por Jaime Galvis
Noviembre 8 de 2011
En la vida política de Colombia en los últimos años se
ha fomentado una mentalidad tribal cuyas consecuencias en el futuro del País
pueden ser funestas. Tradicionalmente Colombia ha sido un país pluri-racial en
el cual se pueden observar todos los matices del mestizaje. En los conflictos
nunca fue un factor determinante el racismo y el alto grado de mestizaje
determinó que entre los colombianos nunca se presentara una verdadera
segregación racial.
Desde hace varias décadas se ha presentado un
verdadero bombardeo mediático por parte de entidades internacionales, algunas
agencias estatales criollas, medios universitarios, medios de comunicación e
“ideólogos” con el firme propósito de fomentar diferencias raciales y sus
consecuentes odios. Por influencia de ONG internacionales y algunas presiones
diplomáticas se crearon numerosas reservas indígenas para aislar cada grupo
racial del entorno nacional, algo muy similar a los bantustans que creó el
Imperialismo Británico en África. Dichas reservas se consideran exclusivas para
cada grupo lingüístico indígena, dándoles el aspecto de pequeñas
nacionalidades. Además en dichas zonas no operan las leyes del Gobierno
Nacional, “Los Resguardos” aplican sus propias leyes. Por otra parte sus
habitantes están exentos de deberes tales como el pago de impuestos o el
servicio militar. Las reservas indígenas son áreas enormes en relación al
volumen de población que las habita y presuntamente las usufructúa.
Hay toda una serie de gabelas paternalistas que han
convertido a los “indígenas” en grupos privilegiados, lo cual ha generado
resentimientos y odios en comunidades campesinas pobres que por no llevar el
membrete de “indígenas” no gozan de esos privilegios. El favoritismo por
los habitantes de los “resguardos” no ha engendrado en ellos apego y lealtad a
la nacionalidad, todo lo contrario esto solamente ha generado una continua
exigencia de más privilegios y tierras (generalmente amenizada con motines y
cierre de carreteras); además de actitudes hostiles hacia las autoridades del
País. Frecuentemente se han aliado a grupos guerrilleros y de delincuencia
común. Se ha generalizado un rechazo a la construcción de obras públicas en sus
“territorios”, en resumen en ellos no hay un sentido de pertenencia a la
nacionalidad. Esto muchas veces ha llevado a actitudes francamente ridículas
tales como las protestas por el descubrimiento de América y cosas por el
estilo. Es francamente absurda la existencia de esas reservas o resguardos,
cuando países de gran población indígena como México, Perú, Bolivia o
Paraguay no han establecido esa clase de cotos territoriales.
La legislación de Colombia es aún más absurda en lo
que respecta a la población de raza negra. Establecieron unas zonas de
“negritudes” las cuales tienen unas reglamentaciones económicas y sociales
especiales. Todo esto lo rige una “ley de negritudes” originada en la
constitución de 1991, en la cual curiosamente no hubo representantes de las
gentes de raza negra, ni en lo que se sabe se les consultó al respecto. Debido
a esto la vertiente del Océano Pacífico, donde se halla la mayor parte de la
población afroamericana o negra como ellos prefieren que los denominen. Se
establecieron una serie de normas absurdas como aquella de la propiedad
“comunitaria” en vez de propiedad privada y otras genialidades por el estilo
que han contribuido a acentuar el aislamiento y la miseria de las poblaciones
del Litoral Pacífico, con esto la región se convirtió en una base de
delincuencia en Colombia. Al vedarse las actividades económicas lícitas, allí
prosperó el narcotráfico hasta niveles increíbles. Al depender de actividades
ilícitas, la población negra ha tomado actitudes hostiles a la presencia de
forasteros, una xenofobia en pequeña escala acentuada por la escasa o nula
inversión gubernamental en infraestructura.
Debido a toda esa serie de legislaciones disparatadas,
la delincuencia domina el Litoral Pacífico y zonas indígenas como las del
Cauca son un polvorín, con o sin presencia guerrillera. Es increíble que al
mismo tiempo que países como Suráfrica o Namibia están suprimiendo los
bantustanes con el fin de favorecer la integración racial y grandes estados
pluri-raciales y pluri-lingüisticos tales como La India hacen grandes esfuerzos
para integrar los diversos grupos humanos, en Colombia agencias estatales, ONG
y muy numerosos “ideólogos” procuren fomentar un tribalismo suicida. Ahí se
está gestando el próximo conflicto de consecuencias impredecibles.
Geólogo, escritor y agudo observador, de a pié, de las más remotas
regiones del país.
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