Wednesday, April 26, 2017

SENTIDO COMÚN Y MINERÍA

La minería ha sido una actividad ignorada en las altas esferas del poder en Colombia, por tanto las políticas respecto a esta actividad han sido improvisadas y erráticas. Debido a esto la explotación de minerales en Colombia, es demasiado pobre si se compara con la de los demás estados andinos y con países de dimensiones similares en otros continentes. Todo lo referente a minería termina en unas barahúndas mediáticas  de gentes desconocedoras del tema. En medio del barullo esta noble actividad ha sido satanizada hasta el punto de considerarla un delito. 


El primer factor negativo que afecta la minería en Colombia es el desconocimiento del territorio, grandes zonas del territorio nacional son casi tan desconocidas como la Antártida y las políticas oficiales son hostiles respecto a la exploración privada; los programas exploratorios oficiales son  muy limitados y absurdos. En un País que carece de cartografía geológica creíble, donde no hay estudios metalogénicos dignos de mención, solo existe una entidad cuyo propósito, al menos teórico es la investigación geológica básica, el Servicio Geológico Nacional. Esta entidad tiene una nómina técnica mínima, hay más cargos administrativos dedicados a manejar licitaciones. Las directivas de dicha entidad consideran que el trabajo geológico investigativo debe contratarse, olvidando que la geología es una ciencia y la investigación científica no se puede cuadricular. Para licitar investigaciones que requieren poder descubrir nuevos conceptos y tener ideas novedosas no se pueden usar los parámetros de metros cuadrados y kilómetros lineales con que se contrata la pavimentación de calles y carreteras. Esto lo están demostrando los resultados, multitud de mapas y muestreos geoquímicos sin conclusiones, durmiendo en los anaqueles. Las rutinas nunca han llevado a lograr hallazgos de depósitos minerales ni de hidrocarburos. ¿Cuantos yacimientos minerales encontró el Instituto de Investigaciones Geológico-Mineras en más de 40 años de existencia?


En Colombia, la tramitación minera durante el Siglo XX y lo que ha transcurrido del Siglo XXIse ha caracterizado por ser un proceso farragoso, complicado y anti-técnico. Sin temor a equivocación se puede afirmar que este ha sido un factor determinante en la atrofia de la actividad minera en el País. Se han improvisado toda clase de organizaciones, en un tiempo la tramitación minera estuvo a cargo de la División de Minas del Ministerio de Minas y Energía, allí un grupo de funcionarios sin experiencia ni conocimiento de la actividad improvisaron toda una serie de trámites, implementaron una serie de formularios cuyo contenido era un monumento a la estupidez, en ellos el solicitante debía especificar cuantas picas y palas iba a usar en la mina. Cuantos metros de cable y sandeces por el estilo. Diseñaron un formulario central (el cual curiosamente subsiste) el PTO, Programa de Trabajos y Obras, por el cual el solicitante presenta un minucioso programa de actividades para cumplirse durante la existencia de la empresa minera (lo cual puede durar 20 o 30 años), especificando producción, consumos, personal empleado, balances económicos, etc. Algo absolutamente absurdo, no hay empresa alguna que pueda garantizar sus actividades a tan largo plazo. Total esta es una espada de Damocles que se cierne sobre el empresario, ya que los funcionarios pueden inspeccionar la mina a los 12 o 18 años y si  los parámetros previstos no se están cumpliendo puede multar o cerrar la empresa (una excelente ocasión para ejercer el chantaje).


Hay toda una serie de requisitos absurdos tales como la póliza de seguros ¿Eso para qué? Es tan absurdo que las compañías de seguros son renuentes a expedir las mencionadas pólizas. Carece de sentido la exigencia de nombrar un apoderado. ¿Se justifica la intervención de un abogado en una solicitud minera? frecuentemente esto lleva a que el apoderado termine apoderándose del derecho minero; hay que ver la cantidad de títulos mineros en cabeza de abogados. ¿Acaso los profesionales del derecho hacen exploración minera? En más de una ocasión el mayor detentador de títulos mineros en Colombia ha sido un abogado.


