Friday, May 23, 2008

FUNDAMENTOS de la Property and Freedom Society

FUNDAMENTOS de la Property and Freedom Society
Declaración inaugural de la reunión en Bodrum, Turquía, mayo 2006

La Property and Freedom Society se manifiesta por un radicalismo intelectual sin compromisos: en defensa de la propiedad privada justamente adquirida, la libertad de contratos, la libertad de asociación, que lógicamente implica el derecho de no asociarse con (o discriminar contra) cualquiera, en los asuntos personales, así como un libre comercio sin condiciones. Condena el imperialismo y el militarismo y a quienes los fomentan, y lucha por la paz. Rechaza el positivismo, el relativismo y el igualitarismo en cualquiera de sus formas, ya sea de resultados o de oportunidad, y tiene un manifiesto distanciamiento de los políticos y la política. Como tal, busca evitar cualquier asociación con las políticas y propuestas de los intervencionistas, que Ludwig von Mises identificó en 1946 como el error fatal, en el plan de muchos antecedentes y contemporáneos intentos de los intelectuales, alarmados por la creciente ola de socialismo y totalitarismo, que se encuentra en el movimiento ideológico antisocialista. Mises escribió: "Lo que no comprendieron estos asustados intelectuales era que todas esas medidas de interferencia gubernamental en los asuntos que ellos defienden son abortivas… No hay tercera vía. O los consumidores son soberanos, o lo es el Gobierno".
Como libertarios culturalmente conservadores, estamos convencidos de que el proceso de descivilización ha alcanzado un punto de crisis y que es nuestro deber moral e intelectual llevar a cabo un serio esfuerzo de reconstruir una sociedad libre, próspera y moral. Es nuestra profunda creencia que una aproximación desde el radicalismo políticamente intransigente es, en el largo plazo, el camino más seguro para nuestro querido objetivo de un régimen totalmente libre de trabas a la libertad individual y a la propiedad privada. En esa búsqueda de un nuevo comienzo joven y radical, nos dirigimos a esas viejas y olvidadas palabras de Friedrich A. Hayek: "Debemos tomar la construcción de una sociedad libre de nuevo como una aventura intelectual, un acto de coraje. Lo que nos falta es una utopía liberal, un programa que no parezca ni una mera defensa de las cosas como están ni una forma diluida de socialismo, sino un verdadero radicalismo liberal que no excuse las susceptibilidades de los poderosos… que no es practicado demasiado concienzudamente y que no se conforma con lo que aparece hoy como políticamente imposible. Necesitamos líderes intelectuales que estén preparados para resistir las lisonjas del poder y la influencia, y que estén dispuestos a trabajar por un ideal, por muy escasas que sean las perspectivas de su pronta realización. Han de ser hombres que estén dispuestos a aferrarse a los principios y a luchar por su plena realización, aunque fuere remota… A no ser que seamos capaces de hacer de los fundamentos filosóficos de una sociedad libre de nuevo un asunto intelectual vivo, y su puesta en práctica una tarea que rete la imaginación y el genio de nuestras mentes más despiertas, las perspectivas para la libertad serán muy oscuras. Pero si podemos recuperar esa fe en el poder de las ideas que fue la característica del mejor liberalismo, la batalla no está perdida".

Monday, May 05, 2008

Nación Prisión

por Llewellyn H. Rockwell, Jr

Publicado en Inglés el 4/25/2008

Los estadounidenses, así como muchas otras gentes, tienen la notable capacidad de establecer mortificaciones que no los afecten directamente. Estoy pensando precisamente en las guerras en tierras extranjeras, y también en el sorprendente hecho de que los Estados Unidos se ha convertido en el país del mundo más amante de las prisiones, con poco más del uno por ciento (1%) de sus adultos viviendo, como esclavos, en una prisión. La construcción y el manejo de prisiones, y el encerrar personas bajo llave, se ha convertido, en tiempos recientes, en una importante faceta del poder gubernamental, y aquellos que aman la libertad han dejado pasar mucho tiempo en empezar a preocuparse.

