La definición más sencilla de la palabra tribunal es: Un órgano público cuya finalidad es administrar justicia en un estado.
Con el tiempo el concepto de tribunal adquirió tintes siniestros en varios países y en eso fueron determinantes los tribunales del Santo Oficio, en los cuales la administración de justicia se tornó un espectáculo cruel y degradante, donde los acusados eran sometidos al escarnio público, las confesiones se arrancaban con torturas y las ejecuciones fueron espectáculos terribles. Las hogueras de la inquisición fueron implacables con los Cátaros o Albingenses en Francia. En España y Portugal los tribunales del Santo oficio persiguieron con saña a Judíos y Musulmanes, en los juicios menudearon las pruebas amañadas y los falsos testigos. Esto alcanzó a extenderse a las colonias de los Estados Ibéricos. Los castigos a alquimistas, brujas y hechiceros fueron atroces en toda Europa Occidental. Todo procurando la salvación de las almas.
Con el tiempo se presentó otro tribunal siniestro, durante la Revolución Francesa se implantó el Comité de Salvación Pública, aunque laico guardaba algunas similitudes con el Santo Oficio, además de la palabra “salvación”. En dicho comité se ordenaron verdaderas carnicerías, allí como en la Inquisición los juicios eran espectáculos públicos donde el acusado era sometido al escarnio de la muchedumbre y a la humillación de las confesiones forzadas. El Régimen del terror duró escasos cuatro años pero las orgias de sangre y las injusticias cometidas perduraron muchos años en la memoria humana. El Comité de Salvación Pública terminó con sus jueces y fiscales guillotinados.
En el comienzo del Siglo XX se presentó otra orgía de tribunales a raíz de la toma del poder por los Bolcheviques en Rusia. Al principio hubo juicios sumarios, a los fusilamientos no los antecedía ninguna ceremonia. Posteriormente vino el gran descubrimiento de Stalin, prolongados juicios espectáculo en los cuales además de prolongadas torturas se le hacían la víctima acusaciones de falsos crímenes hasta llegar a un estado de aniquilación en que el reo “confesaba” lo que le exigieran. En esta clase de espectáculos hubo celebérrimos fiscales como Vishinsky. La Santa Inquisición Soviética perduró casi todo el siglo XX. Hubo tribunales a su imagen y semejanza en Europa Oriental, donde se cometieron los mismos crímenes y atropellos. Los tribunales stalinianos cobraron millones de víctimas, entre ellas casi todos los líderes de la Revolución. En la China de Mao Tse Tung los tribunales actuaron en forma parecida, en especial con mucho énfasis en las confesiones, aunque aparentemente el aparato judicial no fue tan sanguinario.
En Cuba, a imitación de la Unión Soviética menudearon los juicios políticos y sus consecuentes ejecuciones, sin llegar a los extremos de la “metrópoli”, por las diferencias de idiosincrasia, Cuba nunca fue muy adicta a los intrígulis del Derecho. En Venezuela los juicios políticos seguidos de ejecuciones han sido mínimos, la mentalidad venezolana no se presta para leguleyadas, simplemente se cometen los crímenes y atropellos sin tribunales.
La situación en Colombia es muy especial. Según declaraciones del Fiscal en ejercicio más del 90 % de los delitos quedan impunes. Esto en el País que dispone del aparato judicial más aparatoso y complicado de Latinoamérica y posiblemente del Mundo. Cuatro cortes, fiscalía, Defensoría de Pueblo, Procuraduría, Contraloría, miles de fiscales, magistrados y mil funcionarios más, inútiles porque la justicia no funciona. Está plagada de corruptelas, persecuciones, juicios políticos amañados, falsos testigos, intrigas y componendas. De acuerdo a las negociaciones del Gobierno con las Farc, pretenden crear un tribunal supremo con atribuciones casi ilimitadas. Esto sería el soporte ideal para un gobierno totalitario, esa clase de tribunal fue el que le sirvió a Stalin para esclavizar a los rusos. ¡Terminaran los extorsionista enjuiciando a sus víctimas!
Jaime Galvis V.
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