Sunday, July 26, 2009

Religión y Liberalismo

por Manfred F. Schieder

"La verdad es que, empero, sólo existe una realidad."
(de "A quién debemos creer?", por Wafa Sultan 12 de junio de 2009)
http://www.hudsonny.org/2009/06/who-should-we-believe.php

"Quién podría sobreestimar al progreso del mundo si todo el dinero malgastado
en la superstición pudiera ser usado para iluminar, elevar y civilizar a la humanidad?"
(Robert Green Ingersoll – 1833-1899)

No me cabe duda que el contenido de este artículo provocará no poco escozor en aquellos lectores no familiarizados con la filosofía del Objetivismo de Ayn Rand.
Empero, es inevitable e imperioso tratar el tema, ya que afecta centralmente a quienes defienden las ideas del liberalismo político y su expresión económica del mercado libre pero adhieren a las premisas filosófico-morales erradas.
Los intelectuales liberales que no adhieren al Objetivismo o desconocen sus premisas, se encuentran inmersos en una contradicción en términos compuesta, por una parte, por el liberalismo político y económico y, por la otra, por un sistema "moral-místico" de índole irreal y, en consecuencia, irracional totalmente opuesto al liberalismo. Este es el tema a tratar.
Ayn Rand indicó en sus escritos que las contradicciones sólo pueden surgir cuando al menos una de las premisas que la forman es falsa o errada. Corregida o desechada la premisa que produce la contradicción se resuelve la misma. Rand desarrolló la filosofía del Objetivismo a partir de la realidad y como ésta revela y denuncia de inmediato toda incoherencia, evitó cuidadosamente caer en contradicción alguna.
No sucede así con quienes han tratado de fundar los conceptos del liberalismo y su sistema económico, el Capitalismo, en premisas contrarias al liberalismo o, incluso, han tratado de dejar de lado la cuestión, en el entendimiento de que las ideas económicas liberales alcanzan para solucionar la cuestión del bienestar humano. No es así y las iras que se han abalanzado contra ellos desde los más diversos sectores políticos, sociales y económicos lo han demostrado. Entienden que las ideas económico-liberales que promulgan alcanzan para elevar el bienestar humano y se preguntan, pues, por qué tienen tantas dificultades para transmitir al público verdades que deberían ser autoevidentes.
El motivo de su fracaso es la parcialización de su actuación, ya que intentan conjugar sus ideas económico-liberales con un concepto moral directamente opuesto a las mismas. Tal conciliación es imposible. El ser humano es un ser ético, ya que su supervivencia depende de una norma valorativa, una guía moral que le permite evaluar sus acciones. Empero, en las estructuras sociales hasta hoy en día vigentes debe adherir a un sistema de valores irracionales, lo cual crea una contradicción en términos que se encuentra en la base de la totalidad de los problemas sociales que aquejan a la humanidad desde el momento en que el ser humano alcanzó el nivel de la característica que lo define como tal, la capacidad de la razón.
Nuestro desarrollo fue avanzando por la evolución natural; durante la misma heredamos de nuestros antecesores irracionales una forma social y, en consecuencia, también económica, y un fundamento de comportamiento que denominamos moral, adecuado a nuestros ancestros pero que de manera alguna corresponde ahora al avance intelectual, científico y técnico, es decir al nivel cultural que hemos alcanzado como seres racionales. El tipo de sociedad tribal y sus motivaciones éticas todavía nos encierran en su rígido marco, pero ese patrón social y "moral" es obsoleto, por corresponder al colectivismo y a creencias irracionales que son propias de toda sociedad primitiva y que no corresponden, por lo tanto, a la sociedad humana moderna.
La humanidad llegó al punto en que debe enfrentar el reconocimiento de la contradicción fundamental y emprender su corrección, si quiere evitar su desaparición como especie, la cual constituye una evidente probabilidad dada la posesión de armas nucleares y bacteriológicas en poder de estructuras teocráticas y colectivistas. De hecho, si la humanidad se niega a resolver conscientemente la contradicción existente, será ésta la que se encargará de corregir la premisa que, desde su punto de vista, es falsa: la existencia de una especie de seres dotados de la característica de la razón que todavía adhieren a antiguas creencias irracionales. La Naturaleza, que no permite la continuidad de contradicción alguna en el universo, eliminará a la especie humana, origen mismo de la civilización, y solucionará así la existencia de la contradicción en sí.
"No es la inmoralidad de los hombres la responsable del colapso que amenaza ahora con destruir al mundo civilizado, sino el tipo de moralidad que se impuso a los seres humanos," escribió la eximia filósofa Ayn Rand. "La responsabilidad es de los filósofos del altruismo. Ellos no tienen motivo para sentirse horrorizados por el espectáculo del éxito que han tenido, ni derecho de condenar a la especie humana: los hombres les obedecieron y llevaron sus ideales morales a la práctica… En aras de un retorno a la moral se sacrificaron todos aquellos males que los hombres consideraron como causante de sus desgracias. Sacrificaron la justicia a favor de la piedad, sacrificaron la independencia a favor de la unidad, sacrificaron la razón en favor de la fe. Sacrificaron la riqueza a favor de la pobreza, sacrificaron la autoestima a favor de la negación del Yo, sacrificaron la felicidad en favor del deber. Destruyeron todo lo que consideraron ser malvado y alcanzaron todo lo que tenían por bueno. Por qué se horrorizan ahora ante el mundo que los rodea? Ese mundo no es el producto de vuestros pecados, sino el producto y la imagen de vuestras virtudes. Es su ideal moral llevado a la realidad en su forma total y perfecta. (de "La Ética Objetivista" y "La Rebelión de Atlas")
Intrínsecamente explica esto el éxito logrado por el marxismo en sus diversas variantes políticas, mera secularización de dogmas morales que trajimos como lastre en esa lenta evolución que nos alejó de los animales irracionales. El Marxismo y sus derivados, dice P. T. Bauer en su obra “Desacuerdo con el Desarrollismo”, ofrece una fe o creencia mesiánica que cubre los aspectos de la vida y promete la salvación, si bien en un futuro indefinido, o sea aquí pero no ahora. Esta atracción como religión secular, mesiánica, permite a quienes adhieren a ella, sentir que participan de un movimiento destinado a lograr la victoria.
El hecho de que el sistema abunda en inconsistencias internas que aseguran su autodestrucción y que sus predicciones hayan sido refutadas por los hechos, el que mentes geniales como Bastiat, Menger, Böhm Bawerk, von Mises, Hayek, George Reisman, Ayn Rand, etc. demolieron la estructura demostrando que es opuesta a la naturaleza de las cosas y no menos a la naturaleza humana y que es irreconciliable con la realidad e intelectualmente insostenible, no fue tomado en consideración por sus adherentes. Al igual que las religiones y junto con ellas, ofrece el marxismo premisas morales dogmáticas y, por ello, falsas. Como el ser humano puede arrastrase a lo largo de su vida casi sin alimento pero no carente de estructura moral, el Marxismo avanzó.
Frente a tal embate los liberales retrocedieron balbuceando que querían las mismas metas a través de otros métodos, se aferraron a dogmas y conceptos establecidos por el misticismo y traducidos a su expresión social, el colectivismo, e intentaron convertir a éstos en sus propios fundamentos válidos.
Como no podía ser de otra manera – y merecidamente – fracasaron. Aquellos dogmas no les correspondían, esas premisas altruistas no eran su fundamento, esos conceptos morales ancestrales no respondían a las exigencias racionales alcanzadas. La gente, que ya había aceptado y se sentía “segura” sobre el basamento moral hábilmente construido por los ideólogos colectivistas a partir de los preceptos místicos enquistados desde hacía milenios en las mentes sencillas, los rechazó, pues preferían una moral imposible a un bienestar carente de una ética correspondiente.
El que los intelectuales del liberalismo estén descubriendo que el colectivismo conduce a la destrucción de la especie se debe a que estamos viviendo ahora, a nivel mundial, las desastrosas consecuencias de ese futuro en el que, según las hipócritas expresiones de Keynes, de todas formas estaríamos todos muertos. Porque nosotros somos ese futuro, nosotros somos los hijos de esos muertos, pero esto será de poca ayuda para los liberales si no comprenden urgentemente la necesidad del por otra parte inevitable sinceramiento de su postura valorativa, eso es, de la moralidad a la que muchos todavía adhieren.
El descubrimiento de la contradicción fundamental misma se remonta aproximadamente 200 años en el pasado, si bien la gestación de la revelación de la existencia de la contradicción comenzó mucho antes, en la Antigua Grecia, cuando Parménides (-540 a –470) desarrolló sus deducciones sobre la existencia de la existencia, a la que se agregaron posteriormente las inquebrantables leyes de la lógica de Aristóteles que Kant quiso quebrar para poder evidenciar la existencia de un "ser superior". Naturalmente le fue imposible destruir las deducciones de Aristóteles y esto lo llevó a rechazar a la razón para poder dar sustento a las creencias irracionales. La evidencia de la contradicción cuajó plenamente cuando Alfred Russell Wallace y Charles Darwin descubrieron independientemente el mecanismo de la evolución de las especies. Darwin se vio inspirado en su trabajo por deducciones realizadas previamente por su abuelo y más tarde se agregaron muchos otros detalles adicionales que completaron la labor, tales como el descubrimiento de las leyes de la genética por Gregor Mendel y los desarrollos científicos de Miller, Crick, Watson, etc.
Podríamos citar aquí muchos más pasos intermedios, tales como las deducciones sobre el universo realizadas por Giordano Bruno y Galileo Galilei entre otros, pero no es necesario citar tantos datos relacionados que, por otra parte, se encuentran en todo buen libro de la historia de las ciencias, para poder hablar de la contradicción esencial que todas estas labores científicas revelaron.
Sí es necesario, en cambio, citar el renovado impulso hacia el creciente establecimiento de la libertad individual, que se había iniciado ya en la Grecia Antigua y que fuera prohibido, en Occidente, por el surgimiento del Cristianismo, porque ese impulso brindó la base para los descubrimientos científicos relacionados con la contradicción aquí tratada.
El primer toque de atención al respecto fue el establecimiento del derecho al Habeas Corpus ad subjiciendum, la presencia del acusado en todo proceso, arrancado por una agrupación de nobles al poder del rey de Inglaterra en el siglo 12. Esta semilla habría de crecer con gran vigor en los siglos siguientes, a pesar de los denodados esfuerzos de religiosos, pseudofilósofos y políticos por sostener la subyugación de la población ejercida con férrea brutalidad. Entre otros puede citarse a Campanella, Tomás Moro, Hobbes, Saint Simon y Marx como traidores del empeño humano en pos de la libertad individual.
El Habeas Corpus es sólo el ejemplo puntual de una rebelión no declarada pero que de hecho había comenzado a surgir en los cerebros de ciertos pensadores y científicos, en aquel entonces alquimistas que, a través de muchas veces casuales descubrimientos, habrían de significar el comienzo de la ciencia de la química y otras áreas del saber científico.
Todo ello colaboró a que, inevitablemente, se hiciese evidente la contradicción existente.
Pero fue recién con la llegada de Ayn Rand (1905-1982) que los intelectuales y políticos liberales – y crecientemente también algunos intelectuales colectivistas, lo que explica el cada vez más notable cambio de posición en muchos de ellos -, comenzaron a darse cuenta que no sólo diferían los métodos sino que también eran distintas las metas perseguidas. Fundamentalmente, lo distinto es la base misma del liberalismo: nuestros valores, metas, conducta, deberes morales, las relaciones con nuestros semejantes, o sea todas y cada una de las columnas que constituyen la filosofía. Dicho en otros términos la filosofía es la base de toda realización humana. Repito: la filosofía es la base de todo lo demás.
Lo explicaré en otros términos. Si usted entiende que vive en un universo gobernado por leyes naturales y que, en consecuencia, es estable, firme, absoluto y comprensible, si piensa que el ser humano adquiere sus conocimientos por medio de un proceso de razonamiento, si entiende que las dos premisas citadas permiten deducir un sistema moral que señala el derecho a existir para uno mismo, la felicidad, la autoestima, el orgullo por las obras realizadas, como valores, y que esta ética necesariamente lleva a un sistema social donde el gobierno no tiene derecho alguno de intervenir en los quehaceres humanos (siempre y cuando éstos no signifiquen un acto de violencia contra otras personas), evidentemente tendrá una óptica objetiva de su relación con la existencia y, como resultado, una sensación de confianza y optimismo que será radicalmente distinta a la inseguridad que experimenta quien acepta que vivimos en un caos incomprensible, que las ideas nos son implantadas por vía de seres o entes sobrenaturales, que somos ciegos pasajeros de un mundo que “no hicimos“, sometidos a cumplir las órdenes de quienes se nos presentan como superiores y que nuestra existencia se justifica únicamente si vivimos para los demás.
Más aún, la mayoría de las personas ni siquiera se ha tomado todavía el trabajo de diferenciar tan nítidamente ambas posiciones, ambos “sentidos de vida“. En general existe en su cerebro un horroroso “collage” de indiscriminadas y aun insospechadas contradicciones absorbidas al paso o aceptadas subconscientemente a partir de escritos y peroratas de así llamados intelectuales no menos confundidos si no evidentemente malvados. Si usted se pregunta de donde vino la economía “mixta”, lo que antecede le proveerá una buena pista.
No creo necesario puntualizar que el liberalismo como sistema social – y su expresión económica, el Capitalismo de “Iaissez faire” total – ha tenido tantas dificultades en convencer de sus evidentes ventajas de libertad, derechos individuales y bienestar porque la mayoría de sus proponentes se limitó o bien en mantenerlo en un vacío filosófico o a empantanarlo en contradicciones sin fin por el temor de tener que enfrentar dogmas y conceptos morales establecidos pero falsos.
El sistema liberal es distinto de raíz, como lo demostró Ayn Rand a través de la filosofía del Objetivismo, donde dedujo que el hombre tiene una sola herramienta de supervivencia: la facultad de la razón y que debe usar la misma para adaptar el medio ambiente a sus necesidades en lugar de adaptarse él al medio ambiente como lo hacen los animales irracionales, meta que desean alcanzar los falsos adoradores de la naturaleza, enemigos del progreso técnico: los ecólogos y ambientalistas. El hombre carece del código instintivo que los animales tienen incorporado en sus genes y esto lo obliga a usar su cerebro para deducir un código de valores racionales, labor ya efectuada por Ayn Rand, quien dedujo los valores que sirven como sustento del hombre y las virtudes que permiten obtener aquellos. Pero todo esto hace necesario un sistema social fundamentalmente distinto al tribal, que prevalece entre las demás especies, un sistema social racionalmente individualista donde la vida de cada hombre sea un fin en sí misma y no un medio para los fines de los demás; donde la felicidad de cada hombre, en ésta, su única vida, sea su meta moral más elevada y el objetivo de su esfuerzo productivo; donde su libertad y sus derechos estén sólo limitados por iguales derechos de sus pares, los demás seres humanos.
Propiciar, promover o adherir a religión alguna es, para los liberales, desacertado por incongruente. Las religiones son la antítesis directa de la libertad del individuo, son las camaradas y defensoras de todas las doctrinas colectivistas que han llevado tanto mal a las poblaciones del mundo entero. Es preciso que los liberales que no adhieren al Objetivismo o que desconocen sus premisas, comprendan que adherir a una religión como fundamento moral de sus ideas es cometer una trágica contradicción en términos. Ninguna religión fundamenta a las ideas liberales, por más que haya habido y todavía existan quienes quieran adherir a tal despropósito. Es profundamente lamentable que muchos liberales aún no lo hayan comprendido.
El fundamento de las religiones es la veneración de la pobreza, todo esto más allá de la evidente contradicción con el fausto que los "defensores de los pobres" acumulan y mantienen para sí mismos, una postura que, por otra parte, sólo podrán mantener mientras sometan a los pobres a su condición de miseria. El pensamiento liberal es totalmente contrario a tal posición. El liberalismo promueve el bienestar económico y, en consecuencia, sus esfuerzos se encaminan hacia la creación de riqueza y el desarrollo personal hasta donde cada individuo pueda o quiera. Pero por ello mismo no puede el liberalismo reducir su programa meramente a la promoción de la riqueza económica. Si bien esta tarea es importantísima, ella sola, sin una declaración de principios morales basados en la razón y la realidad, no llevará al ser humano en general a renunciar a su adherencia a un fundamento moral falso por irracional.
El liberalismo posee un fundamento moral propio que debe difundir pero que es completamente contrario al que promueven las religiones. Mientras los liberales no entiendan y acepten esta cuestión de integridad en todas sus consecuencias actuarán con evidente si bien inconsciente hipocresía y no obtendrán las adherencias mayoritarias que desean y necesitan. No podrán convencer. Las personas en general son bien intencionadas pero no por ello tontas. Su "sentido de vida" les indica la falsa postura moral pretendida por el liberalismo que, por una parte, acepta tácitamente la doctrina de pobreza que predican las religiones en general, mientras, por la otra, se opone a ella con sus propuestas de productividad y bienestar. La incompatibilidad es evidente y, en consecuencia, también insostenible. Toda contradicción provoca descrédito.
La moral correspondiente al ser humano no es la fantasía que han inventado los jerarcas místicos con la finalidad de dominar al ser humano, sino aquella deducida de la realidad, la lógica y el análisis de la naturaleza humana por la genial filósofa Ayn Rand: el Objetivismo. Pretender unir al liberalismo con las religiones en cualquiera de sus numerosas variantes, es una contradicción en términos.
Si las religiones hubiesen sido eliminadas hace milenios, se habría evitado la muerte de millones y millones de productivos seres humanos de todas las edades que perecieron en inútiles guerras religiosas, y ya se habría prácticamente eliminado en el mundo la pobreza y las plagas físicas y sociales que las acompañan. El dinero malgastado en edificar templos inútiles, en mantener a los mismos y a las organizaciones y personas relacionadas con ellos, se hubiera podido invertir en actividades productivas privadas que habrían solucionado los problemas económicos y de salud de innumerables poblaciones. Se hubieran evitado guerras y se hubiera establecido la libertad y, en consecuencia, la felicidad humana. Esto no es ninguna fantasía ni anhelo imposible, pero no haber actuado en su consecución es imperdonable y muchos liberales no parecen haber entendido todavía como se traza el camino que lleva al bienestar y la felicidad, a pesar de que ya existen los fundamentos filosóficos, ideológicos y políticos para hacerlo. Así no se construye el futuro! A todo ello se agrega ahora el fanatismo islamita a tan descorazonante situación y si ellos lograran la victoria ella sería el fin de la existencia humana, lo cual no es ni bondadoso, ni benevolente ni deseable.
Existe una sola idea moral que respalda a las ideas de la libertad individual y fue Ayn Rand quien la dedujo a partir del análisis de la realidad. No se puede combinar incompatibles, porque de la mezcla de fundamentos opuestos resulta una mezcla carente de sentido. "No puede haber compromiso alguno en relación con los principios morales," indicó Ayn Rand en su artículo "No requiere compromisos la vida?", y en "La Rebelión de Atlas" reforzó esta declaración al escribir: "En todo compromiso entre el bien y el mal, solamente es el mal quien obtiene beneficios." Intentar mezclar religiosidad con libertad es una contradicción monstruosa que jamás permitirá a quienes dicen defender la libertad lograr la victoria, pues ésta no se alcanzará jamás respaldando las ideas económicas liberales sobre bases "morales" irracionales. Las ideas económicas correctas se basan en ideas filosóficas correctas pero éstas, precisamente por ser correctas, son fundamentalmente distintas a las que sostienen las religiones. Mientras que las mismas defienden en todas sus formas al colectivismo altruista, cimenta el Objetivismo las ideas económicas correctas (el Capitalismo) estrictamente en el contexto filosófico-moral que le corresponde. No existe otra solución.
Una sociedad de hombres libres no se podrá basar jamás en leyes bíblicas o similares, según la variante religiosa, que consagren la importancia de seres o entes imaginarios y obliguen al ser humano a vivir de acuerdo a las reglas impuestas por tales imposibles. Lo sagrado es la existencia del ser humano y no fantasías absurdas, y es esencial para los liberales entender esto. El sistema social del Capitalismo es la función económica de una forma de sociedad definidamente basada en el uso de la razón y que, por lo tanto, es irreligiosa, es decir atea, en oposición al comunismo que es la expresión secular de toda teocracia.
Es pues, imperioso que los liberales que aún no han adoptado la moral deducida de la realidad por la filósofa Ayn Rand, acepten y promuevan la misma por ser la única que corresponde al liberalismo político y económico. Ella elimina la contradicción existente en sus conceptos fundamentales. Sin ella carecen de toda posibilidad de sembrar con éxito sus ideas.

