Sunday, September 21, 2008

Cambio climático

Tomado de la página de Francisco Capella - Inteligencia y Libertad

El clima
El clima es el tiempo atmosférico medio a largo plazo (varias décadas) de una región, la descripción estadística (medias, desviaciones, extremos, variabilidad) de parámetros relevantes del estado de la atmósfera (y otros elementos del sistema climático) como la temperatura, presión, humedad, nubosidad, precipitación (lluvia, nieve, granizo, escarcha, rocío), viento, corrientes marinas, frecuencia e intensidad de tormentas, frentes cálidos y fríos. El factor principal del clima de una región es su latitud. Factores secundarios son la posición relativa de masas de tierra y de agua, la altitud, la topografía, los vientos dominantes y las corrientes oceánicas.
El sistema climático es muy complejo. Está formado por la atmósfera, la hidrosfera (agua líquida en la superficie y subterránea: océanos, mares, ríos, lagos, corrientes y pozos subterráneos; corrientes termohalinas debidas a diferencias de temperatura y salinidad del agua), la criosfera (nieve, hielo y permafrost sobre y bajo la superficie de la tierra y el océano; glaciares, capas de hielo y nieve, icebergs), la superficie terrestre (litosfera, la capa superior de la Tierra sólida, continental y oceánica, con movimientos lentos horizontales tectónicos y verticales isostáticos) y la biosfera, y las interacciones entre ellos. La actividad volcánica no se considera parte del sistema climático sino un factor externo.
La biosfera es la parte de la Tierra constituida por todos los ecosistemas (organismos vivos interactuando y su entorno físico) en la atmósfera, sobre la tierra o en los océanos, incluyendo materia orgánica inerte (residuos, materia orgánica del suelo, detritus oceánico).
La atmósfera es el envoltorio gaseoso que rodea la Tierra. Los principales componentes de la atmósfera seca son nitrógeno (N2) y oxígeno (O2), más gases como argón (Ar), helio (He), y gases de efecto invernadero radiativamente activos como el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4), el óxido de dinitrógeno (N2O) y el ozono (O3). La atmósfera contiene también vapor de agua (H2O) radiativamente activo, cuya cantidad es muy variable (humedad), nubes, aerosoles (partículas líquidas y sólidas en suspensión) y polvo. Debido a la gravedad la densidad y la presión de la atmósfera decrecen con la altitud. La atmósfera protege la vida de radiaciones dañinas y residuos cósmicos: la mayor parte de la radiación fuera de la banda visible del espectro electromagnético se refleja de vuelta al espacio o es absorbida por las capas superiores, y los meteoritos pequeños se desintegran por el calor generado por la fricción con el aire.
La atmósfera está estructurada en capas. La troposfera es la capa inferior, desde la superficie hasta unos 10 Km. de altitud (algo menos en los polos, algo más en los trópicos), donde suceden los fenómenos meteorológicos: el aire está constantemente en movimiento, con corrientes horizontales y verticales; en general la temperatura decrece con la altitud (la fuente más importante del calor del aire es el suelo, calentado principalmente por la radiación solar); la condensación y la sublimación producen nubes o niebla, y los cristales de hielo o gotas de agua resultantes pueden caer a la superficie. La tropopausa es el límite entre troposfera y estratosfera. La estratosfera es la región estratificada (la temperatura aumenta con la altura) sobre la troposfera hasta unos 50 Km. de altitud; incluye la capa de ozono que intercepta la mayor parte de la nociva radiación ultravioleta procedente del Sol. Otras capas más externas son la mesosfera, la termosfera (ionosfera) y la exosfera.
Los procesos climáticos interaccionan unos con otros de formas muy complejas. El sistema climático contiene muchos procesos no lineales (no hay una proporcionalidad simple entre causa y efecto), resultando en un comportamiento potencialmente muy complejo. En algunos casos un factor inicial débil puede actuar como disparador o activador de un segundo mecanismo mucho más intenso con grandes efectos sobre el clima. El sistema climático tiene muchos mecanismos de respuesta o realimentación (interacciones entre procesos tales que un proceso inicial provoca cambios en otro proceso que a su vez influyen sobre el proceso original) tanto positivos (amplificación, tienden a intensificar el proceso inicial) como negativos (atenuación, tienden a debilitar el proceso inicial). Los mecanismos de realimentación negativa son estabilizadores del clima, y los mecanismos de realimentación positiva son desestabilizadores del clima. El clima terrestre incluye fenómenos físicos, químicos y biológicos a muy diferentes escalas de tamaño (moléculas, partículas, gotas de agua, patrones de viento y corrientes marinas) y tiempo.
El sistema climático evoluciona en el tiempo por su propia dinámica natural interna y por forzamientos o perturbaciones externas naturales (erupciones volcánicas, variaciones de la radiación recibida del Sol) o artificiales (influencias humanas o antropogénicas como cambios en la composición de la atmósfera y cambios de uso de la tierra). El clima es dinámico y variable en tiempo y espacio a todas las escalas. Los cambios pueden tener diferentes velocidades e intensidades. El cambio climático es una variación estadísticamente significativa del estado medio del clima o de su variabilidad que persiste durante un periodo extenso (décadas o más). La detección del cambio climático implica demostrar que el clima ha cambiado. La atribución de causas del cambio climático implica establecer las causas más probables del cambio con algún nivel de confianza.
El tiempo de respuesta o de ajuste es el tiempo que necesita el sistema climático o alguno de sus componentes para ajustarse y alcanzar un nuevo estado de equilibrio (dinámico y sólo parcialmente estable) después de un forzamiento o perturbación. Los diversos componentes del sistema climático tienen tiempos de respuesta muy diferentes. Para la troposfera es de días o semanas; para la estratosfera de unos pocos meses. Los océanos, debido a la gran capacidad calorífica del agua (capacidad de almacenar calor incrementando muy poco su temperatura) tienen un tiempo de respuesta largo, entre décadas, siglos o incluso milenios. El tiempo de respuesta del sistema fuertemente acoplado formado por la superficie terrestre y la troposfera queda determinado por los océanos y es lento en comparación con la estratosfera. La biosfera puede responder de forma rápida pero también de forma muy lenta.
La variabilidad natural del sistema climático ocurre de forma predominante en patrones espaciotemporales repetitivos pero no perfectamente periódicos (regímenes, oscilaciones o modos) de circulación atmosférica y oceánica e interacciones con la superficie terrestre. La no linealidad del sistema climático hace que este sea potencialmente caótico, difícil de predecir con seguridad; los cambios pueden ser rápidos y abruptos (glaciaciones, desglaciaciones, reorganizaciones de las corrientes marinas) entre varias configuraciones metaestables del sistema climático. El tiempo atmosférico es esencialmente caótico, muy sensible a las condiciones iniciales e imposible de predecir a largo plazo. El clima no es lo mismo que el tiempo atmosférico, es su descripción estadística a largo plazo y puede estudiarse de forma diferente: un tipo de clima puede ser un atractor semiestable en el espacio de estados de los diversos parámetros meteorológicos.
Balance de energía y efecto invernadero
Los tres mecanismos físicos básicos de transmisión de energía son la radiación, la conducción y la convección. La conducción propaga calor entre cuerpos en contacto físico directo mediante colisiones microscópicas entre átomos y moléculas. La convección transmite energía en fluidos (gases y líquidos) mediante el desplazamiento (por gradientes de densidad normalmente debidos a diferencias de temperatura) y posterior mezcla de volúmenes macroscópicos calientes hacia zonas relativamente más frías. En la transmisión del calor entre suelo y aire son importantes los procesos de cambio de estado del agua como evaporación, condensación, congelación y fusión.
La mayor parte de la energía que llega a la superficie de la Tierra procede del Sol en forma de radiación electromagnética (emisión y absorción de fotones, ondas electromagnéticas). La energía que llega a la Tierra por unidad de tiempo y por unidad de superficie y cómo esta es absorbida, dispersada o reflejada depende de cuánta radiación emite el Sol por unidad de tiempo, de la distancia entre el Sol y la Tierra, del paso del sistema solar por zonas de alta o baja concentración de gas o polvo interestelar, y de la orientación del eje de rotación de la Tierra y de su campo magnético con respecto al Sol (para las partículas del viento solar).
La interacción entre la radiación y la materia depende de la frecuencia de la radiación y de las características físicas y químicas de la materia, que puede ser más o menos transparente y opaca. La materia puede simplemente dispersar la radiación (cambiando su dirección de propagación pero no su frecuencia) o absorberla y reemitirla (cambiando su dirección de propagación y su frecuencia, disminuyéndola).
Los diferentes gases y otros componentes de la atmósfera no interaccionan de igual forma con los distintos tipos de radiaciones. El oxígeno y el nitrógeno (moléculas de dos átomos) son transparentes a casi todas las radiaciones. El vapor de agua, dióxido de carbono, metano, óxidos de nitrógeno y otros gases (moléculas de tres o más átomos) son transparentes a las radiaciones ultravioletas y visibles, pero absorben las radiaciones infrarrojas y son responsables del efecto invernadero.
La radiación solar tiene un espectro (distribución en frecuencias) característico que interacciona con los gases atmosféricos de diversas maneras. La radiación que llega a la parte alta de la atmósfera es una mezcla de radiaciones ultravioleta, luz visible y radiación infrarroja. La atmósfera absorbe parte de la radiación solar. Casi toda la radiación ultravioleta y gran parte de la infrarroja son absorbidas por el ozono y otros gases en la parte alta de la atmósfera. El vapor de agua y otros componentes atmosféricos absorben en mayor o menor medida la luz visible e infrarroja. Las nubes absorben un porcentaje alto de radiación, especialmente en la zona del infrarrojo. La energía que llega a la superficie es básicamente radiación infrarroja y luz visible más una pequeña fracción de radiación ultravioleta.