Otro tema odioso para la actividad minera es el del canon superficial. Esta es una exacción absurda para la exploración minera. ¿En un país como Colombia, donde el Gobierno no puede  garantizar la seguridad en la mayor parte del territorio nacional, que garantías tiene el inversionista grande o pequeño de poder llevar a cabo una labor exploratoria? De por sí, la exploración minera es un trabajo costoso cuyos resultados son aleatorios, puede hallarse o no mineral o puede ser de un volumen o de un tenor que no permita su explotación económica, en estos casos la inversión está perdida, por tanto, muchos inversionistas mineros pierden su patrimonio, si a esto se agregan cuantiosas sumas de cánones superficiales, eso significa la ruina, edesestímulo a la exploración es total. Pero a lo anteriormente anotado se agregan otros agravantes. Con demasiada frecuencia los proyectos mineros se ven obstaculizados por el ambientalismo, una serie de corporaciones ambientales y el Ministerio de Medio Ambiente pueden paralizar indefinidamente los proyectos por cualquier pretexto y mientras tanto el empresario debe pagar los cánones superficiales. Por otra parte surge la oposición de las comunidades, grupos indefinidos que puede estancar un proyecto y hundirlo en un pantano de pleitos hasta que se satisfagan sus intereses extorsivos, mientras tanto el empresario debe pagar los cánones. Los alcaldes también pueden declarar zonas de reserva donde hay un proyecto minero y el empresario pierde los cánones superficiales sufragados. Por último y quizás, lo más grave, el empresario paga-canones puede ser secuestrado, extorsionado o asesinado y de esto no lo salvan el apoderado, ni la póliza de seguros ni los cánones superficiales sufragados.   


Es muy triste comprobar que el dinero de los cánones superficiales no se destina a mejorar la actividad minera, ni a obras de infraestructura. Según informan en la Agencia Nacional de Minería esos dineros tienen como fin sufragar unas oficinas lujosas y la costosa burocracia de dicha Agencia. Desde hace muchos años se sugirió en el Plan de Desarrollo Minero Nacional que la tramitación minera se hiciera a través de las cámaras de comercio o de las notarías, evitando que como ocurrió en la División de Minas del Ministerio y luego en Ecominas y en Ingeominas, se formen focos de corrupción. 


Dentro de las reglas absurdas que han menudeado en la legislación minera se presentó últimamente una disposición exigiendo capacidad económica a quien hace una solicitudminera. Da la casualidad que en Colombia y en el Mundo la mayor parte de los hallazgos mineros los han realizado buscadores de fortuna, exploradores pobres y arriesgados que buscan mejorar sus vidas. Las grandes compañías mineras no buscan yacimientos por sí mismas, compran hallazgos. Pero la burocracia criolla quiere cerrarle esa posibilidad de movilidad social a nuestro garimpeiros.


En países tales como Chile y México hay una interesante clase media minera, pequeños y medianos empresarios criollos que constituyen un importante amortiguador de las tensiones sociales. En Colombia por la forma absurda como se ha manejado el tema, la actividad minera no ha tenido desarrollo y lo poco que hay se reduce a dos o tres empresas grandes y de resto solamente ratoneras. En los últimos veinte años no hay un proyecto minero digno de mención, solamente un estruendoso fracaso, “El Descanso”; en cambio se presenta una obsesiva satanización de la minería por parte de los ambientalistas, con un eco desmedido en los medios de comunicación.


Jaime Galvis Vergara

Geólogo


Monday, April 24, 2017

LITORAL PACÍFICO

Al ingresar a la vertiente del Pacífico de Colombia, en la cual cabe incluir el valle del río Atrato, se encuentra un paisaje y una población totalmente diferentes al resto del País. Una zona hiper-húmeda que nunca ha merecido un estudio serio del Gobierno Nacional. El estudio más coherente respecto a la región lo realizó un geógrafo americano, Robert C. West en la década de los años 50. En aquella época esa región dormía en el abandono y la tranquilidad selvática. Algunas iniciativas económicas tales como el ingenio Sautatá desaparecieron ante el aislamiento total. La navegación de planchones por el río Atrato también desapareció. La compañía Chocó Pacifico se retiró, paralizándose las operaciones mineras en las cuencas de los ríos San Juan y Telembí. El ferrocarril Tumaco-El Diviso desapareció. Las pocas carreteras de la vertiente del pacífico son trochas, entre las cuales cabe destacar la vía a Barbacoas, un verdadero cementerio de vehículos. La mayor parte de las cabeceras municipales de la región carecen de vías carreteables. Las poblaciones presentan un espectáculo de miseria y abandono absolutamente deprimente. Pésimos servicios públicos, donde existen. La insalubridad es total, el barco hospital que prestaba servicios en el litoral  se halla abandonado hace casi un año. A todas las desgracias y carencias que sufre la población del Litoral pacífico, hace algunos años se sumó otra calamidad, la Ley de Negritudes.


