Sunday, May 21, 2017

LITERATURA DE EVASION

Cuando el izquierdismo latinoamericano estaba en su apogeo un profesor de literatura de secundaria nos enseñó que la literatura de dividía en dos clases, literatura social y literatura de evasión; la primera se refería a el marxismo y el Leninismo en todas sus facetas y en su enfoque de la sociedad y la historia. La segunda se refería a todos los temas divinos y humanos que ha tratado la literatura a lo largo de la historia.  Naturalmente era una división tendenciosa y fanática de la actividad literaria. 


Actualmente en el periodismo colombiano se está presentando una división similar pero a la inversa, existe un periodismo insulso que toca multitud de temas, generalmente en forma superficial y muy poco interesante, editorialistas pontificando acerca de la biodiversidad, el cambio climático, el peligro de los cultivos transgénicos, los accidentes de tráfico, la meteorología, las ideas políticas del Siglo XIX, la poesía en Colombia, los “humedales”, la enorme riqueza agrícola del País, etc. Otro tanto hacen multitud de columnistas, refiriéndose a nuestras instituciones, a los logros deportivos, a la belleza de nuestras mujeres, al cuidado de las mascotas y mil temas más. Todo esto es el periodismo de evasión.

 

La otra vertiente del periodismo en Colombia, actualmente casi reducida a nada, es aquella que critica, polemiza, pone presente la multitud de problemas que están perjudicando la estabilidad económica y social, en síntesis, la que hace oposición. En un régimen cuyo desempeño ha sido deplorable este periodismo es muy necesario. La crítica a los problemasde un gobierno tiene el mismo efecto que el dolor respecto a las enfermedades, la sensación dolorosa indica que hay una enfermedad, que algo no funciona bien. La carencia de dolor en la lepra, hace que el enfermo pierda partes de su cuerpo si darse cuenta. El periodismo obsecuente que predomina aquí es un verdadero veneno. Esto recuerda una anécdota que relata Indro Montanelli en su libro “Italia Lictoria”, salieron Benito Mussolini y el Mariscal Badoglio de una conferencia acerca de gases venenosos,  pregunta Mussolini cuál cree que es el gas más peligroso que hay, Badoglio responde “el incienso, Duce, el incienso”.


Aquí en Colombia los turiferarios del periodismo han llegado a extremos verdaderamente ridículos, se dedicaron a presentar el tema de “la paz” que es una simple comedia de carácter local como si se tratara de un evento trascendental de repercusiones mundiales, después del cual vendría una especie de Plan Marshall, que traería ríos de leche y miel.Nada más lejano de la realidad, la culminación del proceso se presenta en medio de un retroceso económico acelerado y sin fondos para respaldar la plétora de promesas que el Mandatario pactó con la guerrilla.


Sistemáticamente los principales medios de comunicación ocultaron o soslayaron una serie de errores que están incidiendo gravemente en la economía. Una deuda externa casi duplicada, una decadencia de la actividad manufacturera, descenso continuado de las exportaciones legales, un hostigamiento a las actividades mineras y petroleras con pretextos ecológicos o de minorías raciales, lo cual está llevando al estancamiento de las actividades inherentes al subsuelo, un abandono del sector agrícola que ha producido paros.  De remate,  a todo lo anterior se suma un poder judicial desbocado persiguiendo a la oposición y cometiendo arbitrariedades y un aumento desbordado de los cultivos ilícitos. Mientras todo esto ocurre, los principales medios de comunicación se dedicaron a una modalidad de periodismo de invención criolla, hacerle oposición a la oposición. Investigan y critican a los opositores sus negocios y actividades, si en alguna ocasión saludaron a un mafioso, si alguno de sus parientes está preso, si tiene alguna parienta prostituta o cosas por el estilo.   


Jaime Galvis Vergara

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