El albedo de la Tierra es su capacidad de reflejar la radiación, de devolverla al espacio sin absorberla. Depende de las nubes, de la existencia de capas de hielo y nieve (los objetos blancos son muchísimo más reflectantes) y de la naturaleza del suelo. Parte de la radiación que llega a la superficie es reflejada directamente, otra parte es absorbida, calentando la superficie o transformándose en otros tipos de energía mediante la fotosíntesis (transforma energía radiativa en energía química).
La absorción de la radiación solar es mayor en las zonas ecuatoriales que en los polos (diferente ángulo de incidencia) y es mayor en la superficie de la Tierra que en la parte alta de la atmósfera. Esto origina diferencias de temperatura y presión que dan lugar a los fenómenos meteorológicos de convección, corrientes atmosféricas y marinas que transportan y redistribuyen la energía del ecuador hacia los polos y desde la superficie hacia arriba; este transporte convectivo de energía hacia zonas con menos cantidad de gases de efecto invernadero (especialmente vapor de agua) facilita la devolución de la energía al espacio. La circulación general es el sistema de movimientos a gran escala de la atmósfera y los océanos que transportan energía y momento como consecuencia del calentamiento diferencial de la Tierra en rotación.
El tipo de radiación que emite un cuerpo depende de su temperatura. La radiación de un cuerpo a elevadas temperaturas como el Sol está formada por ondas de frecuencias altas. La radiación emitida desde la Tierra hacia el exterior, al proceder de un cuerpo mucho más frío, está en forma de ondas de frecuencias más bajas. Los gases responsables del efecto invernadero dejan pasar la radiación de frecuencias altas pero bloquean la radiación de frecuencias bajas.
El efecto invernadero es un mecanismo físico natural que contribuye al calentamiento de la atmósfera terrestre a una temperatura adecuada para la vida al atrapar parte de la energía radiada por la superficie terrestre en forma de radiación infrarroja. Toda la Tierra (superficie sólida, líquida y atmósfera) emite radiación infrarroja que equilibra (en promedio) la radiación solar absorbida. Si no hubiera efecto invernadero la temperatura de la Tierra sería -18ºC. Mediante el efecto invernadero algunos gases absorben y dispersan por la atmósfera, calentándola hasta una temperatura media de 15ºC, parte de la radiación infrarroja emitida por la Tierra. El efecto invernadero no significa que la Tierra emita constantemente hacia el espacio menos energía de la que recibe, en cuyo caso tendería a calentarse indefinidamente; el efecto invernadero retrasa la emisión terrestre de radiación atrapándola temporalmente en la atmósfera.
En una atmósfera sin nubes los principales gases de efecto invernadero son (todas moléculas de tres o más átomos) por orden de importancia (considerando su cantidad y su capacidad de dispersar radiación infrarroja) el vapor de agua, el dióxido de carbono, el metano (producido por flatulencias del ganado, arrozales, vertederos y humedales), los halocarbonos (moléculas artificiales que además atacan la capa de ozono), el ozono y los óxidos de nitrógeno.
El efecto invernadero marginal de cada molécula de gas radiativamente activo es decreciente (cuantas más moléculas haya que bloquean el mismo rango del espectro de radiación menos efecto bloqueador tiene cada unidad adicional): el calentamiento directo (sin efectos de realimentación) decrece logarítmicamente con la concentración del gas. La concentración de vapor de agua (humedad) en la atmósfera es muy variable en el tiempo y en el espacio y tiende a ser mayor en el aire caliente que en el aire frío (a mayor temperatura hay mayor evaporación y el aire es capaz de retener más humedad sin saturarse). La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera es muy uniforme en el espacio, la variación temporal es relativamente pequeña frente a la cantidad total, de modo que es un gas bien mezclado: sus efectos son globales, no dependen de dónde se emita a la atmósfera. El incremento de la concentración atmosférica de dióxido de carbono tiene efectos directos mayores en las masas de aire frío y seco de los polos (y en el aire caliente pero seco de los desiertos) que en el aire caliente y húmedo del ecuador, y el calentamiento es en general mayor en invierno y de noche que en el verano y de día.
Un forzamiento radiativo es un factor que influye sobre el balance energético del clima terrestre, alterando la cantidad de energía recibida o emitida. Los forzamientos radiativos positivos tienden a calentar la superficie de la Tierra y la atmósfera inferior; los forzamientos radiativos negativos tienden a enfriarlas. Los principales forzamientos radiativos son el Sol, el albedo terrestre, los gases de efecto invernadero, los aerosoles y las nubes.
Los seres humanos influyen sobre el clima con la agricultura (cambio del uso de la tierra), la actividad industrial (emisiones de gases de efecto invernadero) y las ciudades (efectos de isla urbana y acumulación de calor). El incremento de población está cambiando las relaciones entre áreas de cultivo y bosques, lo cual altera el albedo o coeficiente de reflexión de la superficie terrestre; la construcción de presas, con la consiguiente disminución del flujo de agua dulce al mar, aumenta la salinidad de los mares y altera la circulación de las corrientes marinas.
Carbono y clima
El carbono es un elemento relativamente poco abundante en la naturaleza, pero es el elemento esencial de la vida, está presente en todas las moléculas orgánicas fundamentales: ácidos nucleicos, proteínas, azúcares y lípidos. El dióxido de carbono es imprescindible para la fotosíntesis que posibilita el desarrollo de las plantas. Los animales ingieren carbono al alimentarse de plantas o de otros animales. El dióxido de carbono no es contaminante, ni nocivo para la salud, ni tóxico. Las plantas se desarrollan mucho más y aprovechan mejor el agua en una atmósfera más rica en dióxido de carbono (teniendo en cuenta otros factores limitantes como disponibilidad de nutrientes).
El carbono se encuentra en diferentes depósitos: en moléculas orgánicas en los seres vivos en la biosfera; en el dióxido de carbono y el metano de la atmósfera; en la materia orgánica de los suelos; en la litosfera como combustibles fósiles (petróleo, gas natural, carbón) y rocas sedimentarias (caliza, creta, dolomita); en los océanos como dióxido de carbono disuelto en el agua, como metano en clatratos (celdillas heladas) y como carbonato cálcico en las conchas de organismos marinos; atrapado en el permafrost.
Un depósito es una fuente si libera carbono, y un sumidero si lo absorbe. Las transferencias de carbono entre los diferentes depósitos son constantes: las plantas y algunas bacterias toman dióxido de carbono atmosférico y mediante la fotosíntesis integran el carbono en moléculas orgánicas; mediante la respiración animales y plantas generan dióxido de carbono; la combustión de materia orgánica (madera) y su descomposición generan dióxido de carbono; el dióxido de carbono pasa de la atmósfera al agua (y viceversa) mediante difusión; en el agua el dióxido de carbono puede transformarse en carbonatos, especialmente en carbonato cálcico que pasa a formar parte de muchos organismos marinos, cuyos restos orgánicos caen al fondo y forman depósitos sedimentarios que tras procesos físicos y químicos se transforman en rocas sedimentarias; los volcanes liberan dióxido de carbono de la litosfera a la atmósfera.
La vida ha existido sobre la Tierra durante miles de millones de años en un margen relativamente estrecho de temperaturas a pesar de un gran incremento de la luminosidad solar en tiempo geológico, tal vez porque la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera ha ido decreciendo paulatinamente (el carbono se ha incorporado a la biosfera y a la litosfera): mediante procesos orgánicos e inorgánicos el planeta ha regulado de forma automática la temperatura media de la atmósfera en un rango adecuado a la vida (de aproximadamente cinco grados más o menos que la temperatura actual); el clima y la vida han coevolucionado, influyéndose mutuamente.
La utilización humana de combustibles fósiles, la quema de plantas (para combustible o como deforestación), la transformación de ecosistemas naturales en tierras agrícolas y algunos otros procesos químicos (producción de cemento) añaden dióxido de carbono a la atmósfera. Desde la revolución industrial, y más especialmente desde mediados del siglo XX, la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera ha crecido un 30%, desde unas 270 partes por millón (ppm) hasta unas 370 ppm en la actualidad, probablemente debido a las actividades humanas.
La atmósfera terrestre se ha calentado ligeramente en este mismo periodo, en parte debido al efecto invernadero más intenso debido al incremento del dióxido de carbono antropogénico. Incrementos futuros de la concentración de dióxido de carbono podrían producir más calentamiento, pero conectar ambos fenómenos no es trivial. Una correlación débil en un plazo de tiempo relativamente corto (unos cien años) no prueba una relación causal; es necesario que la causa preceda al efecto, y es conveniente comprobar la relación durante un tiempo suficientemente largo que incluya varios ciclos de aumento y disminución, si es posible con otros factores constantes (prácticamente imposible por la compleja estructura de relaciones de los elementos del sistema climático).
La historia del clima en los últimos cientos de miles de años no proporciona evidencias irrefutables a favor de una relación causal directa simple entre dióxido de carbono y temperatura atmosférica, en parte debido al desconocimiento de otros factores climáticos. El aumento de dióxido de carbono atmosférico puede contribuir al incremento de la temperatura, y el incremento de la temperatura puede incrementar el dióxido de carbono atmosférico al alterar las transferencias entre diversos depósitos de carbono.
En algunas de las mayores transiciones climáticas (comienzos y finales de glaciaciones) la concentración de dióxido de carbono no fue anterior sino posterior al cambio de temperatura por cientos o miles de años. Durante largos periodos de tiempo la concentración de dióxido de carbono permaneció constante mientras que la temperatura caía; en otros periodos la concentración de dióxido de carbono disminuyó mientras que la temperatura permanecía constante o incluso crecía. En el último milenio la concentración de dióxido de carbono se mantuvo prácticamente constante hasta la revolución industrial pero la temperatura subió (óptimo climático medieval) y bajó (pequeña edad de hielo). Durante el siglo XX la concentración de dióxido de carbono creció mientras que la temperatura subió, bajó y volvió a subir.
