Thursday, November 29, 2018

OBRAS DE LOCURA

Por Jaime Galvis Vergara

En la historia de las obras públicas en Colombia no ha imperado la cordura, los disparates han sido demasiado frecuentes, los fracasos inocultables. Las obras abandonadas, los trabajos inconclusos son innumerables. Hay momentos en que pudiera pensarse que el País ha sido gobernado por sus enemigos. Después del colosal fracaso del proyecto del Canal de Panamá, el cual causó la mutilación territorial de Colombia. Los sucesivos gobiernos emprendieron un disparatado anti-plan vial, por el cual empezaron a construir vías férreas mezquinamente diseñadas. Buena parte de ellas se iniciaron con un criterio tercamente centralista, por lo cual los rieles y maquinas fueron transportados en mulas hasta Bogotá, para iniciar las obras a partir de dicha ciudad. Las líneas férreas se hicieron con trocha angosta y constituyeron una serie de vías inconexas que llevaban a ninguna parte. ¿Qué objeto podía tener una línea férrea de Bogotá al Salto de Tequendama o de dicha ciudad a Barbosa? ¿Qué sentido podía tener una línea férrea de Tumaco a El Diviso? Luego se construyó una línea troncal desde Santa Marta hasta Bogotá, esta fracasó por sus pésimas especificaciones y la escasez de carga de compensación de Bogotá a la Costa.


También se construyeron cables aéreos, los cuales posteriormente fueron abandonados.

Las vías de comunicación han sido escasas y precarias, basta anota que solamente por  la guerra con Perú, llegó carretera la frontera con Ecuador. Con cinco países vecinos escasamente hay vías carreteables a dos de ellos. 


En el aspecto portuario, la situación es igualmente deplorable, basta observar que en el Litoral Pacífico con más de 1000 kilómetros de línea costeraescasamente hay dos puertos


Pero algo verdaderamente aberrante es la falta de lógica en las inversiones. Se han gastado sumas enormes en la carretera Bogotá-Villavicencio, por un corredor vial absolutamente inapropiado, a lo largo de un cañón en una zona de levantamiento orogénico activo donde los fenómenos erosivos son incontrolables.


Se inició el túnel de La Línea de 8,65 kilómetros de longitud, cruzando la Cordillera Central, sin estudios geológicos e hidráulicos adecuados, lleva nueve años en construcción y para la distancia  que acorta ¿Se justifica el gasto y la demora?


Se está estudiando el trazado de un túnel ferroviario de 39,2 kilómetros entre Florida en el Valle del Cauca y Campo Hermoso en el municipio de Rioblanco(Tolima) para una comunicación férrea entre Cali y La Uribe (Meta). Cabe preguntar  ¿Si la ferrovía Cali –Buenaventura no ha podido tener operador por el escaso volumen de carga, se justificaría una obra de semejante envergadura para comunicar a Cali con el pequeño caserío de La Uribe en los Llanos?


En la vía Los Curos-Málaga, un carreteable de pésimas especificaciones y escaso tráfico, se construyó un costosísimo puente atirantado, dicen que el más alto de Suramérica. ¿Se justifica semejante inversión en una carretera que no tiene ni pavimento?


Se abandonaron a medio construir vías tan importantes como la variante en la carretera Pasto-Mocoa para evitar esa trocha que ha cobrado cientos de muertes o la vía Animas-Nuquí,  para darles al Chocó y a la zona cafetera  salida al Pacífico.


Se mantiene en el abandono una vía fronteriza  fundamental entre Arauca y el Valle del Magdalena, mientras se construyen unas “perimetrales” suntuarias en Cundinamarca.


Se construye un costosísimo viaducto sobre la ciénaga de La Virgen en Cartagena cuando había alternativas menos onerosas. 


La denominada “Autopista del Sol”, está detenida entre Villeta y Guaduas por que la terquedad ha impedido evitar el cruce de un domo salino. 


Proponen hacer un segundo aeropuerto internacional en la Sabana de Bogotá, estando Eldorado recién inaugurado y subutilizado. 


¿Hay alguna sensatez en las inversiones?


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