Nota: El original en inglés del presente artículo fue publicado en las páginas del Web de "Rebirth of Reason"
Traducción al castellano del autor.

Saturday, July 25, 2009

En Venezuela el boom petrolero no llegó hasta la población en pobreza extrema
Estudio liderado por el sociólogo Luis Pedro España con datos a 2008

Ver más adelante: Datos a tomar en cuenta

Un grupo de académicos liderado por el sociólogo Luis Pedro España ha desarrollado un estudio sobre la pobreza en Venezuela que contrasta datos obtenidos en 2008 con 1998 y el resultado no es del todo positivo.
Si bien la población sumergida en la pobreza desciende desde 56,33% hasta 48,14% del total, proporción que equivale a 10 millones de personas, Luis Pedro España, quien participó en un foro organizado por Veneconomía para evaluar las tendencias del país, subraya que las familias en pobreza extrema tan sólo disminuyen 3% y representan "un poco más de tres millones de venezolanos".
La radiografía señala que el crecimiento de la economía entre 2004 y 2008 creó una ola de movilidad social que principalmente fue aprovechada por quienes están preparados para captar renta petrolera.
"El Gobierno no cuenta con una política de distribución del ingreso que llegue a la capa más pobre; es un mito que este sector ha sido el más favorecido", explica Luis Pedro España.
"Detectamos que la calidad de vida de las familias en pobreza extrema ha empeorado. Hace diez años 9% de las familias en esta condición habitaban en viviendas con piso de tierra; ahora se trata de 22%. Al mismo tiempo, la proporción de viviendas sin servicio de agua aumenta desde 40 hasta 60%", afirma Luis Pedro España.
El estudio creó un índice para medir la pobreza compuesto de variables como característica de la vivienda, servicios, promedio educativo, disponibilidad de vehículo propio e ingreso familiar.
Básicamente, una familia en pobreza extrema ubicada en el estrato E tiene cocina de gas, un televisor, educación primaria y un ingreso que no supera los 900 bolívares al mes.
El estrato D tiene nevera, DVD y en algunos casos educación secundaria, mientras que el ingreso del C supera el costo de dos canastas alimentarias, dos personas por cuarto y en algunos casos vehículo propio.
El estrato B dispone de un ingreso que supera las 5 canastas alimentarias.
Una de las conclusiones más llamativas del estudio es que diez años atrás sólo 25% de la clase B habitaba en barrios y ahora la proporción es de 57%.
"Ahora se puede encontrar en una zona popular como Antímano o San Agustín a familias con un ingreso que supera 5 o 6 veces el costo de la canasta alimentaria y con miembros profesionales. La carencia de vivienda hace que no puedan mudarse, no hayan a dónde ir", dice Luis Pedro España.
Al abordar el tema de los programas sociales conocidos como misiones, afirma que "no han tenido mayor efecto en la reducción de la pobreza, encontramos que 73% del ingreso de las familias del estrato E no proviene del Ejecutivo. Las transferencias del sector público no están focalizadas y no son tan grandes como comúnmente se piensa".
El economista Gustavo Rojas afirma que la tendencia actual de los precios del petróleo deriva en que este año el país recibirá un ingreso similar al obtenido entre 2004 y 2005.
Este retroceso se traducirá en un recorte de las importaciones cercano a 50% y en un frenazo importante del crecimiento.
Ante la interrogante de si un alza en los precios del crudo puede ayudar a recuperar el crecimiento de la economía, sostiene que la inversión, pieza esencial para producir más y crecer, se ha evaporado.
Destaca que el país vivió una situación similar en 1982, cuando el precio del crudo llegó al equivalente actual de 90 dólares y la economía se contrajo.
"Más cercano tenemos que en 2008 cuando el precio del crudo batió récord y el crecimiento del sector privado fue cero", indica Gustavo Rojas.
Humberto Calderón Berti, ex ministro de Energía, sostiene que el país está tomando decisiones desacertadas por el interés político.
"La mayoría de las empresas que están en la Faja no tienen tecnología ni músculo financiero para desarrollar proyectos, simplemente se trata de comprar solidaridad política".
Además, advierte que la política de la OPEP de defender los precios del petróleo mediante recortes de producción puede ser contraproducente ya que los países que no forman parte de la Organización aumentarán el bombeo y ganarán mercado.

