Tuesday, June 19, 2007

Luis Pérez, Alcalde de Medellín otra vez? No jodás hombre Uribe!

Regreso al pasado

Por Héctor Abad Faciolince

La tragedia es ver cómo Medellín camina nuevamente hacia el abismo, sin poder hacer casi nada por evitarlo.

Voy a hablar de política, que en este país obsesivo es casi el único tema que apasiona a los lectores, pero voy a hablar de política abordando esta fijación nacional mediante otros conceptos que tal vez nos aclaren mejor las ideas sobre lo que nos pasa: el Destino, la Tragedia, la Hipocresía y la Neurosis. Empiezo por esta última.

La neurosis puede definirse como una compulsión a repetir siempre los mismos comportamientos y, más aún, los mismos errores: mujeres que se enamoran siempre del hombre equivocado, una y otra vez atraídas por lo que no les conviene; tipos que irremediablemente hacen aquello que los llevará al desastre profesional; pueblos enteros que reeligen a los mandatarios que los llevarán a la ruina. Hay un ejemplo muy elocuente de esto último, en nuestra política actual: la posibilidad de que un personaje esperpéntico como Luis Pérez -Lupe para los íntimos- sea reelegido alcalde de Medellín. Es la neurosis, la compulsión a repetir el mismo error, la demostración de que podemos ser muy brutos.

Uribe respalda a Luis Pérez, y con su respaldo vengo a la Hipocresía. La semana pasada el presidente Uribe intervino en política. Había un congreso de un partido, Cambio Radical, transmitido en directo por un canal de televisión institucional (ese canal que supuestamente es de todos, pero que aquí es manejado con un criterio chavista, es decir, usado según los intereses del gobierno). El Presidente llamó a esa reunión política y elogió en público y en directo a Luis Pérez -o Luis XV, como también se le conoce, aunque el quince no es un título nobiliario sino un porcentaje-. Es decir, expresó su apoyo al candidato de la neurosis de repetición.

La oposición, entonces, acusó al Presidente de intervenir en política y el procurador Maya envió una carta a la Comisión de Acusaciones de la Cámara para que investigue su conducta. Podemos anticipar que allí el Presidente será absuelto de todos los cargos, faltaba más. José Obdulio Gaviria ya salió a explicar por qué debe ser absuelto: "Considero que presidentes, alcaldes y gobernadores deben tener una fuerte influencia en la vida nacional." Hombre, pues claro; es como decir que los futbolistas deben patear el balón. Pero resulta que no hay una ley que autorice al Presidente, a los alcaldes y a los gobernadores a intervenir en las próximas elecciones. ¿Que esto es pura hipocresía? De acuerdo. Todos, de una u otra forma, tratan de favorecer a sus propios aliados, como Uribe a Lupe, en el caso citado. Pero mientras no haya una regulación para esto, el Presidente, los alcaldes y los gobernadores tendrán que seguir hundidos en la hipocresía de una supuesta neutralidad política.

Con esto llego a la Tragedia. También Sergio Fajardo (así como Uribe tiene a Lupe) tiene su candidato a la alcaldía de Medellín. Se llama Alonso Salazar y es un escritor limpio que quisiera continuar con esa transformación increíble que ha tenido Medellín en los últimos cuatro años. Pero Fajardo no quiere portarse como Uribe. Respeta las leyes y no puede llamar al Congreso de la Alianza Social Indígena, el partido que inscribe a Alonso Salazar, a decir que es él la persona que continuaría esas prácticas políticas honestas que están haciendo respirar otro aire en Medellín. La Tragedia es ver cómo la ciudad camina nuevamente hacia el abismo, sin poder hacer casi nada por impedirlo.

Y así llegamos al Destino. El destino es el mismo Hado de los antiguos. Se parece a una persona que pudiera ver, desde la cima de una montaña, dos barcos que van a chocarse en la curva de un río. Uno y otro corren hacia el desastre, y el hombre de la montaña no puede hacer nada para evitar la catástrofe. Un sino trágico: una ciudad que avanza hacia el abismo, hacia la estupidez de su propio suicidio cuando parecía que al fin estaba levantado cabeza.

La neurótica compulsión a repetir no es puramente psicológica. No es que todos los medellinenses estén locos ni que todos sean brutos. También están, en cierto sentido, comprados por la conveniencia personal: los empresarios, por promesas de negocios; los votantes más pobres, por tejemanejes más simples y directos; los políticos tradicionales (digamos César Pérez, el gran aliado económico de Lupe, que antes lo fue también de nuestro gobernador-mayordomo, Builes), por el magnífico carburante y lubricante del clientelismo.

Y así, entonces, si no nos despertamos ahora, nos despertaremos en octubre envueltos otra vez en la vieja pesadilla: las empresas de seguridad, la sordidez de la politiquería, los negociados turbios, los personajes oscuros, el mal gusto erigido en patrón del comportamiento cotidiano, las manos untadas y untuosas y pegajosas, las reinas de belleza, las vajillas, las gafas negras, la sospecha, el temor a que algo muy grave te podría pasar si hablas mucho.

¿Me entienden? Con esta intervención del Presidente en la política menuda de mi ciudad, uno ve claramente estas miserias de la condición humana que parecen dominadas por el Destino, la Hipocresía, la Tragedia… ¿Seguiremos adelante, o volveremos atrás, otra vez a lo mismo, al suicidio, al mal olor, a la repetición neurótica del mismo vicio?

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