Ha habido glaciaciones con altos niveles de dióxido de carbono. Las fluctuaciones climáticas resultan ser mayores en épocas de bajos niveles de dióxido de carbono, luego niveles altos de esta sustancia pueden promover la estabilidad climática y evitar cambios drásticos y peligrosos. Algunos científicos afirman que concentraciones más altas de dióxido de carbono pueden evitar una nueva glaciación.
Los incrementos de concentración de dióxido de carbono en el aire favorecen el crecimiento de plantas y bacterias fotosintetizadoras (terrestres y marinas), las cuales tienden a consumir más dióxido de carbono (eliminándolo parcialmente de la atmósfera) y a producir compuestos de azufre que actúan como núcleos de condensación de nubes que reflejan radiación solar.
Los incrementos de la concentración de dióxido de carbono pueden ser beneficiosos para la vida (siempre que no crezca demasiado la temperatura y que otros nutrientes esenciales no sean factores limitadores): más plantas que crecen más con temporadas de crecimiento más largas y se extienden por mayores áreas geográficas y que utilizan el agua disponible con más eficiencia, más alimentos para animales y seres humanos. Periodos geológicos de concentraciones de dióxido de carbono mayores que las actuales tenían una biosfera poderosa y floreciente, con gran cantidad de vegetación y de animales de gran tamaño.
Agua, Sol y aerosoles
El agua es una sustancia indispensable para la vida y uno de los factores fundamentales que controlan y determinan el clima terrestre (la precipitación es agua y la temperatura depende fuertemente del agua). Los cambios en el clima pueden alterar el ciclo hidrológico (transferencias entre depósitos de agua sólida, líquida y gaseosa), el mecanismo de realimentación más importante del sistema climático. El agua puede amplificar o atenuar cambios de otros factores (insolación, movimientos tectónicos, gases de efecto invernadero).
Los océanos acumulan calor y lo transportan por toda la Tierra mediante las corrientes marinas termohalinas. El vapor de agua atmosférico es el gas de efecto invernadero más importante, sobre todo por su abundancia, aunque la humedad atmosférica es muy variable en el espacio y en el tiempo. Las nubes reflejan radiación solar de vuelta al espacio pero también atrapan radiación infrarroja emitida desde la superficie. El impacto radiativo de una nube depende de su altura y de su espesor óptico: las nubes altas y finas tienden a producir calentamiento (forzamiento radiativo positivo); las nubes bajas y espesas producen enfriamiento (forzamiento radiativo negativo); las nubes nocturnas sólo producen calentamiento. El efecto neto de las nubes en el balance radiativo es de enfriamiento. La formación y destrucción de capas de hielo cambia el albedo terrestre y el nivel y la salinidad del mar.
El Sol es el factor externo fundamental del clima terrestre. La radiación emitida por el Sol es variable a diferentes escalas de tiempo; a escalas relativamente cortas de tiempo (ciclos de unos once años) depende de la actividad solar (manchas solares). La distancia entre el Sol y la Tierra no es constante, cambia a lo largo del año porque la Tierra se mueve respecto al Sol en una trayectoria elíptica en el plano de la eclíptica. Debido a diversas perturbaciones gravitatorias los parámetros de la órbita de la Tierra pueden cambiar: precesión o cambio de la orientación del eje de rotación respecto de la eclíptica, nutación o cambio de la inclinación del eje de rotación respecto de la eclíptica, cambio de la excentricidad. Estos cambios alteran la distribución espacial y temporal de la radiación solar recibida, y cómo ésta es absorbida, reflejada o reemitida. Los cambios orbitales de la Tierra parecen ser los responsables de glaciaciones y periodos interglaciares, ciclos climáticos de decenas de miles de años. El Sol emite también diversas partículas (viento solar) que alcanzan la Tierra y pueden afectar al clima.
Las variaciones de la cantidad de radiación emitida por el Sol debidas al ciclo de actividad solar son demasiado pequeñas como para explicar directamente cambios climáticos de origen solar, pero algunos científicos afirman que la actividad solar puede tener efectos importantes sobre la formación de nubes y en consecuencia sobre el clima de la Tierra. Los rayos cósmicos ionizan partículas de la atmósfera terrestre que sirven como núcleos de condensación para la formación de nubes. La actividad solar implica intensos campos magnéticos y mayor intensidad del viento solar que bloquean y disminuyen el flujo de rayos cósmicos que llega a la atmósfera terrestre: mayor actividad solar implica menos rayos cósmicos, menos nubes y más calentamiento.
Los aerosoles son pequeñas partículas sólidas o líquidas en suspensión en el aire que pueden sobrevivir en la atmósfera al menos durante unas horas; pueden tener un origen natural (volcanes, residuos biológicos) o antropogénico (partículas contaminantes, hollín). Los aerosoles pueden tener influencia en el clima directamente por dispersión y absorción de la radiación (en general causan enfriamiento, salvo los aerosoles oscuros, como el hollín, que provocan calentamiento), e indirectamente como núcleos de condensación para la formación de nubes o modificando las propiedades ópticas y el tiempo de vida de las nubes. Los aerosoles no suelen estar bien mezclados por toda la atmósfera y su tiempo de vida es relativamente escaso, por lo cual sus efectos climáticos son locales.
Controversia científica
En las ciencias naturales las principales controversias científicas sobre el cambio climático se refieren a la historia climática reciente (últimos cientos y decenas de años) y a la predicción del clima futuro mediante modelos informáticos.
La historia del clima terrestre en los últimos miles de millones, millones y miles de años muestra muchos cambios climáticos naturales más o menos grandes y rápidos, reflejados en indicadores indirectos como los casquetes de hielo (quedan atrapadas burbujas de aire con la composición de la época en la que se formaron), los anillos de los árboles (su crecimiento, grosor y densidad dependen del clima), los sedimentos de mares y lagos (con fósiles y polen que revelan la flora y la fauna de una época), los corales, estalactitas y estalagmitas (anillos de crecimiento). En los últimos 2 millones de años ha habido unas 17 extensas glaciaciones alternándose con interglaciaciones o épocas de clima más benigno, similar al actual. Los eventos de calentamiento o enfriamiento más bruscos e intensos han ocurrido en periodos glaciales o en periodos de transición; los periodos cálidos son más estables.
Durante los períodos templados de la Edad Media (período cálido medieval entre los años 800 y 1200) se podía cultivar vino en las islas británicas y los vikingos colonizaron la costa meridional de Groenlandia (la Tierra Verde). Entre 1450 y 1850 se produjo la Pequeña Edad de Hielo. Hubo un claro calentamiento de origen natural entre 1880 y 1940 (antes de que aumentaran notablemente las emisiones de dióxido de carbono), un enfriamiento global entre 1940 y 1975 (que llevó a algunos alarmistas a temer un enfriamiento global catastrófico y una nueva edad de hielo) y un calentamiento hasta la actualidad. El siglo XX tuvo un incremento neto de la temperatura global superficial de unos 0.6 grados.
Se discute si el calentamiento global del siglo XX es anómalo en magnitud, extensión y rapidez, comparándolo con el clima de los últimos cientos y miles de años. El famoso estudio del palo de hockey, uno de los fundamentos oficiales de la ciencia del cambio climático que afirma que el calentamiento del siglo XX ha sido muy grande y sin precedentes, ha sido fuertemente criticado (por la calidad de algunos datos y su tratamiento estadístico) y nuevos estudios muestran una mayor variabilidad climática durante el último milenio.
Los datos atmosféricos independientes de los satélites meteorológicos (los únicos auténticamente globales) y de instrumentos en globos sonda de las últimas dos décadas no mostraban apenas calentamiento, en contra de las predicciones de los modelos climáticos; se han propuesto diversas posibles explicaciones (pérdida de altura de los satélites, captación de señales de la estratosfera en enfriamiento, problemas de calibración, errores en el procesamiento de datos), que tienden progresivamente a resolver la discrepancia entre las mediciones superficiales y las de la troposfera.
Los datos procedentes de las mediciones en superficie de las estaciones terrestres son problemáticos por múltiples razones: faltan datos de grandes porciones del Hemisferio Sur y de la mayor parte de la superficie de los océanos; se producen perturbaciones e interferencias locales como el crecimiento urbano cerca de las estaciones meteorológicas, lo cual produce una apariencia ficticia de tendencia al calentamiento (presuntamente ya corregida); se combinan diferentes técnicas para producir un valor global, pero la intercalibración es problemática; la composición relativa de fuentes de datos cambia con el tiempo, lo cual probablemente introduce tendencias de variación de temperatura que son resultado de errores sistemáticos.
Un modelo computacional o simulación informática del clima (modelos de circulación general) es una representación numérica del sistema climático basada en las propiedades físicas, químicas, y biológicas de sus componentes, sus interacciones y procesos de respuesta, que incluye todas o algunas de sus propiedades conocidas (millones de variables y sus interacciones, muchas no bien conocidas, abundan las incertidumbres). Existen modelos más o menos sofisticados (varían en el número de dimensiones espaciales, en la resolución espacial y temporal, cómo se representan de forma explícita o mediante parámetros empíricos los procesos físicos, químicos o biológicos), y los más complejos requieren más capacidad de procesamiento informático. Los modelos más avanzados acoplan atmósfera, océanos y criosfera e incluyen algo de química y biología activas.
Algunos modelos incluyen ajustes de flujo de calor y humedad entre atmósfera y océano (en teoría no correlacionados con las anomalías climáticas que se producen durante el cálculo) para evitar que las simulaciones se desvíen hacia estados climáticos no realistas. Estos ajustes arbitrarios, sin relación con la física de la atmósfera, se realizan simplemente para que el modelo produzca algo parecido a un clima plausible. Con un número suficiente de parámetros ajustables puede conseguirse casi cualquier resultado deseado.
Los modelos climáticos requieren una gran precisión y corrección para detectar forzamientos radiativos relativamente pequeños frente a los valores estacionarios del balance energético. Sin embargo diversos modelos producen resultados diferentes (incrementos de entre 1.5 y 4.5 grados en los próximos cien años) para las mismas condiciones iniciales y no tiene sentido físico hacer estadísticas entre ellos.