Este documento farragoso y mal redactado, es una curiosa mezcla de racismo e idealismo, condimentada con un sartal de disposiciones burocráticas. Desde el comienzo presenta notables contradicciones; en el Artículo 1, dice lo siguiente: “La presente ley tiene como objeto reconocer a las comunidades negras que han venido ocupando tierras baldías en las zonas ribereñas de los ríos de la Cuenca del Pacífico, de acuerdo con sus prácticas tradicionales de producción, el derecho a la propiedad colectiva de conformidad con lo dispuesto en los artículos siguientes…” “Así mismo tiene como propósito establecer mecanismos para la protección de la identidad cultural y de los derechos de las comunidades negras de Colombia como grupo étnico y el fomento de su desarrollo económico y social con el fin de garantizar que estas comunidades obtengan condiciones reales de igualdad de oportunidades frente al resto de la sociedad colombiana.” No se comprende como las comunidades negras puedan obtener igualdad de oportunidades con el resto de la sociedad colombiana, estableciendo propiedades colectivas cuando esto no existe en la mayor parte de Colombia, menos aún en las zonas de mayor desarrollo económico. Las “propiedades colectivas” tienden a parecerse a los “bantustans” que existían en Suráfrica en la época del Apartheid.


En el artículo 2  del mismo capítulo hay una serie de curiosas definiciones las cuales en su pomposa redacción dicen muy poco, por ejemplo numeral 4- “Tierras Baldías. Son los terrenos situados dentro de los límites del territorio nacional (sic) que pertenecen al estado (sic) y que carecen (sic) de otro dueño y los que habiendo sido adjudicados con ese carácter (¿Cuál?) deban volver a dominio del estado (sic) de acuerdo con lo que dispone el artículo 56 de la ley 110 de 1913 y las normas que lo adicionen (sic), desarrollen o reformen.” Como se puede ver, ¡Más claro no canta un gallo! En el numeral 5- Comunidad Negra. Es el conjunto de familias de ascendencia afroamericana que poseen una cultura propia, comparten una historia y tienen sus propias tradiciones y costumbres dentro de la relación campo-poblado (sic), que revelan y conservan (sic) conciencia de identidad que las distingue de otros grupos étnicos. En el numeral 6- Ocupación Colectiva. Es el asentamiento histórico y ancestral de comunidades negras en tierras para su uso colectivo que constituyen su hábitat y sobre las cuales desarrollan (sic) en la actualidad sus prácticas tradicionales de producción. Numeral 7- Prácticas Tradicionales de Producción. Son las actividades y técnicas (sic) agrícolas, mineras, de extracción forestal, pecuarias, de caza y pesca y recolección de productos naturales en general, que han utilizado consuetudinariamente las comunidades negras para garantizar la conservación de la vida y el desarrollo sostenible. ¿No será más bien para lograr una mínima subsistencia en medio de la espantosa miseria que reina en el Pacífico?  Como se puede ver son conceptos generales equivocados expresados en un lenguaje alambicado, premisas falsas que llevan a conclusiones peores aún.   


Para continuar analizando este documento caótico que a veces se asemeja a un código de recursos naturales cabe observar el artículo 3 en el cual se expresa lo siguiente. La presente ley se fundamenta en los siguientes principios:


1° El reconocimiento y la protección de la diversidad étnica y cultural y el derecho a la igualdad de todas las culturas que conforman la nacionalidad colombiana.


2° El respeto a la integralidad (sic) y la dignidad de la vida cultural de las comunidades negras.


3° La participación de las comunidades negras y sus organizacionessin detrimento de su autonomía, en las decisiones que las afectan y en las de toda la nación en pié de igualdad de conformidad con la ley.


4° La protección del medio ambiente, atendiendo a las relaciones establecidas (sic) por las comunidades negras con la naturaleza.