Antes de que hallemos cuales son las razones, veamos los hechos expuestos por el New York Times. Estados Unidos es el líder mundial en castigar la gente con prisión. Hay 2,3 millones de personas tras las rejas. China, con cuatro veces más habitantes, tiene 1,6 millones en la cárcel.
En términos de población, los Estados Unidos tienen 751 personas en prisión por cada 100,000 habitantes, mientras que el competidor más cercano en este sentido es Rusia con 627. Me sorprende la cifra de 531 en Cuba. La tasa promedia mundial es de 125.

Lo sorprendente es que la mayor parte de esta tendencia a encarcelar es reciente, data en realidad de la década de 1980, y la mayor parte del cambio se debe a las leyes sobre narcóticos. De 1925 a 1975, la tasa de encarcelamiento se mantuvo estable en 110, inferior al promedio internacional, lo cual es de esperar en un país que dice tener gran aprecio por la libertad. Pero entonces de repente esta tasa se disparó en la década de 1980. Había 30,000 personas en la cárcel por delitos conexos con narcóticos en 1980, mientras que en la actualidad hay medio millón.

Otros factores incluyen la tipificación como delito de casi todo en estos días, incluso el girar cheques sin fondos o hurtos menores. Y los jueces están sometidos a todo tipo de requisitos en caso de otorgar sentencias mínimas. Ahora, antes de pasar a las causas y a encontrar respuestas, por favor considere lo que significa la cárcel. Los prisioneros son esclavos del estado. Son capturados y retenidos y considerados por sus captores nada más que como seres biológicos que ocupan espacio. La prestación de cualquier servicio está supeditada a los caprichos de sus carceleros, que no tienen interés alguno en saber cual sea el resultado final.

Ahora, usted podría alegar que el comportamiento de algunas personas hace necesario el encierro, pero seamos conscientes de que se trata del mas grande asalto a la dignidad humana. Se dice que están "pagando el precio" de sus actos, pero nadie se beneficia del precio pagado. Ninguno está allí para pagar deudas ni para indemnizar víctimas ni luchando por superar algo. Está dedicados sólo a "hacer tiempo", a un costo casi de 25,000 dólares al año, por persona, y por cuenta de los impuestos de los contribuyentes. Eso es todo lo que estas personas son para la sociedad: un costo, y como tal son tratados.

Y las comunidades dentro de las cuales viven en estas prisiones son también de personas despreciadas, y hacen vida social dentro de esta mentalidad lo cual es totalmente contrario a todo concepto de civilización. Además está la amenaza implacable y la realidad de la violencia, el ruido indescriptible, la omnipresencia de toda perversidad moral. En resumen, las prisiones son un infierno. No es de extrañar que a nadie rehabilitan. Como dijo George Barnard Shaw, "el encarcelamiento es tan irrevocable como la muerte."

Y aún más, todo lo que sabemos acerca del gobierno se aplica a este grandioso programa gubernamental. Es oneroso (Los estados solamente, en cárceles, gastan $44,000 millones por año), ineficiente, brutal e irracional. El moderno sistema penitenciario también es un fenómeno relativamente nuevo en la historia, que se utiliza para imponer prioridades políticas (la guerra contra los narcóticos), en lugar de castigar crímenes reales. También, en lugar de ser una auténtica preocupación por la justicia, el sistema es manipulado por pasiones políticas. Los resultados de la guerra contra los narcóticos no han reducido el consumo, sino más bien lo contrario. Las drogas ilegales son ahora una industria que mueve $100,000 millones de dólares en los Estados Unidos, mientras que la guerra contra los narcóticos en sí misma cuesta a los contribuyentes $19,000 millones, adicionalmente los costos de funcionamiento del sistema judicial vienen aumentando aceleradamente (un 418% por ciento en 25 años).

La gente dice que la delincuencia se ha reducido, y por tanto el programa debe estar funcionando. Bueno, eso depende de lo que entendemos por delito. El uso de narcóticos y su distribución están asociados con la violencia sólo porque son ilegales.Son crímenes porque el estado dice que son crímenes, pero no caben dentro de la definición habitual encontrada en la historia de la filosofía política, la cual se centra en violaciones a la persona o a sus bienes.
Es más, el "crimen" del consumo de narcóticos y su distribución no se ha reducido, sino que se han camuflado en la clandestinidad. Qué gran ironía, el comentario que se hace sobre el papel de las cárceles es que el mercado de los narcóticos es muy activo dentro de ellas.

