por Jaime Galvis V.
En
el Mundo han crecido espectacularmente los medios de comunicación, se han
multiplicado las universidades y centros de enseñanza. Todo esto llevaría a
creer que el nivel medio de conocimientos en la población crecería
exponencialmente, desafortunadamente esto no es así. Con todas esas facilidades
está triunfando la banalidad. Vanidades le ganó la pelea a Time.
Es
muy triste ver las grandes librerías llenas de publicaciones acerca de
superación personal, fisicoculturismo, biografías de personajes de la
farándula, tiras cómicas, deportes, esoterismo, ambientalismo, hipocondría
publicitada y toda una serie de supercherías. El verdadero saber pasó a la
bodega. Basta ver la lista periódica de los libros más vendidos para evidenciar
el retroceso de la calidad literaria.
La
calidad de ciertos medios de comunicación es cada día peor, la televisión
mundial ha decaído muy seriamente y en el medio criollo dan ganas de llorar. La
programación televisiva es más que mediocre, una serie de novelones melodramáticos,
unos noticieros grises, dedicados a la adulación paga del Gobierno y a ocultar sus continuos
desaciertos. Unos comentaristas insulsos e ignorantes emitiendo programas de
“opinión”, totalmente sesgados. La prensa escrita está en un serio retroceso en
el Mundo. En Colombia los síntomas son graves, el periódico más gordo del País
está seriamente dedicado a la comercialización de utensilios de cocina,
juguetes y quincallería en general. Todavía conserva ese anacronismo ridículo
de la “Vida Social”, una página donde aparecen una serie fotografías de
filipichines con sus damas celebrando la inauguración de cualquier cosa, un
juego de comedor, unos tendidos de cama o la publicación de algún libro de
recetas de cocina. Pero los editoriales y buena parte de sus columnas son unos
ladrillos insufribles donde menudea el incienso para el supremo financiador
publicitario. Otro tanto se puede decir de la revista que maneja el sahumerio
político oficial.
Naturalmente
hay una proliferación de revistas de farándula, la cumbre de la frivolidad,
donde menudean los chismes y las historias de amores y desamores. Pero hay
“comunicadores” en medios orales y escritos pontificando acerca de todos los
temas imaginables, se leen y oyen disparates tales como la minería clandestina
de uranio, no hace mucho tiempo apareció la noticia acerca de alguien que
estaba transportando 35 kilos de uranio, otros se refieren a los sismos que
supuestamente causa la Hidroeléctrica del Sogamoso en la Mesa de Los Santos,
hay referencias periodísticas sobre la extinción de los chigüiros debido a la
sísmica petrolera. Algún conocido columnista llegó a afirmar que los
dinosaurios se extinguieron hace 280 millones de años. El director de un
telenoticiero, cuando salió el laudo de San Andres, dijo que ahora Colombia
media menos de un millón ciento treinta y ocho mil kilómetros cuadrados.
Frecuentemente aseveran que los grandes caudales fluviales de Colombia se
originan en los páramos. Se afirma sin
argumentos que la minería está amenazando las tierras agrícolas de
Colombia.
Un
síntoma curioso de la decadencia del saber se puede observar en la Librería
Francesa de Bogotá, antiguamente el mejor sitio para conseguir lo último de la
producción literaria de Europa. Convetida en una venta de juguetes y de
revistas infantiles.
En
medio de toda esa superficialidad, hay un síntoma preocupante en el medio
universitario. No se ven nuevas ideas, nuevos planteamientos, el medio
universitario continúa impregnado de un izquierdismo trasnochado. Los mismos afiches
del Che Guevara y de Mao Tse Tung de hace cincuenta años. Es más fácil repetir
consignas que tener ideas.
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