Como se puede ver en un texto pomposo y ridículo, se expresan “principios” tales comola protección a la diversidad étnica”, “respeto a la integralidad y la dignidad de la de la vida cultural de las comunidades negras” etc., un empalagoso sartal de asuntos abstractos a una población sumergida en la miseria más atroz, sin servicios públicos, sin vías de comunicación y asediada por las peores endemias que se conocen en los trópicos. Esto parece una tomadura de pelo.


En el capítulo III, artículo 5, la ley expresa lo siguiente: Para recibir en propiedad colectiva las tierras adjudicables, cada comunidad formará un Consejo Comunitario, como forma de administración interna, cuyos requisitos determinará el reglamento que expida el Gobierno nacional. Además de lo que prevea el reglamento, son funciones de los Consejos Comunitarios delimitar y asignar áreas en el interior de la propiedad colectiva, la preservación de la identidad cultural, el aprovechamiento y la conservación  de los recursos naturales, escoger al representante legal de la respectiva comunidad, en cuanto a persona jurídica y hacer de amigables componedores en los conflictos internos factibles de conciliación.En el anterior texto se imponen toda una serie de reglas burocráticas que parecen reglamentos de comunas o de ejidos, esto para grupos humanos que viven al límite de supervivencia y cuyas actividades muchas veces los obligan a ser itinerantes. Francamente los flamantes legisladores nunca han conocido un medio selvático.


En el artículo 6 se adicionan los siguientes conceptos: Salvo los suelos y los bosques, las adjudicaciones colectivas que se hagan conforme a la ley, no comprenden: a) El dominio sobre los bienes de uso público. b) Las áreas urbanas de los municipios. c) Los recursos naturales renovables y no renovables. d) Las tierras de resguardos indígenas legalmente constituidos. e) El subsuelo y los predios rurales en los cuales se acredite propiedad particular conforme a la ley 200 de 1936. f) Las áreas reservadas para la seguridad y defensa nacional. g) Areas del sistema de parques nacionales.

Aquí como en casi todos los textos de la Ley de Negritudes hay contradicciones evidentes. Dice que las adjudicaciones no comprenden los recursos renovables y no renovables. ¿Entonces, de que van a vivir los adjudicatarios?


Para no ser demasiado prolijo en las observaciones, se puede pasar al artículo 19 de la Ley de Negritudes, el cual dice lo siguiente: Las prácticas tradicionales que se ejerzan sobre las aguas, las playas o riberas, los frutos secundarios (sic) del bosque o sobre la fauna o flora terrestre y acuática para fines alimenticios o la utilización de recursos naturales renovables para construcción o reparación de viviendas, cercados, canoas y otros elementos domésticos para uso de los integrantes de la respectiva comunidad negra se consideran usos por ministerio (?) de la ley y en consecuencia no requieren permiso. Estos usos deberán ejercerse  de tal manera que garanticen la persistencia (sic) de los recursos tanto en cantidad como en calidad. Todo este texto parece escrito por un ambientalista, más preocupado por los “recursos” que por los negros. A continuación aparece lo siguiente: El ejercicio de la caza, pesca o recolección de productos para la subsistencia, tendrá prelación sobre cualquier aprovechamiento comercial, semi-industrial, industrial o deportivo. Esto en pocas palabras significa perpetuar una vida tribal de la edad de piedra. Según esto las negritudes están condenadas a perpetuar una economía de subsistencia, el mundo moderno no se hizo para ellas. ¡Todo lo anterior parece redactado por Cecil Rhodes o por el rey Leopoldo de Bélgica!  


Más adelante, el artículo 21 agrega más sal en la herida, especificando lo siguiente: De conformidad con lo dispuesto en el artículo anterior, los integrantes de las comunidades negras, titulares de derechos de propiedad colectiva, continuaran conservando, manteniendo o propiciando (sic) la regeneración de la vegetación protectora de aguas y garantizando mediante su uso adecuado la persistencia de ecosistemas especialmente frágiles, como los manglares y humedales y protegiendo y conservando las especies de fauna y flora silvestre amenazados o en peligro de extinción.

Parágrafo. El Gobierno nacional destinará las partidas necesarias para que la comunidad pueda cumplir con lo dispuesto en el presente artículo.


