Wednesday, January 24, 2018

INQUIETUDES CON EL PROCESO DE LAS FARC


Por ARMANDO ESTRADA VILLA
Exministro del Interior. Magíster en Estudios Políticos

Tres condiciones son esenciales para que un acuerdo de paz sea exitoso, estable y duradero: el compromiso y liderazgo de las partes que lo suscriben, el apoyo incondicional de la comunidad internacional, y el respaldo entusiasta y sentido de pertenencia de la ciudadanía.


Con las dificultades mostradas en la evaluación que acaban de realizar las Naciones Unidas, puede afirmarse que las partes, Gobierno Nacional y Farc, han cumplido lo pactado y están firmes en el propósito de honrar los compromisos adquiridos; por su lado, la comunidad internacional, con la ONU a la cabeza, mantiene el acompañamiento y patrocinio a lo acordado en La Habana; en tanto que la ciudadanía colombiana, potencial beneficiaria de la paz y de los cambios políticos, económicos y sociales convenidos en el acuerdo, se muestra indiferente y escéptica, cuando no crítica y displicente, a todo lo anunciado en medio de gran pompa y solemnidad, primero en Cartagena y después en el Teatro Colón de Bogotá, como resultado de las negociaciones. Por ello, puede sostenerse que el acuerdo no entusiasma a los colombianos y no provoca en ellos el necesario sentido de pertenencia.

Si comparamos con los procesos de paz y reconciliación adelantados en Colombia entre liberales y conservadores en 1957, que dio vida al Frente Nacional, y entre los gobiernos de Virgilio Barco y César Gaviria con el M-19, que impulsó la Constitución de 1991, la diferencia es notoria. De estos dos procesos salimos unidos y la ciudadanía recibió con alborozo los acuerdos, que, valga decirlo, se cumplieron a cabalidad para beneficio del país. Con todo y ser este proceso de paz con las Farc tan importante como los anteriores, en vez de unir a los colombianos los ha dividido hasta la polarización que hoy presenciamos y que se hizo evidente en la votación del plebiscito de octubre de 2016.

¿Por qué tantos compatriotas rechazan un convenio que ofrece superar un conflicto de tantos años y que tanto daño ha causado en vidas humanas perdidas, enorme número de desplazados y refugiados, infraestructura arrasada y excesivos sufrimientos a la población?


La respuesta a este crucial interrogante es que falló tanto el liderazgo político del Gobierno como el de las Farc. Del Gobierno, porque no supo vender las bondades del acuerdo y su lenguaje en vez de acercar a los ciudadanos los separó, y de las Farc por su tono prepotente y agresivo, que en lugar de conquistarle simpatías al proceso le restaba apoyos. Olvidaron las partes que la solución política del conflicto solo se consolida y perdura cuando los ciudadanos se apropian de ella y no cuando les es impuesta, pues sin el apoyo imprescindible de la población en favor de los pactos de paz los liderazgos de Gobierno y Farc no tendrán éxito.

Urge escuchar con atención a la sociedad para ver qué correctivos se hacen a los acuerdos, pues de lo contrario la paz no será estable y duradera como lo requiere el país para superar esta etapa de cruel e inútil violencia.

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