Datos a tomar en cuenta (tomado de El Universal de Caracas, Julio 23 de 2009)

- Humberto Calderón Berti señala que para soportar la producción que Pdvsa afirma realizar son necesarios 130 taladros activos y "tenemos la mitad".
- Indica que los planes para construir gasoductos no se han concretado porque el país no tiene gas.
- El 85% del gas nuestro está asociado al petróleo.
- El abogado Juan Martín Echeverría sostuvo que el país está asistiendo al desmantelamiento de la Constitución.
- El economista Gustavo Rojas destacó la dependencia petrolera del país subrayando que sin el crudo las exportaciones venezolanas serían de sólo 7 mil millones de dólares.
- Un resultado similar a Haití.

Saturday, July 18, 2009

Quo vadis, Empresarios?

por Manfred F. Schieder

"Los empresarios son el símbolo de una sociedad libre - el símbolo de los Estados Unidos. Si perecieran, la civilización perecería."
(de "La Minoría Perseguida de Estados Unidos: las Grandes Empresas", por Ayn Rand, en "Capitalismo: El ideal Desconocido")

Envidiados, despreciados y difamados por doquier, hallados culpables de todos y cada uno de los problemas que aquejan al mundo, maldecidos por la población en general como "hombres ricos" y "barones del robo" y utilizados como chivos expiatorios cuando los gobiernos o cualquier grupo político, ideológico o intelectual necesita liberarse de los inevitables y desastrosos resultados de sus incontables actos de irracionalidad, y sintiendo una pesada carga de culpa por saber, subconscientemente, que no viven ni de acuerdo con el camino trazado ni conforme al sistema "moral" existente, constituyen los empresarios la nueva minoría racial que sirve como víctima propiciatoria en esa "moderna" cacería de brujas que los intelectuales, los místicos y los políticos incitan para alejar a la furia popular de si mismos.
Cuando hablo de los empresarios no me refiero, claro está, a aquellos mandatarios burocráticos de aventuras económicas estatales o mixtas que solamente son los usuarios de los privilegios, subsidios y proteccionismos estatales que resguardan su ineficacia e incapacidad, a costa de la población en general, de todo riesgo que los empresarios privados deben enfrentar en relación con toda decisión tomada. La población en general ha sido convenientemente y por acción psicológica acallada para que no se queje del colosal robo al que la someten los gobiernos con las permanentes pérdidas cargadas sobre sus hombros mediante lo que los gobiernos llaman "empresas estatales" con "sentido social".
Desafortunadamente todavía hay demasiado pocos empresarios dispuestos a alzarse y enfrentar la situación y aún muchos menos que sí lo hicieron y estén además dispuestos a defender sus derechos como verdaderos benefactores de la humanidad. Demasiados de ellos prefieren acudir en multitud para solicitar "ayuda estatal", o sea dinero extraído a la población en general mediante impuestos obligatorios, para rescatar a sus empresas apenas el camino se torna escarpado. General Motors es un caso bien conocido hoy en día, con Opel, su hija alemana, colgando lloronamente de sus faldas. La cuestión es: por qué ha de ser "rescatada" una empresa si es incapaz de producir los coches que desea el público, o si insiste en continuar fabricando automóviles que nadie quiere comprar ahora, en tiempos difíciles, cuando los compradores temen gastar su dinero, ganado con gran esfuerzo y prefieren conservarlo para enfrentar quién sabe qué dificultades que todavía vendrán? Hay quienes dirán: Pues, para ayudar a los técnicos, a los operarios, a los empleados, los vendedores, empleados que quedarían sin trabajo, etc. Pero ésta no es la solución.
Ludwig Erhard, el constructor del "milagro alemán" después de la 2da. Guerra Mundial, demostró la manera correcta de proceder cuando la fábrica de automotores Borgward fracasó en su época. Todos los socialistas reclamaron ayuda en ese momento pero el obeso fumador de cigarros Erhard, quien se parecía un tanto a la cómica figurita del cerdo capitalista, denegó toda ayuda, indicando que sería injusto "rescatar" a una empresa que no era capaz de mantenerse por sus propias fuerzas. Adicionalmente agregó que sus trabajadores y empleados, todos ellos gente capaz, encontrarían rápidamente otros empleos en fábricas de coches bien dirigidas y en millares de otras empresas que elaboraban productos que atraían compradores. La historia demostró que tenía razón. Los gobiernos actuales aparentemente no aprendieron la lección… ni lo hicieron los "empresarios" ahora involucrados en las demandas de rescate.
A lo largo de los tiempos no solamente permitieron los empresarios que los gobiernos interfiriesen en sus negocios sino que fomentaron tales interferencias, solicitando primero favores y promesas de reyes y señores feudales y, más tarde, como sucede en Estados Unidos y otros lugares, mediante "generosos" grupos influyentes y/o de presión, personas con poder político, asociaciones empresarias con conexiones políticas, etc. etc. Más adelante y a su debido tiempo, se convirtieron las concesiones y favores en órdenes directas por parte del gobierno, ya que ésta es la marcha natural de los sucesos si nadie se opone a su mecánica. Bajo tales condiciones le es fácil a los gobiernos poner en funcionamiento una poderosa maquinaria que obliga a los bancos y las instituciones financieras a proveer créditos a compradores de bienes cuyos ingresos los convierten ya desde el principio en receptores que no serán capaces de devolver el dinero recibido; este proceso funciona especialmente cuando el gobierno se sabe respaldado por los lamentos de los izquierdistas que reclaman "ayuda para los pobres". En muy poco tiempo los prestatarios rebasados en su capacidad de pago alcanzan el momento en que ya no podrán pagar sus deudas. Una vez que el esperado desastre tiene lugar (ya hubo un ensayo previo de tales desastres en 1929), recaen las consecuencias, que nadie quiso prever ni estaba dispuesto a evitar, injusta pero también inevitablemente sobre la parte productiva de la población mundial, generando, como sucede en la actualidad, una enorme cantidad de gente capaz ahora desocupada.
Los actuales sucesos económicos y, en consecuencia, políticos, ya están expandiendo sus desagradables resultados. Las operaciones de "rescate" demandadas por los bancos y las instituciones financieras al actual presidente de los Estados Unidos, y la concesión de tales rescates, rápidamente revelaron los adicionales propósitos políticos que las acompañan: un inexorable control estatal que llevará al mundo primeramente a un regreso al socialismo y luego al comunismo, tal como Marx previó y yo mencioné en mi reciente escrito "La sociedad como fin y la sociedad como medio". Aunque un poco tarde y ya muy avanzados en ese camino parecen comenzar a darse cuenta los empresarios financieros de lo que se halla oculto entre bambalinas, y se apuran ahora a devolver al estado el dinero recibido y quizá también están aprendiendo las sabias palabras de George Washington: "El gobierno no es razón, no es elocuencia; es fuerza. Como el fuego, es un servidor peligroso y un amo amedrentador."
Los medios periodísticos naturalmente siempre favorecieron al popular colectivismo y, en consecuencia, favorecen todas las reglamentaciones estatales, ignorantes o sin importarles el hecho de que los fundamentales derechos individuales, tal como se hallan anclados en la Constitución de los Estados Unidos, también cesarán para ellos mismos. Pocos intelectuales supieron señalar esto, entre ellos Ayn Rand y sus Objetivistas, Ludwig von Mises, George Reisman (cuyo artículo "El Mito de que el Mercado Libre es Responsable de Nuestra Crisis Financiera" es extraordinariamente revelador en la materia), Friedrich A. Hajek y Murray N. Rothbard y sus seguidores y, tal como ese medio omnirevelador que es el Internet indica, incluso algunos intelectuales izquierdistas. Conocer la verdad oculta detrás de los hechos desafortunadamente parece quedar reservado a los menos.
Cuando hablo aquí de empresarios me refiero, naturalmente, a empresarios libres, libres hasta donde pueden actuar como tales en medio del pantano de leyes e impuestos de todo tipo echados sobre sus hombros, imposiciones que ahogan mundialmente a la sociedad misma y pueden provocar su desintegración total. Nuevamente me refiero a empresarios LIBRES, libres hasta donde es actualmente posible, dadas las condiciones imperantes, esa especie compuesta, como dijera Ludwig von Mises en su colosal obra "La Acción Humana", por "aquéllos que tienen un empeño especial en ganar ajustando la producción a los previsibles cambios de condiciones, aquéllos que tienen mayor iniciativa, mayor espíritu de aventura y un ojo avizor más alerta que la multitud; esos pioneros del empuje y la promoción del mejoramiento económico (3ra. Parte, Cap. 14, Subcap. 7)".
Los empresarios son los constructores del futuro. Obsérvese que el "Gran Salto hacia Adelante", el momento en que comenzó el progreso humano, se relaciona directamente con la Revolución Industrial del siglo 18. Qué es lo que hizo tan extraordinario al lugar donde tuvo lugar y al tiempo en que sucedió? Descubrimientos o inventos de alguna importancia particularmente sensacional? De ninguna manera. Hasta ese entonces ya habían hecho los seres humanos muchos descubrimientos y realizado extraordinarios inventos, todo lo cual se acumuló a lo largo de los siglos. Quienes quieren ocultar al factor fundamental que "disparó" el proceso señalan a la máquina de Watt como iniciadora del proceso. Pero el principio que había hecho posible esa máquina ya era conocido por los antiguos griegos y, sin embargo, nada sucedió en ese momento que iniciase el gran empuje. De hecho, el origen de muchos logros científicos pueden seguirse hasta la Antigua Grecia, pero eran vistos, aún hasta y más allá del Renacimiento, como meros juguetes ingeniosos, conjuntos físicos y químicos imaginativos.
Hasta la segunda mitad del siglo 18 prevaleció el concepto místico de que todo esfuerzo humano es inútil, incluso carente de sentido, por ser la existencia humana solamente la preparación para la "verdadera" vida que será alcanzada para toda la eternidad en otra, desconocida "realidad". Los teólogos declaraban esto, y lo continúan haciendo aún hoy en día, como un dogma indiscutible e innegable de sus "enseñanzas". Los filósofos, comenzando con los presocráticos hasta nuestros días - a excepción del genial Aristóteles -, funcionaban y funcionan como meros servidores del misticismo, secularizando esta versión de la existencia (por ejemplo, Platón con su mundo bidimensional de formas e imágenes, Kant con sus objetos noumenales y fenomenales, etc.). Esta obligación de creer que la existencia humana no puede ser mejorada, necesariamente incluye un sentimiento profundo de que todo lo que se haga será una pérdida de tiempo.
Empero, llegó el momento en que el cerebro de algunos hombres se rebeló, consciente o subconscientemente, contra esta creencia. Hombres con metas prácticas tomaron en sus manos la labor de llevar los logros científicos a aplicaciones prácticas. Hombres como James Brindley, Josiah Wedgwood, John Wilkinson, Matthew Houlton y docenas más, aprovecharon la mayor libertad existente en Inglaterra para convertirse en "hacedores de dinero" cambiando, como segunda consecuencia, la vida de los pobres, una existencia frustrada en pocilgas de horrible pobreza y falta de esperanzas. "Es cómico pensar que ropa interior de algodón y jabón puedan producir un cambio en la vida de los pobres," escribió el brillante Jacob Bronowski en su libro "El Ascenso del Hombre" (Cap. 8). "Sin embargo fueron las cosas simples - carbón en el hogar, vidrio en las ventanas, una selección de comidas - las que provocaron el maravilloso ascenso en el standard de vida y en la salud. De acuerdo con nuestros standards actuales, los pueblos industriales eran barracas, pero para la gente que había llegado de una choza, vivir en una vivienda significaba una liberación del hambre, de la suciedad y de las enfermedades; una nueva riqueza de selección se les ofrecía."