Como se puede ver en el anterior artículo, lo que realmente importa al legislador es la conservación de flora y fauna, los seres humanos solamente interesan como protectores del medio ambiente. El parágrafo es el colmo, allí se ofrece ayuda económica para proteger el medio ambiente, los habitantes que viven en la miseria más espantosa no merecen atención.


El texto de la mencionada ley en sus 65 artículos continua pleno de conceptos abstractos, terminologías pomposas donde menudean las frases de cajón tales como “crear mecanismos” “adoptar medidas” “preservación del medio ambiente” “marco de referencia” “reconocimiento de su vida social y cultural” “aplicación de los principios de eficacia, economía y celeridad”, terminologías muy típicas del carameleo criollo o conceptos crípticos como el expresado en el artículo 18 en el cual dice: No podrán hacerse  adjudicaciones de las tierras de comunidades negras de que trata esta ley, sino con destino a las mismas ¿Qué quiere expresar? 


En medio de una sintaxis deplorable, respecto a la explotación forestal el artículo 24 expresa lo siguiente: La entidad administradora de los recursos naturales renovables reglamentará concertadamente con las comunidades negras el uso colectivo de áreas del bosque a que se refiere la presente ley para el aprovechamiento forestal persistente (sic). Para efectos del aprovechamiento, el procesamiento o la comercialización de los productos forestales que se obtengan en desarrollo de la concesión forestal, la comunidad concesionaria podrá entrar en asociación con entidades públicas o privadas. Como se puede ver, la ley no considera la creación de industrias derivadas de la madera.  Solamente la actividad extractiva. 


En el artículo 25 se observa lo siguiente: En áreas adjudicadas colectivamente a las comunidades negras, en las cuales en el futuro la autoridad ambiental considere la protección de especies, ecosistemas o biomas, por su significación ecológica (sic), se constituirán reservas naturales especiales en cuya delimitación, conservación y manejo, participaran las comunidades y las autoridades locales. Como siempre el ambientalismo por encima de los seres humanos. Tanta obsesión por la biodiversidad, concepto que la biología molecular está dejando sin piso, con la revaluación de las clasificaciones taxonómicas.


A continuación cabe citar dos artículos referentes a minería que brillan por su absoluta incoherencia. El artículo 26 dice lo siguiente: El Ministerio de Minas y Energía de oficio (sic) o a petición de las comunidades negras de que trata esta ley, podrá señalar y delimitaren las áreas adjudicadas a ellos (sic) zonas mineras de comunidades negras en las cuales la exploración y explotación de los recursos naturales no renovables, deberá realizarse bajo condiciones técnicas (sic) especiales sobre protección y participación de tales comunidades negras, con el fin de preservar sus especiales características (sic) culturales y económicas, sin perjuicio de los derechos adquiridos o constituídos a favor de terceros. El anterior texto hace recordar un viejo principio en política “si no puedes convencer, aturde”. El artículo 27, otro galimatías parecido expresa lo siguiente: Las comunidades negras de que trata la presente ley gozaran del derecho de prelación (sic) para que el Gobierno a través del Ministerio de Minas y Energía les otorgue licencia especial de exploración y explotación en zonas mineras de comunidades negras sobre los recursos naturales no renovables (sic) tradicionalmente aprovechados por tales comunidades. Sin embargo la licencia especial podrá comprender otros minerales (para que haya otros se necesita que haya unos ¿Cuáles?) con excepción del carbón, minerales radioactivos, sales e hidrocarburos.


La ley continúa con su inventario de planteamientos gaseosos, con algunos textos absurdos o francamente ridículos tal como el del artículo 37 en referencia a educación, dice así: El Estado debe adoptar medidas que permitan a las comunidades negras conocer sus derechos, y obligaciones, especialmente en lo que atañe al trabajo, a las posibilidades económicas, a la educación y a la salud, a los servicios sociales y a los derechos que surjan de la Constitución y las Leyes. A tal fin se recurrirá si fuere necesario a traducciones escritas y a la utilización de los medios de comunicación en las lenguas de las comunidades negras. El sabio Legislador no sabe que en la vertiente del Pacífico de Colombia las comunidades negras no tienen idioma diferente del Español y mucho menos escrito. A lo mejor se confundió con las lenguas indígenas, pero aún así, ninguna se escribe.


En general la Ley de Negritudes omite mencionar los problemas más graves que aquejan a las gentes del Pacífico, poblaciones que carecen totalmente de servicios públicos, de atención médica, de vías de comunicación. Esos temas que no se tratan, el texto le dedica la mayor atención a lo referente al medio ambiente, la ecología por encima de los seres humanos. Todo el documento, en lo que se refiere a la población negra, se nota impregnado de un paternalismo despectivo y odioso, prácticamente considera a los negros unos menores de edad incapaces de llevar una vida similar a la del resto de compatriotas. Ese asunto de la propiedad colectiva pretende indicar que las gentes de esa raza no pueden ser empresarios ni tener logros en la economía moderna. Esos “legisladores” ignoran que actualmente hay grandes industriales en el Africa negra y que Norteamérica está gobernada por un negro. 


Al final del documento aparece un cortísimo capítulo (63) referente a vías de comunicación en el cual aparece lo siguiente. Dentro de los dos años siguientes a la vigencia de la presente ley, el Gobierno Nacional apropiará los recursos necesarios para la construcción de la carretera que una a los departamentos del Valle del Cauca y el Huila entre los municipios de Palmira y Palermo. ¿Esto que tiene que ver con las negritudes? Se trata de una burla o de una estupidez.


En conclusión cabe anotar que hace 20 años se acabó el régimen del Apartheid en Suráfrica, con lo cual la población negra reivindicó sus derechos  y elevó su nivel de vida. Hace 21 años la Ley de Negritudes estableció el Apartheid en Colombia y las consecuencias de ello están en ese caos de violencia y crimen que se está presentando en la vertiente del Pacífico en Colombia.


Jaime Galvis Vergara

Wednesday, April 19, 2017

MODELO PARAGUAYO

Colombia no ha tenido un derrotero claro en su desarrollo económico, una continua serie de avances y retrocesos ha mantenido el País en notable estancamiento. Realmente la economía de Colombia se ha mantenido flotando al vaivén de las circunstanciassean estas unas heladas en el Brasil, una guerra internacional, una subida especulativa de determinado producto, tal como sucedió con el petróleo, la desaparición de determinado rubro económico como paso con el añil, un auge del consumo de narcóticos o cualquier otro fenómeno que produzca una bonanza o un descalabro, todo han sido circunstancias aleatorias. 


La decadencia de la agricultura colombiana, especialmente la de las vertientes cordilleranas, ha llevado a un empobrecimiento muy acentuado del campesinado y esto ha generado un éxodo masivo hacia las ciudades. Estos desplazamientos han tenido lugar en varios países y ese conglomerado campesino ha sido gradualmente absorbido por la industria. Esto en países con una actividad manufacturera fuerte como varios de Europa y del Oriente. 


En Latinoamérica la migración campesina creo extensos núcleos de pobreza, ante la escasez de empleo, las ciudades se llenaron de toda clase de ventorrillos que ocupan barrios enteros, en ellos la actividad artesanal ha sido mínima, se impuso un mini-comercio de toda clase de baratijas. El vendedor ambulante se constituyó en dueño de calles y plazas buscando la subsistencia.  No se presentó la producción de artesanías y pequeñas manufacturas como en ciertos zocos y bazares de ciudades musulmanas, con la excepción de algunos núcleos andinos en Ecuador, Perú y  Bolivia.


En Colombia se generalizó un comercio de contrabando muy similar al que se presenta en Paraguay, país cuya economía depende en gran parte de esa actividad. En las ciudades colombianas se encuentran mercaderías de contrabando de casi cualquier parte del Mundo, pero aquí no se produce nada. Esta clase de comercio ha sido financiada en su mayor parte con el lavado de dinero. 


Toda esa masa de población que depende de actividades no legalizadas, se encuentra al margen de sistemas de salud, de posibilidades de educación y sometida a frecuentes batidas policiales. Esta situación fue analizada en el Perú por Hernando Soto en un interesante libro titulado “El Otro Sendero”. 

En Colombia nadie ha hecho un verdadero balance de lo que significa esa economía informal,  pero cabe anotar que el Bogotá actual, presenta características del Lima de los años 70, la población dedicada al rebusque está aumentando en las principales ciudades del País, los vendedores en los semáforos, los saltimbanquis de esquina, los expendedores del transporte urbano. Los vendedores ambulantes ya han invadido algunos campus universitarios. 


