El caos, ese desorden total es una de las situaciones más peligrosas que pueda afrontar un ser humano. El caos de un fenómeno natural como un terremoto, una nube ardiente de un volcán o una inundación son circunstancias caóticas pavorosas. Pero hay otras circunstancias caóticas igualmente peligrosas causadas por los seres humanos. El desgobierno, cuando el aparato estatal de un país se va debilitando, por incapacidad de sus gobernantes empiezan los indicios de disolución, esto generalmente se presenta en países en decadencia, fue el caso de aquella poderosa Polonia medioeval en la cual el debilitamiento debido a parlamentos corruptos y gobernantes débiles condujo a su disolución.
En Colombia se están presentando síntomas de ello, sin haber sido una potencia económica ni militar, el aparato estatal se tiende a desmoronar. El Establecimiento Colombiano ha venido dando muestras de incapacidad, el poder se les sale de las manos sin que medie en esto una derrota militar ni una bancarrota total, solo ineptitud. Una actividad ilegal, el narcotráfico se ha tornado en el principal soporte económico del País. La autoridad se ha ido desvaneciendo, los gobiernos en lugar de controlar y castigar se han dedicado a negociar y con esto han perdido el respeto de la ciudadanía. Las sucesivas negociaciones con grupos delincuenciales ha provocado la multiplicación de estos, lo que ha generado un debilitamiento del poder estatal. Por otra parte, para satisfacer exigencias de los delincuentes se debilitado el aparato armado del Gobierno, lo cual equivale a un suicido paulatino. Menos policía, menos ejército y un control territorial precario están favoreciendo el caos,además el país carece de una servicio de inteligencia digno de ese nombre, se acabó el DAS y las redes de informantes que demostraron ser muy eficaces hace unos años prácticamente están disueltas. En ciertas zonas del País la presencia estatal es casi nula, se parece a la situación de Somalia, país que carece de gobierno.
Por otra parte hay un Poder Judicial hipertrofiado y corrupto, en el cual menudean los atropellos e injusticias, tornándose en un cómplice del desbarajuste e ineptitud del Poder Ejecutivo. La ciudadanía desconfía y teme a esos esbirros disfrazados de magistrados. Por algo se han vuelto tan frecuentes los linchamientos y toda clase de motines en que las gentes hacen justicia por su propia mano. El Poder Judicial se atribuye funciones legislativas y ejecutivas, por lo cual puede atravesarse a toda clase de empresas e iniciativas, en una forma absolutamente irresponsable y caótica, este es uno delos aspectos que más ha influido para ahuyentar la inversión en Colombia.
Otro de las actividades que ha acelerado el dominio del caos es la mitomanía, una propensión a mentir en el alto Gobierno y en los medios de comunicación ha creado una desconfianza generalizada. La prensa hablada y escrita que ha servido como un denunciante de corruptelas y desafueros en países tales como Argentina, Brasil y aún a costo de grandes sacrificios en Venezuela, en Colombia se distingue por una obsecuencia vergonzosa, el manejo constante del incensario ha contribuido a la desorientación y el caos.
Así como el Estado y toda su burocracia carecen de un Norte, la economía privada se halla al garete, las mayores empresas nacionales tienden invertir en el exterior previendo un colapso, las sucursales de grandes empresas extranjeras se están retirando paulatinamente del País y los pequeños empresarios criollos se hallan indefensos ante el avance de la extorsión, delito que se ha multiplicado ante la ausencia de un verdadero servicio secreto. La extorsión es una actividad casi incontrolable sin una organización de inteligencia.
Jaime Galvis V.
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