Los hombres que apostaron su dinero a la confianza de que tanto pobres como ricos habrían de comprar los productos que ellos ofrecían al mercado, fueron los hombres de negocio. Los empresarios, naturalmente movidos por su interés personal y al mismo tiempo benefactores sociales de dimensiones colosales, crearon mercados masivos para que todo producto pudiese alcanzar todo nivel social, aún el más bajo imaginable. Su maquinaria aumentó la labor humana y, en consecuencia, elevó el premio económico de su labor. "Al organizar el esfuerzo humano en empresas productivas," escribió la extraordinaria filósofa Ayn Rand, "creó (el empresario) empleo para los seres humanos en incontables profesiones. Él es el gran liberador que, en el breve lapso de un siglo y medio, liberó a los seres humanos de la presión de sus necesidades físicas, de la terrible esclavitud de un día de 18 horas de trabajo manual para obtener meramente la subsistencia mínima; el que los liberó de hambrunas, pestes y de la estancante falta de esperanza y el terror en que la mayoría de los seres humanos vivieron en todas las centurias precapitalistas - y en las cuales la mayoría continúa viviendo en los países no-capitalistas." (de "Para el Nuevo Intelectual")
Los mismos Marx y Frederic Engels confirmaron su monstruoso propósito de querer devolver a los seres humanos a las edades prehistóricas de la ignorancia, las pestes y la prisión intelectual y física del comunismo, cuando reconocieron en su "Manifiesto Comunista" que "La burguesía (el nombre dado en su época a los capitalistas), mediante el rápido mejoramiento de todos los instrumentos de producción, mediante los medios de comunicación inmensamente facilitados, llevan a todos, incluso los países más atrasados, a la civilización. Los precios baratos de sus productos son la artillería pesada con la que destruyen a todas las murallas chinas, con las cuales obligan a capitular el obstinado odio de los países subdesarrollados contra los foráneos. (El Capitalismo) ha creado ciudades enormes… rescatando así a una considerable parte de la población de la imbecilidad de la vida rural… La burguesía, durante su imperio de apenas cien años, creó fuerzas productivas más masivas y más colosales que todas las generaciones anteriores juntas… En la misma proporción en que la burguesía, o sea el capital, se ha desarrollado, en la misma proporción se desarrolló (mi énfasis) el proletariado, la moderna clase trabajadora."
Pero los intelectuales se negaron a reconocer esta transformación. Tanto los filósofos como los pensadores en general, evadieron la responsabilidad de explicar a la población cómo podía haberse convertido tal "milagro" en realidad, cuál era el origen de tan asombroso avance humano, cómo podía ser que la Revolución Industrial y su sistema económico, el Capitalismo (un sistema social basado en el reconocimiento de los derechos individuales, incluidos los derechos a la propiedad, en el cual toda propiedad se encuentra en manos privadas, como definiera Ayn Rand en su artículo "Qué es el Capitalismo?") pudiese producir un resultado tan asombroso.
La mayoría de los intelectuales permanecieron sumergidos en el pantano de su propio retroceso mental. Buscando la protección de los poderes y temiendo la ira de monarcas y teócratas, no se atrevieron a analizar el fenómeno. Todavía atados a los conceptos dogmáticos del medioevo, se vieron incapacitados de descubrir qué había posibilitado el heroico triunfo capitalista.
Sería recién en el siglo 20 cuando quedaría develado el nuevo y extraordinario logro intelectual. Ayn Rand dedujo, a partir de los hechos de la realidad, el fundamento que sustenta a los empresarios y su labor, un fundamento que la mayoría de los hombres de negocio mismos desconocían. Ellos estaban ocupados en producir y, sin saberlo, construir, el futuro. Ayn Rand reunió las piedras angulares en una sola e indestructible unión conocida actualmente con el nombre de Filosofía del Objetivismo.
Lo único que se encuentra a disposición de las personas mientras vivan dentro de las premisas del altruismo, la demanda de existir para el prójimo como justificación de la propia existencia, es el estancamiento y la resignación y nada dentro de tal sistema cambiará jamás para mejor, tal como la historia demostrara incontables veces. El altruismo es la noción de que cada uno debe sacrificarse por los demás, o sea la "moralidad" de los caníbales.
El altruismo es, pues, totalmente irreconciliable con el Capitalismo, ya que éste representa el continuo esfuerzo de cada uno por mejorar su propia vida satisfaciendo sus necesidades y deseos. La práctica de la resignación, la adoración del sufrimiento y el auto-sacrificio, la supervivencia a partir de la caridad y los redrojos, es la típica existencia de la sociedades tribales, colectivistas, lugares donde la población se halla sujeta a los caprichos de príncipes y caciques tribales. "Aquí se encuentra la profunda brecha entre los empresarios y el altruismo," indicó Ayn Rand en su artículo "La Sanción de las Víctimas", "pues los hombres de negocio no se sacrifican por los demás - si lo hiciesen fracasarían en sus quehaceres en pocos meses o días - ellos obtienen beneficios, ellos se enriquecen, ellos son recompensados, tal como ellos merecen. Es esto lo que los altruistas, los colectivistas y otros "humanitarios" odian en el empresario, ya que los verdaderos hombres de negocio persiguen una meta personal y tienen éxito en la misma. No se engañe a sí mismo pensando que los altruistas son motivados por la compasión hacia el que sufre. Ellos son motivados por el odio al exitoso."
Los empresarios sufren una profunda sensación de culpa por encontrarse inmersos en la dicotomía formada por las premisas de una "moral" antigua que se les ha enseñado a respetar y lo que la realidad les dice que deben hacer, y esa culpa se encuentra intensificada por el hecho de que los empresarios no pueden adherir a lo arbitrario, lo caprichoso, lo irracional, ya que dependen plenamente de la facultad que es exclusiva del cerebro humano: la razón. En consecuencia ellos representan al ser humano como lo que es: un ser racional.
Son los empresarios libres y sus hermanos de sangre, los Nuevos Intelectuales, quienes, a partir de la filosofía del Objetivismo de Ayn Rand colocan el fundamento y defienden la existencia del Capitalismo como la única sociedad humana racional posible, y quienes llevan la responsabilidad directa de rescatar a la humanidad de su auto-inmolación, una humanidad que no parece estar dispuesta a renovarse filosófica y moralmente a sí misma.
Nada intermedio puede proveer la solución adecuada. La solución a medias es un elemento inestable, radioactivo, cuyo tiempo ha pasado. La confrontación final se decidirá entre el Objetivismo y los actualmente existentes tipos de comunismo y sus similares, las teocracias de todo tipo, una decisión que deberá tomarse entre dos alternativas: una sociedad racional de seres humanos racionales y un campo de servidumbre esclava hostigada por los latigazos de sus bestiales dirigentes. La confrontación se decidirá entre una moralidad racional, basada en el derecho humano de existir para sí mismo y el altruismo, lo que significa existir, quiérase o no, para quienes mandan, una tribu de seres cuyo único parecido con el ser humano es su apariencia física.
Pero "el mundo que ustedes desean puede ser obtenido; existe, es real, es posible y es vuestro," escribió Ayn Rand en su obra cumbre "Le Rebelión de Atlas", "pero para lograrlo se requiere la dedicación total y un quebramiento completo con el mundo del pasado, con la doctrina de que el ser humano es un animal de sacrificio que existe para el placer de los demás. Luchen por el valor de vuestra persona. Luchen por la virtud de vuestro orgullo. Luchen por la esencia de lo que es el ser humano: por su soberana mente racional. Luchen con la radiante certeza y la absoluta rectitud de saber que la vuestra es la Moralidad de la Vida y que vuestra es la batalla por todo logro, todo valor, toda grandeza, toda bondad y toda alegría que haya existido jamás en el mundo."
A partir de esta base le será muy fácil a los empresarios decidir el "quo vadis" de su camino.
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Nota: El original en inglés del presente artículo fue publicado en las páginas del Web de "Rebirth of Reason" (http://rebirthofreason.com/Articles/Schieder/Quo_vadis,_Businessmen.shtml). Traducción al castellano del autor.

Wednesday, July 15, 2009

Duro contra las drogas

Mauricio García Villegas – Tomado de EL ESPECTADOR – Julio 11 de 2009
Profesor de la U. Nacional e investigador de Dejusticia.

Luego de cuarenta años de lucha infructuosa contra las drogas ilícitas —todo empezó cuando Richard Nixon la emprendió contra los hippies y los jóvenes libertarios de los sesentas—, hoy las opiniones de los partidarios de la legalización empiezan a ser tomadas en serio.
¿Qué ha pasado para que esto finalmente suceda? ¿Fueron acaso los argumentos de los académicos y científicos sociales que durante años pusieron en evidencia la estupidez de esa guerra? ¿O tal vez fue el dolor de las innumerables víctimas que ha dejado esa cruzada puritana? ¿O fue quizás el efecto devastador de las mafias en países como Colombia, Afganistán, Rusia o México?
Pues no, nada de eso. La convicción de los prohibicionistas no tambalea hoy por esas evidencias en su contra, sino por otra cosa: por el dinero que cuesta mantener a los prisioneros de esa guerra.
El caso más dramático se vive en California, un Estado que tiene un déficit de 24 mil millones de dólares, ocasionado por la desastrosa combinación de dos políticas conservadoras: la reducción de los impuestos, por un lado, y la decisión de actuar con dureza frente al consumo de drogas (Get tough on drugs), por el otro. Resultado: mientras hace treinta años el presupuesto destinado a las prisiones era la quinta parte del presupuesto destinado a la educación, hoy ambos presupuestos son iguales y eso debido a que la población carcelaria pasó de 30 mil, a más de 150 mil. Algo parecido sucede en estados como Michigan, Vermont, Oregon, Delaware y Connecticut, entre otros.
Ante semejante descalabro, muchos altos funcionarios están hoy dispuestos a discutir políticas de legalización. Se estima que si los actuales consumidores de marihuana pagaran un pequeño impuesto al consumo, el Estado recolectaría mil trescientos millones de dólares anuales. Eso no acabaría con el déficit actual, pero si a eso se le suma la liberación de todos los que están en la cárcel por fumarse un varillo, la solución estaría muy cerca. Por eso, el gobernador Arnold Schwarzenegger —republicano— ha dicho que el Estado de California está dispuesto a estudiar los méritos de las propuestas de legalización de la marihuana.
Las razones que tiene Schwarzenegger para decir eso son, desde luego, muy distintas a las esgrimidas por los promotores de la legalización: no están fundadas en la defensa de la libertad, no tienen nada que ver con las razones humanitarias que han llevado a los jueces a exigir una mejoría en las condiciones de vida de los presos y tampoco tienen nada que ver con la lucha contra la discriminación de los negros (mientras los consumidores blancos son cinco veces más numerosos que los negros, éstos últimos representan el 62% de los presos por drogas). Son razones simplemente económicas, las mismas que se esgrimen hoy en muchos estados para eliminar la pena de muerte, la cual, aunque no parezca, es mucho más costosa que la cadena perpetua.
Pero a los defensores de la legalización les tiene sin cuidado que los prohibicionistas no crean en principios humanitarios o de libertad. Les basta con que, finalmente, los prohibicionistas sean consecuentes con lo que piensan, es decir, que reconozcan que la mejor manera de ser duros contra las drogas, es legalizándolas.
P.D. Mientras tanto, en Colombia avanza el proyecto de reforma constitucional para penalizar la dosis personal.