El clima es un fenómeno muy complejo que aún no se comprende bien. Los efectos de múltiples factores no se conocen con precisión: composición de la atmósfera, nubes, usos y configuración del terreno. Los actuales modelos matemáticos del clima son defectuosos e incompletos. Estos modelos aún no incluyen correctamente algunos factores del clima: incluso los modelos más sofisticados tienen una pobre resolución espacial, y no son capaces de representar adecuadamente las nubes, cuyos procesos físicos no son suficientemente bien conocidos (ni teórica ni empíricamente); los modelos no calculan adecuadamente la distribución del vapor de agua, el principal gas de efecto invernadero.
La confianza en los modelos depende de su validación con datos independientes, pero esta es muy problemática. Las predicciones de rápidos y pronunciados aumentos globales de las temperaturas no son plenamente fiables. Los científicos del clima producen proyecciones (resultados que creen probables en diferentes escenarios), no hablan de predicciones. Sin embargo, son el principal fundamento de las políticas medioambientales erróneas referidas al cambio climático.
Casi todos los modelos del clima pronostican calentamiento global intenso porque asumen que la respuesta del vapor de agua es positiva respecto al incremento de la concentración de dióxido de carbono y la temperatura, pero la formación de nubes podría hacer que la respuesta del agua fuera mucho menor o incluso negativa. Otros procesos de realimentación negativa que tienden a estabilizar el clima e impiden cambios catastróficos no están representados adecuadamente en los modelos climáticos o ni siquiera se tienen en cuenta (incremento de la actividad biológica de las bacterias del suelo terrestre).
La sensibilidad del clima (cambio de temperatura debido a un forzamiento radiativo, normalmente se considera doblar el dióxido de carbono atmosférico) calculada por medios semiempíricos independientes (como la respuesta del clima a erupciones volcánicas, o la consideración de mecanismos de realimentación negativa) es menor que la predicha por los modelos.
Posibles efectos del cambio climático
Algunos indicios y consecuencias del calentamiento global son: contracción de glaciares; reducción de la cubierta estacional de nieve; fusión del permafrost; congelamiento tardío y ruptura prematura del hielo en ríos y lagos; pérdida del hielo marino ártico; prolongación de la época de cultivos en latitudes medias y altas; desplazamientos en altitud y hacia los polos, cambios en la progresión estacional y en las migraciones, y disminución o aumentos de la población de algunas especies de animales y plantas; daño a los arrecifes de coral.
Un calentamiento global moderado tiene efectos positivos y negativos (dependiendo de los climas locales), pero en general el calentamiento es mejor que el enfriamiento (salvo en climas ya cálidos y secos). El calentamiento moderado puede ser mejor para la agricultura (menos heladas, épocas de cultivo más largas, mayor crecimiento de las plantas, más lluvias, menor necesidad de agua), para el crecimiento de los bosques, disminuye los extremos climáticos (el calentamiento se produce principalmente en las zonas más frías, en invierno y de noche), permite ahorros energéticos en calefacción (puede implicar mayor consumo de energía para aire acondicionado) y es mejor para la salud: los periodos fríos en la historia de la humanidad son desastrosos por las hambrunas y las enfermedades.
El lento y pequeño aumento del nivel del mar (decenas de centímetros en cien años) debido a la expansión térmica del agua oceánica no tiene por qué ser catastrófico. Algunas islas y zonas costeras podrían verse inundadas si no se protegen de forma adecuada. El nivel del mar lleva varios siglos ascendiendo levemente: no se sabe con seguridad por qué (tal vez influyan los movimientos tectónicos que reconfiguran los fondos oceánicos); el cambio del nivel del mar es muy variable según las regiones, y en muchas partes desciende. El aumento de la temperatura produce varios efectos contrarios sobre el nivel del mar, y el resultado neto no es claro: por un lado, el nivel del mar tiende a aumentar debido a la dilatación del agua causada por el aumento de su temperatura, y a la recepción de agua procedente de la fusión parcial del hielo de glaciares y masas de hielo continental; por otro lado el nivel del mar tiende a disminuir por el aumento de la evaporación seguido de más lluvias sobre las regiones polares que aumentan la acumulación de hielo en las mismas. La fusión de grandes masas de hielo terrestre sí elevaría varios metros (hasta cien) el nivel del mar, pero no es probable en los próximos cien años.
El avance y retroceso de los glaciares es un fenómeno complejo que no sólo tiene que ver con los cambios climáticos globales sino sobre todo con condiciones locales como precipitaciones. Algunos glaciares se funden sin que haya variación de temperaturas medias: se derriten en verano por el calor, se reconstituyen en invierno por las precipitaciones de nieve aunque no lo suficiente como para mantenerse igual, y el proceso de decrecimiento puede llevar mucho tiempo. Muchos glaciares comenzaron a derretirse antes de que los efectos de la actividad humana sobre el clima pudieran ser apreciables, y algunos continuaron decreciendo durante décadas de enfriamiento global. El actual retroceso generalizado (pero no universal) de los glaciares puede ser consecuencia del leve calentamiento de los últimos cien años pero no es necesariamente un problema.
No hay evidencia que indique que el calentamiento produce más fenómenos meteorológicos extremos como sequías, lluvias torrenciales e inundaciones, huracanes o tornados. En el último siglo con un calentamiento global pequeño el número y la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos han permanecido prácticamente constantes. La percepción social de los mismos se ha incrementado por la cada vez mayor disponibilidad de sistemas de detección y de medios de comunicación de masas, y el coste de los daños ha crecido enormemente debido al crecimiento demográfico y económico: cada vez hay más riqueza acumulada que puede ser destruida. Los estados promueven la construcción en zonas sensibles al subvencionar la reparación de los daños causados. Las compañías aseguradoras pueden querer incrementar la percepción del riesgo para poder subir las primas de los seguros.
El calentamiento global puede contribuir a la expansión de insectos portadores de enfermedades infecciosas tropicales, pero en realidad el factor dominante de la transmisión de enfermedades es el aumento de los contactos humanos causado por el incremento del transporte aéreo, marítimo y terrestre. Las epidemias de malaria y fiebre amarilla han ocurrido en zonas frías, y no ocurren en algunas zonas ricas tropicales.
Un posible efecto del cambio climático es la extinción de especies de seres vivos al encontrarse con climas fuera de su rango de adaptación posible. Los más alarmistas hablan de la desaparición de millones de especies, pero la metodología que utilizan es inadecuada (los modelos informáticos son tan buenos como las suposiciones sobre las cuales se basan) y empíricamente equivocada (ya ha habido múltiples cambios climáticos suficientemente intensos sin las extinciones masivas calculadas; muchas especies son capaces de sobrevivir fuera de sus entornos habituales). Los ecosistemas terrestres con mayor diversidad biológica están en las regiones calientes y húmedas, y los modelos climáticos predicen más calor y más precipitaciones: un calentamiento global moderado puede ser beneficioso para la biodiversidad. Los seres humanos pueden resolver la situación si fuera problemática (la valoración de la existencia o desaparición de algo es subjetiva) mediante la conservación en zoológicos, jardines botánicos y reservas naturales y la aplicación de técnicas de ingeniería genética.
Ciencia y política del clima
El ecologismo y la preocupación por el medio ambiente son muy populares. Está muy extendida la opinión de que los seres humanos consumistas, irracionales, egoístas e irresponsables son un peligro para la naturaleza e incluso para sí mismos. Uno de los asuntos claves del ecologismo es el cambio climático que puede producir un calentamiento global provocado por el incremento antropogénico del efecto invernadero. Según muchos políticos alarmistas y fanáticos activistas a quienes parece no importar el rigor intelectual, se trata del mayor problema al que se enfrenta la humanidad (tal vez olvidan el hambre, la pobreza, la violencia, el terrorismo, la guerra).
No hay evidencia científica firme de que vaya a ocurrir un calentamiento peligroso como resultado de la actividad humana; las consecuencias de un calentamiento moderado serían básicamente positivas, aunque la valoración de cualquier hecho es siempre fundamentalmente subjetiva. La base científica del calentamiento global es demasiado débil como para tomar medidas políticas coactivas drásticas, enormemente costosas y de dudosos beneficios. El racionamiento energético (asignación política de recursos) y los impuestos sobre la energía (confiscación y redistribución de riqueza) causarían graves perjuicios económicos y empobrecimiento generalizado, especialmente a los pobres y a los países menos desarrollados: menos uso de energía, menos transporte, menos actividad industrial, menos calefacción, menos aire acondicionado.
La evidencia científica sobre el cambio climático y sus consecuencias no es definitiva, indiscutible, concluyente e indudable. Algunos científicos muestran fuertes desacuerdos y escepticismo acerca de la evidencia, tanto teórica como observacional. El consenso científico sobre el cambio climático no es universal (aunque sí mayoritario), y de todos modos el conocimiento científico no depende de votaciones democráticas u opiniones mayoritarias. Históricamente en ocasiones unos pocos han tenido razón en contra de muchos pero también ha sucedido lo contrario. La verdad está en la correspondencia con la realidad, y no en ser mayoría o minoría. Es normal y saludable que en la ciencia haya debate y controversias. Entre los propios científicos pueden silenciarse dudas o críticas que podrían ser aprovechadas por los escépticos y dañar a la causa ecologista: se acepta el dramatismo como una herramienta de concienciación ciudadana pero se rechaza la crítica de la exageración como políticamente inconveniente.
