Sunday, April 08, 2018

SUBSUELO E HISTERIA

Por Jaime Galvis Vergara


Ultimamente se ha desencadenado una verdadera guerra mediática contra la explotación de los recourses del subsuelo. Como es frecuente en Colombia es una campaña donde la ignorancia y la torpeza hacen su agosto. Este catastrofismo que originalmente fue orquestado por ONGs foráneas, ha tenido eco en el magisterio de primaria y secundaria, con un furor digno de mejor causa, los maestros se han dedicado a atribuirle los horrores del infierno a todo lo inherente a la minería y la explotación de hidrocarburos. 


Es totalmente absurdo pretender que la vida moderna de un país pueda funcionar sin los recursos del subsuelo, de la construcción de casas, de las vías de comunicación, de puentes, acequias de riego, fertilizantes, plásticos, cerámica, vidrio y de toda clase de implementos metálicos, desde automóviles y barcos hasta alambre de púas y todos los artefactos eléctricos  requieren el uso de minerales, gas y petróleo. Esa obsesión por regresar a la edad de piedra en un País que ocupan cincuenta millones de habitantes, no solamente es estúpida sino suicida.   


Todo ese anarquismo misantrópico no solamente se ha dirigido a la explotación del subsuelo, también lo han enfocado contra la construcción de hidroeléctricas, líneas de alta tensión y estaciones repetidoras de telefonía y televisión y toda clase de proyectos de ingeniería. ¡Francamente es absurdo que en un País con inmensas necesidades insatisfechas tengan eco esas ridículas pretensiones de regresar al pasado! Se presentan unos mesías del ridículo predicando que Colombia se va a quedar sin agua, siendo uno de los territorios más lluviosos de planeta, que los bosques están desapareciendo cuando más del 50 % del territorio nacional son selvas e ignorando que la selva tropical es un medio tremendamente agresivo, para que crezca solamente se necesitan calor y agua, ni siquiera requiere suelo fértil.


Ese activismo desorbitado que actualmente se ha dedicado a satanizar la minería, nunca se hizo sentir respecto a la proliferación de cultivos ilícitos, a la colocación de minas antipersonales o a la continua extorsión a la población campesina, que hostigó y aún hostiga a gran parte de la población colombiana.


La predicación de la negatividad está causando serios problemas al desarrollo de Colombia, una nación no puede subsistir de hablar paja y ventilar ideologías absurdas, todo eso se ha vuelto una comedia interminable bajo la cual se ocultan intereses mezquinos. Es preocupante que algo tan delicado como la educación se encuentre focalizado en un antro de agitación y barbarie como es la Universidad Pedagógica, allí el País está contribuyendo a formar  a quienes desean destruirlo. No se puede formar una juventud obsesionada por dogmas políticos absolutamente sesgados y aislados del desarrollo del Mundo actual, eso se ha vuelto un semillero de desadaptados.  


Toda esa propaganda de la negatividad parece estar muy bien financiada, ya que están presentando videos y películas en los colegios mostrando gentes miserables aduciendo que se trata de poblaciones afectadas por la minería o haciendo alharaca acerca de derrames de petróleo, parece que esa publicidad negativa y mentirosa se está elaborando en los mismos centros educativos, además de contar con financiaciones internacionales de dudoso origen. Nunca se debe olvidar que las guerrillas en Colombia se originaron en la prédica política obstinada de cierto profesores universitarios dedicados a fomentar un incendio que no se ha acabado de apagar.


En la campaña antipetrolera y antiminera hay un subfondo que es necesario destapar. Mañana la monserga puede ser contra la industria o el comercio  La situación permite recordar cierta canción popular de hace años, la cual decía “…que será lo que quiere el negro”.

 

 

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