Sunday, July 12, 2009

Seis conferencias dictadas por el Profesor Ludwig von Mises en Buenos Aires, Argentina, en 1959

Estamos presentando el ciclo de 6 conferencias dictadas por el Profesor Ludwig von Mises en 1959 en Buenos Aires, Argentina. Continuamos con el Prólogo o Prefacio escrito por Margit von Mises, con ocasión de la publicación de las conferencias en 1979:

Prefacio

El presente libro refleja totalmente la posición del autor por la
cual fue – y todavía es – admirado por sus seguidores y vilipendiado
por sus oponentes... Si bien cada una de las seis conferencias
puede mostrarse por separado como un ensayo independiente,
la armonía de la serie completa permite un placer estético similar
al que proviene de mirar la arquitectura de un edificio bien diseñado.
Fritz Machlup, Princeton, 1979.
A fines de 1958, cuando mi esposo fue invitado por el Dr. Alberto Benegas Lynch (1) a ir a la Argentina a dictar una serie de conferencias, se me pidió que lo acompañara. Este libro contiene, por escrito, lo que mi esposo dijo a centenares de estudiantes argentinos en dichas conferencias. (2)
Llegamos a la Argentina varios años después que Perón había sido forzado a dejar el país.
Perón había gobernado destructivamente y destruido totalmente los fundamentos económicos de la Argentina. Sus sucesores no habían sido mucho mejores. El país estaba dispuesto a recibir nuevas ideas y mi esposo estaba igualmente dispuesto a proveerlas.
Sus conferencias fueron dictadas en inglés, en el enorme salón de conferencias de la Universidad de Buenos Aires. En dos salas vecinas sus palabras eran simultáneamente traducidas al idioma español para los estudiantes que escuchaban con audífonos. Ludwig von Mises habló sin restricción alguna sobre capitalismo, socialismo, intervencionismo, comunismo, fascismo, política económica y los peligros de una dictadura. Estos jóvenes que escuchaban a mi esposo no sabían demasiado sobre el mercado libre o sobre las libertades individuales. Así como escribí sobre esta ocasión en My years with Ludwig von Mises (Mis años con Ludwig von Mises): ‘Si cualquiera en esos tiempos se hubiera atrevido a atacar al comunismo y al fascismo como mi esposo lo hizo, la policía habría entrado y lo habría detenido inmediatamente, y la reunión habría sido disuelta’.
La audiencia reaccionó como si una ventana se hubiera abierto y se permitiera al aire fresco soplar a través de las habitaciones. Habló sin notas. Como siempre, sus pensamientos eran guiados solamente por unas pocas palabras escritas en un trozo de papel. Sabía exactamente lo que deseaba decir y, usando términos comparativamente simples, consiguió comunicar sus ideas a una audiencia no familiarizada con sus trabajos, de una forma en que pudieran entender exactamente lo que estaba diciendo.
Las conferencias fueron grabadas y las cintas fueron más tarde trascriptas por una secretaría hispano parlante cuyo texto tipeado encontré entre los papeles de mi marido después de su muerte. Leyendo la trascripción recordé vívidamente el singular entusiasmo con el que aquellos argentinos habían respondido a las palabras de mi esposo. Y me pareció, como no-economista, que estas conferencias, dictadas ante un público lego en Sur América, eran mucho más fáciles de entender que muchos de los más teóricos escritos de Ludwig von Mises. Sentí que contenían tanto material valioso, tantos pensamientos importantes para hoy y para el futuro, que debían hacerse públicas. Dado que mi esposo nunca había revisado la trascripción de sus conferencias para su publicación en un libro, esa tarea quedó para mí. He sido muy cuidadosa en mantener intacto el significado de cada frase, en no cambiar nada del contenido y en preservar todas las expresiones que a menudo mi esposo usaba y que son tan familiares a sus lectores Mi única contribución ha sido juntar frases sueltas y quitar algunas pequeñas palabras que uno utiliza cuando habla informalmente. Si ha sido exitoso mi intento de convertir estas conferencias en un libro, se debe solamente al hecho que con cada oración escuché la voz de mi esposo, lo escuché hablar. Estaba vivo para mí. Vivo en la claridad con que demostraba la maldad y el peligro de demasiado gobierno; en la manera en que exhaustiva y lúcidamente describía las diferencias entre dictadura e intervencionismo; en la ingeniosidad con que hablaba sobre importantes personalidades históricas; en las muy pocas palabras con que conseguía que el pasado volviera a la vida.
Deseo aprovechar esta oportunidad para agradecer a mi buen amigo George Koether por ayudarme en esta tarea. Su experiencia editorial y su comprensión de las teorías de mi esposo fueron de una gran ayuda para este libro.
Espero que estas conferencias sean leídas no sólo por académicos sino también por los muchos admiradores de mi esposo entre los no-economistas. Y sinceramente espero que este libro pueda estar disponible para las audiencias más jóvenes, especialmente escuelas secundarias y universidades, en todo el mundo.

Margit von Mises
New York, June 1979

1 El Dr. Alberto Benegas Lynch era el Presidente del CENTRO DE DIFUSIÓN DE LA ECONOMIA LIBRE, entidad organizadora de las seis conferencias (N. del T.)
2 Las conferencias fueron dictadas durante el mes de Junio de 1959

Seis conferencias dictadas por el Profesor Ludwig von Mises en Buenos Aires, Argentina, en 1959

Presentaremos el ciclo de 6 conferencias dictadas por el Profesor Ludwig von Mises en 1959 en Buenos Aires, Argentina. Empezamos hoy con el documento introductorio escrito por Betina Bien Greaves, con ocasión de la publicación de la traducción de las conferencias al Castellano en 1995:

Introducción

La política económica ideal, tanto para hoy como para el futuro, es muy simple.
El Gobierno debería proteger y defender – contra las agresiones domésticas o del exterior – las vidas y la propiedad de las personas que se encuentren bajo su jurisdicción, arreglar las disputas que puedan surgir y dejar al pueblo, en lo demás, libre para obtener sus diferentes objetivos y fines en la vida. Esta es una idea radical en nuestra época intervencionista. Hoy a los Gobiernos a menudo se les pide, regular y controlar la producción, subir los precios de algunos bienes y servicios y bajar los precios de otros, fijar los salarios, ayudar a algunos negocios a comenzar y a mantener a otros fuera de la quiebra, cuidar de los enfermos y de los ancianos, respaldar a los derrochadores, y más, y más.
Idealmente, el gobierno debería ser una suerte de cuidador, no de la gente en sí misma sino de las condiciones que permitirán a los individuos, productores, comerciantes, trabajadores, empresarios, ahorristas y consumidores para llegar a sus propios objetivos en paz. Si el gobierno hace eso, y no más, la gente podría proveerse a sí misma mucho mejor que lo que el gobierno posiblemente podría hacer. Esto es, en esencia, el mensaje del Profesor Ludwig von Mises en este pequeño volumen.
El Profesor Mises (1881-1973) fue uno de los mayores economistas del Siglo XX. Fue el autor de profundos libros teóricos como Human Action, Socialism, Theory and History y una docena de otros trabajos. Sin embargo, en estas conferencias, dictadas en Buenos Aires en 1959, habló en términos no técnicos, apropiados para su audiencia de profesionales de negocios, profesores, maestros y estudiantes. Ilustra la teoría con ejemplos sencillos. Explica las verdades simples de la historia en términos de principios económicos. Describe cómo el capitalismo destruyó el orden jerárquico del feudalismo europeo y discurre sobre las consecuencias políticas de las distintas formas de gobierno.
Analiza los fracasos del socialismo y del estado de bienestar y muestra lo que los consumidores y trabajadores pueden llevar a cabo cuando son libres, bajo el capitalismo, para determinar sus propios destinos Cuando el gobierno protege los derechos de los individuos para hacer lo que quieran, en tanto no infrinjan la igual libertad de los demás para hacer lo mismo, ellos harán lo que surge naturalmente: trabajar, cooperar y comerciar unos con otros.
Tendrán entonces el incentivo de ahorrar, acumular capital, innovar, experimentar, aprovechar las oportunidades y producir. Bajo estas condiciones, el capitalismo se desarrollará. Las notables mejoras económicas de los Siglos XVIII y XIX y el ‘milagro económico’ en Alemania luego de la segunda guerra mundial se debieron al capitalismo, como explica el Profesor Mises:
En políticas económicas no hay milagros. Han leído en muchos diarios y discursos sobre el así llamado ‘milagro económico’ alemán, la recuperación de Alemania después de su derrota y destrucción en la segunda guerra mundial. Pero esto no fue milagro alguno. Fue la aplicación de los principios de la economía de libre mercado, de los métodos del capitalismo, aún cuando no fueron totalmente aplicados en todos sus aspectos. Cualquier país puede experimentar el mismo ‘milagro’ de recuperación económica, aunque debo insistir que la recuperación económica no proviene de un ‘milagro’, viene de la adopción de – y es el resultado de – sanas políticas económicas.
Vemos así que la mejor política económica es limitar la acción de gobierno a crear las condiciones seguir sus propios objetivos y vivir en paz con sus vecinos. La obligación del gobierno es, simplemente, proteger la vida y la propiedad y permitir a la gente disfrutar la libertad y la oportunidad de cooperar y comerciar unos con otros. De esta forma el gobierno crea el entorno económico que permite que el capitalismo florezca:
El desarrollo del capitalismo consiste en que cada uno tenga el derecho de servir a su cliente mejor y / o más barato. Y este método, este principio, en un comparativamente corto período de tiempo, ha transformado el mundo entero. Ha hecho posible un crecimiento – sin precedentes – en la población mundial.
Cuando el gobierno asume la autoridad y el poder para hacer más que esto, y abusa de esa autoridad y de ese poder, como lo ha hecho muchas veces a través de la historia – notablemente en Alemania bajo Hitler, en la U.R.S.S. bajo Stalin y en la Argentina bajo Perón - dificulta el sistema capitalista y se convierte en destructor de la libertad humana.
El dictador Juan Perón estaba en el exilio cuando Mises visitó la Argentina en 1959; había sido forzado a salir del país en 1955. Su esposa la popular Eva, había muerto un tiempo antes, en 1952. Aún cuando Perón estaba fuera del país, tenía muchos partidarios y era todavía una fuerza para ser tenida en cuenta. Retornó a la Argentina en 1973, fue otra vez elegido Presidente y, con su nueva esposa Isabelita como Vicepresidente, manejó el país hasta que murió diez meses más tarde. Su viuda, Isabelita, tomó entonces el poder hasta que su administración, cargada de corrupción, fue finalmente derrocada en 1976.
Argentina ha tenido una serie de Presidentes desde entonces y ha hecho algún progreso hacia el mejoramiento de su situación económica. A la vida y a la propiedad se le ha otorgado mayor respeto, algunas industrias nacionalizadas han sido vendidas a compradores privados y la inflación ha disminuido.
El presente trabajo es una oportuna introducción a las ideas de Mises. Las mismas, desde ya, han sido más completamente elaboradas en Human Action y otros trabajos académicos. Los recién llegados al estudio de estas ideas harían bien, sin embargo, en comenzar con algunos de sus libros más simples tales como Bureaucracy, o The Anti-Capitalistic Mentality. Con estos antecedentes, a los lectores les resultará más fácil captar los principios de libre mercado y las teorías económicas de la escuela Austriaca que Mises presenta en sus grandes obras.

