El desarrollo del Comunismo se hizo basado en unas doctrinas dogmáticas ampliamente expresadas. Unos textos muy sesudos y tremendamente aburridores. Los teóricos del Marxismo nunca fueron escritores amenos, pero todo ese conjunto ideológico fue presentado en una forma seria y coherente.
Al derrumbarse los regímenes comunistas surgió un engendro pintoresco y un poco ridículo, la izquierda festiva. Esa adusta doctrina que imperó por décadas fue reemplazada por una colcha de retazos e incoherencias que a veces parece un anarquismo de pacotilla. Surgieron toda una serie de postulados sin ninguna relación con la concepción del socialismo original.
Las marchas y manifestaciones obreras fueron reemplazadas por espectáculos carnavalescos como los que se han presentado últimamente en la Plaza de Bolívar de Bogotá. La destitución de un alcalde populista, implicó todo un espectáculo carnestoléndico con la traída de indígenas de zonas remotas, chirimías, bailes y naturalmente discursos. El triunfo del NO en el plebiscito produjo otro acto circense, con carpas, música y plañideras, unos universitarios clamando por no volver a la guerra (algo que ninguno ha experimentado en su vida). El absoluto predominio de la histeria sobre el racionamiento, con el auspicio solapado de algunos rectores.
El metamorfismo ideológico ha sido patético, clamores por la legalización de la droga, teorías acerca del libre desarrollo de la personalidad, libertad para portar la “dosis personal”, un verdadero fomento de la droga adicción, omitiendo reconocer que los bolcheviques eran unos absolutos puritanos en el tema de los estupefacientes.
Otro tema adoptado con furor ha sido el ambientalismo, el izquierdista moderno se tornó en un verdadero Savonarola para tratar de imponer los dogmas ecológicos sin tener en cuenta que los patrocinadores de toda esa histeria colectiva son grandes consorcios económicos más interesados en sus negocios que en la suerte de las aves migratorias. Esto lo mostró con lucidez un escritor argentino en su libro “El Ecofascismo”. El ambientalismo obsesivo solamente ha servido para obstaculizar y torpedear el desarrollo de los países pobres pero sus fanáticos nunca se preguntan de dónde viene ese alud de ONGs que pretenden darlesórdenes a los gobiernos.
El comunismo clásico fue hostil respecto al homosexualismo, las desviaciones sexuales eran perseguidas y castigadas en la era soviética. La nueva izquierda tomo una actitud totalmente contraria, aspectos tales como el matrimonio homosexual y la adopción de hijos por parte de parejas del mismo sexo se volvieron banderas de la izquierda festiva. No solamente han pedido respeto a la condición homosexual, lo cual es perfectamente respetable, han adoptado una actitud absolutamente agresiva, con teorías tales como el concepto de género, según el cual un niño no nace con sexo definido, eso lo determina el entorno de su desarrollo. Para nadie es un secreto que esto puede convertirse en una forma de fomentar el homosexualismo; sin embargo, a pesar de la oposición rotunda de la ciudadanía, han porfiado en esto. Al adoptar las reivindicaciones de las comunidades de lo que se denominó comunidad LGBTI, las manifestaciones públicas y mítines adquirieron mucho colorido y vistosidad, muy lejos de la opacidad de las celebraciones del 1 de Mayo.
Otro aspecto interesante de la nueva izquierda es su posición respecto a las minorías raciales. Bajo la inspiración de una pléyade de antropólogos de cafetería, se han creado los resguardos, los cuales son una reminiscencia de los bantustans del Africa Colonial Británica. Según la izquierda festiva los pueblos de los resguardos deben conservar sus métodos de vida ancestrales y sus tradiciones, por tanto no deben contaminarse con las fruslerías de la vida moderna, tales como las carreteras, la electricidad, el agua potable etc. Hay que perpetuar su soledad selvática y su endogamia.
Jaime Galvis V.
No comments:
Post a Comment