar, que si sí o que si no RCA, cómo y con quien, que si es o no es un oscuro, sombra o demonio, que pobrecito aquel, que seguro no sabía, que considerar al otro y mil estupideces más de egos inconscientes, ignorantes y dormidos, mientras el sistema nos sigue fagocitando como Cronos a sus hijos. 

Muy simple sería deshacernos de los demonios, pero se necesita intención, propósito y voluntad, una triada ejercida unificados y hacia un objetivo claro, cuya coherencia da como resultado la acción correcta en el momento correcto para librarnos de ellos, pero estamos muy lejos de conseguirlo, pues la cómoda apatía del burgués es el estado natural de la inconsciencia del mono con chanclas, y el mundo está poblado por ignorantes monos creídos sabios mandriles. Ciertamente tenemos lo que nos merecemos y nos merecemos lo que somos. Un colectivo de Lhumanus que se creen dueños y señores de esta realidad, mientras los verdaderos amos, dueños y señores de nuestras patéticas y acotadas existencias son los demonios que nos gobiernan. ¡Qué razón tenía el iniciado!! La historia siempre se repite porque la inconsciencia, el egoísmo y la estupidez, aún tienen el poder suficiente en esta realidad, como para evitar una acción consciente y coordinada.  
“Debo reconocer que cuando fui iniciado en el grado 34, el más bajo de todos del quinto círculo de poder de los grados superiores, el que va del 34 al 72, no pensaba que ellos tenían razón, creía inocentemente que sólo eran ideas absurdas de una secta de engreídos embebidos de superioridad, con infantiles creencias de dioses y entidades que manejaban al hombre y a la realidad. Aunque fui elegido, mi decisión de pertenecer fue más por curiosidad que por creencia, impulsado por la búsqueda de la verdad y el extraño sentimiento de ser más de lo que era. Cuando ingresé al cuarto círculo, el que va del grado 73 al 90, ya tenía mis dudas, pero seguía creyendo en el Lhumanu, como a ellos les gusta llamar al común de la gente. Todavía creía que subestimaban y menospreciaban al hombre, y que esa distinción entre ellos y nosotros, era sólo un sentimiento absurdo de superioridad y en definitiva de cierta inseguridad y racismo ancestral. 
El Lhumanu tenía posibilidades de comprender su verdadero origen, de ser diferente, de vencer sus programaciones y yoes, de manifestar su Ser, de ser verdaderos, libres y justos con ellos mismos y con los demás, de comunicarse con su dios sin necesidad de intermediarios, de ser dueño de sus pensamientos, responsable de sus palabras y creador de sus actos. Cuando ingresé al tercer círculo y me fue revelado por primera vez la verdad de mi origen y el del hombre, todo cambió, y entendí que el equivocado era yo, y que el Lhumanu nunca sería lo que debía ser, no porque no lo dejáramos, sino porque no quería, no quería despertar de su sueño de ser especiales, únicos, a imagen y semejanza de su dios, porque su raíz, su ADN, era ser esclavo del Demiurgo y de ellos mismos, para que nosotros, los originales, los que logramos despertar podamos existir. Igualmente seguí adelante y cumplí mi propósito, pese a todos los que me decían lo contrario, porque confiaba en que el Lhumanu podía cambiar. 
Hace cientos de años que intentamos que reaccionen, apretando cada vez más la soga a su cuello, o dándoles todas las libertades de manejar sus vidas, y sin embargo, siguen haciendo todo lo posible para negarse su liberación. ¿Qué se puede esperar de aquellos, que teniendo la benevolencia del Do, lo niegan y lo entregan para ser devorado? ¿Qué se puede esperar de aquellos que dudan de todo, aún de la verdad que le dicta su corazón? ¿Qué se puede esperar de aquellos que están ciegos, sordos y mudos ante el dolor y el sufrimiento de sus semejantes? ¿Qué se puede esperar del que muerde la mano del que le da de comer y desconfía hasta de su hermano? Indudablemente son salvajes, violentos, egoístas, crueles, desalmados, aberrantes, soberbios, mentirosos, Lhumanus sin ninguna duda y sin posibilidad de ser, y no por nosotros, sino por ellos. Les damos todas las posibilidades, cubriendo todas las gamas posibles de su particular ecuación de elección, y siguen eligiendo el camino incorrecto, el camino de la desconfianza y la apatía, el camino corto y fácil del egoísmo y el falso amor, el camino de los egos y la fantasía del salvador venido de las estrellas, el camino de la violencia, las guerras, el hambre, el poder, el dinero, el sexo, las drogas, la diversión, la traición y los mil pecados capitales. No me vengan que nosotros somos los culpables, los manipuladores, los amos, no, no, no, nosotros no hacemos las reglas, ustedes las hacen o permiten que las hagan. Son sus instituciones, sus democracias, sus ejércitos, sus reyes, sus religiones, sus dirigentes, sus gobiernos, sus leyes, sus normas, sus bancos, sus Bilderberg, su mundo. Nosotros habitamos el nuestro y no nos interesa el suyo porque a ustedes no les interesa protegerlo, defenderlo y cambiarlo. 
Todo en el universo se rige por jerarquías, y ustedes están empeñados en destruirlas empezando por ustedes mismos. Quieren ser iguales cuando ni siquiera pueden ser iguales a nivel personal, hoy son una persona y mañana otra completamente diferente, están disgregados, fragmentados, alienados. Nosotros debemos cuidarnos de ustedes, porque son ustedes los empeñados en destruirnos y destruirse, empeñados en llevar a la especie Lhumana a la extinción y con ustedes a todos los demás seres, sean plantas, animales o Humanos. Se la pasan hablando, discutiendo, confrontando, separando, en vez de callar y sólo hacer. Ni siquiera los que tienen un propósito en común, se ponen de acuerdo, porque compiten, se envidian, intentan ser los protagonistas de una historia sin sentido, que no existe más allá de su limitada imaginación. Nosotros, si tenemos hambre comemos, si tenemos sueño dormimos, si estamos cansados descansamos, ustedes se quejan, dicen que tienen hambre, sueño y cansancio, se toman algo para despejarse y siguen trabajando, porque eso es lo que quieren, trabajar, dinero, posesiones, más, más, más…y mientras pregonan igualdad en cada esquina, a su lado un niño pide limosna y duerme en la calle, pero claro es culpa del estado, de la democracia, de los oscuros. ¿Qué saben ustedes de luz y oscuridad? Si defienden al que los halaga para tenerlos dormidos en sus manos, y condenan al que los insulta para despertarlos. ¿Todavía no saben que los ángeles se disfrazan de demonios y los demonios de ángeles? no quieren ver que las luces y las sombras existen en su interior, que ustedes son el enemigo, no nosotros, y que sólo bastaría decir basta para cambiar su vida. No quieren ver que ya son libres si lo deciden, que las únicas cadenas que los atan están en su interior, son sus temores, su ignorancia, su dependencia, su apatía, su aterrador miedo a ser responsables.
Muchos serán los llamados y pocos los elegidos, porque cuando ven la verdad la niegan, no quieren ver lo que verdaderamente son, porque son justo lo que están condenando y persiguiendo, son sus propias luces y sombras, son Manus, son originarios de la tierra, son  iguales que nosotros pero renegando de su especie, y los que lo saben se aprovechan de los otros poniéndole al enemigo un nombre, pero no somos sus captores, son ustedes mismos, cobardes ovejas encerradas en su propio corral, el que ustedes mismos construyeron durante miles de años de negación y soberbia. No se merecen ser liberados, no se merecen ser ayudados, no se merecen todo lo que se les ha dado. Y sin embargo, yo, iluso e inocente, confié en ustedes, los entendí, los defendí, los representé, los respeté, los eduqué, los curé, los amé, y pese a todo fui perseguido, torturado y crucificado. ¡Qué ironía!!, los que buscaban la liberación, mataron a su liberador. Ahora la rueda se detendrá y cada uno cosechará lo que sembró y serán los únicos creadores de su cielo o su infierno, nosotros, sólo observaremos porque ya hemos hecho todo lo que teníamos que hacer. Nuestro trabajo ha finalizado, y el de ustedes, recién ha comenzado.”