BETTINA BIEN GREAVES
Febrero 1995

Para acceder al Prefacio del Libro (de Margrit von Mises) y las 6 conferencias dictadas en Argentina en 1959 siga este link

Wednesday, July 08, 2009

Armas, Oro y Secesión

Hay un movimiento de secesión en marcha en EEUU y sus defensores están decididos a detener las ambiciones del gobierno federal de destruir y reconstruir una economía entera y de disolver los últimos restos de libertad individual. Veintiocho estados están apelando a la ley del país, la Constitución de los EEUU, extendiendo nueva legislación que afirme su soberanía como estados libres para evitar ser pisoteados por el enjambre de incontrolados decretos federales.


La velocidad con la que el gobierno federal intenta adquirir instituciones privadas y usurpar los derechos de los estados y la autonomía del individuo no tiene precedentes. Cuando comparamos las acciones del régimen de Bush-Obama con las de la era del New Deal de Hoover-Roosevelt, es como emplear el símil de la liebre y la tortuga.

A los brazos armados de la propaganda del Estado, desde los grandes medios de comunicación a los fuertes grupos de interés, se les están aumentando sus poderes para publicitar y vender la agenda del estado totalitario, pintándola de color de rosa para que calme los corazones de los sumisos norteamericanos. Sin embargo, hay un número creciente de disidentes que concluyen que la vida, la libertad, la propiedad y el futuro de sus hijos son más importantes que las cosas triviales que ocupan las mentes de la clase sumisa.

Por esa razón, la fuerza policial militarizada del Estado, a quienes se les han otorgado poderes sin parangón desde la artificial crisis que siguió al 11 de Septiembre, ha aumentado rápidamente en tamaño y se está fortaleciendo, previendo la necesidad de hacer frente a una rebelión por parte de aquellos ciudadanos que traten de resistir la tiranía del sobredimensionado Leviatán.

Desde que el régimen de Bush II tomó la presidencia y el 11 de Septiembre se convirtió en su plataforma de lanzamiento para expandir su hegemonía, la policía estatal se ha movilizado más rápidamente que nunca para demonizar a la resistencia y criminalizar a la disidencia.

El ejemplo más reciente es el informe del Centro de Análisis de Información de Missouri (MIAC, según sus siglas en inglés), que perfiló a los individuos según sus convicciones políticas, especialmente aquellas que rechazan la institucionalización de actos inconstitucionales y se oponen al aumento del poder del estado a expensas de las libertades individuales.

Ron Paul, Chuck Baldwin, Bob Barr, armas y municiones, impuestos, la Reserva Federal, secesión, y la resistencia al servicio militar universal o las acciones anti-privacidad. Todos estos temas se han convertido en palabras clave en la cruzada de criminalizar a los individuos que se niegan a ser moldeados como rebaños y a marchar hacia la servidumbre.

Dos años atrás, algo similar sucedió en Alabama cuando su Departamento de Seguridad Territorial hizo público un informe que calificaba a los activistas de la libertad como “tipos anti-gobierno” que “afirman que el gobierno de EEUU está violando sus derechos individuales, y/o que las políticas del gobierno son criminales e inmorales”.

Esos grupos, decía el informe, “pueden sostener que el actual gobierno está violando los principios básicos trazados por la Constitución de EEUU...”. No se molesten en buscar ese informe, porque el post del bloguero de LewRockwell.com, Chris Brunner, sobre el informe de Alabama se extendió tanto por la red, que lo eliminaron de la página web.Además, el informe del MIAC fue rápidamente aplastado por hordas de activistas de izquierdas, lo que llevó a Chuck Baldwin a decir que “la manera más efectiva de luchar contra un leviatán federal cada vez más invasor es centrarse en cada uno de los estados individuales”.

La lucha por la soberanía, a pesar de que comenzó a partir de individuos espontáneos con inclinaciones hacia los principios radicales de los fundadores de nuestra nación, ha llegado a las legislaciones estatales a lo largo de toda América en forma de proyectos de ley de soberanía.

Según el Christian Science Monitor, veintiocho estados están comenzando a tomar cartas en el asunto como reacción al repentino y masivo aumento de los poderes federales. Incluso la República de Lakotah (de los indios sioux) está declarando su abandono de todos los tratados y acuerdos impuestos sobre ella por el gobierno de EEUU.

La idea de la secesión de estados, considerada en el pasado como un tema para personas con ideas políticas excéntricas, se ha convertido en una solución legítima y práctica para deshacer los años de asaltos acumulados sobre la libertad individual que han venido del estado centralizado.

Con díscolos revolucionarios detrás de él, Mr. Pitts ha lanzado una advertencia al establishment de Washington. Como redactor de uno de los ‘proyectos de ley’ de los 28 estados -uno incluso llama a la abierta disolución de la Unión si Washington no se controla a sí mismo-, Pitts está en el centro del renacimiento de los derechos de los estados, reafirmando su capacidad de decisión sobre todos los asuntos, desde la investigación de las células madre a la Segunda Enmienda de la Constitución de EEUU.

Y aunque Pitts (representante del Estado de Carolina del Sur) es de Abbeville, donde se emitieron los votos para la primera secesión del Sur, insiste en que los esfuerzos de hoy para revisar y controlar el poder federal no se limitan a los grupos regionales ni incluso a la afiliación política. El derecho a portar armas“Los medios de comunicación establecidos nos pintarán como rednecks (término usado para referirse a los americanos sureños del mundo rural, normalmente de baja condición e ideas muy conservadoras), independientemente de que seamos de Pennsylvania, Oregon o Carolina del Sur”, dice Pitts. “Pero esto es una llamada para despertarnos. Y si Washington no hace caso de esta llamada, podría haber una revolución”.

Tales declaraciones fueron incluidas en un número reciente del Christian Science Monitor. Walter Williams, un respetado académico y popular columnista sindicado, declaró esto en su columna del 25 de marzo:

“Nuestros ancestros de las Colonias demandaron y suplicaron al Rey Jorge III que los libraran del yugo. Él ignoró sus ruegos, y en 1776, ellos legítimamente declararon la independencia unilateral y fueron a la guerra. Hoy es la misma historia, salvo que el que está usurpando los derechos de la gente y de los estados es el Congreso, haciendo parecer suaves las acciones del Rey Jorge en comparación con las de hoy”.

Nuestra ignorancia constitucional -quizás desprecio, unido al hecho de que nos hemos convertido en una nación de débiles y pedigüeños- nos ha convertido en presas fáciles para las fuerzas tiránicas de Washington. Pero eso podría estar cambiando un poco en la actualidad. Hay señales del resurgimiento del antaño espíritu de rebelión tan característico de los americanos.

El profesor y académico especializado en la constitución Don Livingston, en su Secessionist Paper No. 19: What is Secession?, apunta que “hablar sobre la secesión pone nerviosos a los americanos. Para muchos evoca imágenes de la Guerra Civil, y está emocionalmente (si no lógicamente) vinculado con la esclavitud, la guerra y la anarquía.Intervencionismo económico y social

Que la palabra “secesión” esté cargada de estas connotaciones negativas debería ser sorprendente, ya que “América nació en un acto de secesión”. Y continúa describiendo la secesión como un acto que “no busca derrocar o cambiar el gobierno de un estado moderno, sino que lo que busca es simplemente limitar su jurisdicción sobre el territorio que se ha separado”.

Pero aún así, las connotaciones negativas de la secesión perduran, incluso dentro de algunos círculos liberales [de izquierdas, según el argot de EEUU]. Quizás lo más sorprendente que sigo oyendo de algunos liberales es que aquellos que nos adherimos a las ideas secesionistas somos unos chiflados extremistas que no ofrecen ningún valor “al movimiento”, y que en lugar de eso, solo lanzamos banderas rojas (de la Confederación, símbolo del movimiento secesionista del Sur en la Guerra Civil Americana) que ahuyentan a la gente del liberalismo. Así se nos hace creer que los padres fundadores, los arquitectos de la rebelión y los máximos exponentes de los principios jeffersonianos, eran chiflados reaccionarios.

Este tipo de liberales anti-radicales, o ‘blandos’, serán los que se encogerán de miedo en una esquina cuando vengan a por nuestras armas (bajo un masivo decreto federal sobre el control de armas) y nuestros hijos (bajo leyes federales de “servicios de protección” a los niños” o un decreto para servicios nacionales). Estos liberales suelen tener escasos conocimientos de historia, política monetaria, disputas constitucionales, y de los filósofos políticos que a lo largo de los años han defendido los derechos de los estados y los derechos naturales de los individuos en contra del estado centralizado y totalitario.La expansión federal

De hecho, tienden a rehuir la vida intelectual porque no es tan divertida ni social como las reuniones mensuales y las invitaciones de clubes en los que participan tan asidua y activamente. Los agentes federales están concentrados en una amplia serie de medidas para tomar el control completo del sistema financiero (que está destruido para siempre) y de determinadas compañías; avanzar en los planes de una guerra perpetua; socializar la asistencia sanitaria; avanzar en la implantación de la educación federal y criminalizar el homeschooling [educación en casa]; apropiarse de las armas y munición; sacar a los niños de las casas de los disidentes; etc, etc.

En este punto, nada de esto se puede deshacer a través de medios políticos. Los agentes de la brigada anti-libertad de Obama fueron traídos a Washington D.C. con un solo propósito muy específico: centralizar todo lo que queda de vida y propiedad y ponerlo bajo las reglas federales, desde el dinero y la educación al comportamiento personal.

Nótese el comportamiento condescendiente y arrogante del Rey Obama en el programa de TV de 60 Minutes cuando se rió de la incapacidad de la opinión mayoritaria para hacer nada con el fin de parar su frenético ritmo de incremento del poder político y económico a nivel federal

Quizás el movimiento más significativo por parte de los federales, aparte de cargarse el libre mercado mediante rápidas nacionalizaciones, es el movimiento de los centralizadores de extinguir la característica más importante de una sociedad libre -el derecho a portar armas-.

Una sociedad que no puede portar armas es una sociedad condenada a la servidumbre eterna y a la opresión de los señores a los que sirven. El Fiscal General Eric Holder, elegido por Obama, ha abogado desde mucho tiempo por eliminar los derechos de portar armas. Incluso peor es el caso de Rahm Emmanuel, en calidad de Jefe del estado mayor, que está siendo utilizado más allá de su papel oficial para lanzar propaganda a favor del control absoluto e incondicional de las armas.

Emmanuel, un ciudadano israelí, está intentando etiquetar a los propietarios de armas como terroristas a los ojos de sus compatriotas americanos. Con todo, no ha habido ningún intento de apartar a Emmanuel de su puesto y convertirse en un defensor oficial de los que quieren desarmar a América.

