Sunday, August 16, 2009

Autogolpe en Honduras

Por: Jaime Raúl Molina en la Página de Fundación Libertad

En Honduras, el Presidente Manuel Zelaya intentaba subvertir el orden constitucional, pero la institucionalidad fue preservada por valientes hombres que se negaron a permitirle a Zelaya constituirse en tirano.

Zelaya pretendía violentar la Constitución haciendo un referéndum sobre la posible convocación en noviembre a una Asamblea Constituyente. El problema es que la Constitución hondureña no permite la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente como método para reformar la Constitución, de modo que el tal referéndum es ilegal desde su concepción. Así se lo hizo saber el Tribunal Supremo Electoral. Entonces Zelaya decidió proseguir de todos modos, y por eso llamó al ejercicio 'encuesta' y no referéndum, y pretendía llevarlo a cabo con el Instituto Nacional de Estadísticas (controlado por el Ejecutivo), entidad a la que claramente no le corresponde una consulta popular como ésta. Pretendía además hacerlo de tal manera que las fuerzas armadas colaboraran en el ejercicio, y cuando el jefe de las Fuerzas Armadas conjuntas Romeo Vásquez Velásquez se negó a cooperar, alegando (correctamente) que se trata de un acto inconstitucional, el Presidente Zelaya decidió destituirlo. El Ministro de Defensa, Edmundo Orellana, renunció en protesta, y así lo hicieron también los jefes de las tres ramas militares, Naval, Aérea y Ejército.

Entonces, Vásquez recurrió contra la decisión ante la Corte Suprema de Justicia y ésta resolvió de forma unánime (5-0) declarar nula la destitución y por tanto restituir a Vásquez.

Ante la advertencia de parte del Tribunal Supremo Electoral sobre la ilegalidad de la encuesta, posición ratificada por la Corte Suprema de Justicia, garante de la Constitución, el Presidente Zelaya decidió proseguir de todas maneras. La llamada 'encuesta' tendría lugar el pasado domingo 28 de junio. Ante este evidente rompimiento del orden constitucional de parte de Zelaya, el Fiscal General Luis Rubí ordenó a las fiscalías bajo su mando, a acudir hoy a los centros de votación ilegales para tomar evidencia del delito. Así se hizo y paralelamente las F.F.A.A. fueron ordenadas por la propia Corte Suprema de Justicia, a detener al Presidente. Esto se hizo y en efecto el Presidente fue detenido y puesto en un avión hacia San José, Costa Rica.

Análisis: En una República, gobierna la Constitución y la Ley, no los hombres. Ningún hombre, ni siquiera el Presidente en funciones, está por encima de la Constitución y las leyes. Cualquier acto de insubordinación contra el orden constitucional establecido, es en sí un golpe de estado. En este caso, es harto claro que ha sido el Presidente Manuel Zelaya quien ha violentado el orden constitucional, con un acto consumado (al iniciar los actos para el referéndum declarado ilegal por todas las instancias judiciales y autoridades electorales de Honduras).

Ante esto, ¿qué debían hacer las demás autoridades del país (Órgano Judicial, Ministerio Público, Tribunal Supremo Electoral y F.F.A.A.)? ¿Debían quedarse de brazos cruzados viendo cómo el Presidente violentaba la Constitución? ¿No es acaso el deber de todo ciudadano (y con mayor razón, la de los ciudadanos investidos con funciones de guarda de la Constitución y las leyes), el usar los medios que estén a su alcance para proteger la República, la Constitución y las Leyes?
A mi modo de ver, la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal Supremo Electoral, la Fiscalía General y los demás fiscales bajo su mando, al igual que las F.F.A.A. hondureñas, han actuado cívicamente para proteger la Constitución el día domingo. Actuaron con valentía para proteger a su República del intento golpista de su Presidente Manuel Zelaya.

Sin embargo, veo con tristeza cómo todos los gobiernos del mundo corren a condenar dichas actuaciones, y en cambio a respaldar al golpista Zelaya. ¿Qué clase de diletantes nos gobiernan a todos, que corren a defender a un Presidente que tan abiertamente pretendía subvertir el orden constitucional de su país?

Proporciones guardadas (y ni tanto), el abandono que los gobiernos actuales de todo el mundo le están dando hoy al pueblo hondureño y a sus instituciones, me recuerdan el abandono que del pueblo checoslovaco hicieron las potencias europeas en 1938 en Munich. En esto, lamentablemente debo incluir al gobierno saliente de mi país Panamá, del Presidente Martín Torrijos, que ha corrido también a respaldar a Zelaya y a desconocer la actuación del resto de las instituciones republicanas hondureñas.

No comments: