Sunday, March 25, 2007

Se calentó el parche
Por Saúl Hernández Bolívar
Hay que bajarles a la intemperancia verbal y a las maquinaciones.

Martes, 20 de marzo de 2007

Mediante una carta que ha tenido escasa difusión, Angelino Garzón ha sido el único en proponer que se baje el tono a la discusión entre el Polo y el Gobierno, que por estos días alcanza límites insospechados en medio de informaciones y sucesos que no se miden en su real contexto. La andanada en el exterior de Petro, Robledo y Piedad Córdoba es ya evidencia no de actos sueltos y casuales sino de una estrategia bien -o acaso mal- calculada para debilitar a la administración de Uribe con golpes contundentes como la caída del Plan Colombia y el TLC.

Y cabría preguntarse qué tanto tiene que ver Caracas en todo esto teniendo en cuenta lo que sucede en el vecindario y aun en nuestra propia cocina, porque lo del embajador Pável Rondón en Armenia no fue un incidente menor, por mucho que se quiera ignorar, y la presencia del chavismo en distintas regiones de Colombia es ya evidente.

Si bien al Presidente le cabe la responsabilidad de no controlar su fuerte temperamento, la oposición es responsable de buscar la desestabilización del país por medio de denuncias amañadas, verdades a medias y acusaciones obscenas, sin medir las consecuencias de actos tan absurdos. Nada justifica la presencia de Piedad Córdoba en un 'foro' organizado por terroristas de las Farc y el Eln, los agravios hacia un gobierno legítimo y las ofensas a los siete millones y medio de colombianos que lo eligieron (y a ese 70 por ciento que lo apoya), a quienes ella tilda de mafiosos, 'paracos' y asesinos. Y que después se haga la loca, de hecho, diciendo que nadie le advirtió que las guerrillas organizaban el acto.

Todo lo que hace y dice la oposición va en la línea de conseguir una confrontación ideológica que deje a la izquierda bien parada y a la derecha en el pozo, en ejercicio de un maniqueísmo torpe que solo va a dejar las heridas que menciona Angelino. De ahí que quieran hacer ver como cosas distintas el que unos se reúnan en Ralito y firmen un documento insulso y otros posen de santos como Piedad, a pesar de las malas compañías.

Sorprende cierto fariseísmo en el caso de Chiquita Brands, a la que se critica por pagar protección a los 'paras', pero no por pagar la extorsión guerrillera. ¿Con qué derecho moral se puede pedir la extradición de sus directivos si el Estado no cumplió con el deber de brindarles protección?

Hace un par de meses, el noticiero NTC dio a conocer una carta que envió Salvatore Mancuso al Ministerio de Defensa a mediados de los 90, en la que pide protección para ejercer su actividad ganadera sin el acoso de las Farc. El resto de la historia es una buena muestra de lo que pasa cuando el Estado no cumple sus obligaciones y deja crecer la bola de nieve. De esto son responsables los ministros de Defensa de la época, los presidentes y muchos otros funcionarios. ¡Cuántas muertes se hubieran evitado atendiendo esa especie de 'alerta temprana'!

Por eso hay cierta incongruencia cuando el Estado se declara culpable de no haber prestado suficiente seguridad al senador de la UP Manuel Cepeda. Si les hubieran prestado seguridad a las víctimas de la guerrilla nos habríamos encontrado en un camino de reconciliación miles de muertos antes. De ahí lo triste que algunos no entiendan la importancia de la 'seguridad democrática', del ejercicio del poder constitucional, de la instauración del orden para garantizar que la historia no se repita.

El clima político de estos días les debe recordar a muchos viejos la etapa previa de la Violencia. Hay que bajarles a la intemperancia verbal y a las maquinaciones. El Polo debería tomar nota de la carta de Angelino y aceptar la realidad de la democracia: las minorías respetan las decisiones de las mayorías. Álvaro Uribe tiene todo el respaldo de la gran encuesta del 28 de mayo, y eso no lo puede desconocer nadie que pretenda ser parte de esta democracia.

Publicado en el periódico El Tiempo, el 20 de marzo de 2007 (http://www.eltiempo.com)


La Carta de Angelino Garzón

Santiago de Cali, marzo 1 de 2007

Doctores

ALVARO URIBE VELEZ – Presidente de la República de Colombia
CESAR GAVIRIA TRUJILLO – Presidente del Partido Liberal
CARLOS GAVIRIA DIAZ – Presidente Polo Democrático Alternativo
JULIO ALBERTO MANZUR ABDALA–Presidente Partido Conservador Colombiano.
CARLOS GARCIA ORJUELA – Presidente Partido Social de Unidad Nacional.
GERMAN VARGAS LLERAS – Presidente Partido Cambio Radical Colombiano.
LUIS ALBERTO GIL CASTILLO–Presidente Convergencia Ciudadana
JAIME ARIAS RAMIREZ – Presidente Alas Colombia
MARCO ANIBAL AVIRAMA AVIRAMA – Presidente Movimiento Alianza Social Indígena.
ALEXANDRA MORENO PIRAQUIVE – Presidente Movimiento MIRA.
MARIO URIBE ESCOBAR – Presidente Partido Colombia Democrática.
FRANCI ELENA PALOMINO MILLAN – Presidente Movimiento Alianza Social Afrocolombiana “ASA”
MIGUEL ANGEL FLOREZ RIVERA – Presidente Movimiento Apertura Liberal.
YESID BRIÑEZ POLOCHE – Presidente Movimiento Autoridades Indígenas de Colombia.
MARCEL VALENCIA ECHEVERRY – Presidente Partido “AFROUNINCCA”
GISELL MANRIQUE VACA – Presidente Por el País que Soñamos
Representante Legal - Movimiento Colombia Viva.