La formalización de pequeñas actividades comerciales requiere acabar con esa cantidad de trámites que crean una especie valla entre actividades legales e ilegales. A todo esto se agrega un problema adicional, el micro-tráfico de estupefacientes. Esto se ha extendido en Colombia en una forma espeluznante, no solamente se presenta en las ciudades, sino en pequeñas poblaciones, alguien aventuró una cifra del valor del tráfico de narcóticos dentro del País en 6.000 millones de pesos anuales. 


La única posibilidad de separar el narcotráfico y la prostitución callejera,del mundo del rebusque no delicuencial, es  permitir que los comerciantes de semáforo, los curtidores de San Benito, los latoneros, los mecánicos de barriada,  los vendedores callejeros de comidas y bebidas sean respetados y se les facilite la formalización de sus actividades. 


Entre el contrabando y la economía del rebusque hay un movimiento de dinero que no produce ingresos al erario y mantiene una gran parte de la población al margen del desarrollo del País y sin las ventajas del empleo formal.


Jaime Galvis Vergara  

Monday, April 03, 2017

Estulticia institucionalizada

La preparación académica en Colombia es muy deficiente, como lo demostraron las pruebas PISA y esto es más acentuado en los medios de comunicación y en la burocracia. Pero esa estolidez está perjudicando seriamente al País. Cada tontería divulgada en letras de molde o por los micrófonos se vuelve un dogma y termina convirtiéndose en decreto o ley. El tema ambiental ha sido un campo muy amplio para este ejercicio de la ignorancia y la bobería. La gente repite cualquier cosa que oye o lee en alguna revista de peluquería. Como ejemplos de esto se presentan toda una serie de idioteces respecto al estiaje que aqueja a Casanare, unos afirman que la falta de lluvias se debe a la actividad petrolera, otros dicen que las fuentes de agua se están secando por la prospección sísmica. Las sequías estacionales se han presentado en los Llanos desde tiempo inmemorial, mucho antes de la exploración petrolera. El petróleo se busca y explota en muchos países del Mundo y en ninguna parte se les han ocurrido semejantes sandeces. En el Putumayo se ha explotado petróleo por más de 60 años y es una de las regiones más lluviosas de Colombia. 


El sartal de disparates de periodistas y funcionarios no se detiene ahí. Decidieron sacralizar los páramos, aseverando que en dichas áreas se genera el agua del País, algo absolutamente errado. La zona de condensación y máxima pluviosidad se sitúa a los 2000 metros de altura, los grandes caudales hídricos de Antioquia no proceden de páramos. Los aforos de caudal de los ríos Suárez y Chicamocha, estudiados para la presa del río Sogamoso, muestran que el río Suárez casi duplica el caudal medio del Chicamocha, siendo este último el río por el que desagua la mayor extensión de páramos en Colombia. ¿nde están esos caudales? La mentira no se puede volver ciencia y mucho menos institucionalizarla. Pero el delirio de “salvar” los  páramos ha llegado a un extremo tal, que ronda en el Ministerio del Medio Ambiente el proyecto de erradicar toda actividad económica en áreas situadas por encima de 2.900 metros de altura. Una chifladura de tal tamaño que llevaría a declarar la cebolla, la papa y la alverja, cultivos ilícitos. Además esto implicaría el éxodo de alrededor de 2 millones de personas y posiblemente la demolición de ciudades tales como Tunja, Ipiales y Túquerres para evitar que se acabe el agua en Colombia. Todo esto es de un absurdo y una estupidez que asombra. ¿Con los conflictos que tiene Colombia quieren crear uno más? ¡Cómo se nota la ignorancia de funcionarios y periodistas al respecto!  


Respecto a la minería, la histeria ha llegado a extremos delirantes, para los ambientalistas la explotación del subsuelo es una actividad peor que el narcotráfico, se ha creado un despliegue publicitario sesgado y mentiroso en contra de dicha actividad. A la ciudadanía de Bucaramanga le dicen que la minería los va a envenenar con cianuro, una falsedad torpe y malintencionada ya que el cianuro es inestable en aguas con un pH inferior a 7, es decir aguas ácidas, todas las corrientes fluviales de Colombia presentan pH por debajo de 7. Esto  lo dice el IDEAM. Por tanto es falso que dicha sustancia pueda llegar al  acueducto de esa ciudad. De esto sal la torpe idea de crear un parque nacional en Santurban algo tan estúpido como que en Perú declararan parque nacional Cerro de Pasco o en Bolivia PotosiLa desinformación ha llegado a tal extremo que recientemente un ministro de agricultura declaró que la actividad agrícola en Colombia estaba amenazada por la minería.