Sunday, December 18, 2016

La Izquierda Festiva o El Circo Ideológico

El desarrollo del Comunismo se hizo basado en unas doctrinas dogmáticas ampliamente expresadas. Unos textos muy sesudos y tremendamente aburridores. Los teóricos del Marxismo nunca fueron escritores amenos, pero todo ese conjunto ideológico fue presentado en una forma seria y coherente.


Al derrumbarse los regímenes comunistas surgió un engendro pintoresco y un poco ridículo, la izquierda festiva. Esa adusta doctrina que imperó por décadas fue reemplazada por una colcha de retazos e incoherencias que a veces parece un anarquismo de pacotilla. Surgieron toda una serie de postulados sin ninguna relación con la concepción del socialismo original.


Las marchas y manifestaciones obreras fueron reemplazadas por  espectáculos carnavalescos como los que se han presentado últimamente en la Plaza de Bolívar de Bogotá. La destitución de un alcalde populista, implicó todo un espectáculo carnestoléndico con la traída de indígenas de zonas remotas, chirimías, bailes y naturalmente discursos. El triunfo del NO en el plebiscito produjo otro acto circense, con carpas, música y plañideras, unos universitarios clamando por no volver a la guerra (algo que ninguno ha experimentado en su vida). El absoluto predominio de la histeria sobre el racionamiento, con el auspicio solapado de algunos rectores.  

   

El metamorfismo ideológico ha sido patético, clamores por la legalización de la droga, teorías acerca del libre desarrollo de la personalidad, libertad para portar la “dosis personal”, un verdadero fomento de la droga adicción, omitiendo reconocer que los bolcheviques eran unos absolutos puritanos en el tema de los estupefacientes. 


Otro tema adoptado con furor ha sido el ambientalismo, el izquierdista moderno se tornó en un verdadero Savonarola para tratar de imponer los dogmas ecológicos sin tener en cuenta que los patrocinadores de toda esa histeria colectiva son grandes consorcios económicos más interesados en sus negocios que en la suerte de las aves migratorias. Esto lo mostró con lucidez un escritor argentino en su libro “El Ecofascismo”.  El ambientalismo obsesivo solamente ha servido para obstaculizar y torpedear el desarrollo de los países pobres pero sus fanáticos nunca se preguntan de dónde viene ese alud de ONGs que pretenden darlesórdenes a los gobiernos.


El comunismo clásico fue hostil respecto al homosexualismo, las desviaciones sexuales eran perseguidas y castigadas en la era soviética. La nueva izquierda tomo una actitud totalmente contraria, aspectos tales como el matrimonio homosexual y la adopción de hijos por parte de parejas del mismo sexo se volvieron banderas de la izquierda festiva. No solamente han pedido respeto a la condición homosexual, lo cual es perfectamente respetable, han adoptado una actitud absolutamente agresiva, con teorías tales como el concepto de género, según el cual un niño no nace con sexo definido, eso lo determina el entorno de su desarrollo. Para nadie es un secreto que esto puede convertirse en una forma de fomentar el homosexualismo; sin embargo, a pesar de la oposición rotunda de la ciudadanía, han porfiado en esto. Al adoptar las reivindicaciones de las comunidades de lo que se denominó comunidad LGBTI, las manifestaciones públicas y mítines adquirieron mucho colorido y vistosidad, muy lejos de la opacidad de las celebraciones del 1 de Mayo.


Otro aspecto interesante de la nueva izquierda es su posición respecto a las minorías raciales. Bajo la inspiración de una pléyade de antropólogos de cafetería, se han creado los resguardos, los cuales son una reminiscencia de los bantustans del Africa Colonial Británica. Según la izquierda festiva los pueblos de los resguardos deben conservar sus métodos de vida ancestrales y sus tradiciones, por tanto no deben contaminarse con las fruslerías de la vida moderna, tales como las carreteras, la electricidad, el agua potable etc. Hay que perpetuar su soledad selvática y su endogamia.


Jaime Galvis V.


Friday, November 25, 2016

Rebellion Civil contra Santos

Tomando del Periodico Debate

Libardo Botero C.                                                    

El gobierno de Juan Manuel Santos es ilegítimo. Hay que proceder en consecuencia.

Para empezar, su segundo mandato, el actual, se gestó a través de un complot criminal contra Óscar Iván Zuluaga, el candidato opositor que lo había vencido en la primera vuelta. Si la cabeza comprobada del complot es un empleado directo del presidente, ya se presume quién fue su artífice: blanco es, gallina lo pone.

Y en el ejercicio de su mandato se ha propuesto atropellar la Constitución y las leyes e imponer su arbitraria voluntad, prohijando y protegiendo a los mayores carniceros de nuestra historia. El conejo que se acaba de protocolizar con la firma del “nuevo” acuerdo con las Farc, y la decisión de “refrendarlo” a través del Congreso, es una burla a las mayorías que se expresaron en contra del mismo pacto el 2 de octubre. Es el último paso de una carrera desenfrenada de desafueros, cuyo responsable y promotor principal es Juan Manuel Santos.

Un gobierno que así atropella y desconoce la mayoritaria voluntad popular, sus compromisos, las directrices inequívocas del máximo órgano jurisdiccional, el ordenamiento legal, es un gobierno que, por ese mismo motivo, no les deja a esas mayorías alternativa distinta a desconocer su legitimidad y la validez de sus actos espurios, y colocarse en actitud de desobediencia civil, o mejor, de rebelión civil, por el rescate de los principios y normas pisoteados.

Todo ello me lleva a formular una serie de razones e interrogantes sobre el camino a seguir ante semejantes trapacerías y la persistencia de tan nefasto mandato, sobre todo ahora que fue sellado por enésima vez el pacto con las Farc, en el acto teatral de ayer.

Uno

Por fuerza de las circunstancias, habrá que echar mano, naturalmente, de todas las herramientas legales disponibles, aún a riesgo de que sean desconocidas por la tiranía santista, como ya es usual. De entrada, proseguir la erguida oposición en el Congreso, enfocada ahora no solo en la absurda “refrendación” allí del acuerdo con las Farc, sino después, contra su “implementación” atropellada y descarada. Probablemente habrá que demandar el acto artificial del Congreso, a fin de demostrar la invalidez e ineficacia jurídica de aprobar una simple “proposición” para imponer una suerte de tratado supraconstitucional; recurrir a la Corte Constitucional para que haga valer los preceptos contenidos en el fallo sobre el “plebiscito para la paz”; e incluso, demandar ante el Consejo de Estado el acuerdo firmado, como sugieren otros.

El ex presidente Uribe habla, entre tanto, de gestar un referendo de origen popular, para preguntar por los puntos álgidos del acuerdo, tal vez sin caer en cuenta que, aún conseguidas las firmas necesarias, debe pasar por el Congreso para ser convocado -talanquera casi imposible de superar-, amén de que exige superar un umbral de más del 25% del censo electoral, difícil de alcanzar en un enfrentamiento contra el gobierno y su coalición, que no participarían y lo combatirían. Así, semejante salida podría convertirse en una batalla desgastadora e infructuosa. Otra sería la cosa si fuera un “referendo derogatorio”, de más fácil desarrollo, pero referido a una ley o acto legislativo que, en este caso, no se producirán.

Enfrentar la entrega con tales herramientas legales, aunque necesario es casi simbólico. Requiere, para no ser estéril, una enérgica y valerosa movilización popular, como lo vienen proponiendo desde el mismo ex presidente Uribe, pasando por los parlamentarios de la bancada del CD, hasta distintos líderes del NO y ciudadanos a través de las redes sociales. Una estrategia podría reforzar la debilidad de la otra, pero su éxito no se percibe fácil.

Dos

La situación ha llegado a un extremo de gravedad, que amerita no simplemente oponerse a los acuerdos fatídicos de La Habana y las tretas para implantarlos. Hay que trascender a esos propósitos y elevar más significativas banderas. No basta simplemente con resistir a las imposiciones del tirano, hay que levantarse contra él.