Muchas personas están a favor de actuaciones colectivas contra el cambio climático: algunas pueden estar sinceramente preocupadas (o incluso histéricas) y mejor o peor informadas; la mayoría simplemente acepta de forma acrítica lo que aparece en los medios de comunicación donde abundan los activistas obsesionados con la toma de conciencia de la sociedad. Es muy difícil y costoso adquirir el conocimiento científico necesario para llegar a conclusiones fundamentadas sobre temas tan complejos como el clima, es imposible ser experto en todos sus aspectos y en última instancia es necesario confiar o no en el conocimiento de otros.
La ciencia es frecuentemente distorsionada para promover agendas políticas. Quienes realmente promueven las actuaciones políticas pertenecen a distintos grupos: los propios políticos que persiguen popularidad y votos; los burócratas oportunistas que con la creación de problemas buscan avances profesionales, dinero, privilegios, poder; los ecologistas y sus grupos de presión cuyos ingresos dependen de asustar a la gente (hace décadas temían los riesgos de un enfriamiento global inminente; siempre alarman con los riesgos de la energía nuclear, de la sobrepoblación, del fin del crecimiento, del agotamiento de los recursos naturales…); los socialistas que buscan un gobierno mundial centralizado de burócratas y ven en el control de la energía un paso adelante para eliminar las soberanías locales; los ideólogos fanáticos irracionales que consideran al ser humano como inherentemente malvado y destructivo y que pretenden equiparar los derechos humanos con los de animales, plantas y objetos inorgánicos.
Respecto al tema del medio ambiente muchos periodistas muestran su ignorancia científica, su poco rigor y su superficialidad: repiten tópicos, se limitan a transmitir pasivamente los comunicados oficiales, y llegan a identificarse con los intereses de políticos y burócratas en contra de la libertad individual. Se recurre al dramatismo, a las exageraciones apocalípticas, al sensacionalismo efectista; a menudo no se comprueba lo que se cree cierto, y se niega lo que va en contra de las propias creencias; se ignora o descalifica a quien critica las versiones comúnmente aceptadas.
La ciencia consiste en construir teorías que expliquen la evidencia. Lo importante en la ciencia son los argumentos, las ideas, los datos, pero los científicos son seres humanos con intereses particulares, preferencias personales, prejuicios y múltiples limitaciones. Los institutos científicos estatales, dependientes de los subsidios recibidos de sus respectivos gobiernos, suelen apoyar las tesis que interesan a los políticos. Requiere valor para un científico oponerse a las versiones oficiales y arriesgar su financiación y su carrera profesional. Los recursos económicos dedicados a la investigación son finitos y los científicos de los distintos ámbitos deben competir por ellos llamando la atención sobre la gravedad del problema que pretenden estudiar. Si los científicos del cambio climático quieren seguir recibiendo dinero tal vez tengan que hacer propaganda, presentar la situación de forma alarmista y catastrofista, como si se tratara de graves amenazas para la salud y el bienestar de la humanidad, ya que deben competir duramente con otras áreas de investigación que tratan graves problemas reales (enfermedades como el cáncer o el sida). Nadie recibe grandes cantidades de dinero y atención afirmando que lo que pretende estudiar no es un problema grave.
Los científicos que no dependen de ayudas estatales pueden ser más independientes, aunque los críticos de las versiones oficiales son acusados de recibir financiación de grandes empresas del sector de los combustibles fósiles que intentan ocultar la verdad para defender sus beneficios económicos. Estas empresas proporcionan bienes y servicios a los consumidores que desean adquirirlos, mientras que los estados imponen sus políticas de confiscación y redistribución de riqueza mediante la coacción.
Muchos expertos en ciencias naturales son muy capaces dentro de su ámbito de especialización pero completamente ignorantes (típicamente colectivistas, intervencionistas, ingenieros sociales) en materias de ciencias humanas como economía, ética y política (campos en los cuales muchos presuntos expertos están gravemente equivocados). El que algo sea un problema o no va más allá de los conocimientos de las ciencias naturales ya que depende de valoraciones y actuaciones humanas. Muchos científicos que estudian temas relacionados con el medio ambiente no son imparciales y objetivos, mezclan su conocimiento con sus valoraciones personales y hablan sistemáticamente de degradación ambiental en lugar de cambio ambiental.
Mitigación o adaptación
Ante una circunstancia futura potencialmente problemática, una persona inteligente y sensata verifica, incrementa y utiliza su conocimiento acerca de la realidad para poder prever los acontecimientos futuros y actuar de forma efectiva y eficiente. Tal vez el presunto problema no exista, quizás no sea urgente ni importante, o incluso el cambio podría resultar beneficioso. Una actuación precipitada y equivocada hace que el falso remedio sea peor que la enfermedad no demostrada.
Muchos activistas insisten en las posibles consecuencias negativas del cambio climático y obvian las posibles consecuencias positivas. Es como si casualmente la humanidad hubiera tenido la suerte de disfrutar de un clima óptimo respecto al cual cualquier alteración sería perjudicial. La humanidad está adaptada a muchos climas diferentes en los muy diversos lugares de la Tierra y las personas al viajar cambian de clima sin grandes problemas. Los seres humanos están adaptados al clima actual en cada lugar, pero eso no implica que cualquier cambio climático sea nocivo o que sea más costoso adaptarse a un cambio que impedir o mitigar ese cambio.
Los problemas medioambientales pueden resolverse mediante el conocimiento científico, el avance tecnológico y el desarrollo económico. El mercado libre fomenta la eficiencia de los medios de transporte y plantas de energía, y la correcta asignación y defensa de derechos éticos de propiedad impide las agresiones contaminantes. El fanático ecologista suele aceptar que la intervención humana es siempre mala para la naturaleza, pero las naciones más ricas disfrutan de mejores condiciones ambientales. El auténtico problema de muchos grupos humanos no es su clima o sus condicionamientos ambientales sino la pobreza provocada por instituciones sociales contrarias a la libertad humana.
El cambio climático es un problema ético complejo muy interesante. Algunas personas pueden resultar beneficiadas y otras perjudicadas por consecuencias no intencionadas, indirectas (muy difíciles de demostrar de forma concreta), lentas y graduales de acciones de prácticamente todos los seres humanos (cercanos y lejanos tanto en el espacio como en el tiempo). Es problemático aplicar derechos de propiedad sobre sistemas gaseosos como la atmósfera terrestre.
La estimación de los posibles beneficios y perjuicios del cambio climático es muy compleja: las valoraciones humanas son subjetivas y no tiene sentido sumarlas ni compensar las pérdidas de unos con las ganancias de otros. Los costes monetarios de la mitigación mediante medidas coactivas sí son directos y estimables. Para que la mitigación fuera preferible a la adaptación sería necesario que los daños del cambio climático fueran mucho mayores que sus ventajas y que la tasa de preferencia de los individuos fuera muy pequeña (los costes seguros se asumen ahora y los presuntos daños se evitan en el futuro lejano).
El cambio climático está ocurriendo, no tiene por qué ser catastrófico, no importa demasiado si la humanidad es responsable o no, y la mejor respuesta es la adaptación espontánea mediante mercados libres y flexibles que permiten acumulación de riqueza y desarrollo tecnológico. El cambio es normal en el mundo: las economías fuertes y adaptables pueden hacer frente a cambios diferentes en diferentes lugares. La interferencia antropogénica con el sistema climático y sus efectos de calentamiento global no se conocen bien, pero no se espera ninguna catástrofe. No se sabe cuál es el nivel adecuado o peligroso de gases de efecto invernadero, y por lo tanto resulta arbitrario intentar estabilizar o reducir a un nivel dado de los mismos.
Los ecologistas insisten en que la reducción de emisiones de dióxido de carbono es fácil mediante las nuevas tecnologías y las mejoras de eficiencia y ahorro energético (que el mercado produce de forma espontánea sin necesidad de intervención estatal destructiva), pero están enamorados de energías alternativas renovables ineficientes como la solar y la eólica (sólo sobreviven gracias a fuertes subsidios) y odian profundamente la energía nuclear, una de las más eficientes y limpias.
Algunas tendencias actuales muestran que las previsiones de aumentos futuros de gases de efecto invernadero no son realistas: la población humana tiende a crecer menos de lo previsto e incluso decrece en países ricos donde se consume más energía; el consumo de energía es más eficiente y cada vez se utilizan combustibles que contienen más hidrógeno y menos carbono.
Un problema ambiental grave que puede verse agravado en algunos lugares por el cambio climático (si reduce las precipitaciones) es la escasez de agua potable. Los problemas de falta de agua se agravan cuanto este recurso esencial para la vida es gestionado de forma política por los gobiernos con la excusa de que el acceso al agua es un derecho humano fundamental. Sólo un mercado libre con derechos de propiedad bien definidos y precios no controlados ni subvencionados puede resolver el problema del agua mediante la aplicación de las soluciones económicamente más eficientes: embalses, trasvases, desaladoras.
El impacto de los seres humanos sobre el medio ambiente y el clima depende de cambios impredecibles de estilos de vida, tecnologías, instituciones, preferencias humanas, formas de trabajar. El futuro de la sociedad humana será muy diferente del presente igual que el presente es muy diferente del pasado y además los cambios tienden a acelerarse. No tiene mucho sentido estudiar los efectos futuros de la actividad humana sobre el medio ambiente en función de lo que los seres humanos hacen en el presente.
Las incertidumbres sobre la evolución futura del clima pueden gestionarse mediante mecanismos de mercado. Los pronósticos del futuro pueden mejorar si se utilizan sistemas de apuestas que aglutinan el conocimiento y las expectativas de una gran cantidad de personas que arriesgan su propio dinero: los científicos especialistas en clima podrían así objetivar la confianza de sus predicciones. La evolución especulativa de los precios en zonas potencialmente afectadas (de forma positiva o negativa) por los efectos del cambio climático reflejará no sólo la información científica objetiva sino también la valoración subjetiva y cambiante de las personas afectadas.

