Friday, March 31, 2017

EGOÍSMO

Esta anti-virtud tuvo su máxima expresión en imperios y monarquías absolutas, en familias  acaudaladas y en ciertas “democracias”. Egoísmo se define como “inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás”. 


El ejemplo más cercano del egoísmo para cualquier persona se presenta en el hijo mimado. Esta situación lleva a veces extremos  verdaderamente grotescos. En un libro del gran escritor brasileño Jose Lins do Rego hay una estupenda descripción de los privilegios de los hijos de los grandes empresarios azucareros del Nordeste. Dicho escritor relata que cuando nacía un hijo del hacendado se le asignaba un niño paralelo, un “moleque, hijo de una esclava o de un miembro de la servidumbre,  el cual recibía castigo cada vez que el hijo del patrón cometía una falta.


Los hijos consentidos frecuentemente se convierten en verdaderos tiranos con sus hermanos o con las personas que los rodean y muchas veces esa actitud persiste cuando son adultos. Es un egoísmo doméstico muy común especialmente en familias de buen nivel económico. Muchas veces esto trasciende como actitud en negocios, en posiciones burocráticas o en circunstancias que impliquen poder.


En devenir histórico hay ejemplos aberrantes de egoísmo. Los faraones se consideraban dioses por tanto los súbditos debían construir grandes monumentos que halagaran su auto-valoración. Varios césares romanos fueron verdaderos monstruos de narcisismo, vanidad y egoísmo. No dudaban en sacrificar pueblos y ejércitos para satisfacer su auto-satisfacción. Espectáculos tales como los del coliseo eran en el fondo unas formas sangrientas de satisfacer su propio orgullo.


A partir de la Edad Media, en las monarquías de Europa proliferó el egoísmo, esa historia del derecho divino de los reyes hizo que los cabecillas bárbaros antiguos gradualmente se convirtieran en reyes y emperadores de una vanidad infinita y un desdén total hacia sus súbditos. Este narcisismo  se hizo extensivo al Papado donde el egoísmo de ciertos pontífices llegó a dividir el Cristianismo. En Rusia una mezcla de barbarie y egoísmo llevó a unos zares megalómanos a emprender empresas enormes usando el trabajo esclavo de sus súbditos. Pero la explosión de narcisismo y autovaloración llegó al máximo en Francia donde se acuñaron frases tales como “Le etat ce moi” o “aprés de moi la deluge”,  el egoísmo de los Luises llevo al país a la hecatombe de la revolución. En España el egoísmo de Fernando VII lo llevo a ser cómplice de la invasión francesa para luego cambiar de bando y sumir a España en una situación caótica por la cual perdió el Imperio Colonial y luego con la imposición se su heredera originó casi un siglo de guerras civiles.


En pleno Siglo XX se presentó un caso de egocentrismo aberrante el “Emperador” de Etiopia se atribuyó los méritos de una guerra contra Italia, de la cual estuvo ausente. Luego estableció una corte fastuosa y se dedicó a continuas giras internacionales, coleccionando condecoraciones y honores en cuantas ceremonias pudo asistir, esto mientras el País sufría una hambruna aterradora. En Latinoamérica hay dos casos de egoísmo enfermizo dignos de mención. En Venezuela un ególatra se dedicó a despilfarrar el erario, haciendo regalos en efectivo y en combustibles a varios países para elevar su imagen mesiánica, terminando por dejar al País en la bancarrota. En Colombia un aristócrata en decadencia, decidió emprender un proceso de paz con la guerrilla marxista, con el fin de intrigar un premio Nobel para sí mismo, todo esto en un enredo de patrañas y traiciones que paralizó el País. Un personaje odiado por la ciudadanía creyó volverse un líder popular, pero nunca pudo disimular sus gustos y gastos versallescos que tiene a Colombia en serio peligro de bancarrota. 


Jaime Galvis V.

Sunday, March 26, 2017

INNOVACIÓN

Esta palabra se ha puesto de moda en Colombia como un concepto abstracto pero en ningún caso como un motor de actividades. Al mirar desprevenidamente la historia y la actualidad colombiana se puede afirmar que este no ha sido un país de inventores y menos aún de científicos. Esta es una tierra simplemente de “doctores”. El espíritu empresarial tampoco ha sido notable. Esto en gran parte se originó en esa mentalidad inquisitorial congelada que quedó de la época colonial.


La organización del Estado en el País siempre tuvo una mentalidad rutinaria y estática. Nunca se alentó la aventura y el riesgo. Tampoco hubo impulso alguno en la investigación y la inventiva. Una creciente burocracia se dedicó a crear trámites, procedimientos y requisitos para cualquier actividad productiva, con lo cual la movilidad social de los miembros más pobres de la sociedad se ha visto represada casi totalmente. Quien inicie una nueva forma de producción industrial, el que explore y localice minerales de uso económico, quien encuentre especies vegetales o animales para iniciar nuevos cultivos o actividades extractivas, el ciudadano que idee nuevas formas de comercio, siempre tendrá que someterse a un viacrucis burocrático oneroso y asfixiante. Es un clima social que frustra las iniciativas.


La frustración y en cierta medida el resentimiento han creado en Colombia una mentalidad muy especial, es un país refractario para recibir inmigrantes, por el contrario, se ha presentado en los últimos años una emigración masiva, la búsqueda de fortuna en el exterior es cada día más acentuada y cabe decirlo, el Gobierno en cierto modo la estimula, el único trámite oficial que tiene agilidad y eficiencia es la expedición de pasaportes.  