Hace más de un año, en septiembre de 2015, el conocido abogado y escritor Rafael Nieto Loaiza, luego de conocer el borrador de la JEP acordado en La Habana y el proyecto de “farc-track” presentado por el gobierno, escribió en su columna semanal: “Si semejante monstruo es aprobado, anuncio que me niego a aceptar lo que de ahí salga y me declaro desde ya en resistencia cívica pasiva. ¡Y bienvenida será la cárcel si ello supone defender la verdadera democracia!”. Aunque no el único, ese sería el primer paso de una auténtica rebelión civil: la desobediencia generalizada al acuerdo de impunidad pactado en Cuba.

Muchos colombianos, seguramente, compartimos el llamado a la desobediencia civil de Nieto Loaiza, arrostrando las consecuencias que de ella se deriven. Presumimos que ahora, más de un año después, luego de firmado el “acuerdo del teatro Colón”, cobra mayor vigencia. ¿Se dedicará el país, de ahora en adelante, solamente a buscar la manera de que el batacazo no sea tan demoledor, a través de inocuos debates en un parlamento arrodillado y manipulado por el tirano? Sin dejar de dar la batalla en todos los escenarios, lo que se impone, por respeto a la memoria de las víctimas y por dignidad, es rechazar y desconocer no solo la “refrendación” sino la “implementación” del fatídico acuerdo, a fondo. Desobedecerlo.

Las preguntas en este terreno brotan a raudales. ¿Aceptarán -o aceptaremos- los civiles llamados al tribunal de la JEP, comparecer ante los magistrados designados por los victimarios? ¿Acatarán los militares la jurisdicción urdida por las Farc y se presentarán contritos ante ella? ¿Participará el Centro Democrático en un tal “pacto nacional por la paz” y en los organismos que se convoquen para diseñar la reforma de nuestro sistema electoral? ¿Se someterán los propietarios legítimos de tierras a las diligencias expropiatorias de la nueva “jurisdicción agraria”? ¿Agachará la cabeza el Fiscal y aceptará que las Farc no entreguen su fortuna mal habida y solo proporcionen una lista de sus bienes, o que se nieguen con argucias a devolver los cientos de secuestrados y los miles de niños “reclutados”? ¿Se quedarán calladas las Cortes ante la prevalencia de la JEP en el trámite de tutelas y de las colisiones de competencia? ¿Desistirán las víctimas de acudir a una verdadera justicia, llevando el caso ante la Corte Penal Internacional, por negarse Colombia a condenar a penas efectivas de cárcel a los autores de crímenes de lesa humanidad? ¿Le dará vía libre la Corte Constitucional a la incorporación automática del acuerdo de La Habana a la Carta, y su conversión en fuente obligada de interpretación de las normas constitucionales y legales? ¿Se comprometerán los candidatos presidenciales a cumplir los acuerdos espurios, o anunciarán su derogación? ¿Nos decidimos todos a desacatar el engendro?

Y tres

Aun así, tampoco es suficiente. El déspota que nos gobierna seguirá en el poder, maniobrando y conspirando para sacar avante sus pérfidos propósitos. Lo que necesita Colombia va más allá. Lo que el país no soporta es que Santos siga a la cabeza del Estado. Su remoción de la primera magistratura es la necesidad más apremiante del país. Desobedecer, sí. Resistir, también. Pero, sobre todo, rebelarse y buscar con ahínco la caída del presidente. ¡No más Santos!, debe ser el grito de combate de la rebelión civil que demanda la hora.

Más que enfrentar, pasiva o activamente, los efectos del problema, hay que ir a sus causas. Definitivamente el asunto no es solo el acuerdo de paz, ni su “refrendación” tramposa por un Congreso inhabilitado legal y políticamente para hacerlo. Centrar los esfuerzos en revocar el Congreso, como algunos dirigentes del CD proponen, desvía la atención sobre el verdadero origen de la tragedia.

Hace ya un buen tiempo que las grandes mayorías han calado que la talanquera principal es el mismo presidente de la república, Juan Manuel Santos. Su mandato es fraudulento por su origen y desastroso por sus ejecutorias. Santos tiene un alma perversa, es un cínico total, un manipulador, un traidor de siete suelas, un ególatra consumado, un mentiroso compulsivo, un perseguidor sin entrañas, un vanidoso impenitente, en fin, una ruindad como persona, que utiliza el poder para satisfacer sus peores instintos.

Todas las baterías deberían enfocarse en lograr su salida del poder. El primer paso es presentar una contundente solicitud de investigación penal ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara, por el complot criminal para alzarse con la presidencia en las últimas elecciones. Aunque ese organismo está razonablemente desprestigiado y sus mayorías sean oficialistas, hay que dejar la constancia histórica, sobre todo ahora en vísperas de la entrega del Nobel de Paz al acusado. Pero Santos no solo debe ser acusado penalmente por los delitos asociados al complot de 2014 contra Óscar Iván Zuluaga y su campaña, que deberá tramitar posteriormente la Corte Suprema de Justicia. El Senado puede, como lo establece el artículo 175 de la Carta Política, en razón de “indignidad por mala conducta” en el ejercicio del cargo, juzgarlo e imponerle “la de destitución del empleo, o la privación temporal o pérdida absoluta de los derechos políticos”. ¿Desconocer la decisión de un plebiscito, que lo obligaba directamente a él, no es suficiente razón para juzgarlo?

En lugar de una evasiva y anodina campaña de revocatoria del Congreso (revocatoria que no existe en nuestra Constitución), la oposición democrática debiera empeñarse en un juicio político al “máximo responsable” de tamañas violaciones a las reglas democráticas que juró cumplir. Acompañada, sobre todo, de una intensa y persistente movilización en las calles, centrada en pedir la inmediata renuncia del presidente ilegítimo.

Si no se corona ese propósito pronto, de todos modos, quedará pavimentado el camino para que las fuerzas que resistimos el embate farc-santista, logremos cuajar una consistente y amplia alianza para las elecciones de 2018 y demos al traste con la encerrona en marcha. Salvo que, para detener a las mayorías, se recurra, como lo pidió ayer Timochenko, a fraguar la imposición arbitraria de un “gobierno de transición” hacia la dictadura narco-terrorista. En cuyo caso, pensamos, abortadas las vías institucionales, se arrojaría al país la infierno de las salidas extra-institucionales.

Colombia: acuerdo ilegítimo, falsa paz

Tomando de Actuall

El acuerdo firmado este jueves en Bogotá por el presidente Juan Manuel Santos y el jefe de las FARC, Rodrigo Londoño alias Timochenko, es apenas un retoque de la versión rechazada por la mayoría de colombianos en el referéndum del pasado 2 de octubre, según denunciaron los expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana. [BBC, El País, Panam Post, en inglés y en español]

Esta pieza de Beatriz de la Rosa para Actuall cuenta lo esencial del evento celebrado este jueves en el teatro Colón, a la carrera, sin invitados de postín y casi en penumbra. [Actuall]

Aun así, el Gobierno da por cerrado el proceso y espera despacharlo la próxima semana con una votación en el Congreso, donde cuenta con mayoría, y no en un nuevo referéndum, como le exige la oposición. [Financial Times, en inglés]

Un Congreso –como recordó este jueves el exprocurador general Alejandro Ordóñez– desautorizado por el triunfo del “no” en el referéndum y que, a su juicio, tendría que haberse disuelto para dar paso a unas nuevas elecciones legislativas. Twitter de Alejandro Ordóñez]

Puede que el presidente Santos consiga así su objetivo de llegar a Oslo el próximo 10 de diciembre a recoger el Nobel de la Paz con un acuerdo en las manos. Pero, es un acuerdo que nace con un serio déficit de legitimidad y cierra en falso una trayectoria de cincuenta años terrorismo de inspiración marxista y crímenes contra la humanidad que ha dejado entre 220.000 y 260.000 muertos. 

El presidente Santos podrá tapar con este apaño los escándalos por el espionaje a rivales políticos y el descontento popular por la drástica subida de impuestos contra el agujero fiscal generado por su Gobierno. Tendrá el Nobel, pero los colombianos no tendrán una paz verdadera, con justicia para las víctimas. 

