Saturday, January 30, 2010

Huir cuesta dinero

PERIODICO LA RAZÓN - MADRID

Alfonso Ussía

El dato - Huir cuesta dinero.

Emigrar a otro país abandonando lo mucho o poco que se ha conseguido en el propio, resulta carísimo. En Venezuela, pueden huir los Cisneros, pero se trata de un caso especial. El venezolano no tiene medios para escapar del presente y el futuro de su tierra. De tenerlos, se colapsarían los aeropuertos y las fronteras. Un tonto puede gobernar, y contamos con ejemplos cercanísimos. Si el tonto sabe rodearse de inteligentes, el tonto no es un problema más allá de su casa. Pero si el tonto recurre a la mediocridad, la sensación de orfandad de la ciudadanía se enriquece. Algo de esto sabemos por aquí. No obstante, nuestra situación es de privilegio si nos comparamos con otras naciones, y muy especialmente con Venezuela, que está gobernada por un loco. Un loco con poder es letal. Y Hugo Chávez, además de sátrapa, está como un cencerro. Pero tiene a su gente arruinada, porque el dinero del petróleo lo destina a su bolsillo, al de sus amigos, al de sus colaboradores y al de sus aliados. Con los ingresos petrolíferos de Venezuela, en muy pocos años se puede crear y mantener una clase media que allí no existe. Huir no es el problema. El problema es sobrevivir después del éxodo. No obstante, mejor enfrentarse a lo desconocido que despertar cada mañana con el peso de saberse gobernado por un simpático, gracioso y colérico chimpancé. De tonto no tiene un pelo, y lo demuestra la inmensa fortuna que ha reunido para él y su familia. Ha sabido rodearse de la miseria de un pueblo para mantenerlo en su pobreza con promesas imposibles de cumplir. No tiene toda la culpa. Chávez es consecuencia de un siglo de robos desde el poder. La clase política venezolana ha dejado extenuada las arcas públicas durante decenios, y esa inmensa riqueza está fuera de Venezuela. Chávez no es diferente. Se distingue de los demás por su condición de loco peligroso. Ayer nos presentó a sus amigos, después de informar a su famélica nación que había adquirido trescientos carros de combate rusos para defenderse de Colombia, los Estados Unidos, el imperialismo, Cristóbal Colón y los Reyes Católicos.

Sus amigos son peculiares. Además de los Castro, Ortega, el cocalero, Ahmadineyad, Mugabe y Omar Bashid, añora a Idi Amin y defiende a su compatriota Ilich Ramírez, el «Chacal», esa hiena enjaulada. Como para lanzarse de lo alto del Salto de Ángel sin paracaídas. El riesgo que conlleva la locura de Chávez, su megalomanía, su egocentrismo nativo, su tiranía hepática, no es otro que la guerra. Colombia, su vecino y admirable país, se levanta hacia arriba mientras Venezuela, con muchos más recursos, se hunde en la miseria. Poco pan y muchas armas, teoría leninista fielmente llevada a la práctica por el emboinado primate. Guerra en el horizonte, no lo duden, porque antes de caer, Chávez es muy capaz de meter a Venezuela en un período de destrucción y sangre. Pero huir es muy complicado. Por el norte, el Caribe; por el oeste y el sur, la selva. Venezuela no puede huir de Venezuela. Los adversarios de Chávez superan con heroísmo las amenazas, las agresiones y las muertes. Se cierran los medios de comunicación críticos. Se expropian las tierras. Se muere de hambre Venezuela. Se compran armas. Y esos amigos… Los locos en el poder sólo cosechan tumbas de inocentes.