Los derechos de las armas son uno de los temas más visibles que están haciendo que los estados se replieguen y declaren que el gobierno federal ha traspasado los límites. En Montana, cargos electos han firmado una resolución declarando que cualquier regulación del gobierno Federal sobre la Segunda Enmienda viola su condición de estado.

En Tennessee, el senador demócrata Doug Jackson, ha presentado legislación para prohibir la micro-estampación (microstamping) de las armas de fuego, usada para identificar a los propietarios de armas, con el fin de proteger la Segunda Enmienda y evitar que se avance hacia la confiscación total de las armas.

El otro movimiento que ha empujado las exigencias de soberanía de los estados es el rechazo de la Reserva Federal y sus políticas anti-liberales, que esclavizan a los ciudadanos de los estados confinándoles en unos mecanismos de dinero inflacionario y depreciaciones de la moneda. La Reserva FederalLegisladores en algunos estados, como Georgia y Montana, se han movido en contra del sistema de la Reserva Federal y a favor de instituir una política monetaria sólida, abogando por el uso del oro y la plata, en contraposición a los billetes de curso forzoso de la Fed.

En Montana, el diputado Bob Wagner introdujo un proyecto de ley de dinero sólido, aunque más tarde murió en el proceso. A medida que pase el tiempo y la economía empeore todavía más, es más probable que veamos muchas más iniciativas de este tipo por parte de legisladores de los estados.

El oro, como tal, es una herramienta de protección contra el colapso del dólar, que es por lo que los que se oponen a la Reserva Federal desean comprarlo y atesorarlo. Las armas son las herramientas con las que te auto-defiendes, no solo de criminales locales que quieren lo que tú tienes, sino que también proporcionan a los hombres libres de la capacidad de resistencia física hacia un gobierno federal cuya expansión de poderes y tácticas opresivas están fuera de control. Piensen en Rahm Emanuel y Eric Holder, y pregúntense por qué es que apoyan una agenda que pone las armas solo en las manos del Gobierno y los agentes que el Gobierno apruebe.

La única manera de librarse del tirano opresivo -conocido como el gobierno federal- es desprender de él y empezar de nuevo. Que veintiocho estados estén empezando a encender las llamas de la rebelión mediante un movimiento hacia la soberanía es algo realmente notable. Los estados y la gente deben declarar su soberanía y eliminar los tentáculos de las leyes del gobierno federal de sus cuellos. Sólo una ruptura de este monstruoso y descontrolado gigante despótico puede restaurar la libertad y evitar que todos sigamos caminando hacia las garras del Gobierno. Artículo elaborado por Karen de Coster, publicado originalmente en LewRockwell.com.

Una Declaración de Independencia del Gran Gobierno

por Richard Ebeling
tomado de Libertad Digital

"Cada 4 de julio EEUU celebra que cada ser humano tiene derecho a su vida y libertad,
y a su libre capacidad para perseguir la felicidad como considere oportuno
sin que el gobierno paternalista y confiscatorio se entrometa en su camino".
Richard Ebeling.

La Declaración de Independencia, firmada por los miembros del Congreso Continental el 4 de Julio de 1776, es el documento fundacional del experimento Americano de un gobierno libre. Lo que se olvida con demasiada frecuencia es que los Padres Fundadores a lo que se opusieron fue a la pesada e intrusiva mano del gran gobierno.
La mayoría de los Americanos recuerdan con facilidad esas elocuentes palabras con las que los Padres Fundadores expresaron los fundamentos de su reclamación para la independencia de Gran Bretaña en 1776:
“Sostenemos como evidentes por sí mismas dichas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la Vida, la Libertad y la búsqueda de la Felicidad. Que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla, o abolirla, e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrezca las mayores probabilidades de alcanzar su Seguridad y Felicidad.”
Pero lo que no se recuerda normalmente es la larga lista de motivos de queja que conforma la mayoría del texto de la Declaración de Independencia. Los Padres Fundadores explicaron cuán intolerable se había convertido el gobierno absolutista y altamente centralizado de la lejana Londres. Este gobierno distante violaba las libertades personales y civiles de la gente que vivía en las 13 colonias de la costa este de Norteamérica.
Además, los ministros del rey imponían rígidas y opresivas regulaciones económicas y controles sobre los colonos, que fueron parte del sistema de gobierno de planificación central del siglo XVIII conocido como mercantilismo.“La historia del presente Rey de Gran Bretaña es una historia de repetidas injurias y usurpaciones, todas ellas con el objetivo directo de establecer una Tiranía absoluta sobre estos Estados”, declararon los firmantes.
Con cada paso, la Corona Británica había concentrado el poder político y la toma de decisiones en sus propias manos, dejando a los colonos Americanos con poca capacidad para gestionar sus propios asuntos mediante los gobiernos locales y estatales. Las leyes y reglas eran impuestas sin el consentimiento de los gobernados; las leyes y procedimientos locales que pretendían limitar la arbitrariedad y abusos del gobierno fueron ignoradas o anuladas.
El rey también había intentado manipular el sistema legal mediante el nombramiento arbitrario de jueces que compartieran sus deseos de poder o estuvieran abiertos a ser influenciados para servir los objetivos políticos del monarca. Los oficiales del rey injustamente ponían a colonos bajo arresto en violación de la orden de habeas corpus, y les sentenciaban a prisión sin juicio mediante un jurado. Con frecuencia, los colonos eran violentamente reclutados para servir en las fuerzas armadas del rey y obligados a luchar en guerras extranjeras.
A los colonos se les impuso, sin el consentimiento de los legisladores locales, importantes cargas financieras derivadas de un ejército regular. Los soldados eran a menudo alojados entre las casas de los colonos sin su aprobación o permiso. Asimismo, los autores de la Declaración afirmaron que el rey promovía disturbios civiles al crear tensiones y conflictos entre los diferentes grupos étnicos en su dominio colonial (los colonos ingleses y las tribus nativas indio-americanas).
Pero lo que estuvo en el centro de muchas de sus quejas y reclamaciones en contra del Rey George III fueron los controles económicos que limitaban su libertad y los impuestos que confiscaban su riqueza y su renta honestamente ganada.
La premisa fundamental detrás del sistema de planificación mercantilista era la idea de que era el deber y la responsabilidad del gobierno gestionar y dirigir los asuntos económicos de la sociedad. La Corona Británica constreñía las actividades comerciales de los colonias con una maraña de regulaciones y restricciones. El gobierno Británico dictaba lo que podían producir, los recursos y las tecnologías que podían ser empleadas.
El gobierno evitaba que el mercado libre fuera el que fijara precios y salarios, y manipulaba qué bienes estarían disponibles para los consumidores de las colonias. Dictaba qué bienes podían ser importados o exportados entre las 13 colonias y el resto del mundo, evitando así que los colonos se beneficiaran de las ganancias que podrían haber obtenido bajo el libre comercio.
Por todas partes, el rey nombraba distintos “zares” para controlar y dirigir buena parte de las cuestiones cotidianas con las que la gente se ganaba la vida. Se imponían multitud de nuevas burocracias sobre cada faceta de la vida. “Él ha erigido una multitud de Nuevas Oficinas, y enviado aquí a un enjambre de Oficiales para oprimir a nuestro pueblo, y empobrecerlo con sus estafas y rapiñas”, explicaron los Padres Fundadores.
Además, el rey y su gobierno imponían tributos sobre los colonos sin su consentimiento. Sus rentas eran sujetas a impuestos para financiar los costosos y crecientes proyectos que el rey quería y que había considerado que eran buenos para el pueblo, independientemente de que el pueblo mismo los quisiera o no.
En las décadas de 1760 y 1770 aparecieron una serie de impuestos reales que sobrecargaron a los colonos Americanos y despertaron su ira: la Ley del Azúcar de 1764, la Ley del Sello de 1765, las Leyes Townsend de 1767, la Ley del Té de 1773 (que resultó en la Boston Tea Party), y una gran variedad de otras imposiciones fiscales.
Los colonos Americanos eran a menudo extremadamente creativos a la hora de evitar y evadir las regulaciones e impuestos de la Corona, a través del contrabando y los sobornos.
La respuesta del gobierno Británico a esta “desobediencia civil” de los colonos americanos en contra de sus regulaciones e impuestos era severa y violenta. El ejército y la marina del rey asesinaron a civiles y arruinaron gratuitamente la propiedad privada de la gente. “Él ha saqueado nuestros mares, asolado nuestras costas, quemado nuestras ciudades, y destruido las vidas de nuestros conciudadanos”, lamenta la Declaración.
Después de enumerar éstas y otras quejas, los Padres Fundadores dijeron en la Declaración:
“A cada grado de estas opresiones hemos suplicado por la reforma en los términos más humildes; nuestras súplicas han sido contestadas con repetidas injurias. Un príncipe cuyo carácter está marcado por todos los actos que definen a un tirano no es apto para ser el gobernador de un pueblo libre”.
Así, se tomó el trascendental paso en el que las colonias declararon su independencia de la Corona Británica. Los firmantes de la Declaración escribieron así que “nosotros empeñamos mutuamente nuestras vidas, nuestras fortunas y nuestro sagrado honor” en su causa común de establecer un gobierno libre y la libertad individual de los, por entonces, tres millones de habitantes de las 13 colonias originales.
Nunca antes en la historia un pueblo había declarado y luego establecido un gobierno basado en los principios de los derechos individuales a la vida, la libertad, y la propiedad. Nunca antes una sociedad fue fundada en el ideal de la libertad económica, bajo la cual hombres libres pueden producir e intercambiar pacíficamente con el prójimo en los términos que ellos encuentren mutuamente beneficiosos, sin la influencia de un gobierno regulador y planificador.
Nunca antes un pueblo había dejado claro que el auto-gobierno no sólo significaba el derecho a elegir a aquellos que ocuparían los cargos políticos y aprobarían las leyes del territorio, sino que también significaba que cada ser humano tenía el derecho a la autonomía y auto-gobierno sobre su propia vida. En efecto, en esas palabras inspiradoras en la Declaración, los Padres Fundadores estaban insistiendo en que cada hombre debería ser considerado como propietario de sí mismo, y no ser visto como la propiedad del Estado para ser manipulado por el rey o por el Parlamento.
Vale la pena recordar, por tanto, que lo que estamos celebrando cada 4 de Julio es la idea de que cada ser humano tiene derecho a su vida y libertad, y a su libre capacidad para perseguir la felicidad como considere oportuno sin que el gobierno paternalista y confiscatorio se entrometa en su camino.
Artículo elaborado por Richard Ebeling, y publicado originalmente en el American Institute for Economic Research (AIER).