Saltarse el referéndum es un mal precedente para las democracias occidentales. El sistema representativo pasa por una profunda crisis de reputación, y lo último que necesita es políticos y terroristas juntos, cerrando un acuerdo de espaldas al pueblo

Tuesday, November 22, 2016

LA HORA DE LAS DEFINICIONES

Excelente escrito de Rafael Loaiza

Ya sabemos que toda la campaña por el Si estaba montada sobre falsedades. Y no me refiero a las de la propaganda del Gobierno, en realidad una vulgar campaña por el Sí, sino a los pilares sobre los que construyeron sus posiciones tanto el Gobierno, los negociadores y las Farc como los parlamentarios, analistas y columnistas afines a ellos.

 

La primera, el Presidente y De la Calle sostuvieron que el llamado “Acuerdo Final” era el único posible. Estaba lejos de ser verdad: han anunciado otro.

 

Segunda, que el citado “Acuerdo” era el “mejor posible”. Ahora Santos, en un inusual gesto, dijo que “con toda humildad, quiero reconocer que este nuevo acuerdo es un mejor acuerdo”. Es decir, el “Acuerdo” no solo no era el único posible sino que era perfectible. Fue más allá. Dijo que los voceros y promotores del No con “sus iniciativas contribuyeron a lograr este nuevo acuerdo”.

 

Es inevitable preguntarse por qué Santos y los negociadores no solo no aceptaron reunirse antes del plebiscito con los opositores al “Acuerdo”, sino que los insultaron acusándolos de ser “vacas muertas, tiburones, neofascistas” y otras linduras. Nunca es tarde para corregir, pero...

 

Tercera, los defensores públicos del Sí advirtieron que si no se aceptaba el “Acuerdo Final” volveríamos a “la guerra”. Santos incluso amenazó, en una grosera estrategia de miedo, con que las Farc se tomarían las ciudades. Hoy resulta obvio que tal cosa no ocurrió.

 

Finalmente también era mentira que quienes teníamos críticas al “Acuerdo” fuéramos “enemigos de la paz” y “amigos de la guerra”. Desde el dos de octubre se asumió el triunfo con humildad y con el compromiso público de proponer de manera rápida las mejores opciones para un nuevo pacto con las Farc. Y no se ha parado desde entonces en esa tarea. En menos de diez días se le presentaron al Gobierno de manera formal las críticas al “Acuerdo”. Y cuando los negociadores nos invitaron, se celebraron intensas rondas de trabajo, de sábado a viernes, y se concluyó con la entrega de un documento de propuestas y opciones para un nuevo acuerdo. Y ni por un instante se ha cejado en el empeño de alcanzar un gran acuerdo nacional para la paz que incluya a todos, entre ellos a las víctimas de las Farc y a la Rama Judicial, a quienes el Gobierno y la guerrilla tampoco oyeron durante las negociaciones iniciales. Esa actitud proactiva y de buena fe fue reconocida por Santos cuando quiso “agradecer nuevamente la buena disposición y la buena voluntad con la que participaron todos los voceros, en particular los del No”.

 

Advertimos que el triunfo del No era la oportunidad histórica para salir de la polarización política y social a la que nos condujo la estrategia de estigmatización que Santos ha desarrollado desde la campaña del 14. Lo aceptó el mismo presidente cuando afirmó que ese triunfo “teníamos que convertirlo en una gran oportunidad para unirnos alrededor del deseo de paz expresado por todos, independientemente de si votamos Sí o No ese día”.

 

Sin embargo, las palabras de Santos van en contravía de sus acciones. Primero intentó de todas las maneras posibles dividir el frente del No, sin éxito. Y ahora en lugar de volver de La Habana con un nuevo borrador, como era su compromiso, el Gobierno ha anunciado un “acuerdo final y definitivo”. Comete otra vez el mismo error. Aunque esta vez es peor, porque no solo margina a los voceros y promotores del No y a los representantes de las víctimas de las Farc, así como a la Rama Judicial, sino que va en abierta oposición de la mayoría expresada en las urnas. Es un portazo en las narices al No, es verdad, pero sobre todo es una burla a la democracia, al resultado del plebiscito.

 

Hay un atisbo de esperanza. El lunes habrá reunión en Palacio. Ahí hemos de saber si veremos de cuerpo entero el conejo cuyas orejas ya se asoman.


NOTA DEL EDITOR DE LA CARAMBOLA, Lunes 22 de Noviembre:  El conejo es de RAZA GIGANTE

Sunday, November 20, 2016

PERSEGUIR

El ánimo persecutorio, ha sido frecuente en la historia de la humanidad. Por motivos religiosos, políticos, raciales, etc., las cacerías humanas han sido una tradición execrable en la Historia.

En este sentido, en Colombia hubo históricamente episodios persecutorios, pero en los últimos años, esto ha tomado dimensiones verdaderamente preocupantes. Una de las formas inquisitoriales más aberrantes y odiosas es la persecución judicial a los opositores al régimen de turno. Se inventan cargos, acompañados de una comparsa de testigos falsos y con esto tienen a la víctima no solamente empapelada, sino encarcelada. Así se han multiplicado los presos políticos en Colombia, años de reclusión sin realizar un juicio. Aquí no existe el Habeas Corpus.

Otra forma inquisitorial que está tomando vuelo en Colombia es la persecución económica, empresas no afectas al Gobierno, o que no se han plegado a financiar espectáculos políticos, son acusadas de cartelización u otras presuntas irregularidades y con una base probatoria endeble o inexistente, se encuentran castigadas con multas ruinosas, esto se ha presentado recientemente con industrias tales como la azucarera y la papelera. Otras están amenazadas de sobrecargas tributarias por, presuntamente, afectar la salud pública, tales como las empresas de bebidas gaseosas. Con esta clase de criterios no tardan en gravar ruinosamente a industrias tales como la panificadora porque el pan contiene gluten, o las fábricas de aceites porque sus productos generan obesidad. Todas estas patrañas, van hacia un único objetivo, asustar y domesticar a la oposición política y aún a la gran franja indiferente de la industria y la población. Esto ya ha sido ensayado en Venezuela, con los resultados conocidos.

Una forma insidiosa de persecución ha sido la prensa hablada y escrita, se le hacen sindicaciones a alguien, se le sataniza, se le ridiculiza y todo esto no trae consecuencias legales. Más aún, los medios de comunicación se han dedicado a ser los voceros de un ambientalismo fanático, el cual acusa y condena, generalmente basado en conceptos absolutamente errados, con esto desencadenan persecuciones a actividades tales como la minería, las curtiembres, la actividad petrolera, la cerámica de los chircales, la explotación de materiales de construcción, las obras civiles y mil aspectos más. Basta mencionar dos episodios muy recientes, el proyecto de erradicar las industrias del cuero del barrio San Benito de Bogotá, de las cuales dependen miles de familias y el proyecto de erradicar los restaurantes y otras actividades comerciales del cerro de Monserrate, sin tomar en cuenta cuantas familias viven de eso.

Recientemente ha habido episodios de persecuciones mezquinas a exiliados políticos de las dictaduras vecinas, ese generoso derecho de asilo de otras épocas, pasó a la historia.

Entre funcionarios del Gobierno, frecuentemente se presentan expresiones delirantes de proyectos inquisitoriales como el de alguna Ministra del Medio Ambiente que propuso erradicar la presencia humana por encima de 2.900 metros sobre el nivel del mar.  Probablemente ignoraba que la civilización Inca se desarrolló por encima de esa cota topográfica.

Además se han popularizado las persecuciones al menudeo, se estigmatiza a los fumadores, a los dueños de automóvil, a los vendedores ambulantes, a los que no crean en el calentamiento global, a los que colecten plantas silvestres, a los que coleccionen conchas marinas, a quienes tomen muestras de minerales o rocas. 

Cortar un árbol es un delito, lo mismo que desviar un arroyo. Los leñadores y madereros están proscritos, lo mismo que los pequeños mineros. Últimamente hay que cuidarse de no producir contaminación visual (parece que se volvió delito ser feo).

A los únicos que no persiguen los émulos de Savonarola en Colombia es a los extorsionistas y secuestradores, con ellos se negocia!  