Saturday, September 20, 2008

La más Grande Distorsión Económica del Mundo

Andrés Mejía Vergnaud

En un conocido ensayo, Paul Krugman escribió que, si el mundo fuera gobernado por economistas, no habría sido necesario crear la Organización Mundial de Comercio*. Con esta frase, Krugman quería decir que las ventajas del libre comercio son tan claras, que cualquier persona conocedora de la economía sería partidaria de que los países comerciaran sin obstáculos.
Sobre las migraciones, que son otra clase de flujo económico, aunque muy especial por involucrar la vida de seres humanos, podría sugerirse una idea similar. Si el mundo estuviese gobernado por personas libres de prejuicios, y capaces de entender las enormes ventajas económicas que vienen con la libertad migratoria, no existiría esa multitud de restricciones al movimiento libre de personas, restricciones que son odiosas y en muchos casos inhumanas. Esas barreras configuran una gigantesca fractura en la economía global; Martin Wolf no duda en calificarla como la más grande distorsión económica del mundo, y en culparla por la enorme desigualdad que a nivel mundial existe en los ingresos.
Es lamentable tener que admitir que, en cuanto a este tema, las últimas noticias no han sido para nada buenas. La más triste de dichas noticias ha sido la tremenda derrota que sufrió en el senado de Estados Unidos el proyecto de reforma migratoria, a finales del mes de junio. Si bien este proyecto no era tan ambicioso como podría haber sido, estaba al menos basado en ideas acertadas. Reconocía, para empezar, el hecho de que la economía norteamericana se beneficia de la inmigración, y necesita más inmigrantes. También reconocía que los inmigrantes ilegales han llegado a Estados Unidos con el único ánimo de trabajar duramente, y de ese modo no sólo han mejorado sus vidas, sino que han enriquecido a la nación.
Resulta inevitable alarmarse ante un sentimiento que se vio entre los opositores a la reforma migratoria, sentimiento ajeno a la tradición de Estados Unidos: el rechazo general, por principio, a la inmigración. Estados Unidos no sólo es un país construido por inmigrantes, sino que, además, existe en su cultura la idea de que el inmigrante, sin importar su origen, merece admiración por el mero hecho de que se esfuerza en la búsqueda de mejores condiciones. La sociedad norteamericana admira ante todo el trabajo duro y el esfuerzo personal; esto es lo que ha permitido que allí ocurra la más exitosa asimilación de inmigrantes en el mundo desarrollado.
Pero las voces en contra de la inmigración se han hecho muy fuertes en los últimos años, y a sus letanías usuales, como la presunta amenaza que los inmigrantes representan para el trabajador nacional, han añadido elementos de carácter racial o nacionalista. Por ejemplo, en su célebre libro “¿Quiénes somos?”, Samuel Huntington afirma que la inmigración mexicana, por su volumen y características, llegará a erosionar los elementos culturales que han construido el Estados Unidos que conocemos. El periodista Lou Dobbs, en su programa diario de CNN, no pierde ocasión para vincular a los inmigrantes con cualquier problema que afecte a la sociedad norteamericana.
Como decía antes, Estados Unidos ha tenido, hasta ahora, la actitud más sensata hacia la cuestión migratoria. Si en dicho país las posiciones empiezan a cambiar de manera significativa, la única consecuencia será la profundización de esta gran distorsión económica global, cuyos efectos son más serios de lo que a primera vista parecería. Por un lado, a millones de personas en el mundo se les niega la posibilidad de buscar mejores condiciones, e incluso de escapar de situaciones en las cuales su vida y su integridad corren peligro. Por otra parte, a las economías desarrolladas, o a las economías que avanzan velozmente hacia el desarrollo, se les impide incorporar a su proceso económico este factor humano, el cual necesitan de manera urgente y masiva, en particular cuando su desarrollo es rápido y cambiante.
Las relaciones de oferta y demanda de recurso humano a nivel global se perturban, y se generan grandes desigualdades en los ingresos. Esta reforma migratoria, como muchas otras iniciativas de la administración Bush, ha sufrido por causa del muy escaso apoyo de que goza dicho presidente. Hay una esperanza, entonces, de que cuando los tiempos cambien se presenten de nuevo propuestas racionales de reforma. En la cuestión migratoria, el mundo no puede añadir más frustraciones a las que ya tiene.

* “What should trade negotiators negotiate about?” Journal of Economic Literature, XXXV, marzo de 1997, pp. 113-120.

Instituto Libertad y Progreso www.libertadyprogreso.net
07/06/2007

Friday, September 19, 2008

El problema es el socialismo financiero

Jorge Valín

Aún persiste el gran mito que el mundo financiero está dominado por la economía del libre mercado, cuando no hay mercado más regulado y socializado que el financiero. Para empezar, la materia prima con la que se trabaja, el dinero, es un monopolio del primo hermano del Estado, los bancos centrales. Dicho monopolio está protegido por las leyes del Estado y el tan dañino "curso legal" que lo protege de la competencia. El que existan varias monedas en competencia dentro de un mismo territorio nos puede sonar extraño hoy día, pero ha sido lo habitual en la historia. Esta circunstancia, en parte, ha permitido en el pasado combatir uno de los grandes cánceres económicos de nuestro tiempo, la inflación.
Tal vez, otro de los motivos que relacionan las finanzas con el capitalismo salvaje (adjetivo este último que siempre está en boca del socialista) sea que los principales actores que participan en los mercados bursátiles, monetarios, de divisas, etc. son banqueros y gente de Wall Street. Ya saben, van con camisa y corbata, sinónimo inequívoco de ferocidad capitalista para todo buen socialista. Pero si analizamos la situación más allá de la estética, nos tendría que llamar la atención la fuerte alianza que existe entre estos hombres de negocios y el Gobierno. Se ha convertido en la norma habitual que cuando una entidad financiera pasa por malos momentos, el Gobierno y los bancos centrales acudan corriendo a darles nuestro dinero. Como se suele decir, la banca individualiza los beneficios y socializa las pérdidas. No hay nada más antiliberal que este tipo de "rescates", que no son más que nacionalizaciones encubiertas en muchos casos.
La "socialización del riesgo" que han conseguido estos hombres de negocios lleva aparejado otro principio antiliberal y muy relacionado con el socialismo: la pérdida de responsabilidad. Cuando uno no aprende de sus errores porque otro le saca las castañas del fuego continuamente, tiende a comportarse negligentemente. Es lo que se llama "riesgo moral". Si el Gobierno y amigos se dedican a tapar con nuestros impuestos las pérdidas de los bancos negligentes, constructores irresponsables o empresas que ya no sirven al mercado, ¿por qué dedicarse a otro negocio con un riesgo real donde no existe la posibilidad de beneficiarse de las pérdidas?
Pero, en última instancia, ¿qué ha creado esta crisis financiera? Se habla de las subprime, de crisis de liquidez o de confianza. El detonante de la situación actual lo podemos encontrar gracias a la teoría de los ciclos de la escuela austriaca. La teoría nos dice que si permitimos a cualquier entidad crear dinero, ya sea en forma de papelitos o de depósitos sin un activo real que los respalde, terminaremos con la ilusión de estar disfrutando de un crecimiento sustentado por la inflación y no por producción real. Han sido los gobiernos y bancos centrales, que nunca han sido sospechosos de impulsar el libre mercado, los principales artífices de esta situación. El por qué lo hacen es evidente; los bajos tipos de interés y las perspectivas de una elevado crecimiento económico son la mejor manera de comprar votos. El gran problema, como decía Hayek, es que al final la violación a las leyes económicas siempre se acaba volviendo en contra de uno. Cuando eso ocurre, los ajustes son brutales y ningún Gobierno puede pararlas.
El problema de la actual crisis financiera no son las subprimes ni la falta de liquidez, sino un sistema que premia la irresponsabilidad, el proteccionismo para ricos y que ha derivado en una crisis de solvencia que sólo ha generado desconfianza entre los actores económicos.
Regalar el dinero de nuestros impuestos a los bancos o constructores no va a mitigar el fondo de la cuestión, porque después surgirán más "burbujas" incontroladas, como los créditos empresariales, de consumo, aseguradoras, etc. El fondo del problema es que la columna vertebral de nuestra economía, el dinero, pertenece al Estado en lugar de estar en manos privadas, con libre concurrencia y respaldado con activos reales.

Monday, September 15, 2008

Primera universidad privada, gratuita y rentable del mundo nace en Colombia



Muhammad Yunus, profesor universitario que ha sacado a 4 millones de familias de la pobreza enseñándoles a construir sus propios sistemas de protección social.

Investigadores de la Fundación Alberto Merani afirman que, con su modelo de universidad en los colegios y las empresas, se puede erradicar la pobreza, cambiar el mundo y ganar dinero.

"El Gobierno y las ONG mantienen a las personas en la pobreza."

Usted asegura que las ayudas a los pobres los mantienen en la pobreza; ¿es malo para los pobres recibir ayudas?
Una sociedad debe formar personas y comunidades 100% autosostenibles, no 100% dependientes de los servicios y subsidios del Gobierno. Millones de personas no han logrado salir de la pobreza a pesar de los fondos invertidos en ayudas, porque el remedio causa la enfermedad.

¿Por qué afirma que la pobreza es aprendida?
El cerebro de pobres y ricos es igual; la diferencia está en las actitudes que asumen unos y otros. La actitud básica de la riqueza es ponerse metas claras en la vida y trabajar hasta alcanzarlas. Cuando una persona no lo hace y, en cambio, recibe subsidios, donaciones y otras formas de caridad del Gobierno o las ONG, esa persona aprende actitudes erradas que la mantendrán en la pobreza. Los subsidios son un negocio pésimo para los ciudadanos y las empresas contribuyentes, malo para los pobres, y excelente para las enormes burocracias de gobiernos y ONG.

¿Qué tiene que ver la inteligencia con el fin de la pobreza?
Estamos seguros de que la inteligencia es aprendida y de que hay una relación directa entre inteligencia y riqueza. Todo lo que necesitamos para sacar a las personas de la pobreza es desarrollar su inteligencia; el problema es que los subsidios hacen todo lo contrario.

"La solución a la pobreza no está en el campo de la economía, sino en el de la pedagogía."