Estimados Señores y Señoras:

Como Gobernador del Departamento del Valle del Cauca, pero también como ciudadano, veo con preocupación la tendencia que está tomando el país de traer la historia para encarar el presente, no con el propósito de evitar los errores que todos cometimos en el pasado, posiblemente unos mas y otros menos, sino por el contrario, abriendo de nuevo heridas que creíamos estaban sanadas, cobrando cuentas del pasado, estimulando espíritus de venganza y dando rienda suelta a guerras verbales y escritas sin ningún tipo de consideración humana y menos importando las consecuencias que puedan traer todas estas manifestaciones de intolerancia.

En un tiempo relativamente corto, se han puesto en primer plano las relaciones que por uno u otro motivo, han tenido sectores políticos y de la sociedad civil con las autodefensas o grupos paramilitares, lo mismo se pretende hacer con relación a la guerrilla, pero también se ha revivido el denominado proceso ocho mil y las investigaciones sobre los dolorosos hechos que sucedieron hace 21 años en el Palacio de Justicia.

Paralelo a ello, se habla de que cualquier proceso de paz que se haga con la Guerrilla o con los grupos de autodefensa o paramilitares, tiene que darse sobre la base de que sus integrantes deben terminar en la cárcel y con la pérdida de sus principales derechos políticos. Lo único que nos falta, es revivir lo que pasó en la década del 50, donde murieron más de 300 mil personas y que gracias al acuerdo que dió origen al Frente Nacional, ningún dirigente del Partido Conservador, del Partido Liberal o de cualquier otro partido, fue llevado a los estrados judiciales, a pesar de que ésta tragedia enlutó y empobreció a millones de colombianos y colombianas.

Creo que de seguir por este camino, vamos fácilmente hacia un escenario de mayor violencia y de daños muy grandes a la institucionalidad del Estado y a la propia sociedad colombiana.

Fraternalmente los invito a reflexionar sobre esta delicada situación que estamos viviendo, a que no se queden en el remolino del pasado y para que hagamos todos los esfuerzos de diálogo y entendimiento que estén a nuestro alcance a fin de que ustedes, se conviertan en el eje fundamental de un nuevo pacto político y social que nos permita definir de manera conjunta el proyecto del país que queremos. Hagamos conciencia de que los actuales problemas que vive Colombia, entre ellos, el del narcotráfico, la violencia y la miseria, no los puede resolver sólo el Estado, o los partidos políticos de manera aislada, sino que también se necesita el compromiso de la sociedad civil en su conjunto.

Coincido con Ustedes, en la necesidad de que se conozca la verdad sobre los hechos de violencia que han sucedido en el país, mucho más cuando la misma es fundamental para el logro de la reconciliación y para la construcción de la democracia. Pero creo igualmente, que la verdad no necesariamente debe significar castigo y menos la negación de procesos como amnistías o indultos a favor de quienes han cometido errores o han estado vinculados a grupos armados ilegales.

A manera de ejemplo, experiencias vividas en países como Sudáfrica con la superación del régimen del Apartheid, la de España después de más de 40 años de dictadura franquista o la de Brasil después de más de 15 años de dictadura militar y a pesar de que posteriormente han gobernado o gobiernan partidos de la izquierda o del centro izquierda, el presente y el futuro lo han construido no sobre procesos judiciales y castigos de quienes fueron responsables de ese régimen racista o de esas dictaduras, sino sobre la base de ir construyendo sociedades mas democráticas, incluyentes y justas.

Ustedes ante todo son ciudadanos, con altas responsabilidades de Estado o políticas, lo que hagan o dejen de hacer de manera conjunta, afecta positiva o negativamente a la sociedad. Por lo tanto, los invito a que por el bien de todos las personas que habitamos en Colombia, y de manera especial de los niños y las niñas, se sienten a dialogar para explorar posibles salidas que permitan consolidar el desarrollo económico, el bienestar social de la población, la seguridad y la convivencia ciudadana, pero también para encontrar todos los escenarios en favor de la paz y para acabar la miseria, la violencia y el delito en Colombia.

En esa perspectiva, un buen escenario para ese proceso de rediseño del país, de búsqueda de la justicia social, de la reconciliación, de la paz, de la reparación a las víctimas y del perdón basado en la verdad, puede ser la búsqueda de ese pacto político que le garantice toda la solidez democrática al presente y al futuro de Colombia.

Al saludarlos y desearles éxitos en sus diarias actividades, una vez más los invito a reflexionar sobre el clamor que durante milenios lo más sabios líderes han llamado a la acción a favor de la humanidad y que se resume en la frase “Juntemos nuestra mente y nuestro corazón por el bien general”.

Fraternalmente,

ANGELINO GARZON

Gobernador del Valle del Cauca



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