Jaime Galvis V.

Monday, November 07, 2016

Democracia Sometida - Entrevista a Alvaro Uribe Vélez

El ex presidente de Colombia y actual senador por el Centro Democrático es el gran artífice de la sorprendente victoria del 'No' en el plebiscito por la paz
Un mes después de su victoria, concede en Bogotá su primera entrevista
CAYETANA ÁLVAREZ DE TOLEDO 
Bogotá (Colombia)
06/11/2016 03:07

El pasado 2 de octubre, Álvaro Uribe sorprendió al mundo y probablemente también a sí mismo. Contra todo el poder y todos los pronósticos, cuando hasta sus amigos lo tenían por un loco o por un muerto político, logró que los colombianos rechazaran el acuerdo de paz patrocinado por el Gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC. El 'No' obtuvo el 50,2% de los votos en un plebiscito que se diseñó para ser ganado. Y Colombia se paralizó. ¿Qué va a pasar ahora? ¿Cómo evolucionan la guerra y la paz? ¿Y qué revela su victoria sobre la relación entre los ideales y la realidad, la razón y las emociones, las élites y la ciudadanía? El lunes aterricé en una borrascosa Bogotá para hacerle a Uribe estas y otras preguntas.Inmerso en las delicadas negociaciones para un nuevo acuerdo, con el Nobel Santos advirtiendo sobre la cicatera paciencia de las FARC, el ex presidente sacó tiempo para dos largas conversaciones en el patio de un pequeño hotel junto a la desolada plaza Bolívar. Contra un fondo de orquídeas -símbolo nacional colombiano- Uribe se reveló una rarísima avis, híbrido de nueva política y convicciones democráticas, de tácticas líquidas y principios sólidos, de Twitter y verdad. Y Fénix. Mañana estará en España y aquí está hoy su palabra.


