Wednesday, June 06, 2007

Diario El Tiempo

EN APOYO DEL EQUILIBRIO MACROECONÓMICO
La hora del ajuste fiscal
Hernando José Gómez R. *


El peligro es que estamos desaprovechando el momento del ciclo económico adecuado.


En lo corrido del año, la tasa de cambio se ha revaluado en forma constante 12,3 por ciento, a pesar de la intervención sin precedentes del Banco de la República, al comprar más de 5.000 millones de dólares.


¿Qué está pasando? La demanda de divisas es menor que su oferta y, en forma de círculo vicioso, hace que se posterguen los pagos al exterior, más cuando existen opciones de inversión en títulos de deuda pública muy atractivos y de bajo riesgo. Además, cuando un banco central interviene masivamente, el juego de los mercados off shore es venderle caro para luego recomprar baratas las divisas y sus derivados. Y los bolsillos de estos mercados de divisas son mucho más profundos que los de nuestros bancos centrales.


Una vez agotada la capacidad de intervención cambiaria, la Junta del Emisor optó por dar preferencia al control de la inflación, lo que concuerda con su mandato constitucional. En medio del apuro se recurre de nuevo a encarecer el ingreso de capitales al país. La verdad, confío poco en su efectividad, pues estos son una solución transitoria; es como abrir una represa en el cauce de un río: una vez se llena, el río recupera su caudal. Más aún, estos controles engendran otros problemas, pues se comienzan a eludir y otra parte se desvía en forma de sobrefacturación de exportaciones y subfacturación de importaciones, o va a nutrir el mercado negro de divisas y el principal beneficiario es el contrabando, en detrimento del aparato productivo nacional.


Entonces, ¿cuáles son las mejores prácticas internacionales en esta materia? El caso de Chile es ilustrativo. En ese país, la coordinación entre el Banco Central y el gobierno consistió en un apoyo decisivo de la política fiscal. Logrando un superávit fiscal, ese gobierno redujo la necesidad de endeudamiento externo. Con esto ayudó a mantener el nivel real de la tasa de cambio sin fluctuaciones abruptas, y el Banco Central acumuló divisas dentro de lo que era consistente con una meta de inflación del 2,5 por ciento anual. Esto generó un círculo virtuoso, que le dio espacio al sector privado para invertir y crecer, lo que a su vez se reflejó en mayores ingresos fiscales y capacidad de gasto social y de infraestructura.


Si la fórmula está allí, ¿por qué no se aplica? ¿Es que nada es recortable o postergable? Siempre las necesidades serán mayores que la disponibilidad de los recursos. El peligro es que estamos desaprovechando el momento del ciclo económico adecuado para hacer un ajuste fiscal serio. El país lleva demasiado tiempo con un déficit fiscal del gobierno central que, aun cuando sea sostenible en términos financieros, compite negativamente con las iniciativas empresariales y de inversión, que son las determinantes del ritmo de crecimiento del país.


El mercado está esperando señales claras. La única creíble es el ajuste fiscal. Para ello, será fundamental la pronta aprobación, por el Congreso, del acto legislativo que regula las transferencias. Sin esto, las finanzas públicas se volverán inviables a la vuelta de un par de años. La segunda acción es un recorte o postergación inmediata de gasto público. Esta señal de compromiso y coordinación de políticas es crítica para la credibilidad de la defensa de la tasa de cambio. La tercera será que cualquier venta de activos o recaudo impositivo por encima de lo proyectado se dedique exclusivamente a prepagar deuda externa.


Esperamos las recomendaciones de la Misión de Gasto Público, que en hora buena encomendó el Ministro de Hacienda al ex ministro Rodrigo Botero M. Es hora de que la política fiscal apoye decididamente el equilibrio macroeconómico, para mantener el crecimiento y competitividad de nuestra economía.


* Presidente del Consejo Privado de Competitividad, ex negociador del TLC


Hernando José Gómez R. *

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