Y ahora a las causas. Algunos científicos sociales dan como explicación, y era previsible, que todo esto se debe a la falta de una "red de seguridad social" en los Estados Unidos. En primer lugar, los Estados Unidos ha tenido dicha red por cien años, y, sin embargo, y esta gente parece no haberla advertido, o más bien tal red no es suficientemente grande para tales personas. Más aún, es muy probable que la presencia de dicha red – la cual crea un riesgo moral porque bajo el amparo del gobierno la gente no aprende a ser responsable de su propio bienestar – contribuya a una conducta criminal (si todo lo demás permanece igual).

Hay aquellos que, en todas partes, atribuyen el aumento del índice carcelario a factores raciales, dado que la población que está en prisión es desproporcionadamente negra e hispana, y hacen énfasis en la disparidad en los índices de criminalidad en lugares como Minnesota, con bajos niveles de poblaciones minoritarias y también de criminalidad. Pero este factor también podría ser ilusorio, especialmente en relación con el uso de narcóticos, ya que es mucho más probable que el sistema estatal capture y castigue a personas con menos influencia y posición social que a aquellos a quienes el Estado considera importantes.

Un punto muy elocuente es el de los analistas políticos, quienes observan que aumenta la politización en los nombramientos judiciales en los Estados Unidos. Los jueces sobresalen por su historial de ser "duros con la delincuencia", o son nombrados por esa misma razón, por lo que tienen toda clase de incentivos para encerrar gente más de lo que exige una verdadera justicia.
Un factor que no ha sido mencionado hasta ahora en el debate es el poder de cabildeo de la propia industria carcelaria. La antigua regla es que si usted subsidia algo, usted obtiene más de ese algo. Y así sucede con las cárceles y con el complejo industrial de las prisiones. Todavía no he encontrado ninguna cifras viable sobre la magnitud de esta industria, pero considere que incluye empresas de construcción, administradores de cárceles privadas, alcaides y guardianes, proveedores de servicios de alimentación, consejeros, servicios de seguridad, y otros cientos de tipos de empresas para construir y manejar estas sociedades en miniatura. ¿Qué clase de influencia política tienen? Es mera especulación, pero debe ser considerable.

Y para preocupación del público, recuerde que cada ley escrita en los libros, cada normativa, cada línea en el código del gobierno, en última instancia, se hace cumplir sopena de ir a la cárcel. La celda es símbolo y fin último del estatismo. Sería bueno que pensáramos en los intereses de aquellos miembros de la sociedad que están, o van a llegar a estar, presos. Pero inclusive, si es probable que usted no esté entre ellos, considere la pérdida de intimidad, la pérdida de libertad, la pérdida de independencia, la pérdida de todo lo que suele ser considerado verdaderamente americano, al tiempo que se edifica una nación-prisión.

Pero se disparará el crimen si abandonamos nuestro sistema penitenciario?

Dejemos que Robert Ingersoll responda:

El mundo se ha estado llenando de cárceles y mazmorras, con cadenas y látigos, con cruces y patíbulos, con torniquetes para el pulgar y potros de tortura, con verdugos y guillotinas - y, sin embargo, tan temibles medios e instrumentos, y crímenes, han logrado poco en la preservación de propiedades o vidas. No hay equivocación al decir que los gobiernos han cometido muchísimos más crímenes que los que han impedido. Mientras la sociedad se inclina y se encoge ante los grandes ladrones, siempre habrá un número suficiente de pequeños transgresores para llenar las cárceles”.

Llewellyn H. Rockwell, Jr es presidente del Ludwig von Mises Institute de Auburn, Alabama, editor de LewRockwell.com y autor de Hablando de Libertad.

Más artículos de Lewellyn Rockwell, Jr. en:
http://www.lewrockwell.com/rockwell/rockwell-arch.html
Su pagina web es: http://www.lewrockwell.com/
Su e-mail es: rockwell@mises.org

TRADUCIDO DEL INGLÉS AL ESPAÑOL POR RODRIGO DIAZ