Saturday, January 16, 2010

"Chavismo puede llegar a su fin en 2010"

por Carolina Barros de Ámbito Financiero


IDEÓLOGO DEL «SOCIALISMO DEL SIGLO XXI», VE «POSIBILIDAD REAL» DE GUERRA COLOMBIA-VENEZUELA
Varias voces en Venezuela empiezan a advertir sobre las grietas de la revolución chavista. Que, de tan profundas, se están haciendo sistémicas: inoperancia de los planes sociales y de los servicios públicos, inflación y escasez de alimentos, crisis de inseguridad y corrupción. Entre las voces más preocupadas y frente a un año electoral que puede ser decisivo para el futuro del chavismo, llama la atención la de Heinz Dieterich, el ideólogo del «socialismo del siglo XXI» y consultor permanente de Hugo Chávez, quien, responde, por escrito, a las preguntas de Ámbito Financiero.
Periodista: Hugo Chávez alertó sobre la posibilidad de que Colombia esté armando un «falso positivo» en el que «plantaría» un campamento de las FARC en Venezuela, como excusa para iniciar un ataque como el de marzo de 2008 contra Raúl Reyes en Ecuador. ¿Cree posible una guerra entre Colombia y Venezuela?
Heinz Dieterich: La posibilidad de una guerra entre Colombia y Venezuela es muy real debido a que Washington decidió que Hugo Chávez tiene que irse, al costo que sea. El ex primer ministro inglés Tony Blair acaba de decir en la BBC que se tuvo que remover a Sadam Husein, aunque no tuviera armas de destrucción masiva, porque era «una amenaza para la región». Es decir, para los intereses estratégicos de Occidente. Es la misma situación de Hugo Chávez. El bolivarianismo es incompatible con la Doctrina Monroe y por eso es una «amenaza regional». Para remover a Chávez, preparan la guerra de agresión, utilizando los «falsos positivos», la supuesta tolerancia al narcotráfico y la presunta cooperación con Hizbulá. Las mayorías en ambos países están en contra de la guerra, lo que hace difícil prever las dinámicas internas que desencadenará una guerra. Sin embargo, Colombia está bajo control militar y Washington y la oligarquía están dispuestos al derramamiento de sangre. De este contexto emana el peligro de guerra.
P.: En mayo y septiembre de este año, Colombia tiene elecciones presidenciales; y Venezuela, legislativas. ¿Cómo vislumbra el panorama?
H.D.: Si el partido de Hugo Chávez (PSUV) pierde las elecciones legislativas de 2010, el proceso bolivariano llega a su fin. Para ganar, el presidente tiene que resolver los problemas de seguridad, ineficiencia, crisis económica -caída del PBI del 4,5% en el tercer trimestre, inflación del 35%, un mercado negro y dólar incontrolable- y la pérdida de credibilidad del discurso oficial, entre otros. Resolver estos problemas presupone la refundación del actual modelo de gobierno. Sólo el estrato conductor del PSUV puede imponer tal refundación.
Álvaro Uribe probablemente ganará su segunda reelección, porque ni el Polo Democrático ni el Partido Liberal han logrado desarrollar una alternativa que convenza a Washington y a amplios sectores colombianos de que se puede prescindir del uribismo, como se prescindió del pinochetismo en Chile a fines de los 80. Uribe es quien mejor garantiza todavía los intereses neoliberales y monroeístas del Gobierno Obama y de la oligarquía: por eso seguirá en el poder.
P.: ¿Hay purgas políticas en el Gobierno de Chávez? Las denuncias de corrupción en varios bancos privados llevaron a la renuncia del ministro de Comunicaciones, Jesse Chacón. Además, Chávez criticó en público a Diosdado Cabello, ministro de Infraestructura y uno de sus hombres de mayor confianza.
H.D.: Son dos dinámicas diferentes. Con la renuncia de Jesse Chacón, un hombre muy apreciado por el presidente, el Gobierno se protegió políticamente del escándalo banquero. La crítica pública a Diosdado Cabello, algo absolutamente insólito, muestra la creciente preocupación del presidente sobre la ineficiencia del sistema gerencial del Estado que, en su pensamiento, es el principal peligro para una eventual derrota electoral en 2010.
P.: En uno de sus últimos artículos usted describió al Gobierno de Chávez como un Titanic a punto de chocar y señaló la urgencia por cambiar el rumbo. También el embajador de Venezuela ante la OEA, Roy Chaderton, dio una señal de alarma ante los medios.
H.D.: La preocupación por la supervivencia de la revolución bolivariana, expresada por el embajador Roy Chaderton, existe en amplios sectores de la Nueva Clase Política (NCP) bolivariana, desde alcaldes, diputados, diplomáticos, militares, comunicadores, gobernadores y hasta ministros. Esa preocupación nació hace alrededor de tres años, pero se manifiesta hoy con mayor fuerza, porque el iceberg está más cerca. Como es natural, hay fracciones de derecha, centro e izquierda en la NCP, definidas por ideología, política y economía. Lo que tienen en común es su miedo a perder el poder. Por eso no actúan ante el presidente con la verdad y firmeza que requiere la grave crisis del sistema y de la nación.
P.: ¿Cómo son los tiempos para poder corregir el rumbo?
H.D.: Creo que el punto de viraje, el punto de no retorno, será enero. Porque hay que rediseñar un nuevo modelo de gobierno, eficientizar su ejecución y convencer a la población de su viabilidad, y eso requiere tiempo.
P.: ¿Está desencantado de Chávez?
H.D.: No; estoy desencantado con los altos líderes del proceso, a muchos de los cuales conozco personalmente, que se hacen cómplices históricos de la catástrofe que se avecina. No entiendo su falta de decisión para cambiar las cosas.