Tuesday, July 07, 2009

La Sociedad como Fin y la Sociedad como Medio

por Manfred F. Schieder
"La civilización es el progreso hacia una sociedad de privacidad.
La existencia del salvaje es pública, regida por las leyes de la tribu.
La civilización es el proceso que consiste en liberar al hombre de los hombres."
(de "El Manantial", por Ayn Rand)

Por miles y miles de años la humanidad se degradó a sí misma - por hábito, por inercia, por ser lo obvio - resignándose a vivir de acuerdo con un sistema social que llegó de la prehistoria misma, una forma de coexistencia que los homínidos habían heredado de sus irracionales antecesores y habían transmitido a sus descendientes, en quienes, a causa de la continua evolución, la facultad de la razón prevalecía cada vez más, hasta convertirse en la característica distintiva de la especie.
Para cuando esa cualidad distintiva predominó, ya se había fijado el existente tipo de coexistencia como base de la sociedad, obligando a sus miembros a obedecer y comportarse dentro de un rígido chaleco de fuerza compuesto por gradaciones sociales, grupos e intereses. Las clases dominantes pudieron consolidar sus propias dinastías y privilegios mediante las posiciones de poder que ocupaban y todo tipo de compulsión adicional que pudieron imponer mediante amenazas, leyes y violencia desatada. Esto les permitió reservar para sí mismos todo nuevo conocimiento obtenido, el que usaron de ahí en adelante para someter a la población en general aún más férreamente a su sistema inmoral. La casta sacerdotal-principesca del Antiguo Egipto y la totalidad de la Edad Media son sólo algunos pocos ejemplos de una larga serie de estructuras similares que el lector puede encontrar en todo libro de historia.
Aún hoy en día reina este tipo de organización en la mayoría de los países, caracterizados por una dirigencia todopoderosa y una población de hecho obligada a obedecer. Esta es una estructura social propia de termitas, siendo sus ejemplos más evidentes aquellas sociedades que en el pasado y el presente son dirigidas por Stalitlers, los déspotas y tiranos de todo tipo y color.
En consecuencia, a través de miles y miles de años llegó a aceptar la población, por miedo, por hábito, por inercia, por ser lo obvio, el mando de quienes se hallaban en el poder, ya que desconocían la posibilidad de que existiese otro tipo de forma de vida, con los más desesperados escapando o emigrando a aquellas áreas del planeta donde la situación parecía ser un poco menos cruel. En líneas generales, empero, aceptaban los sometidos el hecho de que este tipo de estructura era la que debía prevalecer, una organización donde los que se hallaban en el poder dirigían y los dominados obedecían, reforzándose así continuamente el círculo vicioso existente. Aún hoy en día pueden oírse voces que demandan que "esto o aquello no puede quedar sin control. Alguien debe mandar…" y "Debería haber una ley…"
El ciudadano común parece tan estrechamente identificado con el tipo de sociedad prevalente que se convierte en la sociedad misma, o sea la sociedad como fin, donde el único derecho de existencia del individuo consiste en vivir y contribuir a este tipo de sociedad, es decir para los dirigentes, para mantenerlos, mientras éstos echan algunas migajas a los dirigidos.
Toda sociedad como fin es una sociedad de beneficiarios y sacrificantes. Como Ayn Rand indicara en su colosal obra "La Rebelión de Atlas": "El credo del sacrificio es una moral para el inmoral, una moral que declara su propia bancarrota al confesar que no puede infundir en los seres humanos ningún interés personal para el desarrollo de virtudes y valores, y dado que su alma es una cloaca de depravación, deben ser entrenados para sacrificarse. Por su propia confesión, esta moral es impotente para enseñarles a ser buenos y sólo puede someterlos a un constante castigo… Bajo una moral de sacrificio, el primer valor que se sacrifica es la moralidad; el siguiente la auto-estima. Cuando la necesidad es la medida, toda persona es a la vez víctima y parásito. Como víctima, debe trabajar para satisfacer las necesidades de otros, quedando luego como parásito, cuyas necesidades deben ser satisfechas por los demás. No puede relacionarse con el prójimo excepto representando uno de estos dos desgraciados papeles: el de mendigo o el de sanguijuela."
Vemos así que apenas comenzamos a pensar sobre un hecho que tan obviamente parece ser noble y elevado, como "la sociedad como fin" parece ser a primera vista, descubrimos que no es así, que está compuesta por errores, contradicciones y maldades, que se opone directamente al ser humano y a su inalienable derecho a ser un individuo pleno, que en tal sociedad los derechos no existen y los deberes abarcan todo y que la existencia misma es sólo permitida si el sujeto se somete al credo de que tiene que vivir para los demás y no para sí mismo.
A pesar de ello algunos hombres notaron a lo largo de la historia, primero casi subconscientemente, que esto componía una visión monstruosamente deformada de la realidad. A medida que nuestra actividad mental incrementaba en cada vez mayor gradación, la condición establecida debió enfrentar preguntas y análisis racionales.
No fue por casualidad que llamáramos al período que siguió a la Edad Media "Renacimiento". Ni siquiera los poderes establecidos de la iglesia y la política tuvieron la fuerza suficiente para anular la denominación citada. Entre los siglos 12 y 15 surgieron los primeros brotes de la primavera que se acercaba. Tuvo lugar una revolución económica, acompañada de inmediato por una revolución científica. Hombres como Alberto Magno, Tomás de Aquinas (a pesar de todos los errores que contenían sus escritos) y Roger Bacon dieron los primeros pasos, restableciendo lentamente la observación científica, o sea la aplicación de la razón frente a las bellezas y los fenómenos de la naturaleza, un razonamiento que se había abandonado desde los tiempos de la Grecia Antigua. Marco Polo amplió el horizonte hacia nuevas regiones, las carabelas cruzaron el mar hacia un nuevo continente, la medicina recuperó su buen nombre perdido y empezamos a abandonar la visión de un mundo plano a favor de una mirada perspectiva a través, permítaseme la letanía, de las primeras aplicaciones de la perspectiva en el arte.
Todos estos y más hechos de la misma especie produjeron un cambio de mentalidad que llevó a un nuevo concepto de coexistencia social, un concepto que cobró vida a fines del siglo 18, una noción que, a pesar de la oposición que produjo, se continuó desarrollando, con sus ondas de choque que destruirán, en la confrontación final que se acerca, a la forma de sociedad tradicional, la sociedad como fin en sí misma.
Cuando Adams, Jefferson, Franklin y los demás revolucionarios establecieron lo que puede llamarse la Revolución Norteamericana de los Derechos del Individuo, no sólo echaron por la borda las sacas de té sino a toda la "sociedad como fin" para reemplazarla por algo aparentemente menos noble, menos digno, menos elevado: la sociedad como medio, cuya nobleza reside en proveer la base para los derechos del individuo que vive en ella, respetando la dignidad de todo ser humano libre y productivo, elevándolo de sujeto a ciudadano, único dueño de su propia vida y los frutos de su trabajo.
Las ideas de la libertad individual quebraron el marco tribal-colectivista para reemplazarlo por un sistema de igualdad de derechos, lo que significa que ni cuna ni linaje determinan los derechos del individuo sino simplemente la razón todopoderosa de que cada ser humano tiene derechos básicos como tal, o sea como ser humano racional. Mediante ello se echa de lado el sometimiento y la aseveración de que "la vida del ser humano se justifica únicamente si vive en beneficio de la sociedad."
Esto lleva en sí una revolución a partir de los fundamentos mismos de la sociedad, la que pierde así su función de monstruo insaciable y se convierte en un medio, una herramienta, un mercado que cada uno puede usar para cumplir sus propias metas aplicando su propio esfuerzo, siempre y cuando adhiera al principio de que su quehacer no implique una actividad criminal, o sea mientras no hiera los derechos de sus conciudadanos.
La sociedad como medio se revela así como la verdaderamente noble, la verdaderamente espléndida, la verdaderamente magnífica en toda área, sea intelectual o material.
Mientras que en la sociedad como fin todo se encuentra estructurado para justificar su existencia como tal, se revela la sociedad como medio como su polo opuesto. Evoluciona con la humanidad misma como el medio mejor y más práctico para que todo individuo pacífico y productivo alcance su propia meta y felicidad. Ayn Rand dijo en su escrito "La Virtud del Egoísmo": "Los dos grandes valores que se obtienen viviendo en sociedad son el conocimiento y el comercio. El ser humano es la única especie que puede transmitir y ampliar sus conocimientos de generación en generación; el conocimiento que un hombre tiene potencialmente a su disposición es mayor que el que nadie pudiera comenzar a adquirir en su lapso de vida; cada hombre obtiene un beneficio incalculable de los conocimientos descubiertos por los demás. El segundo gran beneficio es la división del trabajo, que capacita al hombre a dedicar sus esfuerzos a un área de trabajo en particular y comerciar con otros que se especializan en otras áreas. Esta forma de cooperación permite a todos los que participan de ella obtener un mayor conocimiento, mayor destreza y mayores beneficios por sus esfuerzos que los que podrían lograr si cada uno produjera todo lo que necesitase en una isla desierta o en una granja autosuficiente."
Mientras que la "sociedad como fin" lleva una larga cadena de nombres diferentes (dictadura, tiranía, despotismo, colectivismo, monarquía, feudalismo, socialismo, fascismo, nazismo, comunismo, oligarquía, democracia, etc., cada uno con su peculiar nivel de esclavitud), lleva la "sociedad como medio" uno solo, pero éste de absoluta nobleza: Capitalismo de laissez faire total, un sistema basado en el reconocimiento de los derechos individuales, donde todo derecho, incluyendo el derecho a la propiedad, se encuentra en poder de cada individuo, libre de interferencia gubernamental y donde el gobierno mismo ha sido reemplazado, en el cumplimiento de sus deberes específicos, por una Administración de los Medios de Defensa de los Derechos del individuo (las cortes de justicia y las áreas de seguridad interna y externa). El sistema social así definido, coloca a su plena implementación en el futuro, ya que no ha existido hasta ahora como tal en lugar alguno. Empero, no debe situarse demasiado lejos en el futuro, ya que la lógica de la historia misma lo sitúa en un futuro cercano, a menos que la humanidad quiera correr el riesgo de su propia desaparición a causa de la estrangulación llevada a cabo por la sociedad feneciente, la sociedad como fin que ya perdió hace tiempo todo sentido de existencia.
En esta relación es conveniente señalar que Leslie Snyder, en su excelente libro "Justicia o Revolución", recordó que Marx no consideró que se requiriese una revolución violenta en los Estados Unidos de América para implantar al comunismo. Entendió que, tratándose de una democracia, los mismos ciudadanos votarían eventualmente al socialismo primero y al comunismo después. Las recientes elecciones norteamericanas demostraron que, desafortunadamente, Marx, hasta ahora, estuvo en lo cierto.
Alexis de Tocqueville dijo: "No existen derechos privados tan poco importantes que puedan ser entregados sin impunidad a los caprichos del gobierno" y el inmortal Thomas Jefferson recordó a la población el 6 de julio de 1763 que "el árbol de la libertad debe ser renovado de vez en cuando con la sangre de patriotas y tiranos. Es su fertilizante natural." Quiera el mundo recordar sus palabras.
El análisis que antecede puede molestar a aquellas personas educadas dentro de los cánones de la vieja "sociedad como fin", pero presenta claramente la cuestión de si la sociedad es más importante que el individuo. Evidentemente es la sociedad misma la menos importante, ya que para sustentarla debe protegerse en primer lugar al individuo, pues el individuo es la entidad y columna de apoyo de la sociedad misma. La historia ha demostrado en numerosas oportunidades, a través de la violenta caída de innumerables Stalitlers, que quienes creen que el grupo por ellos encabezado y dominado tiene el derecho de destruir a sus individuos pacíficos y productivos terminan por ser destruidos ellos mismos. Es la existencia de los individuos pacíficos y productivos lo que permite a la sociedad funcionar de acuerdo con su verdadero propósito: como medio para que el individuo alcance sus propias metas y construya su propia felicidad. La destrucción de estos individuos destruye a la humanidad misma.
Es, en consecuencia, la sociedad como medio la que se presenta como la verdaderamente correcta. Existe y se desarrolla mientras el individuo mismo pueda, libremente, progresar y mejorar su existencia, y decae cuando la población es sometida a la esclavitud. Esto trae a la mente las palabras escritas por el pensador inglés Samuel Smiles (1812 - 1904): "El progreso social es la consecuencia del progreso individual." Es así que donde el individuo no puede progresar la sociedad misma no se puede desarrollar. Las palabras de Ayn Rand al comienzo de este artículo subrayan el principio presentado. No podría existir un resumen más exacto.
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Nota: El original en inglés del presente artículo fue publicado en las páginas del Web de "Rebirth of Reason" (http://rebirthofreason.com/Articles/Schieder/Society_as_an_End_and_Society_as_a_Means.shtml). Traducción al castellano del autor.