Wednesday, September 15, 2010

Un proyecto de ley para luchar contra el capitalismo “crony” (con favorecimientos)

Por Steve Baker

Traducido por Rodrigo Díaz de artículo tomado de the Wall Street Journal (Opinion Europe section) (Sept. 15, 2010)

La medida reformatoria dará a los consumidores la forma de elegir cómo van a utilizar los bancos sus depósitos.

Si usted pide en préstamo una pintura a un amigo y le promete que la va a devolver cuando él la pida y a continuación, presta la misma pintura a otra persona, usted está cometido un fraude. Estas normas no aplican, sin embargo, a los banqueros. Los parlamentarios británicos tienen hoy la oportunidad de cambiar ésto, y espero que así lo hagan.

Hoy en día, los bancos gozan del privilegio legal de banca de reserva fraccionaria, lo cual significa que pueden prestar lo que ya deben a sus depositantes. Al prestar e invertir los depósitos pagaderos a la vista, los bancos crean dinero mediante la extensión de crédito. Cuando las inversiones del banco se vuelven agrias, y las inversiones a menudo se vuelven agrias, el banco no puede devolver los depósitos y se declara en quiebra. A menos que se las arregle para convencer a los políticos de que es demasiado grande para fallar, en cuyo caso serán rescatados con dinero de los contribuyentes.

Esta relación asimétrica entre los depósitos bancarios y el contrato y los derechos de propiedad normales, combinada con la intervención del Estado, como en el caso de la planificación central de las tasas de interés, y diversas garantías adicionales, es lo que causa Auges y Crisis financieros. Hoy voy a apoyar a mi colega Douglas Carswell, miembro del Parlamento por Clacton, ya que presenta un proyecto de ley para eliminar el sistema bancario de Reserva Fraccionaria. Nuestros amigos en los EE.UU. y Europa están siguiendo el caso muy de cerca, ya que el capitalismo “crony” aflige a todo el mundo.

Antes de la reciente crisis financiera, los bancos solicitaban préstamos (y los siguen solicitando) a tasas de interés absurdamente bajas de los bancos centrales. Sus vendedores entonces inundaron de hipotecas (con comisión) a aquellos que no tenían esperanza de amortizar el capital con sus ingresos. Esta chatarra fue empaquetada y prestada de nuevo, esta vez de forma anónima, a desafortunados inversionistas dispuestos a creer que los precios de la vivienda sólo podrían aumentar, y que el riesgo del incumplimiento no estaba incluido en sus carteras. Este es sólo uno de los muchos errores del capitalismo financiero contemporáneo.

Nuestro proyecto de ley Reglamentario de Depósitos y Préstamos permitiría, a los británicos, elegir cómo se utiliza su dinero. Tendrían la opción ya sea de depositar su dinero en custodia, o de guardarlo por un período que el banco lo podría invertir a renglón seguido. Si la custodia es su elección, usted podrá tener su dinero de regreso al solicitarlo. Sus derechos de propiedad estarían intactos – seguiría siendo el dueño de su depósito. Usted probablemente no ganaría intereses, de hecho podría tener que pagar por el privilegio de acceder directamente a él a través de sucursales y cajeros automáticos. Sin embargo, si usted quisiera un rendimiento, podría optar por en cambio depositar su dinero por un período de tiempo. El banco podría invertirlo de nuevos, con lo cual usted tendría, potencialmente, un nuevo ingreso.

Crédito seguirían existiendo, respaldado por ahorro real. El ahorrado estaría plenamente consciente de los beneficios y de los riesgos a la hora de elegir entre depositar en custodia el dinero y ahorrarlo a término definido.

Hace dos años la economía mundial entró en crisis, sin embargo, nada se ha hecho para tratar de evitar nuevas crisis. Poner fin a la banca de reserva fraccionaria ha sido propuesto en algunas ocasiones por varios economistas de las tres grandes escuelas tradiciones – keynesianos, monetaristas y austríacos. Uno podría preguntar por qué el clamor para poner fin al privilegio legal, y anti-capitalista, de la banca de reserva fraccionaria no había sonado antes ni con más fuerza?

¿Es escandaloso sugerir que a los banqueros les guste más bien la socialización del riesgo y el fácil acceso a dinero de los demás, y que su éxito en este sistema requiera el amparo de los políticos adecuados? En contraste con los empresarios heróicos de “La Rebelión de Atlas” de Ayn Rand,” el financiero contemporáneo percibe una remuneración asombrosa para reportar ganancias no realizadas. Mientras tanto, no comparte ninguna de las inevitables pérdidas inherentes a un sistema basado en modelos fatalmente viciados de comportamiento del mercado. En lugar de prestar sólo a personas de su confianza, el actual sistema conduce a que los financieros contemporáneos se limiten a prestar a alguien, siempre y cuando puedan trasladar posteriormente el riesgo a otra persona o entidad.

Las pérdidas han sido socializados por el poder del Estado. Los bonos se han pagado a directivos de los bancos rescatados y el staff de apoyo piensa que es justo porque no fueron ellos quienes hicieron los negocios. Ejecutivos que, en otra época, habrían perdido todo como socios con abierta responsabilidad, han salido ahora como jubilados ricos.

Si hay hoy un conflicto de clases dentro del capitalismo, no es entre los trabajadores y los empresarios-propietarios, sino entre contribuyentes, ejecutivos de banco y accionistas. Los accionistas han entregado desde hace mucho tiempo el control de sus bienes y el pequeño inversionista encuentra escasos beneficios. Mientras tanto, los capitalistas financieros apuestan el dinero de otras personas sobre la base de modelos y teorías que han resultado ser una tontería, al mismo tiempo que nos dicen cuánta riqueza están creando y cuanto merecen compartir. Esa rara especie, el accionista a largo plazo, no tiene ningún recurso después de las pérdidas o los pobrísimos dividendos, y es el contribuyente quien luego queda obligado a pagar la factura pendiente.

El esquema anterior es incompleto y la mayoría de los jugadores que participan en este sistema no tienen la intención de explotar a los demás. Pero es explotación, cuando un grupo se ve obligado a cubrir las pérdidas derivadas de malas apuestas realizadas por un segundo grupo con el dinero que pertenece a un tercero. Este sistema de relaciones no es saludable. La antigua Regla de Oro, “haz lo que quisieras que te hicieran,” ha sido reemplazada por “haz a los demás antes que te lo hagan a ti.” Deberíamos preguntarnos si es esta la forma en que queremos vivir.

Los enemigos de la libertad muestran la crisis financiera como un fracaso del capitalismo. El mercado en la realidad no otorga privilegios legales, tales como la banca de reserva fraccionaria – los políticos si los otorgan. El privilegio legal de la banca de reserva fraccionaria destruye los mecanismos sanos de propiedad y derecho contractual del capitalismo. Esperamos poner fin, hoy, a este privilegio.


El Sr. Baker es miembro del Parlamento británico por el partido conservador por Wycombe.

TRADUCCION DE RODRIGO DIAZ

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