Monday, February 15, 2016

LA MENTIRA

Por Jaime Galvis V.


La historia de Colombia ha sido marcada por una característica constante, la mentira. Desde esas mentiras rosadas mil veces repetidas tales como “la Atenas Suramericana” o el “segundo himno nacional más bello del Mundo después de La Marsellesa”. Hasta las grandes mentiras, sucias e insidiosas. La historia está llena de falsedades, héroes que no lo fueron, próceres sin méritos, sabios que no sabían, escritores con escasos méritos de entre casa, estadistas que les quedó grande el manejo del Estado. En el Siglo XIX la falta de medios de comunicación impidió la propagación de las mentiras, estas no pasaron de ser chismes pueblerinos.

Al comenzar el Siglo XX surgieron los periódicos y empezó la feria de las mistificaciones. Los dueños de las publicaciones y sus corifeos entablaron un nutrido intercambio mutuo de ditirambos, algo así como una sociedad de elogios mutuos. Menudearon los calificativos de egregios, ilustres, preclaros, insignes, etc. Las roscas familiares crearon una aureola de prestigios a base de titulares de sus propios diarios y revistas. 

Otro frente de mistificación fueron los frecuentes anuncios y promesas que nunca se cumplían, hay un ejemplo que es de antología: “El presidente de la República ha prometido que antes de concluir su mandato estará terminada la carretera Quibdó-Bahia Solano”, esto ocurrió en la década de los años cuarenta del Siglo XX.

En la década de los años 50 sobrevino uno de los mayores engaños que sufrió el ígnaro pueblo de este  País, el Frente Nacional. Después de un prolongado período de violencia patrocinada por los jefes de los partidos, estos decidieron reconciliarse, aunque ellos personalmente no pelearon y siempre mantuvieron cordiales relaciones en los clubes capitalinos.  Quienes mantuvieron la contienda cesaron hostilidades. Con la paz se estableció el “Frente Nacional” que consistió en la alternancia de los partidos tradicionales en el poder y la partijaburocrática del Estado entre la“buenas familias” de los dos partidos.

Naturalmente los engaños continuaron, hubo un aluvión de mentiras para tapar un descarado fraude electoral en 1970, menudearon los falsos hallazgos petroleros y frecuentemente se localizó el Galeón San José. Se continuaron haciendo estudios para el Metro de Bogotá y menudearon las frases huecas tales como “hacer de Colombia el Japón de Suramérica”. Simultáneamente empezó a tomar cuerpo un fenómeno económico-político fundamental, el narcotráfico. Esto último produjo mentiras antológicas, cuando capturaron dos jefes de la mafia de las drogas en España y dicho país los iba a extraditar a estados Unidos, el Gobierno de Colombia los reclamó para enjuiciarlos por contrabando de toros de lidia. Se creó una cárcel especial para el jefe máximo del narcotráfico, construida y ad ministrada por él mismo. Se anunció la necesidad de hacer una apertura comercial total y con ello se llevó a la ruina granparte de la industria de Colombia. La manufactura criolla no se ha repuesto de semejante disparate. Se hizo un despliegue mediático sobre el clamor popular por una nueva constitución. Dicho clamor solamente lo hubo en los periódicos. A Continuación incluyeron en unas elecciones “la séptima papeleta”, la cual nunca se escrutó, con el fin de darle una supuesta aprobación a una Asamblea Nacional Constituyente. Se hizo una Nueva Constitución con unos delegados elegidos por una votación minúscula y se estableció que dicha constitución sería aprobada por un referendo. Mentira, dicho referendo nunca se realizó. ¡En resumen toda esa parodia llevaba un fin, prohibir la extradición! 

Este triunfo del descaro, llevó a unas elecciones financiadas por la Mafia, de las cuales el mandatario electo aseveró que todo ocurrió a sus espaldas. Este personaje poco amigo de la verdad fue a las Naciones Unidas a anunciar un gran descubrimiento petrolero el cual como de costumbre era falso.

Con el relevo en el poder comenzó un nuevo proceso de paz, lleno de mentiras y sin resultados, al mismo tiempo  se intensifico un odioso sistema de mistificaciones y atropellos, empezaron las acusaciones infundadas, los juicios arreglados y los falsos testigos. Esto se intensificó en el siguiente mandato, en el cual un poder judicial corrupto comenzó una carrera de persecuciones políticas con acusaciones mentirosas y se formó un verdadero cartel de falsos castigos. Llego a tal punto el abuso que algún magistrado dijo que un auto de detención no se le niega a nadie.

Por la misma época surgieron nuevas modalidades de mentir, los falsos positivos, las falsas masacres y las falsas víctimas, estas últimas resultaron un jugoso negocio de ciertos abogados y políticos, para estafar al Estado.

Posteriormente vino un nuevo gobierno en el cual la mitomanía se volvió política de estado. De los medios oficiales y de la prensa hablada y escrita brotó un verdadero caleidoscopio de mentiras. “Las locomotoras del progreso”, “El País más biodiverso del Mundo”, El Gobierno de la prosperidad”, “Uribe es el mejor Presidente que ha tenido este País”, “el tal paro agrario no existe” “Los ministros Gómez Méndez y Acosta son una cuota de las negritudes”, “Los páramos son la reserva hídrica del País”, “Ya estamos en el postconflicto”(dicho en Noruega), “soy el peor enemigo de las Farc”, “hallamos el Galeón San José”, “El Papa nos va a visitar”(el Pontífice no lo sabía), además de la telenovela armada para la reelección, con espionajes, hackers, Andrómeda y todo un repertorio digno de una ópera bufa. Por último cabe mencionar los falsos argumentos para vender Isagen, las ridículas explicaciones de la crisis de Ecopetrol y las frecuentes referencias a el bienestar de la economía que solamente las creen sus funcionarios.