¿Qué es la paz?
...Santa Teresa decía que la paz es la tranquilidad del orden.
Cierto. Puede haber paz sin democracia. Por eso es un error contraponer la paz al terrorismo. ¿No cree?
En mi etapa como presidente, yo hablé siempre de una política de seguridad con valores democráticos. Me preguntaban: ¿Y la paz? Y yo decía: la seguridad es el camino a la paz.
Si usted acepta la necesidad de la paz, acepta la existencia de una guerra. Es decir, de un conflicto entre dos fuerzas igualmente legítimas. Como en España contra ETA, ¿no es mejor reivindicar la democracia o directamente exigir libertad?
Yo nunca he aceptado para Colombia los conceptos "conflicto" o "guerra". Esas palabras ganaron fuerza en América Latina para referirse a la lucha de insurgencias civiles armadas, sin narcotráfico, contra dictaduras militares. Colombia es una democracia, en permanente perfeccionamiento. Las FARC empezaron como una guerrilla marxista-leninista y han acabado en el narcotráfico. Hoy son el mayor cártel de cocaína del mundo. Fueron protegidas por Chávez en Venezuela. Y ahora, con el acuerdo firmado con el señor Santos, pretenden imponer ese mismo modelo marxista-leninista en Colombia. Es decir, convertir Colombia en una segunda Venezuela.
Si esos acuerdos son tan dañinos, ¿por qué los ha firmado el presidente Santos? No parece un revolucionario. Fue su amigo, su ministro, su sucesor.
No lo sé. A mí me dicen: Santos no es Castro ni Chávez. Y yo lo acepto. Pero a mí no me interesan las motivaciones personales, sino los hechos. Yo no puedo leer la mente de Santos, pero sí puedo leer los textos que firmó en La Habana. Y esos textos son una grave amenaza para la democracia y la economía colombianas.
¿Cómo se acaba una guerra?
En Europa piensan que Colombia ha pasado de la guerra de Uribe a la paz de Santos. Eso es falso. Durante mi mandato, Colombia ganó inmensamente en seguridad. Si quiere, en paz. No buscamos la aniquilación de los grupos guerrilleros, sino su desarticulación. El acuerdo de Santos con las FARC, en cambio, genera impunidad, fortalece un modelo marxista-leninista y no combate el narcotráfico. Llamaron paz a la democracia sometida.
Un Estado democrático ¿puede negociar con una organización terrorista?
Yo nunca he negado la posibilidad de negociar. En su día me reprochaban: usted los llama terroristas pero luego negocia con ellos. Yo respondía: es un proceso de desarticulación del terrorismo; se negocia con unas condiciones inamovibles, que no generan daño a la democracia. En mi gobierno se logró un sometimiento atípico del terrorismo a la justicia.
¿Atípico?
Se desmovilizaron 35.000 paramilitares y 18.000 guerrilleros. Los rasos no fueron a la cárcel. Los cabecillas sí, en períodos de cinco a ocho años. No se les concedió elegibilidad política y no se negoció con ellos la agenda nacional. Fue una desmovilización con beneficios judiciales de acuerdo con la ley colombiana.
¿El Estado de Derecho no cedió?
Se hizo una ley para regular el proceso. Pero todo de acuerdo con la Constitución y la legislación ordinaria.
¿Los desmovilizados fueron juzgados por tribunales ordinarios?
Ahí siguen todavía. Por eso hablo de un sometimiento atípico a la justicia, con generosidad pero sin impunidad. Y sin riesgos para nuestra democracia. No como ahora.
Usted rechaza que el acuerdo con las FARC se eleve al bloque de constitucionalidad. ¿Qué propone?
Yo no puedo aceptar que el Gobierno y el cártel de cocaína más grande del mundo reformen juntos la Constitución colombiana. En muchos apartados, incluso la sustituyen. Imagínese lo mismo en España con ETA. Ahora estamos conversando con el Gobierno para buscar alternativas. Los portavoces del 'No' hemos propuesto que se apruebe una ley marco, que se podría desarrollar de lo general a lo específico y modificar por mayorías parlamentarias.
Pero eso no asegura el acuerdo, que es objetivo del señor Santos.
Se podría fijar un periodo de no modificación de la ley.
Si las FARC se desarticulan, ¿se acaba el terrorismo en Colombia?
Por supuesto que no. Las FARC son el cártel de coca más grande del mundo. Y la droga genera terrorismo. Hace 15 años, se decía que Colombia era un Estado fallido porque tenía 170.000 hectáreas de coca. Ahora tiene 200.000. Además, están los disidentes de las FARC, el ELN... Hay más de 3.500 bandas criminales. La clave es la impunidad: si las FARC obtienen un premio, otros verán en el terrorismo y el narcotráfico un incentivo.
El fin de la violencia plantea nuevos desafíos políticos y pedagógicos. En España, por ejemplo, ya no hay terrorismo pero el proyecto de ETA sigue vivo y en marcha. ¿Aquí puede suceder algo parecido?
Asumamos que las FARC abandonan incluso el narcotráfico. Concedamos el beneficio de la duda a sus 5.650 guerrilleros y a los demás grupos criminales. Imaginemos, ahora, que estas FARC post-terroristas entran en política. Los colombianos tendríamos un grave reto por delante: combatir el modelo marxista-leninista que los textos de La Habana prescriben para Colombia bajo el insólito amparo de un Gobierno democrático.
Vamos al contenido de los textos. ¿Usted rechaza cualquier concesión a las FARC?
No. Nosotros aceptamos que hay que proteger a las FARC.
¿Proteger?
Sí, proteger su vida. Lo que no aceptamos es que, para ello, se constituya una unidad al estilo de la policía política cubana. Con capacidad para controlar a funcionarios, empresas privadas de vigilancia... ¿Pero qué lógica tiene? El Estado y las FARC, como si fueran homologables, trabajando codo con codo contra los presuntos sucesores del paramilitarismo.
¿La Justicia puede ser "transicional"? Es decir, ¿el Estado de Derecho puede ponerse en paréntesis para acabar con el terrorismo?
Nosotros hemos aceptado que haya una Justicia transicional sin impunidad total. Queremos que de esto se ocupe la justicia ordinaria o una justicia suficientemente articulada con ella.
¿Qué significa "suficientemente articulada"? O hay un tribunal especial o no lo hay. O actúa la justicia ordinaria o la que actúa es especial.
Bueno, puede haber una sala de justicia transicional en la justicia ordinaria. O puede haber un tribunal especial orgánicamente integrado con la justicia ordinaria.
¿Compuesto por quiénes? ¿Escogidos por qué autoridad y cómo? ¿Sólo colombianos?
Se ha propuesto que sean magistrados colombianos y que tengan los mismos requisitos que los magistrados de nuestros tribunales ordinarios.
¿Y esto no es un cambio respecto a su postura en la campaña?
Nosotros aceptamos esto para corregir la impunidad total de las FARC que contemplan los textos de La Habana.
Es decir, aceptan el principio de excepcionalidad.
Para eliminar el peligro de impunidad absoluta.
¿Por qué absoluta?
Porque, según los acuerdos, una serie de delitos graves como el narcotráfico son conexos, están vinculados, con el delito político. Y los delitos políticos son amnistiables.
Deme un ejemplo.
A un jefe de las FARC le bastaría con reconocer que estuvo implicado en el narcotráfico para financiar la revolución. Y ya. Delito político. No iría a la cárcel. Y tendría pleno derecho de elegibilidad política.
¿Y qué ocurre con otros delitos como el asesinato o el secuestro?
Las FARC han secuestrado a más de 11.700 niños. Han violado a más de 6.800 mujeres. El acuerdo pactado por Santos dice que basta con reconocer el delito para no entrar en la cárcel. Libertad de movimiento, sí. Prisión, no. Esto es inaceptable desde el punto de vista de la legislación colombiana, de la internacional y del más elemental sentido de la proporcionalidad.
¿Qué alternativa propone?
Proponemos que el narcotráfico no sea un delito político. Entre otras cosas, porque es la causa de todas las tragedias colombianas. Y proponemos que para el resto de delitos graves las penas sean adecuadas y proporcionales.
¿Distintas a las que figuran en el ordenamiento actual?
Las del ordenamiento normal reducidas.
¿Reducidas?
Siempre y cuando haya verdad y reparación.
O sea que usted aceptaría para los miembros de las FARC penas reducidas y menores que las impuestas a los presos comunes.
Por supuesto.
Me sorprende.
El Gobierno y las FARC quieren evitar a toda costa que los miembros de las FARC pisen la cárcel. En estos instantes se está examinando el tema. Yo he interrumpido la reunión con los representantes del Gobierno para venir a contestarle a usted... Tiene que entender que es un momento difícil. Delicado. Lo único que tengo claro es por qué nos opusimos, por qué dijimos No. Ahora estamos en la mesa de negociaciones decidiendo hasta dónde llegamos.
¿No sabe aún cuáles son sus límites?
No sabemos cómo acabarán las negociaciones.
Ciertamente, es más fácil saber por qué uno no quiere una cosa que precisar lo que uno sí quiere o estaría dispuesto a aceptar.
La impunidad genera una gran vulnerabilidad jurídica. Mire la ley de amnistía de El Salvador de 1993. Todo el mundo la aplaudió. Y ahora la Corte Suprema la ha declarado inconstitucional. La historia de Colombia ha demostrado que de amnistía total en amnistía total no se va a ninguna parte. La amnistía alimenta el terrorismo. La impunidad es la partera de nuevas violencias.
Sí, lo entiendo y lo comparto. Pero insisto. Ha ganado el 'No'. Y usted tiene ahora la posibilidad y la responsabilidad de negociar. ¿Hasta dónde va a llegar? No pretendo que me dé los detalles. Me refiero casi en términos morales.
Es un momento tan difícil... Tenemos buena voluntad... Hasta dónde estamos dispuestos a llegar... Por favor, que los acuerdos no pongan en riesgo la democracia. Por favor, que tengan un grado de justicia. Por favor, que se limite la elegibilidad política.
Eso es el 'No'. ¿Cuál es su 'Sí'?
Usted me pide precisiones que no puedo darle.
No le pido precisiones. Quiero entender su posición.
Yo he sido partidario de que los responsables de delitos atroces no puedan ser electos. Se está examinando la alternativa de que, una vez cumplidas sus condenas, sí puedan serlo. Ese tema está en discusión.
¿Y usted eso lo apoya?
Yo creo que la democracia ya da oportunidades a las personas. Y por tanto que los responsables de delitos atroces no deben tener el derecho a ser electos.
¿Nunca?
Nunca. Ni cumplida la condena. Es una norma sabia, introducida en muchas legislaciones. Por cierto, España es una de las excepciones. Y aquí... pues mis compañeros del 'No' están buscando alternativas... Porque el Gobierno está negociando con nosotros, pero no sabemos al final qué hará con las FARC.
¿A qué se refiere?
Me refiero a si al final van a incorporar o no nuestras modificaciones.
El señor Santos ha dicho en Londres que espera que usted se suba al carro de un nuevo acuerdo, pero que si no lo hace será usted el que se quede aislado porque él seguirá adelante en busca de la paz.
Él vive en eso. No acepta debates aquí. Y llega a Europa y lanza este tipo de amenazas. Yo prefiero no responderle porque lo importante es pactar reformas en defensa de la democracia colombiana. Pero sí percibo una diferencia notable entre el presidente amenazante, el soberbio a 8.000 kilómetros de distancia, y el equipo negociador del Gobierno, trabajando aquí con nosotros, con buena disposición.
Quiero pedirle otra reflexión sobre la eligibilidad política de los terroristas. En España una persona acusada pero no condenada, a veces ni siquiera juzgada, por corrupción queda socialmente proscrita de la política. En cambio un terrorista convicto -Arnaldo Otegi, por ejemplo- recibe todo tipo de apoyos políticos y mediáticos para volver a las instituciones. En Colombia, incluso se contempla que terroristas hagan política sin cumplir un día de condena. ¿Por qué?
Porque todavía queda el rescoldo de aquella doctrina que trataba de manera benigna, incluso exaltaba, la acción criminal si tenía argumentos políticos. En Colombia, bajo mi gobierno, aprobamos la muerte política de los responsables de actos de corrupción contra el Estado.
Pero incluso personas que votaron 'No' aceptan que terroristas se dediquen a la política.
Por eso es tan importante no legitimar el terrorismo. Lamentablemente, esto no va a quedar bien del todo. Lo que el Gobierno ha pactado en La Habana es tan grave que nuestras reformas no bastarán para decir claramente: el terrorismo no sale a cuenta. No lograremos eliminar del todo ese dañino premio al terrorismo. Somos conscientes de que la situación del país exigirá hacer concesiones, aceptar cosas que nos disgustan profundamente.
¿Está diciendo que el proceso ha causado un daño objetivo y en algunos aspectos irreparable?