¿Usted propone erradicar la pobreza únicamente a través de la educación en su universidad?
Millones de pobres quieren estudiar, aprenden rápido y trabajan duro; sólo necesitan entrenamiento como profesionales y organización para encargarse de la educación, la salud y el sistema financiero de sus comunidades. A diferencia de soluciones económicas como los subsidios, que no dependen del esfuerzo de las personas ni están bajo su control, nuestra universidad gratuita pone en manos de cada individuo la solución al problema de su pobreza.

¿Cómo ayuda su universidad a que las personas salgan de la pobreza?
Las universidades no están educando a las personas que viven por debajo de la línea de pobreza. Nosotros diseñamos una universidad gratuita donde las personas no sólo aprenden saberes, sino que reemplazan las actitudes que las mantienen en la pobreza, por otras más positivas como autoconfianza, disciplina y unidad en todos los ámbitos de sus vidas. Queremos aprovechar la inteligencia y la creatividad de las personas pobres, que hasta ahora se ha perdido en la inacción causada por los subsidios.
¿Cómo consiguen que su universidad sea gratuita?
Nuestra universidad opera y se replica en las empresas que la acogen en sus instalaciones; eso elimina la necesidad de infraestructura. Los profesores venden los servicios profesionales que ellos y sus estudiantes socios están en capacidad de prestar, a empresas, ONG y gobiernos. De este modo, los profesores no reciben salario, pero siguen ganando por enseñar, y los estudiantes no pagan por aprender, sino que ganan por aprender. Muchas universidades podrían ser gratuitas si los profesores tuvieran más tiempo, ingenio e iniciativa.

"Queremos que los colombianos capaces de ser profesores-gerentes de la universidad nos envíen un correo-e."

¿Qué necesitan en este momento para sacar adelante su universidad?
Necesitamos profesionales que hayan liderado empresas o proyectos: directores de ONG, rectores de colegios, investigadores, funcionarios públicos o empresarios, que vean en la facultad de educación de la universidad una oportunidad de crear su propia empresa y quieran entrenar a las personas más pobres entre las pobres con el fin de ayudarlas a salir de la pobreza.

¿Qué perfil están buscando exactamente?
Gerentes. Necesitamos socios, no empleados. Queremos personas seguras, perseverantes, imaginativas, que tomen las riendas y muevan a la gente a la acción. Las personas que tengan el perfil pueden escribirnos a alejandrodezubiria@fundamerani.org o a alejandrodezubiria@hotmail.com.

"Empresas y ONG pueden crear sus propias universidades gratuitas con nuestro modelo."

¿En qué fase de desarrollo se encuentra la universidad?
La primera sede de la Facultad de Educación ya funciona en una empresa: el Colegio El Socorro en Malambo, Atlántico. Estamos en la etapa experimental. El Ministerio de Educación Nacional nos pidió 18 millones de pesos para estudiar la viabilidad del proyecto; nosotros preferimos documentar nuestros resultados antes de iniciar el proceso de aprobación de la universidad. El marco legal sigue a las ideas innovadoras, y no al contrario.

¿Quiénes son los estudiantes de la facultad?
Mujeres que ganan menos de un dólar al día y tienen hijos, son bachilleres y están dispuestas a convertir sus casas en aulas para dictar clases gratuitas a los niños de la comunidad. No hay otra restricción. Ellas se forman en la universidad, que además las ampara para que puedan prestar servicios profesionales.

¿A quién puede interesar crear otras universidades gratuitas?
Empresas, ONG y colegios pueden crear sus propias facultades, pues tienen la infraestructura y los profesionales para hacerlo. A partir del próximo año, la facultad de Malambo enseñará a otras organizaciones a crear sus propias universidades con nuestro modelo. Las personas o empresas que quieran visitar nuestra facultad de Malambo pueden solicitar toda la información a nuestra dirección de correo.

"Vamos a cerrar la brecha escolar entre los países ricos y pobres educando a los niños a través de los celulares e internet."

¿Cuál es el papel de las nuevas tecnologías en la universidad?
Vivimos un momento fascinante para la educación. Hay 3.600 millones de celulares en el mundo y más de un billón de computadores conectados a internet. La transmisión de conocimiento a gran distancia nunca había sido tan fácil. Nosotros usamos la internet, los celulares y las nuevas tecnologías para enseñar a pensar a las personas, generar ingresos que nos permitan autofinanciarnos y sacar a las personas de la pobreza al mismo tiempo.

¿En cuáles proyectos de nuevas tecnologías están trabajando?
Para el final de este año, 1.000 niños estarán jugando en sus celulares la primera edición de un juego matemático que empezará a cerrar la brecha escolar entre países pobres y ricos. Estamos probando el sistema que nos permitirá transmitir, por televisión IP, clases de óptima calidad y teleconferencias con expertos de todo el mundo a cualquier región de cualquier país de habla hispana. Somos colaboradores del proyecto OLPC (one laptop per child), que tiene la misión de poner un computador portátil en manos de cada niño. Nuestra responsabilidad es garantizar que los niños aprendan a pensar a través de estos computadores. Queremos que la gente conozca nuestro trabajo. Si alguien quiere ver nuestras clases por internet, si quiere ver una demostración de las clases de nuestras estudiantes, si quiere visitar nuestra primera facultad, si está interesado en nuestros juegos para celular o desea más información de nuestros proyectos, envíenos su correo electrónico.

¿Cree que su idea puede funcionar?
Estamos convencidos de eso. Muchas personas nos han dicho que estamos locos, que vamos a fracasar, que las personas pobres van a desertar, que el Ministerio de Educación y el magisterio nos van a rechazar... Nada de esto ha pasado.

Alejandro de Zubiría tiene 32 años y es el director de Innovación y desarrollo de la Fundación Internacional de Pedagogía Conceptual Alberto Merani. Estudió en un colegio para niños superdotados y en la Facultad de Psicología de la Universidad de los Andes. Ha pasado los últimos 10 años formando, desde el preescolar hasta el bachillerato, a más de 90.000 niños excepcionales en 140 colegios oficiales y privados de Colombia y Ecuador. Escríbale a alejandrodezubiria@fundamerani.org o a alejandrodezubiria@hotmail.com
http://www.fundamerani.org/

Friday, September 12, 2008

La causa secreta de la guerra

Moisés Naím (Editor de Foreign Policy) – EL TIEMPO – Septiembre 7 de 2008

Vladímir Putin tiene muy clara la causa de la guerra en Georgia: fueron las elecciones estadounidenses. El primer ministro ruso explicó a CNN que la candidatura de John McCain necesitaba un empujón y nada mejor que una guerrita para dárselo. Según Putin, la Casa Blanca estimuló al presidente de Georgia, Mijaíl Saakashvili, a retomar el control por la fuerza de Osetia del Sur y Abjasia, las dos regiones separatistas de su país. "Falso", "absurdo", "irracional", contestaron inmediatamente los voceros del gobierno estadounidense.

Es muy posible que, sabiendo lo que saben hoy, muchos de los protagonistas de esta tragedia no hubiesen actuado como lo hicieron. El presidente de Georgia hoy sabe que su cercana alianza con E.U. no le compra mucha seguridad y que su país está pagando muy cara su aventura bélica. Los rusos saben que su desproporcionada reacción a la provocación de Georgia los ha aislado internacionalmente tanto política como económicamente (el mercado de valores ha caído en picado y la fuga de capitales se ha disparado). Y los estadounidenses hoy saben que al oso ruso que derrotaron en la guerra fría es mejor no seguir provocándolo, humillándolo y suponiendo que ha perdido la ambición de volver a ser una superpotencia, o al menos de ser tratado como tal. Esto, por supuesto, no quiere decir que Saakashvili, Putin o Bush admitirán estas realidades. Más bien cada uno de ellos -y sus propagandistas- seguirán explicando de muy diferente manera cuáles fueron las causas de tantas muertes, quiénes fueron los agredidos y quiénes los agresores. Este intercambio de acusaciones y explicaciones sobre las razones de la guerra ha servido para esconder una importante fuente del conflicto: tanto Osetia del Sur como Abjasia son importantísimos centros mundiales de todo tipo de tráficos ilegales. Narcóticos, armas, personas, uranio enriquecido, dólares falsificados y una amplia gama de productos prohibidos son exportados al resto del mundo por poderosísimas redes criminales que utilizan estas regiones como base de operaciones. Al igual que en Transdniéster, una región separatista en Moldavia, en Osetia del Sur y Abjasia el poder lo detentan los criminales y no el Gobierno. Son ellos quienes tienen las armas, el dinero y la posibilidad de premiar generosamente a sus aliados y castigar brutalmente a sus enemigos. Son ellos quienes controlan las empresas más perfectamente integradas con la economía global y, por tanto, las actividades más lucrativas y de más rápido crecimiento: el comercio ilícito.

Es muy importante para estas redes criminales defender el statu quo: la permanente confrontación separatista mantiene una debilidad institucional (de la policía, el sistema judicial, el Ejército, las aduanas, las autoridades financieras) que permite a las empresas criminales operar a sus anchas y proyectarse desde allí al resto del mundo. No hay dudas de que las exageraciones de la reacción rusa en Georgia se nutrieron del nacionalismo, de la necesidad de contener la expansión de la OTAN, de cálculos geopolíticos y de la necesidad de mostrarle al mundo que Rusia merece respeto. Pero también es cierto que en las últimas dos décadas Rusia ha experimentado una profunda politización de sus criminales y criminalización de sus políticos.

Susan Glasser, periodista experta en el Kremlin y coautora junto con Peter Baker de uno de los libros más respetados sobre la Rusia de Putin, me dijo que si bien durante el gobierno de Yeltsin hubo una gran expansión de las mafias rusas, bajo Putin hubo una consolidación de las grandes empresas criminales. "Se integraron íntimamente tanto con los servicios de inteligencia como con los principales actores políticos, haciendo así que hoy día Estado y mafia muchas veces sean indistinguibles", dice Glasser. Ésta es la información que hay que añadir a cualquier análisis sobre lo que pasó y puede pasar en Georgia y sus ex provincias (recién reconocidas como Estados independientes por Rusia).

