Sunday, April 22, 2018

CAOS FRONTERIZO

Es muy conocido el marcado desdén capitalino respecto a la periferia de Colombia, pero esto está llegando a extremos que pueden poner en peligro la integridad territorial del Pais.

 

En la frontera con Venezuela la delincuencia y el crimen están desbordados, en la región del Catatumbo el control gubernamental es prácticamente nulo, actualmente se ha desencadenado una guerra entre dos grupos delincuenciales, la cual tiene paralizada la zona, ante la mirada impasible del Gobierno (se podría decir del desgobierno). Es una de las regiones donde el cultivo de coca ocupa grandes áreas y la erradicación  se suspendió hace tiempos. En vecindades de la ciudad de Cúcuta la zona fronteriza es escenario de continuos crímenes y tropelías, las autoridades de ambos países no tienen dominio de la situación. En el departamento de Arauca  la situación no es mejor, allí el ELNextorsiona, secuestra y asesina impunemente, la fuerza pública brilla por su pasividad, además esos delincuentes se refugian en territorio de Venezuela, con la complacencia de ese País garante de la ilegalidad. En la frontera de la Guajira los contrabandistas actúan sin control y el comercio de droga fluye sin contratiempos.


Aún con la grave crisis económica que padece Venezuela hay contrastes vergonzosos, las vías de comunicación del país vecino son a pesar del abandono, infinitamente superiores a las de este lado de la frontera. La carretera de La Soberania debería llamarse la trocha de la infamia.


En la frontera con Ecuador la situación es muy parecida, la vertiente del Pacífico de Nariño se convirtió en la meca de la producción de cocaína. Ante la penosa incapacidad de las autoridades de Colombia la delincuencia pseudo-política opera en ambos lados de la frontera, con una pequeña diferencia, en el lado ecuatoriano no se observa el vergonzoso abandono que  se presenta en el área de Colombia, Esmeraldas ha recibido más atención del Gobierno de Quito que Tumaco del Estado Colombiano. 


Nunca se habían presentado en esa región limítrofe tan graves problemas de orden público como los actuales.  La situación en el Putumayo no es mejor, de por si es penoso si se compara la zona ecuatoriana, donde hay una carretera entre El Carmelo y Lago Agrio, ante la selva plagada de delincuencia que se presenta entre La Victoria y Sucumbíos en la parte de Colombia. La situación de orden público en la frontera del Ecuador, hizo metástasis en el departamento del Cauca,convertido en un emporio de cultivos ilícitos, con inocultables tentáculos que alcanzan suburbios de la ciudad de Cali. 


La frontera con Panamá es considerada una de las zonas más peligrosas del Mundo, el Darién se conoce como un verdadero infierno, donde pululan toda clase de tráficos clandestinos y donde afluyen miles de refugiados buscando una salida hacia Norteamérica. Esta situación es extensiva a todo el litoral Pacífico, donde las diferentes mafias gobiernan a su antojo, allí confluyen una miseria total de la población nativa, con extensas rutas de narcotráfico en unverdadero dédalo de canales en los manglares más extensos del Pacífico de Suramérica. La presencia gubernamental es casi nula. 


La región de Urabá y el bajo Cauca son otros focos de acción delincuencial sin freno. A todo esto se agrega el aislamiento de la Amazonia y la Orinoquia oriental, donde el Gobierno se ha dedicado a crear parques nacionales de papel y resguardos indígenas para no tener que hacer presencia alguna, esas zonas próximas a Puerto Ayacucho y a la cuarta ciudad del Perú, son tierra de nadie.


¡La situación de Colombia se parece a la de un enfermo con las extremidades gangrenadas, dedicado a aplicarse tratamientos cosméticos para cuidarse el cutis!


Jaime Galvis Vergara

Sunday, April 08, 2018

SUBSUELO E HISTERIA

Por Jaime Galvis Vergara


Ultimamente se ha desencadenado una verdadera guerra mediática contra la explotación de los recourses del subsuelo. Como es frecuente en Colombia es una campaña donde la ignorancia y la torpeza hacen su agosto. Este catastrofismo que originalmente fue orquestado por ONGs foráneas, ha tenido eco en el magisterio de primaria y secundaria, con un furor digno de mejor causa, los maestros se han dedicado a atribuirle los horrores del infierno a todo lo inherente a la minería y la explotación de hidrocarburos. 


Es totalmente absurdo pretender que la vida moderna de un país pueda funcionar sin los recursos del subsuelo, de la construcción de casas, de las vías de comunicación, de puentes, acequias de riego, fertilizantes, plásticos, cerámica, vidrio y de toda clase de implementos metálicos, desde automóviles y barcos hasta alambre de púas y todos los artefactos eléctricos  requieren el uso de minerales, gas y petróleo. Esa obsesión por regresar a la edad de piedra en un País que ocupan cincuenta millones de habitantes, no solamente es estúpida sino suicida.   


Todo ese anarquismo misantrópico no solamente se ha dirigido a la explotación del subsuelo, también lo han enfocado contra la construcción de hidroeléctricas, líneas de alta tensión y estaciones repetidoras de telefonía y televisión y toda clase de proyectos de ingeniería. ¡Francamente es absurdo que en un País con inmensas necesidades insatisfechas tengan eco esas ridículas pretensiones de regresar al pasado! Se presentan unos mesías del ridículo predicando que Colombia se va a quedar sin agua, siendo uno de los territorios más lluviosos de planeta, que los bosques están desapareciendo cuando más del 50 % del territorio nacional son selvas e ignorando que la selva tropical es un medio tremendamente agresivo, para que crezca solamente se necesitan calor y agua, ni siquiera requiere suelo fértil.


Ese activismo desorbitado que actualmente se ha dedicado a satanizar la minería, nunca se hizo sentir respecto a la proliferación de cultivos ilícitos, a la colocación de minas antipersonales o a la continua extorsión a la población campesina, que hostigó y aún hostiga a gran parte de la población colombiana.


La predicación de la negatividad está causando serios problemas al desarrollo de Colombia, una nación no puede subsistir de hablar paja y ventilar ideologías absurdas, todo eso se ha vuelto una comedia interminable bajo la cual se ocultan intereses mezquinos. Es preocupante que algo tan delicado como la educación se encuentre focalizado en un antro de agitación y barbarie como es la Universidad Pedagógica, allí el País está contribuyendo a formar  a quienes desean destruirlo. No se puede formar una juventud obsesionada por dogmas políticos absolutamente sesgados y aislados del desarrollo del Mundo actual, eso se ha vuelto un semillero de desadaptados.  


Toda esa propaganda de la negatividad parece estar muy bien financiada, ya que están presentando videos y películas en los colegios mostrando gentes miserables aduciendo que se trata de poblaciones afectadas por la minería o haciendo alharaca acerca de derrames de petróleo, parece que esa publicidad negativa y mentirosa se está elaborando en los mismos centros educativos, además de contar con financiaciones internacionales de dudoso origen. Nunca se debe olvidar que las guerrillas en Colombia se originaron en la prédica política obstinada de cierto profesores universitarios dedicados a fomentar un incendio que no se ha acabado de apagar.


En la campaña antipetrolera y antiminera hay un subfondo que es necesario destapar. Mañana la monserga puede ser contra la industria o el comercio  La situación permite recordar cierta canción popular de hace años, la cual decía “…que será lo que quiere el negro”.