En algunos aspectos, sí. Si Santos hubiera seguido las políticas de seguridad de nuestro Gobierno, si hubiera cumplido lo que prometió, Colombia habría ganado la paz sin legitimación del terrorismo. Porque los 5.650 guerrilleros que le quedan a las FARC ya se habrían desmovilizado. Los cabecillas estarían refugiados en La Habana o en Caracas, pero ya no tendrían capacidad criminal aquí. Y este país, que vio que era posible acabar con el narcotráfico, ya prácticamente lo habría eliminado. El presidente Santos abandonó el camino de la paz democrática y se deslizó por la pendiente de la justificación y el premio al terrorismo en nombre de la paz. Y eso lo vamos a pagar todos los colombianos.
¿Tiene valor la petición de perdón de 'Timochenko'?
No fue un perdón del fondo del corazón, sino electoral y sin arrepentimiento. Otro cabecilla de las FARC, Romaña, que dirigía los secuestros en Bogotá, reconoció el dolor causado a las víctimas pero dijo que había sido inevitable. Un perdón con justificación del crimen no es un perdón y es peligroso. En las FARC no existe el arrepentimiento sincero porque está vigente el proyecto marxista-leninista que motivó sus crímenes.
Imagine que las víctimas de las FARC, en bloque, aceptasen el perdón. ¿Por qué habría de afectar eso a la posición de un Estado democrático?
La Corte Penal Internacional ha dicho que el perdón, la reparación y la verdad pueden servir para reducir la pena pero no para eliminarla. Que el perdón sincero ayude a sanar heridas es correcto. Pero nada debe servir para anular el Estado democrático.
¿Quién determina que el perdón es sincero?
Aquí hay una señal exterior. El perdón de las FARC no es sincero porque lo pidieron para ganar el plebiscito. La otra señal es que, hasta hoy, no han mostrado arrepentimiento y han justificado políticamente sus crímenes.
¿Y qué efectos jurídicos debe tener el perdón sincero?
Debe procurar beneficios pero no la impunidad total.
Impunidad total en ningún caso. ¿Pero qué beneficios?
El perdón con el arrepentimiento, la verdad y la reparación puede servir para reducir la pena de reclusión pero no para eliminarla.
¿Y las víctimas han recibido reparación?
No. Y esa es otra de nuestras objeciones al acuerdo. Las FARC son el tercer grupo terrorista más rico del mundo. Y el Gobierno no le ha exigido el dinero para reparar a las víctimas.
También tiene objeciones económicas al acuerdo. ¿La paz no genera estabilidad y la estabilidad, prosperidad?
Santos vendió la ilusión de la paz ocultando los riesgos del acuerdo para la economía. Incluso jugó con las expectativas de los colombianos al decir que esta paz generaría prosperidad, cuando es al revés.
¿Por qué al revés?
El Gobierno se comprometió con las FARC a un gasto público adicional del 1,2% del PIB anual. En paralelo, aceptó condiciones que hipotecan la economía. Que implican subidas de impuestos. Que imponen nuevos criterios de expropiación. Que desincentivan la inversión privada. Que abonan el terreno para una grave crisis social. Y por tanto que allanan el camino al poder a una fuerza revolucionaria. Es decir, a las propias FARC.
Hace poco pude entrevistar al ex presidente francés Nicolás Sarkozy. Me comentó que lamentaba la derrota del 'Sí' en el plebiscito colombiano.
Lo veo mal informado. Si hubiera leído con detalle lo que está pasando aquí seguramente no habría dicho eso o se habría quedado callado.
En el principal mitin de campaña del señor Sarkozy intervino Ingrid Betancourt con un discurso muy impactante. Entre otras cosas, dijo que le debe a Sarkozy su vida y su libertad.
Eso es puro discurso de campaña. Es verdad que Nicolás Sarkozy se preocupó por Ingrid. Como Chirac. Y como el conjunto de la comunidad internacional. Pero no tuvo ninguna participación en el duro y largo esfuerzo de mi Gobierno para liberarla.
¿Qué le pareció la presencia del Rey emérito de España en la ceremonia de Cartagena por el 'Sí'?
El error fue generalizado. Estados Unidos. La ONU. Europa. Sudamérica. Todos. Las democracias hacen bien en querer la paz, pero hacen mal en apoyar la mutación de otra democracia en un narcoestado. La comunidad internacional respaldó el pacto con las FARC sin estudiarlo. Ahora puede enmendar su error.
¿Cómo?
Pronunciándose. Así como unos y otros pidieron a los colombianos que votaran por el 'Sí' en apoyo de Santos y las FARC, ahora deberían reclamar una reforma drástica de los acuerdos en defensa de Colombia y su democracia.
¿Qué pronunciamientos ha habido en esa línea?
Públicos, ninguno.
¿Y privados?
...Algunos gobiernos.
Mejor esperar sentado...
Como decía mi madre: la constancia vence lo que la dicha no alcanza. Superamos todos los obstáculos en defensa del 'No'. Intentaremos hacer lo mismo en defensa de las reformas.
¿A qué atribuye la ausencia de apoyos públicos?
La comunidad internacional ha cometido muchos errores. Abandonó al pueblo cubano, sometido a seis décadas de dictadura. Durante años no dijo nada de la represión a la oposición venezolana.
¿Y España? Debería ser la voz de Iberoamérica. Ha sufrido duramente el terrorismo. Sin embargo, aceptó la eliminación de las FARC de la lista de organizaciones terroristas de la UE. Incluso se valoró la posibilidad de que el propio Rey Felipe acudiera a Cartagena.
Sobre Cartagena, habría que preguntar a los que asistieron... Es evidente que algunos aceptan para otros lo que jamás aceptarían para sí mismos. Lo dije en España: ¿por qué pretenden que nosotros demos a las FARC la impunidad que ustedes nunca darían a ETA? Me criticaron duramente por decirlo. Pero el efecto se ha producido: ETA ha exigido a España el mismo trato que Santos pretendía otorgar a las FARC. El mal ejemplo cunde. No hay fronteras morales. La condescendencia con el terrorismo en un lugar del mapa refuerza al terrorismo en todo el mapa.
En España, el apoyo político al 'Sí' fue unánime.
Lo sé. Y me gustaría destacar la actitud del ex presidente Aznar, que tuvo el valor democrático de no apoyar el proyecto de impunidad en Colombia. Y le ruego que incluya esta expresión de gratitud.
Mario Vargas Llosa siempre ha denunciado el doble rasero moral de los europeos que aceptan para América Latina lo que jamás aceptarían para sus países. Pero también apoyó el 'Sí'.
La posición de Mario me produjo gran tristeza porque lo respetamos como una voz superior de la democracia.
¿Y qué le pareció el respaldo al 'Sí' del Papa?
Lo anunció la víspera del plebiscito. Yo estaba en Cartagena. Todos los periodistas querían saber mi opinión. Yo estaba sorprendido. No sabía cómo reaccionar. Y eludí responder. Al día siguiente, antes de votar, fue lo primero que me preguntaron. Contesté: Bueno, aquí tenemos que ir a misa y rezarle a la Santísima Virgen.
Pues el Papa acaba de decir que espera un acuerdo pronto. ¿Se dispone a seguir rezando?
Ya que el Santo Padre se implicó en el proceso cuando habría sido mejor que no lo hiciera, ahora debería ayudar a que los acuerdos sean compatibles con la justicia y el progreso de los colombianos.
¿La alta abstención en el plebiscito, del 62%, resta legitimidad al 'No'?
La participación fue similar a la de muchos procesos electorales en Colombia.
¿Qué revela la victoria del 'No' sobre el poder real de las élites: el Gobierno, los medios de comunicación, los poderes fácticos?
El 'No' fue un voto en defensa de la democracia. El 'Sí' recogía un sentimiento de ilusión por la paz. Al final, influyó más la pedagogía de las razones del 'No' que la campaña de sentimientos del 'Sí'.
En estos tiempos, la razón no suele triunfar sobre los sentimientos...
¿En España nadie pensó que podía ganar el 'No'?
No. Como en el Reino Unido casi nadie vaticinó la victoria del 'Brexit'. Hay una tendencia. Reino Unido, Hungría, Colombia... Gobiernos convocan referendos que pierden de forma inesperada. ¿Por qué? Usted debe saberlo. Es el principal artífice de una de esas derrotas.
Hicimos una campaña en absoluta desventaja frente al 'Sí'. El Gobierno bajó el umbral mínimo de participación al 13%. Una sola pregunta ocultaba un complejo acuerdo de 297 páginas. Y esa preguntaba se redactó para favorecer una respuesta positiva. Por cada 100 cuñas publicitarias a favor el 'Sí', hubo 11 a favor del 'No'.
Usted ha dicho que solo contó con un medio: Twitter.
Bueno, también Facebook... Y al final logramos que algunos medios nos permitieran hablar.
Pero eso es muy significativo. A pesar del Gobierno, de casi todos los medios, de una impresionante campaña internacional, la paz como bandera... ¿Que no haya ganado el 'Sí'? ¿Qué ocurrió?
Abusaron.
El poder siempre ha abusado.
El abuso fatiga, Cayetana.
No me parece explicación suficiente.
No sabría decirle. Nosotros hicimos un gran esfuerzo argumental, que poco a poco fue desvelando un engaño.
¿Es usted un populista?
Nuestro Gobierno redujo la criminalidad...
Hablamos del presente. A usted le acusan de comportarse como un populista durante la campaña del plebiscito. Dicen que se aprovechó del dolor de un pueblo golpeado por décadas de terrorismo.
No es populismo defender la justicia en un Estado de Derecho. No es populismo defender la competitividad de la economía y la importancia del sector privado. No es populismo oponerse a que el narcotráfico sea considerado delito político y salga gratis.
El gerente de su campaña dijo en una entrevista que ustedes aprovecharon estratégicamente la indignación.
Lo que hicimos fue explicar y desarrollar nuestros argumentos. Nuestras razones. Nuestras objeciones. Cuando empecé la campaña por el 'No', mucha gente me advertía: "Uribe, van a acabar definitivamente contigo; si gana el 'Sí', es el final de tu carrera política". Y yo les decía: "Tengo 64 años, he vivido 128. He sobrevivido a 18 atentados. Tengo este pelo irreversiblemente blanco. Como dicen aquí, en esta América tropical: plátano maduro no vuelve a verde. No se preocupen por mí". Si hubiéramos actuado por cálculo, no habríamos emprendido esta campaña.
¿Se puede argumentar por Twitter?
Claro. Se puede argumentar muchísimo. Las Cortes, la Fiscalía, el propio Gobierno... todos admiten ahora que los acuerdos necesitan reformas. Es la prueba de que nuestro 'No' tenía fundamento. Era razonado. No era populismo. Reflejaba la verdad.
El presidente Santos le ha lanzado una advertencia: "O pactamos antes de Navidad o la esperanza se acabará". ¿Es así?
Mientras la ONU ha demostrado su voluntad de permanecer en Colombia el tiempo necesario, Santos pretende crear terror con los plazos. Que quede claro: nosotros no estamos dilatando el proceso, pero no vamos a sacrificar las reformas en aras de la premura.
¿Es optimista? ¿Habrá acuerdo pronto?
Haremos todos los esfuerzos.
Un reciente editorial de 'The New York Times' le llama "el hombre que bloquea la paz". Y dice que si el proceso descarrila y hay muertos, usted será el culpable. ¿Qué opina?
He leído editoriales más equilibrados.
Imagino. ¿Pero siente ahora una responsabilidad especial?
Voy a cumplir con mi responsabilidad impulsando reformas a los acuerdos en defensa de la democracia colombiana y promoviendo la reconciliación nacional.
Esa reconciliación nacional, ¿es posible con el nivel de enfrentamiento entre usted y el señor Santos?
Yo asumo mi responsabilidad en función de los temas. Paso por alto las incomodidades que los humanos solemos causarnos.
¿Qué opina de la concesión al señor Santos del Premio Nobel de la Paz?
Siempre contesto lo mismo: refiéranse a mi Twitter.
Lo buscaré... Ingrid Betancourt ha dicho que a 'Timochenko' también se lo tendrían que haber dado.
El nombre de Ingrid Betancourt lo único que me genera es tranquilidad de conciencia.
Usted ha logrado una indiscutible victoria personal. Al margen del proceso, ¿a qué aspira ahora?
Personalmente, a nada.
No puede volver a presentarse a la Presidencia porque constitucionalmente lo tiene vetado.
Y además no lo haría. Me sentiría mal. En las actuales circunstancias, lo mejor que puedo hacer es lo que hago: promover liderazgos nuevos y buenos para Colombia.
Pero el referente absoluto sigue siendo usted.
Van surgiendo personas muy capaces. Hay que impulsarlas.
Usted ya impulsó en su día al señor Santos. No parece estar muy satisfecho con el resultado. ¿Cómo garantizará el éxito del segundo beneficiario de sus impulsos?
Jajaja.
No, no le veo retirándose...
Ay, me hacen falta los nietecitos. Quisiera tener tiempo. Yo dicto clases en la universidad sobre liderazgo. Quisiera aprender idiomas. Todavía los huesos no se me han deteriorado del todo. Todavía me permiten hacer algo que me gusta mucho: adiestrar caballos criollos.
Nada de eso me parece incompatible, ni casi comparable, con su continuidad en la política.
Jajaja...
Ya como despedida, ¿siente que la paz en Colombia depende esencialmente de usted? ¿Siente presión?
En materia equina, yo soy como los mulares. Colombia es un país accidentado, con fincas de mucha ladera. Cuando yo era pequeño, mi papá me decía que en esos caminos hay que andar en mula. Porque uno llega a un sitio donde hay un precipicio y le pone las espuelas a un caballo loco y se tira. En cambio, le pone las espuelas a la mula y no se deja meter presión. Se echa.