En cambio no mencionan el peligroso disparate que ha cometido el Acueducto de Bucaramanga al levantar una presa con más de 100 metros de altura, aguas arriba de la Ciudad, siendo la zona de muy alta sismicidad. En ciudades como Johnstown en Pensilvania y Vaiont en Italia hubo desastres espantosos por esta clase de errores. 


La histeria ecológica ha sido el principal factor del atraso y abandono de la vertiente del Pacífico. Durante muchos años la negligencia y los prejuicios de los sucesivos gobiernos omitieron construir la infraestructura que permitiera incorporar dicha región al desarrollo del país. Obras tales como la carretera Quibdó-BahiaSolano, Cartago-Nóvita, Popayán-Guapi, Junín-Barbacoas, la carretera Panamericana a Panamá o la refinería de Tumaco fueron sistemáticamente omitidas. Posteriormente al llegar la fiebre ambiental la situación no fue de omisión sino de abierta hostilidad; obras como la carretera Animas-Nuquí, la hidroeléctrica del río Micay, el puerto de Bahía Málaga, el puerto de Tribugá, la ViaPanamericana y otras fueron canceladas por presiones ambientalistas, pero peor aún, las actividades productivas típicas de la región tales como la minería de metales preciosos y la extracción de maderas han recibido un satanización mediática y en los ámbitos del Gobierno han terminado por considerarlas delictivas. En un medio geográfico impropio para la agricultura y ganadería se ha ido paulatinamente empobreciendo la población y esta situación desembocó en el imperio del narcotráfico y en una delincuencia generalizada. La pobreza resignada se convirtió en un imperio de mafias que tiene en jaque al Gobierno Nacional. ¿Los ambientalistas han protestado ante el delito generalizado? Les tiene sin cuidado para ellos lo único importante es el acatamiento de las órdenes de las ONG que los financian.  


La alharaca ambiental, no solamente impulsó la proliferación deldelito en el Litoral Pacífico, convirtiendo esa región en el sector más peligroso de la geografía de Colombia. La obstrucción sistemática al desarrollo ha perjudicado a los habitantes de casi todo el País. Obras necesarísimas, tales como la variante de la carretera Pasto-Mocoa fueron sistemáticamente obstaculizadas con el pretexto de daños ambientales, sin tener en cuenta los cientos de muertos que ha causado esa trocha infame. La carretera Palermo-Plato que permitiría comunicar una zona paupérrima del departamento del Magdalena lleva años esperando porque puede afectar los “humedales”. La vía Popayán-Mocoa fue cancelada y las obras realizadas abandonadas porque cruza zonas de gran biodiversidad (además de ser un santuario de las Farc).


La creación de parques nacionales ha sido un verdadero caos, parece que dichas áreas las definen sin, por lo menos visitarlas. Naturalmente la mayor parte de los “parques” no han sido objeto de estudios científicos de ninguna clase, se desconoce su geología, su edafología y su tan cacareada “biodiversidad”, porque generalmente se han tornado santuarios para la subversión y la delincuencia. Crearon un parque de nombre impronunciable en el bajo Apaporis donde se encuentra uno de los yacimientos de hierro más grandes del Mundo, congelando un recurso que pudiera cambiar la economía de Colombia. Establecieron el parque “Los Catios el cual parece diseñado para obstaculizar la Carretera Panamericana y en cuyo territorio existió un gran ingenio azucarero. ¡Pero según el Ministerio del Medio Ambiente es una reserva impoluta!Naturalmente está convertido en un corredor de toda clase de tráficos ilícitos y tachonado de minas quiebrapatas. Así los parques nacionales se establecieron para impedir toda clase de actividades económicas lícitas, por tanto en su mayor parte son dominio de la delincuencia.


Es muy triste notar que en Colombia grandes decisiones no se tomen con un criterio científico sino en base a conceptos que parecen consejas de costurero.


Atte. Jaime Galvis Vergara