Cuando se consultan publicaciones
internacionales de minería, a cualquier colombiano le surge una pregunta ¿Sera
verdad lo que se habla del presente y futuro minero de Colombia?
En primer lugar, se puede anotar que
el desarrollo minero del País es mínimo, los grandes protagonistas en
Latinoamérica son Chile, Brasil, México, Perú, Bolivia, Etc., nuestras
realidades son muy modestas y las posibilidades son pequeñas por varias
razones. La actividad minera se basa en dos minerales: carbón y oro. Al carbón
se le auguran enormes reservas lo cual no es tan cierto, hay dos o tres grandes
minas y no se puede augurar el hallazgo
de grandes reservas nuevas, el panorama es restringido, no hay posibilidades de
nuevos Cerrejones. La realidad del carbón coquizable es modesta, no hay un solo
depósito con posibilidades de explotación a cielo abierto.
Respecto al oro la realidad es bien
modesta, el desconocimiento metalogénico es casi total, solamente hay una
empresa grande en producción, lo demás son explotaciónes pequeñas y una serie
de expectativas. Por lo demás hay algunas empresas internacionales interesadas
en invertir, pero hay más ONG y grupos ambientalistas interesados en sabotear
esta actividad.
Respecto a otros minerales la
actividad exploratoria es casi nula y no hay interés del Gobierno en fomentar
la producción de materias primas de origen mineral, cabe anotar que el área del
mayor yacimiento de hierro hallado en Colombia la declararon parque nacional.
En Colombia no se produce mineral de aluminio, potasio, cobre, plomo, zinc,
estaño etc. El níquel fue objeto de un hallazgo accidental, cuyo proceso para
llegar a explotación tomó alrededor de 20 años. No hay estímulo alguno a la exploración, por
el contrario el Quijote que se dedique a prospectar minerales está sujeto a las
arbitrariedades de las corporaciones ambientales que decomisan cualquier
muestra mineral argumentando que esto es un atentado contra el medio ambiente.
Otro obstáculo es la actitud de las comunidades étnicas convertidas en repúblicas
independientes en áreas enormes.
Por otra parte se han creado toda una
serie de talanqueras territoriales para la actividad minera tales como áreas de
reserva forestal, parques nacionales donde nunca se investigó si había recursos
minerales, la absurda veda a la actividad minera por encima de los 3000 metros
de altura, alegando que todo lo que supera esa altura es páramo (esto naturalmente incluiría unas
docenas de poblaciones) y toda una serie de zonas de reserva inventadas por
alcaldes y gobernadores.
A lo anteriormente expuesto puede
agregarse la tradicional incapacidad del Gobierno Colombiano para manejar la
titulación minera, la continua improvisación en las políticas al respecto, la
incapacidad de los funcionarios, la corrupción manifiesta, las frecuentes
parálisis de la titulación minera. Es increíble que al Gobierno de Colombia le
quede grande un tema que manejan satisfactoriamente países como Perú, Ecuador,
Panamá, Angola, Zambia y hasta Burkina Fasso.
¿Realmente existe la locomotora de la
minería o se trata de un carretón sin ruedas?
Jaime Galvis Vergara