En Colombia el nombramiento de ministros y otros altos funcionarios, generalmente no tiene nada que ver con la profesión ni la trayectoria de los candidatos, la selección parece realizarse por medio de una tómbola, funcionarios que desconocen un tema asumen tareas administrativas de actividades ajenas a su profesión, por tanto entran a aprender mandando y eso generalmente lleva a cometer disparates mayúsculos.
En la empresa privada en Colombia hay gentes de muy buena preparación profesional y también meritorios empresarios que a pesar de carecer de preparación académica crearon grandes emporios económicos con inteligencia y sentido común.
En el sector oficial, las cosas funcionan de una manera diferente, se nombra un alto funcionario para desempeñar una actividad que desconoce y se mantiene en el cargo un par de años sin alcanzar un cabal conocimiento de sus funciones. Los ejemplos son demasiado numerosos, además existen funcionarios toderos que saltan como los caballos del ajedrez para desempeñar funciones totalmente disímiles. Valga como ejemplo un ministro actualmente en funciones que ha desempeñado sucesivamente las carteras de Desarrollo, Transporte, Minas y Hacienda. ¿Estará enterado de los temas de dichos ministerios? Por lo menos fue conocido en el tema hidráulico. Un conocido banquero y abogado desempeñó las carteras de Minas, Hacienda y Agricultura; durante el ejercicio de este último ministerio se distinguió por declaraciones estrambóticas tales como afirmar que la minería estaba acabando con la agricultura de Colombia o que la represa de El Cercado en la Guajira era un elefante blanco. Francamente la coherencia en lo referente a los cargos que desempeñó no se nota. Actualmente el titular del Ministerio de Agricultura es un ilustre abogado y político del cual cabe preguntar si en su vida ha sembrado un repollo. El actual Ministro de salud es un ingeniero civil. En el Ministerio del transporte la cartera la desempeña una abogada, más aun, en la alta cúpula del transporte, la cabeza visible es un personaje cuyo cargo solamente existe en Colombia, Vicepresidente de Obras Públicas, un abogado que antes fue Ministro de Hacienda y luego de Vivienda. Una entidad del Ministerio de transporte la ANI, la dirige otro abogado, solamente INVIAS es dirigido por un Ingeniero civil, único representante de esa profesión en toda la alta fronda burocrática de lo que antiguamente se conoció como Ministerio de Obras Públicas. Cabe agregar que esa cartera antes la dirigió una administradora de empresas. A toda esa cúpula burocrática le tomó cuatro años cambiarle el nombre a un plan de carreteras, el cual pasó de llamarse “Autopistas de la Montaña” a denominarse “Autopistas de la Prosperidad”. Naturalmente no se ha movido un buldozer en ese lapso.
El Ministerio de Minas y Energia y sus dependencias han sido una pista de baile para los personajes más disímiles. Dicha cartera ha sido desempeñada por abogados, periodistas, ingenieros civiles, un poeta y una juez de Medellín. Todo esto explica el curso errático que han tenido las actividades inherentes al subsuelo, sujetas a las genialidades de toda una serie de ministros transitorios. El primer ministro de minas que acompañó al actual mandatario dedicó todo su empeño en ahuyentar la inversión en minería y su sucesor creó un absoluto caos en los trámites para la actividad petrolera, paralizando durante meses la exploración de hidrocarburos. Las entidades adscritas al mencionado ministerio, no han tenido mejor suerte. En la presidencia de Ecopetrol han desfilado toda una serie de personajes cuya principal característica en común, con escasas excepciones, es el desconocimiento, del tema petrolero. Esa nutrida galería de directivos ha incluido abogados, químicos, ingenieros civiles, economistas, ganaderos, etc. La Agencia Nacional de Hidrocarburos, heredó esos atavismos burocráticos, por lo cual sus directores actúan más por instinto que por conocimiento. Se creó el Servicio Geológico Nacional y lo dirige un administrador de empresas.
En la cartera de relaciones exteriores la situación ha sido bastante similar a la de otros ministerios. Ha tenido una amplia variedad de ministros, en alguna ocasión ese cargo lo desempeñó un teniente coronel retirado. Actualmente el cargo de canciller lo desempeña una señora cuyo principal galardón académico lo constituye el estudio del idioma Francés en Paris. Su gestión ha sido tan poco coherente, que da la impresión que sus contactos y conversaciones con los países vecinos los ha llevado a cabo en Patois. Por tanto el único país vecino con el cual no hay malentendidos es Haití.
El inventario del absurdo burocrático en Colombia es inmenso, un ministro de hacienda cuya profesión es administrador de empresas casi acaba con la industria de Colombia. Una ministra del medio ambiente, de profesión geóloga propuso la deportación de todos los habitantes que se hallaran en áreas situadas por encima de 2900 metros de altura sobre el nivel del mar, con el fin de erradicar la minería y los cultivos de papa y cebolla. Esto basado en el concepto sofístico que sostiene que en los páramos se encuentra la reserva hídrica de Colombia.
Al analizar el cuadro de la administración pública, cabe recordar una magnífica película de Federico Fellini titulada “Ensayo de Orquesta”.
En conclusión, cabe hacer un paralelo entre Venezuela y Colombia, el primero de estos países se dedicó a desarrollar un proyecto de gobierno denominado “El Socialismo del Siglo XXI”, Colombia se ha encaminado a desarrollar otro esquema político que puede denominarse “El Anarquismo del Siglo XXI”, no es difícil augurar que los resultados van a ser los mismos.
Por Jaime Galvis Vergara, Geólogo.
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