Monday, October 31, 2016

VERDAD


En las relaciones entre el Gobierno y las guerrillas siempre ha habido engaños, mentiras, malentendidos. Las falsedades del Gobierno han estado frecuentemente a la vista del público. Las actividades de las guerrillas siempre han tenido un velo. En este sentido, cabe preguntarse cómo han sido las relaciones del guerrillero raso y los cabecillas. Algo que se sabe es que la tropa guerrillera no recibe algo que pudiera considerarse un salario, son unos mercenarios gratuitos cuyas actividades deben estar impulsadas por un convencimiento ideológico, el ideal mesiánico del triunfo de la revolución y la toma del poder. Esto estuvo respaldado en una época por la existencia dela Unión Soviética, esa especie de Vaticano ideológico, el cual financiaba cualquier régimen marxista que llegara al poder. Con el colapso del Imperio Soviético, los movimientos guerrilleros se encontraron privados de financiamiento de sus actividades y de un respaldo en caso de llegar formar un gobierno.


La orfandad económica llevó al colapso a numerosos gobiernos de corte marxista, además las guerrillas e encontraron en la necesidad de conseguir ingresos por diferentes medios, generalmente delictivos, apelaron a los secuestros, la extorsión, el chantaje a las empresas, los asaltos a bancos y entidades financieras y algo que se tornó en un salvavidas muy lucrativo, el narcotráfico.


Naturalmente este cambio de razón social, significó un cambio en las relaciones laborales entre los guerrilleros rasos y sus patrones. Una cosa es estar luchando por un ideal mesiánico, sin paga, con la esperanza de alcanzar ese nirvana revolucionario y algo muy diferente es manejar un negocio millonario, en el cual los jefes han gozado de prerrogativas comparables a las de cualquier empresario legal mientras la tropa seguía soportando una disciplina para perros. Esto naturalmente condujo a la deserción de gran parte de los efectivos y con esto a la necesidad de secuestrar menores de edad para trabajar en un régimen de semi-esclavitud. Respecto a esto se pudo conocer hace años un episodioespeluznante: De la región del Caguán partió tropa destinada a reconquistar el Catatumbo, en esa época en manos de los paramilitares, en el recorrido a lo largo de la Cordillera Oriental, esa tropa fue sorprendida por la Fuerza Aérea en el páramo de Santurbán y fue bombardeada, al examinar los cadáveres se confirmó que en su mayor parte eran menores de edad. Era los famosos “caguaneros”. 

   

Para las Farc, el jugoso negocio del narcotráfico, significó numerosas deserciones de adultos que prefirieron entrar directamente al negocio de la droga y no seguir creyendo en una utopía ideológica. Por otra parte, el establecimiento de la plana mayor de dicha guerrilla en Venezuela y luego en Cuba, significó un alejamiento total de la base militante. Además, cada día se hizo más evidente que los privilegios de los jefes les permitían educar a sus hijos en Europa, mientras la masa guerrillera escasamente aprendía leer y escribir. 


Con el cacareado Proceso de Paz se hizo evidente que los jefes buscan privilegios y posiciones en el Gobierno y para la tropa solamente dádivas, todo parece indicar que la negociación se mantuvo secreta par a la ciudadanía y también para la base guerrillera. Algo muy significativo es el hecho que, en el Plebiscito, la votación por el No ganó en zonas de dominio de las Farc, tales como Caquetá, Huila, Meta, Tolima, Arauca, Norte de Santander, etc.


Las Farc dicen tener actualmente 5765 efectivos, cifra bien dudosa. Al no devolver a los menores de edad, cabe sospechar que los necesitan para presentar un ejército que no existe. La afluencia a las “zonas de concentración” (si se realiza) va a destapar muchas cosas. 


Jaime Galvis V.