El otro alivio que han encontrado las clases menos favorecidas ha sido la delincuencia, las prohibiciones absurdas y los eternos obstáculos burocráticos han llevado a mucha gente a apelar a diversas formas de delito. El contrabando se ha multiplicado, la minería de esmeraldas llevo al Qccidente de Boyacá a la creación de una de las mafias más sanguinarias que han operado en Colombia dada la creación de un monopolio oficial para esa actividad extractiva, que nunca funcionó. Los cultivos ilícitos fueron una válvula abierta que permitió movilidad social a miles de colombianos, esta actividad fue en cierto modo la que acabó con ese campesinado paupérrimo y descalzo que caracterizó al País. Pero al mismo tiempo creó mafias y guerrillas que han desestabilizado a Colombia. 


Simultáneamente, los gobiernos fueron creando nuevas barreras para la movilidad social a base de prohibiciones y trámites. Antiguamente el campesino se lanzaba a aserrar maderas en las selvas o a abrir tierras de cultivo, estas actividades las convirtieron en delito. Tumbar un árbol sin tramitología lleva a la cárcel. Traer especies exóticas como los auquénidos es causal de castigo. La minería de oro, otra válvula social para mejorar la situación económica también la convirtieron en delito. Si se descubren nuevos depósitos minerales, el Gobierno no estudia su génesis yperspectivas, simplemente prohíbe su aprovechamiento. Otro tanto ocurre con la extracción de plantas medicinales y de frutales exóticos, los miembros de la Expedición Botánica en la actualidad se encontrarían en la cárcel.  


En otros países de Latinoamérica la flora y la fauna suministran toda una serie de materias útiles, la cochinilla en el Perú la chinchilla en Bolivia,   el quebracho en la Argentina, el guaraná en Brasil, la vainilla en México, la sarrapia en Venezuela, la quinua y el amaranto en los países andinos. En Colombia no hay innovación porque los tabúes que impone el Estado son paralizantes. Este País necesita urgentemente una Perestroika para librarse de una burocracia dictatorial, asfixiante y corrupta.

   

Jaime Galvis Vergara

Monday, March 06, 2017

POLITIQUERÍA CAÓTICA

Los vaivenes gubernamentales mantienen al País en una parálisis que está tomando dimensiones de catástrofe, Casi semanalmente surgen iniciativas de “reformas” en la administración pública, lo que genera en el ciudadano una incertidumbre total, por lo cual nadie quiere iniciar proyectos. La economía se está desplomando y hay una carencia total de iniciativas. Nadie emprende un negocio ante la posibilidad que las autoridades o alguna de las “Cortes” lo declaren una actividad ilícita o le inventen toda una serie de normas y reglamentos que lo hagan inviable.

En Colombia cualquier actividad manufacturera, comercial, agrícola o de cualquier índole no se puede proyectar según la conveniencia económica para el país, lo más importante es saber si es “exequible” o “inexequible” para unos tribunales cuyos magistrados se atribuyen la facultad de intervenir en todo lo divino y lo humano, generalmente sin conocimiento de los diversos temas. La burocracia reparte decretos, disposiciones y multas por cualquier motivo o sin motivo, por tanto el ciudadano raso está continuamente expuesto al atropello. Cualquier pretexto sirve parta cometer los abusos, el medio ambiente, las comunidades, las venganzas y generalmente todo se adoba con un sartal de mentiras y la intervención de la cofradía de los falsos testigos. Para las actividades de los más humildes vendedores ambulantes solamente hay golpes y abusos.

La inverosímil maraña de leyes que existen en Colombia es el ambiente ideal para el ejercicio de la corrupción, hay tantas prohibiciones, tantos trámites absurdos, tantas “disposiciones”, tantos reglamentos, que difícilmente el ciudadano conoce toda la tramoya, por tanto siempre hay la pequeña omisión para que el policía o el funcionario abusen. El nuevo Código de Policía llegó al colmo, un agente de la policía puede ingresar a un hogar sin orden judicial. Algo parecido a la Cheka soviética. ¡En un País de autoridades corruptas esto está llegando al extremo!

Las dificultades geográficas, las endemias tropicales, el aislamiento son pamplinas ante toda esa serie de talanqueras legales que mantienen el País paralizado, esa mentalidad de papel sellado hace que cualquier trámite pueda durar años y esto, en un Mundo que está cambiando continuamente se torna inmanejable. La Constitución de 1991 multiplicó los procedimientos burocráticos creando muchos más problemas de los que pretendió solucionar. Todo esto está perjudicando gravísimamente al país y solamente hay un gremio que se beneficia de todo ese caos, los abogados. Ante tantas complicaciones se multiplican los pleitos y para todo se necesita estar respaldado por un apoderado.

Las consecuencias de todo ese “legalismo” están a la vista, la mayor actividad económica de Colombia es el narcotráfico, este negocio no está sujeto al viacrucis burocrático por tanto innumerables ciudadanos lo ejercen como un medio de lograr la movilidad social que les impide la burocracia. La minería de los metales preciosos es un renglón económico que pudiera ser muy valioso para el País pero la nomenclatura de Colombia lo está transformando en un delito. La mayor parte de la explotación aurífera es ilegal, porque poquísimos inversionistas disponen del dinero y la paciencia para actuar legalmente, la legislación minera es un galimatías de disposiciones absurdas. La política petrolera es otro maremágnum de reglamentaciones insensatas, por tanto el ingreso de compañías petroleras a Colombia está prácticamente paralizado. La política agraria, generalmente manejada por abogados es un continuo ir y venir ideándose legislaciones que no aseguran estabilidad alguna y como van las histerias ambientalistas, algunos cultivos tales como la papa, se tornaran ilícitos.

El tema de la infraestructura es algo risible, el mismo Estado ha creado un maraña de trámites que estorban la construcción, y favorecen ampliamente la formación de nidos de corrupción. Un buen ejemplo de esto es la historia del túnel de La Línea.