Monday, January 11, 2010

Venezuela paga el chavismo

Enero 11 de 2010

Editorial del Diario El Pais de Cali

En lo que parecería un contrasentido, Venezuela, un país que nada en riqueza petrolera y que se benefició de los altísimos precios del combustible durante varios años, ha alcanzado la proeza de convertirse en la nación con la segunda inflación más alta del mundo, después de la República del Congo.

Con un 28%, los precios cambian de un día para otro y afectan gravemente al ciudadano común, cuyos recursos no alcanzan para adquirir los bienes indispensables. De acuerdo con la Central de Trabajadores el costo de la canasta familiar básica se encuentra en los 3.913 bolívares, mientras el ingreso familiar promedio es apenas de 1.918 bolívares. El hambre amenaza, por lo tanto, a millones de venezolanos.

En un intento por hacer frente al problema el Gobierno devaluó su moneda y creó dos tipos de cambio frente al dólar: uno de 2,6 bolívares por dólar y otro de 4,3 bolívares, que se corresponde con el llamado ‘dólar petrolero’. A juzgar por las consecuencias que puede llegar a producir, el remedio puede ser peor que la enfermedad.

Para Miguel Ángel Santos, profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración en Venezuela, el problema parte del excesivo gasto público y la ausencia de inversión en la economía. En un país donde el Gobierno se ha dedicado a perseguir a los empresarios privados, bien sea estatizando sus empresas o regulando los precios hasta hacer imposible su subsistencia, la producción se ha paralizado y no llega un solo dólar del extranjero interesado en inversión productiva.

La situación, luego de nacionalizaciones como la de los molinos del arroz, es tan dramática que hoy el 90% de los alimentos que consumen los venezolanos son importados. Y, aunque al devaluar la moneda se incrementa el valor de los artículos importados abriendo posibilidades para los de producción nacional, lo cierto es que ningún productor nacional se verá incentivado a trabajar en el campo mientras existan precios controlados. Peor aún cuando los que exportan a Venezuela se enfrentan con las medidas gubernamentales que retienen los pagos en dólares, como le ha sucedido a un buen número de exportadores colombianos.

Para Santos no hay medida monetaria que sirva en un país que no produce nada, que vio caer sus exportaciones en un 42% y al cual no llega la inversión productiva en virtud de la inseguridad jurídica reinante. Y mientras venda más petróleo a mayores precios, más verá inundada su economía de bolívares sin que haya una oferta adecuada de bienes y servicios, con lo que la inflación puede alcanzar cifras estrafalarias.

Es la economía del socialismo del Siglo XXI, capaz de producir el absurdo de empobrecer a un país riquísimo para satisfacer la vanidad y la ambición de poder de un déspota, desconociendo la economía de mercado. Que ahora está comprometida en no perder las próximas elecciones para la Asamblea Nacional, por lo cual decreta una devaluación con la cual generará los bolívares para pagar su campaña.

Así, con los recursos de los más pobres Venezuela, está pagando el costo de la aventura chavista, lo mismo que la permanencia continuada de Hugo Chávez en el poder.