Los negocios criminales basados en Osetia del Sur y Abjasia generan miles de millones de euros al año. Es imposible que actividades ilícitas de esta escala no estén vinculadas con los grandes conglomerados criminales rusos. Y, a su vez, estos tienen tentáculos variados y profundos en todas las estructuras de poder en Rusia. En algunos casos son las estructuras de poder. Lo que esto último quiere decir es que los criminales no sólo han penetrado los centros de poder, sino que los centros de poder han tomado para sí el control de las empresas criminales. No se puede entender lo que sucede en el Cáucaso si no se entiende esto.

Thursday, September 11, 2008

Opinión de Joaquín Villalobos sobre la "revolución" venezolana

Para quienes no le conocen, Joaquín Villalobos, es un ex guerrillero del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) de El Salvador.

Por Joaquín Villalobos

  Chávez quiere comprarse una revolución  Chávez cree que ha hecho una revolución, cuando simplemente ganó unas elecciones, y esto no ocurrió por aciertos propios sino por los errores y soberbia de una oposición que tiene muchas joyas y poco pueblo. Ésta le ayudó a hacerse de una mayoría electoral que le permitió controlar instituciones y cambiar algunas reglas, pero no le da la correlación suficiente para imponer un viraje ideológico drástico como el que está pretendiendo. En Venezuela no ha habido ruptura revolucionaria como sí la hubo en Cuba y

Nicaragua, donde la democracia no tenía antecedentes. En Cuba el cambio fue violento y total, todas las instituciones se refundaron y hasta la fecha no hay ni oposición, ni elecciones, ni libertad de prensa, ni propiedad privada. En Nicaragua el cambio fue igualmente violento, pero aunque maltratadas sobrevivieron la libertad de prensa, la propiedad privada, las elecciones y la oposición. Venezuela podrá tener una crisis de polarización extrema o un periodo prolongado de agitación social, pero no una revolución. Cuando eso ocurre la violencia política toma preeminencia primero como rebelión y luego como contrarrevolución. En Venezuela, hasta la fecha, la violencia política sigue siendo más verbal que real.

  Cuarenta años de alternancias pacíficas construyeron una cultura democrática en los venezolanos que hasta ahora ha mantenido admirablemente bloqueada la violencia política. En Venezuela hay una legalidad muy debilitada, pero hay una legalidad. El error del golpe de la oposición en el año 2002 fue precisamente no dar importancia a esto. Derrumbar gobiernos no es fácil y tampoco lo es modificar radicalmente y en frío los pilares de un sistema preexistente. Una ruptura revolucionaria crea una situación de gran exaltación social que, para bien o para mal, abre espacios para cambiar muchas cosas, incluso temas ideológicos o culturales muy sensibles en una sociedad; sin embargo, éstos son los más difíciles de modificar.

  Las revoluciones anticapitalistas emergieron más de las dictaduras que de la pobreza. En Venezuela no había dictadura y la pobreza no fue importante en el ascenso de Chávez, aunque ahora lo sea en su defensa. Toda revolución es austera y esto no lo conocen los venezolanos ni de derecha ni de izquierda. Venezuela no es un país capitalista industrial e industrioso, sino rentista y consumista. Chávez está fortaleciendo el rol económico del Estado, redistribuyendo la renta petrolera y formando nuevas élites económicas vía populismo, oportunidades de negocios y corrupción.

Todo esto ni es nuevo, ni es revolución, ni es socialismo.

  Chávez no tiene un partido revolucionario sino una estructura política fragmentada, compuesta por una mezcla ideológica diversa. A su derecha están los militares, a su izquierda unos intelectuales y hacia abajo una base multicolor. Convertir todo esto en un partido implica enfrentarse con muchos dirigentes acostumbrados a disentir. El chavismo ha hecho algo positivo al dar poder e identidad a miles de venezolanos que estaban excluidos, pero su estructura política no está cohesionada ni por la ideología ni por la historia, sino por la renta petrolera. Chávez tampoco tiene un ejército revolucionario, al contrario, el Ejército le ha derrotado dos veces (1992 y 2002). La complicidad actual del Ejército depende de compras de armamento que no son preparación combativa sino corrupción lucrativa, y son precisamente esos privilegios los que cierran el camino a las ideas revolucionarias. El Ejército de Venezuela ni matará ni morirá por Chávez.

  Fidel Castro sobrevivió a incontables atentados, Ortega dirigió una insurrección triunfante y Evo Morales saltó de las barricadas a la presidencia. Chávez, por el contrario, vende petróleo a los americanos, en dos ocasiones se ha rendido sin combatir y duerme con un ejército enemigo. Esto lo empuja a realizar provocaciones que le permitan obtener una credencial revolucionaria, por lo menos con un insulto de Bush. Los ataques lo fortalecen y la tolerancia lo debilita. Urge de enemigos externos que le ayuden a ocultar la corrupción de sus funcionarios, la incompetencia de su Gobierno, la división en sus filas y la inseguridad en las calles de su país. Quizá Chávez pueda hacer más  cambios en Venezuela,  pero nunca podrá eliminar las elecciones, y en éstas  no existen ni mayorías inamovibles, ni alianzas eternas, ni fraudes  insuperables. El dinero del petróleo puede servirle a Chávez para hacer muchas cosas, pero jamás para comprarse una revolución.

Monday, September 08, 2008

Importante Acuavia entrego el INVIAS a la Comunidad del Pacifico Sur

Los departamentos del Choco, el Valle del Cauca, Cauca y Nariño comparten la selva tropical húmeda que nace en la vertiente occidental de la cordillera occidental y muere en la región de los manglares que limitan con el océano Pacífico. Al llegar a la tierra plana, los ríos se dividen en muchos esteros que se intercomunican entre sí a través de los manglares, estableciendo las rutas acuáticas que comunican a las poblaciones
Las únicas vías terrestres que comunican el interior del país con la costa pacífica son las carreteras que llegan al puerto de Buenaventura, desde Cali y desde Buga, y al puerto de Tumaco desde Pasto.
Los habitantes de el Charco, Olaya Herrera en Bocas de Satinga, La Tola, Iscuandé, Timbiquí, Barbacoas, Mosquera, Guapi y muchas veredas utilizan lanchas que los comunican con Tumaco, que además cuenta con un buen aeropuerto, adonde vuelan todos los días aeroplanos con origen y destino Cali.
El PASO ALTERNO A LA BOCANA DEL ESTERO SAN JUAN permite a los habitantes de las poblaciones del sur del Pacifico navegar en forma segura por esteros, evitando salir al mar por esta peligrosa desembocadura que ha cobrado muchas víctimas en los últimos años.
La Bocana de San Juan fue abierta por el terremoto y tsunami de 1979 en el lugar donde se asentaba el pueblo de San Juan. Interrumpió las vías de comunicación interna de lanchas, permitiendo un punto de entrada del mar que permanece con fuertes oleajes durante todo el año.
Podemos decir que el canal construido por la Subdivisión Marítima y Fluvial del INVIAS, que comunica al estero Cumilinche con el estero Mamey, beneficia a más de 300.000 usuarios que utilizan en forma permanente esta ruta.
La obra que tuvo un costo de 1600 millones fue construida por el Consorcio San Juan formada por Cadsa Gestiones & Proyectos de Bogotá y Constructora Precomprimidos de Medellín. La Interventoría la realizó el Ingeniero Orlando Carmona.
Este proyecto fue absolutamente respetuoso con el hábitat. El Impacto fue mínimo, y el material, producto de excavación se aprovechó para rehabilitar una zona degradada que se entregó sembrada de cocos y especies nativas a los habitantes de 7 veredas vecinas al proyecto.
La dificultad del proyecto fue la logística implementada para trabajar en la selva. Es una obra construida en la otra Colombia que deja un legado a la comunidad y al medio ambiente.

Thursday, September 04, 2008

Síntesis de EL CAMINO DE LA SERVIDUMBRE

Por Friedrich A. Hayek

Traduccion y Síntesis de Adolfo Rivero Caro


Introducción a la edición sintetizada.
El Camino de la Servidumbre fue un libro que no encontró difusión ni popularidad en Occidente tras su aparición en 1944. El ambiente ideológico imperante le era francamente hostil: era el mismo que existía en Cuba en la época pre revolucionaria. El mismo que no pudo ofrecer prácticamente ninguna resistencia a que Fidel Castro llegara al poder e instituyera el comunismo en Cuba. ¿Qué ambiente era ese? ¿Cuál se pensaba entonces que era el camino del progreso y el desarrollo? Pero ¿qué decía la experiencia histórica sobre el mismo? Ese es el tema de este libro.
Es un texto agudo, profético, uno de las grandes producciones liberales del siglo XX. Estoy seguro de que si hubiera sido popular entre nosotros antes del triunfo de la revolución, Fidel Castro no hubiera haber podido hacer lo que hizo. No sólo eso. Si conseguimos hacerlo popular entre nuestros intelectuales, aun ahora, pudiéramos ahorrarnos grandes frustraciones en el futuro.
El Camino de la Servidumbre es un libro de poco más de 200 páginas. La síntesis de una obra tan densa, y tan rica, no es tarea fácil. Hice una amplia utilización de las negritas para tratar de compensar con ese énfasis la eliminación de ciertas reiteraciones. Igualmente, en unos pocos casos, he simplificado un tanto la redacción para ganar en claridad expositiva. No pude resistir la tentación de hacerle algunos comentarios al texto, que aparecen numerados al pie de cada capítulo y que, por supuesto, sólo representan mis opiniones personales. Sólo espero que este trabajo despierte en los lectores el interés por leer el insustituible original, tan poco conocido entre nosotros.

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