El uso y abuso de la mentira en el Gobierno trajo a Colombia un vuelco sociológico único en el Mundo, el pueblo colombiano hace tres o cuatro generaciones era una masa de campesinos timoratos y señores pueblerinos, con el ejemplo gubernamental, paulatinamente se propagaron los mentirosos y con ello los estafadores, Ahora pululan las “comunidades” dedicadas a extorsionar los proyectos de desarrollo, los grupos indígenas decidieron inventarse santuarios o cementerios en la ruta de carreteras, puertos u oleoductos, menudearon las “pirámides”, las corporaciones fraudulentas, los desfalcos serruchos, toda clase de tráficos, drogas, armas, mujeres etcétera.

Un País pastoril, pasó a la picaresca en todos sus niveles.

       

Monday, February 01, 2016

FRACASO

Lo que hoy es el territorio de Colombia, desde mucho antes de la llegada de los españoles parece haber sido destinado al fracaso. Los pueblos indígenas de lo que se denominó la Nueva Granada, no llegaron a construir viviendas en piedra, no conocieron la domesticación de animales, aquí no llegaron los auquénidos, los chibchas no usaron el arco y flechas, se trataba de pueblos cazadores y recolectores anteriores a la Edad de Piedra. Nunca superaron una precaria organización tribal. El desarrollo agrícola fue en extremo primitivo, no se construyeron terrazas de cultivo en las montañas, ningún cultivo importante se originó en el territorio de la actual Colombia.


En la conquista y la colonia se superó la edad de piedra, comenzaron a construirse viviendas, iglesias y otras edificaciones en piedra, adobe, ladrillo y teja. Se inició la cría de animales y se amplió el espectro agrícola. Vino la independencia con un tremendo tropezón, la dirigencia criolla demasiado parroquial terminó en guerra civil y temporalmente la emancipación fracasó, posteriormente un ejército dirigido por militares venezolanos culminó la guerra de independencia. Se proclamó la Gran Colombia un País casi equivalente al México de la época, pero sobrevino el fracaso, esa gran federación se deshizo. En el resto Siglo XIX, la historia del País transcurrió entre la abulia y conflictos civiles de poca monta.La minería del oro tomó notable impulso en Antioquia y otras zonas del Occidente Colombiano, las posteriores legislaciones absurdas condenaron esta actividad al fracaso. 


Al fin del siglo se presentó un fracaso mayúsculo, la pérdida de Panamá. 


Con la llegada del Siglo XX, se iniciaron algunas actividades, en general condenadas al fracaso, cabe mencionar la construcción de ferrocarriles, esta se inició con criterios centralistas y mezquinos lo que llevó este medio de comunicación a su casi total desaparición.La navegación del río Magdalena se inició en el Siglo XIX, en el Siglo XX hubo barcos a vapor; durante esta centuria, un sindicalismo anarquizado, incitado desde el Gobierno acabó con la navegación fluvial. En el Siglo xx se creó una flota mercante, pomposamente denominada “Flota Mercante Grancolombiana”, la  cual se extinguió sin pena ni gloria, otro fracaso. Desde el comienzo del Siglo XX se inició la industria textil y hubo otros emprendimientos manufactureros, a lo largo de dicha centuria, las políticas erróneas del Gobierno Central llevaron al fracaso a las grandes textileras y otras industrias. El Impulso industrial del País se detuvo y entró en decadencia.


Del Gobierno Central surgió la idea de crear una industria siderúrgica integrada y así conformar un núcleo de Industria pesada. Esto se realizó con la habitual mentalidad parroquial y mezquina. Se estableció una planta siderúrgica con una materia prima de pésima calidad, con una tecnología mandada a recoger en una localización geográfica absurda y todo ese proyecto fracasó, provocando el estancamiento de la metalurgia en Colombia.


En la mitad del Siglo XX se creó la “Empresa Colombiana de Petróleo”, Ecopetrol. Su organización típicamente piramidal aunó los defectos de un campamento petrolero y de la paquidérmica burocracia de Colombia. Nunca hubo honor al mérito (ni hubo méritos) por tanto Ecopetrol no pudo hallar petróleo, pero peor aún,creo entre las empresas inversionistas la sensación de que en el territorio colombiano no hay posibilidades de hidrocarburos. Total la industria petrolera en Colombia está fracasando.

 

En agricultura, los fracasos han sido continuos. El café cultivo insignia de Colombia está en decadencia. Introdujeron variedades sin sombrío y esto provocó procesos erosivos que arruinaron muchas zonas cafeteras, ya que este cultivo en nuestro País se realiza en zonas de alta pendiente topográfica. El cultivo del algodón fue flor de un día, empezó con gran entusiasmo, pero fracasó y casi desapareció del País. La palma africana está en una crisis muy seria. La caña de azúcar, quizás la agroindustria mejor cimentada de Colombia está siendo hostilizada por el gobernante de turno con el fin de llevarla al fracaso. ¿Para qué y porque? Hasta la papa, cultivo tradicional desde antes de la conquista, está siendo anatemizada por burócratas ambientalistas.  


¿Estamos ante un posible estado fallido?


Jaime Galvis Vergara