Tuesday, July 05, 2016

TECNOLOGÍA Y DESARROLLO

por Jaime Galvis V


Este es un tema al cual recurren frecuentemente varios comentaristas de la actualidad nacional. La tecnología ha sido un tema muy ajeno a la realidad de Colombia, se exageran las realizaciones de unos cuantos investigadores cuyas realizaciones han sido minúsculas en el ámbito internacional. Tal vez el único trabajo sistemático realizado en el territorio de lo que hoy es Colombia fue la Expedición Botánica. Esto  en la época colonial y no tuvo continuidad después de la independencia.


La revolución industrial no tuvo influencia alguna en las actividades económicas de Colombia. No solamente en el aspecto manufacturero, casi inexistente en nuestro medio, sino en las materias primas de exportación.Durante décadas el Perú exportó caucho explotado en  territorio colombiano, aproximadamente una décima parte de nuestro territorio estuvo en manos de empresas caucheras peruanas, las cuales rendían cuentas a Lima. 


El carbón motor de la revolución industrial, fue casi totalmente ignorado durante el Siglo XIX y gran parte del Siglo XX, aunque se conocía su existencia en nuestro subsuelo. Cuando se inició su explotación (bien rudimentaria por cierto) no se proyectaron montajes de industrias carboquímicas. La investigación en este tema ha sido casi nula. Cuando se emprendieron proyectos de coquización en, su mayor parte fueron actividades empíricas de capacidad muy limitada.


La metalurgia en Colombia es una industria de un desarrollo muy pobre, en la época colonial no existió, en las postrimerías del Siglo XIX se instalaron unas ferrerías minúsculas, para un consumo casi parroquial.  Cuando el Gobierno nacional decidió emprender un proyecto siderúrgico de mayores dimensiones lo hizo fundando una empresa que tuvo y tiene casi todos los defectos posibles. Mineral muy pobre, explotación costosa, maquinaria completamente desueta y una localización geográfica absurda, por lo cual dicha empresa ha sido un permanente enfermo terminal. Por tanto el país se abastece en su mayor parte de hierro y acero importados y de algunas fundiciones de chatarra. La metalurgia de metales no ferrosos está en cero, no se producen cobre, zinc, plomo, antimonio. La metalurgia del aluminio no ha nacido. 


En aspectos tales como la electrónica el avance es casi nulo, algunas empresas de ensamblaje tales como General Electric se retiraron y a pesar del entusiasmo por el uso de teléfonos celulares y computadores no hay planes al respecto. No se produce un simple transmisor de radio. 


El desarrollo en la producción de fertilizantes es precario, principalmente es una industria de mezclas cuyos componentes primarios tales como la úrea se importan. No hay producción de potasio, elemento que pudiera obtenerse de las salmueras residuales de Manaure y  además buscar otras fuentes. La producción de fosfatos es insuficiente.


Se hace mucho ruido respecto a “desarrollo sostenible”, pero no hay iniciativas, por tanto hay múltiples derivados de origen vegetal y animal que no se producen, tales como el guaraná, los derivados del árbol de sarrapia, el camucamu, la vainilla, la cochinilla, el seje muchas especies más. Aquí la “biodiversidad” solamente sirve para oratoria hueca y periodismo amarillo. Todos los estudios del Convenio Andrés Bello permanecen en los anaqueles.


La industria textil que antaño tuvo un notable desarrollo ha venido en retroceso, desaparecieron muchas empresas, en parte debido a cierta “apertura” disparatada y la situación de las restantes es frágil, ante el auge del contrabando atizado por el lavado de dinero. La producción de ciertas fibras sintéticas como el nylon ha tenido serios tropiezos, por problemas en la Empresa Monómeros Colombo-Venezolanos. El cultivo de algodón casi se extinguió y la producción de lana no ha nacido.

Tristemente este es un País dedicado a la politiquería barata y a la paz, pero el positivismo está en ceros.

 

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